1. Introducción
Se ha decidido titular este trabajo “Un viaje al centro del libro” por una razón simple: la consideración de que, cada vez que se abre un libro, se emprende una nueva aventura. Además, también se tiene en cuenta el hecho de que una de las principales funciones de un bibliotecario es la de despertar en niños y niñas las posibilidades mágicas que atesoran los libros, desempeñando roles de mediación lectora. Para llevar a cabo esa esencial labor de comunicación dirigida a un público tan especial, del que en gran medida depende que continúen siendo usuarios de bibliotecas durante toda su vida, es necesario extraer de los libros no solo los significados aparentes, sino también aquellos otros que, viviendo en el libro, se desvelan durante el proceso de lectura.
Este trabajo está inspirado en algunas obras que giran precisamente en torno al libro como objeto y en torno a la biblioteca como lugar en el que se guardan los libros. La selección realizada tiene como hilo conductor la presencia del libro como un elemento que toma protagonismo en sí mismo o bien como catalizador de la lectura. Según explica
Los libros para niños constituyen una de las primeras experiencias literarias para muchos infantes. Por ello el estudio de la LIJ [Literatura Infantil y Juvenil] que se está produciendo en la actualidad reviste un interés educativo de primer orden, ya que cualquier propuesta de educación literaria en las etapas iniciales tendrá que tomar en cuenta las experiencias y el tipo de conocimiento sobre la literatura que los textos literarios ofrecen a los lectores que comienzan.
Los libros que se van a analizar en las páginas siguientes ofrecen perspectivas que pueden sondearse tanto desde el enfoque de la animación a la lectura (manifestación comunicativa) como desde la relación entre narración e imagen (manifestación estética). En concreto, se trata de tres álbumes ilustrados y un libro de poemas: El libro en el libro en el libro ; El libro que se sentía solo ; El pez rojo ; y Los versos del libro tonto , ilustrado por Paloma Valdivia. Por otra parte, la elección de este pequeño corpus encuentra una doble justificación: por un lado se trata de libros cuyos paratextos visuales inciden en representar al libro referenciado dentro del libro y, por otro, son libros que se hallan fácilmente en las bibliotecas escolares y públicas nacionales, lugar de formación de una buena parte de los mediadores que deben acercar el universo del libro a la infancia.
2. Antecedentes
El artículo se enmarca en el territorio de la metaliteratura, por lo que conviene comenzar este análisis con una breve referencia a ella. Fue , a mediados del siglo XX, quien mencionó por primera vez la literatura que cobra consciencia de sí misma y, desde entonces, fueron muchas las reflexiones que matizaron esta teoría, tales como , , , entre otras. Según , se habla genéricamente de discurso metaliterario cuando el discurso gira sobre sí mismo. De este modo, una definición simple de metaliteratura podría resolverse afirmando que es literatura sobre literatura. No obstante, pese a su aparente simplicidad, el término constituye una reflexión autorreferencial que puede manifestarse en varios niveles y, en consecuencia, también en el ámbito de la literatura infantil, especialmente en los álbumes ilustrados. En ellos, en muchas ocasiones, es la imagen la que sirve para difuminar la barrera entre lo imaginado y la realidad. La narración y la ilustración se hacen autoconscientes y es entonces cuando se habla también de metaficción, como ha puesto de relieve :
En la metaficción se puede jugar con la figura del narrador-autor, uno de los pilares que sostiene la organización del mundo de la ficción dentro de la narrativa canónica. Una de las maneras de hacerlo es introducir el comentario del narrador sobre la obra. […] Cuando el autor se sitúa en el texto de esta forma se cuestiona simultáneamente la realidad de lo narrado, que aparece como una construcción.
Así pues, la metaficción es un término que comprende aspectos que van más allá de lo relativo a la textualidad, abarca conceptos de representación plástica, de ficción o de arte relacionados con la noción de autorrepresentación. De este modo, es posible “definir la metaficción como un tipo de ficción que llama la atención sobre su propia construcción y, por tanto, sobre su condición de artefacto” (). Los libros analizados en este trabajo son un claro ejemplo de este tipo de metaficción, ya que los paratextos visuales inciden todos ellos en la autorrepresentación y, además, las ilustraciones son imágenes de libros dentro de libros. Como pone de relieve y como veremos al analizar el libro de Jörg Müller, el recurso de incluir, en una ilustración, “el mismo libro que está leyendo el lector real va mucho más allá de la habitual complementariedad entre texto e ilustración”. Para este autor, “toda reflexión sobre el libro y la lectura inserta en una obra literaria es necesariamente metalingüística y entra dentro de la transtextualidad” ().
En su conjunto, las ideas antes expuestas sirven para aproximarse a la complejidad terminológica que rodea a esta realidad. Las obras que se van a analizar en este trabajo entrarían dentro de la categoría de metatextualidad, ya que son discursos sobre el libro, la lectura y las bibliotecas. Profundizando en esta idea, puesto que las referencias metatextuales se realizan principalmente a través de los paratextos, en este caso las ilustraciones, se podría incluso hablar de paratextualidad, tal y como se destaca en el epígrafe siguiente. Estas ideas están representadas en la siguiente figura:
Por otra parte, el trabajo pretende demostrar el potencial intrínseco de las obras en el fomento lector desde edades tempranas. Este aspecto, como destaca , es fundamental en el contexto actual, donde el entretenimiento y las pantallas poseen un protagonismo de gran amplitud, constituyendo uno de los principales desafíos para los agentes mediadores. La promoción lectora es un campo de actuación social que acoge todas las prácticas y acciones organizadas que tienen como propósito el desarrollo de sociedades lectora, entre las que se incluye la animación y la mediación lectora. explican que uno de los problemas detectados en el modelo de la animación lectora, que promovió la deriva conceptual hacia la mediación, fue la espectacularización de la lectura, entendida como “a posta en práctica de actividades arredor do libro que non sempre se traducían no fomento e consolidación de hábitos lectores”.
En el volumen sobre nuevas dinámicas para la biblioteca escolar en la sociedad actual, dirigido por , se habla de este espacio como un agente mediador, no un simple depósito recolector. En este mismo sentido, pero centrando la atención en las bibliotecas públicas, sostienen que el papel del personal de las bibliotecas como mediadores/as culturales y artísticos consiste en desmitificar el arte por medio de prácticas accesibles para las minorías, mediante la promoción de la consciencia del valor de la cultura y el arte en la sociedad y en la vida de los individuos.
3. Metodología y presentación del corpus
Teniendo en consideración las cuestiones teóricas presentadas, el presente estudio se sitúa en el marco general de la metaficción y la metatextualidad. Así, se parte de un diseño metodológico cualitativo para la realización del análisis de las obras, de tipo discursivo y paratextual, con especial atención a los paratextos visuales. En este sentido, es importante destacar que las obras seleccionadas son productos artísticos en los que confluyen todas las potencialidades del texto y la imagen, dando como resultado narrativas visuales y textuales complementarias o indistintas que Agra y Roig conceptualizan bajo el término “artextos”. Además, según , la apuesta por la producción de libros en los que la historia depende de la interacción entre el texto escrito y la imagen pusieron en auge el formato álbum ilustrado, donde los dos códigos -texto e imagen- se crean con una intención estética consciente.
En esta línea, y partiendo del hecho de que presentar libros, bibliotecas, lectores/as y distintas situaciones en los textos dirigidos a la infancia es un poderoso estimulante para la lectura, el objetivo de este trabajo es analizar en las obras seleccionadas aquellas características que pueden servir a las personas mediadoras entre el libro y su lectura para focalizar la atención del lectorado infantil hacia las bibliotecas y hacia los libros que contienen.
A través del análisis de la primera obra del corpus, El libro en el libro en el libro, se podrá comprobar cómo se pueden utilizar recursos paratextuales visuales ligados a los discursos de arte contemporáneo, como el cuadro dentro del cuadro que recurrentemente utiliza René Magritte. Su obra, según Cabo Villaverde, “constituye un desmontaje exhaustivo, sistemático, sin concesiones, de todos los convencionalismos asociados a la imagen de corte realista” . Además, la propuesta de Müller también recuerda a las figuras de los grabados de Escher, con sus mundos imaginarios y sus fondos reticulados basados en la repetición de diversos patrones. Según explica , estos diseños contienen un enorme poder de atracción para todos los públicos. La portada de la obra está recogida en la siguiente figura:
Por otra parte, como la LIJ se sirve de la fantasía y la imaginación, en los libros puede suceder que la magia capture y atrape la atención del joven lector. Resulta deseable que ocurra así, pues es el interés lo que incita al lectorado a pasar las páginas. Sin embargo, puede ocurrir que la magia avance un escalón más y, de forma literal, ocupe las páginas del libro. Como pondremos de relieve más delante, este recurso paratextual se presenta en la obra de Taaeun Yoo, cuando el protagonista termina dentro de las páginas del libro que está leyendo. Tampoco debe olvidarse que, siendo la infancia la protagonista de los relatos, el lectorado se va identificando con los personajes y con la historia que se desarrolla, estimulándolo para seguir leyendo. Esta técnica se ve en El libro que se sentía solo, puesto que ya desde la portada (Figura 2) aparece la niña protagonista leyendo, forzando la identificación antes apuntada.
En El pez rojo hay un aspecto que es interesante adelantar ahora: el empleo de las relaciones intergeneracionales como instrumento paratextual. La figura del abuelo, aparentemente pasiva, actúa como un vínculo que enlaza el presente con el pasado, pues es este personaje el que acerca al nieto el saber recogido en la biblioteca. "Quen mellor para transmitirlle o seu saber aos máis novos que os anciáns e as anciás?" (). La siguiente figura recoge la portada de la obra:
Por último, una de las características que aparecen con frecuencia en los libros de LIJ es, según , la personificación y humanización de personajes. Casi siempre ocurre con animales, pero, a veces, son los objetos los que sufren esta transformación. Esta humanización aporta a cosas y animales todas las facultades propias de un ser humano. Esta cualidad será explorada en el libro Los versos del libro tonto, cuyo protagonista es un libro con dos piernas y sombrero, diseñado con unos rasgos simples a modo de ojos, nariz y boca en la portada (Figura 4).
4. Cuatro libros que hablan de libros y bibliotecas
a. El libro en el libro en el libro de Jörg Müller
Un primer contacto superficial con El libro en el libro en el libro sitúa al lectorado delante de lo que parece ser un regalo. Es posible identificar un envoltorio con una lazada de cinta azul, un papel en color anaranjado y con siluetas de animales que aparece roto en la esquina superior derecha, descubriendo en su interior lo que podría ser un libro. Este punto de partida, formado por la sobrecubierta y parte de la portada, condensa en una sola imagen varias de las características que serán destacadas de esta obra: por una parte, la consideración del libro como “objeto”, y, por otra, la constante invitación a la lectura.
Con relación a la primera, el libro como objeto y protagonista, esta idea queda subrayada de muchas formas. Una es a través del título escrito en la sobrecubierta: El libro en el libro en el libro. A través de la repetición de palabras se deja entrever que el propio objeto-libro tendrá un papel importante en la historia. Otra forma es la evidencia del propio trampantojo desenmascarado. La forma en que el autor ha hecho visible el engaño refuerza la existencia de varios niveles de realidad en los que el objeto libro es el punto clave a tener en cuenta. Los personajes principales aparecen ya en esta primera imagen: una niña, el gato, el conejo, el nombre del autor… No obstante, quedará claro, ya en la portada, que el protagonismo será compartido con el propio objeto libro. Este, de forma sutil, ya se puede adivinar en las manos de la pequeña protagonista desde la sobrecubierta.
Respecto a la invitación a la lectura, en la portada accedemos al nombre del autor y al título, de por sí muy significativo. Sin necesidad de puntos suspensivos, es posible saber, por la composición tipográfica en escalera, que se está aludiendo a una secuencia, a un viaje recursivo o infinito hacia el interior del libro. Incluso el juego de palabras delata la necesidad de dejar subyacente la complejidad que desprende la propuesta. El papel rasgado invita a la acción, apela directamente a las emociones del lectorado y genera una gran expectativa y curiosidad por descubrir qué se esconde tras él. En la cubierta, el fragmento de imagen que se muestra es el ojo de una niña que refuerza aún más esta idea, buscando contacto visual con el lectorado, como queriendo hacerle partícipe de un misterio para el que necesariamente tendrá que volver la página.
Ya en el interior, página tras página, se comprueba cómo estas características se explotan al máximo. En la primera ilustración aparece una niña que captura rápidamente la atención del lectorado, rasgando el papel del regalo que se mostraba en la sobrecubierta. De esta forma acabará viajando al interior de un libro, adentrándose al mismo tiempo en el proceso creativo de su autor y ayudándolo a superar el conflicto que lo atrapará dentro de la obra.
El poder de atracción se alcanza a través de una voz narrativa que interpela al lectorado poniéndolo continuamente en el lugar de la niña. La potencia y magnetismo de ciertas estrategias visuales propias del arte dan vida y forma a diferentes niveles de realidad y de los que el propio lectorado acabará por formar parte.
Como ocurre en tantas otras publicaciones, las referencias al arte se suceden dentro del libro como un tipo de intertextualidad. En este caso, las podríamos denominar como formas de apropiación estilística, dentro de la categoría denominada por Serafini “stylization” (), que acaban por dibujar paralelismos con ciertos artistas y obras, conectando entre sí sus mundos fantásticos. El libro en el libro en el libro recuerda a ciertas imágenes de Magritte y su realismo mágico (La condition humaine, 1939; Not to Be Reproduced, 1937). Como en la obra del pintor surrealista belga, la capacidad de las ilustraciones de Jörg Müller para generar misterio, para sorprender y para hacer pensar en las paradojas de la representación está presente en todas las páginas. El uso de recursos tipo “efecto Droste” o “cuadro dentro del cuadro” conectan directamente con una tradición pictórica de imágenes como la del Tríptico Stefaneschi de Giotto (1320) y también enlazan directamente con la obra del artista M.C. Escher. La atmósfera del libro de Müller, sobre todo en aquellas imágenes en blanco y negro que separan el mundo en el interior del libro del mundo real, evoca los espacios imposibles, recursivos e infinitos de los grabados de Escher (Prentententoonstelling, 1956). Estas referencias y otras tales como la alusión a la obra Se una notte d'inverno un viaggiatore, de Italo Calvino, van creando diálogos que pueden parecer invisibles para el lectorado más joven, pero que, sin duda, ayudarán a enriquecer su mirada, posibilitando la comprensión de otras producciones artísticas y el descubrimiento de nuevas formas de ver y representar el mundo.
b. El libro que se sentía solo de Kate Bernheimer y Chris Sheban
La autora del texto de la obra El libro que se sentía solo, Kate Bernheimer, crea un relato cargado de emoción que guía a su público al extraordinario mundo de la infancia y de los libros. El argumento de El libro que se sentía solo cuenta la historia de la vida de un libro en la biblioteca. En particular, de un libro dotado de un marcapáginas amarillo, una cubierta verde y una ilustración de una niña bajo una seta en un bosque. Se trata de un cuento conmovedor sobre cómo una niña, Alicia, llega a encariñarse con un libro aparentemente viejo y olvidado, en cuyo interior late una maravillosa historia. Una cuidada narración de la escritora consigue darle vida a un objeto, humanizándolo y otorgándole al libro la capacidad de sentirse solo.
Durante el transcurso del relato se pueden observar las etapas por las que pasa un libro desde la sección infantil hasta su destino final. En primer lugar, se destaca su ubicación en la zona de novedades, como un libro nuevo y reciente que todos los niños y niñas quieren leer. Después, el libro pasa a estar en las estanterías, como un libro más. En este punto de la trama ya se ha hecho patente que el libro comienza a sentirse solo, al comprender que ya no lo leen tanto como antes. A medida que se suceden los días, el libro comienza a desgastarse y a sufrir los efectos característicos del paso del tiempo y del uso: roturas, alguna página arrancada… Al tratarse de un libro muy viejo y que cada vez leen menos personas, su próximo destino será el depósito, para dejar paso a otros libros nuevos y recientes. La sorpresa se la lleva el lectorado cuando, al final, el libro termina en el mejor lugar donde podría acabar, junto a Alicia.
Es evidente que, en este caso, la metaficción está muy presente en el argumento, al centrarse en un libro en particular y mostrando el lugar donde se custodian y difunden los libros. En concreto, se puede ver cómo se introducen sutilmente algunas de las funciones de la biblioteca, la figura del bibliotecario infantil y cómo se sugieren pautas para el comportamiento que deben tener los usuarios. Algunos ejemplos se aprecian en el momento en que la encargada o el auxiliar de la biblioteca guían y orientan a la usuaria acerca de la localización de ese libro que tanto anhelaba. También durante el transcurso de la historia, cuando los personajes son pillados realizando sus tareas específicas de la biblioteca. Además, las propias fases por las que atraviesa el libro ofrecen una panorámica del funcionamiento de la biblioteca y de labores como la adquisición, la catalogación, la colocación, la difusión, la ordenación, el expurgo o la donación. Desde el punto de vista del usuario, la trama enseña a los niños y niñas cosas básicas: la forma de tomar en préstamo libros o la manera de renovarlos con el fin de disfrutar de ellos durante un período más amplio.
Por otra parte, en este cuento nunca se llega a mencionar el título del libro que tanto ha marcado a la pequeña lectora. Todo lo que el lectorado sabe sobre el libro son descripciones y juicios que va relatando la protagonista. Esta circunstancia no hace sino reafirmar la idea de que lo importante es la ficción que hay detrás del argumento principal.
Las ilustraciones de Chris Sheban muestran a una protagonista agradable, educada y sonriente. Las tonalidades son suaves y con colores poco contrastados. Es interesante destacar el tratamiento especial de la luz en las composiciones, porque ilumina al libro para dotarlo de protagonismo visual. Alicia siempre está leyendo o con un libro en las manos y es significativo, en lo que respecta a la paratextualidad visual, que se describan escenas como la del padre y la niña leyendo juntos, la pequeña leyendo en pijama antes de dormir o el momento de compartir su libro favorito con sus compañeros de clase.
Finalmente, es importante subrayar que muchos de los libros dirigidos a un público infantil van a desempeñar un importante papel en su trayectoria vital, en tanto que marcan y dejan un potente recuerdo en el lectorado. Los libros capaces de impresionar al lectorado más joven se vuelven fundamentales para reafirmar su condición como lectores/as en el futuro. Por este motivo, se ha considerado importante analizar la intención que la autora ha tenido en la realización de esta historia.
c. El pez rojo de Taeeun Yoo
La apariencia exterior de El pez rojo alude al pez amigo del protagonista dibujado en la portada roja, de tapas duras. En él se contiene una historia que mezcla realidad y fantasía de un modo sutil, empleando el recurso de los sueños para reivindicar la lectura y los libros como fuente inagotable de aventuras. El pez está dibujado flotando sobre un libro abierto que estimula e invita a la lectura. Al coger el libro y abrir sus páginas comienza la simbiosis entre realidad y fantasía: en ese instante la narrativa textual deja paso a la narrativa visual, que cuenta la aventura del protagonista mientras el lector se sumerge dentro de las páginas del libro.
La narración de El pez rojo comienza cuando Ramiro acude a una biblioteca antigua situada en medio del bosque. Lo lleva su abuelo, el bibliotecario, que va acompañado de su inseparable amigo, el pez rojo. El protagonista, al contemplar las estanterías repletas de libros, explora todos los rincones de la biblioteca, hasta caer presa del cansancio y quedarse dormido. Cuando se percata de que su mejor amigo ha desaparecido, el lector comenzará, con Ramiro, una búsqueda del pez rojo a través de las ilustraciones de esta historia en una lectura exclusivamente visual. El libro está lleno de detalles que le proporcionan encanto y ternura al relato, convirtiéndolo en una aventura silenciosa enmarcada en la búsqueda del protagonista.
Las ilustraciones son casi todas a doble página con panorámicas de la biblioteca, primeros planos del niño y, sobre todo, imágenes centradas en el libro. Con respecto al color, utiliza gamas de tonos suaves y con una fuerte inclinación por el sepia. Taeeun Yoo emplea el color rojo, limitado exclusivamente al pez y al libro fantástico, para establecer un mayor contraste en las composiciones, jugando así con la cantidad de color que deposita en cada página: pequeñas pinceladas para aumentar la intriga de dónde se encuentra el pez y una gran explosión de color al narrar el desenlace de la historia y darle emoción al relato. El estilo que impregna estas imágenes nos acerca a la estética de las estampas orientales en los dibujos de las olas del mar, de las ramas de los árboles o de las aves.
Otro aspecto reseñable es la armonía que se crea al describir con palabras la biblioteca como antigua y representarla a su vez en color sepia. Existe la tendencia inconsciente a relacionar estas tonalidades con lo antiguo; el tono sepia favorece que el lectorado tenga la sensación de encontrarse en un ambiente cálido y acogedor, como es el seno de una biblioteca.
Tanto la presencia de la figura del abuelo, cuya imagen está ligada en el imaginario popular a la sabiduría, como el entorno que imbuye al protagonista, rodeado de libros en la biblioteca, apuntan a la idea de destacar la importancia del conocimiento y del saber. Nos encontramos, pues, ante un ejemplo de metaliteratura, donde una narración fluida integra pequeños detalles que recuerdan al lector que esa historia está contenida en un libro que habla sobre libros.
Se representa una ficción entrañable y cargada de emociones y sentimientos que, en consonancia con la estética cromática de las imágenes, aporta calma y serenidad. La presencia de un niño leyendo un libro que, en un momento dado, se convierte en la puerta a un viaje fantástico, es una invitación para acercarse a los libros como medio de entretenimiento. Es posible considerar esta narración como una herramienta interesante para la promoción lectora en la infancia, introduciendo con naturalidad el servicio que proporcionan los libros y las bibliotecas.
d. Los versos del libro tonto de Beatriz Giménez de Ory y Paloma Valdivia
El libro Los versos del libro tonto, con veinticinco poemas de Beatriz Giménez de Ory, obtuvo el Premio de Poesía para niños Ciudad de Orihuela en el año 2010. Los versos del libro tonto es un excelente recurso para todas aquellas personas que quieran animar a leer poesía a los niños y niñas, tanto en el ámbito personal como en el profesional. Estos poemas hacen muchos guiños a la literatura y hablan sobre literatura de una forma muy sutil, ya que incluyen caligramas, acrónimos y versos libres contenidos en un libro que habla de sí mismo, indicándole al lectorado aspectos como que tiene cincuenta hojas y que es de “tomo y lomo”.
Es la historia de un libro que se volvió tonto, porque estuvo cerrado durante mucho tiempo sin que nadie lo leyera. En él, los versos sueñan con que alguien coja el libro en sus manos y los lea, hasta que el libro tropieza y los versos, cansados de que nadie los lea, se escapan y se convierten en versos libres que van a disfrutar aventuras por aire, mar y tierra. Cuando el lectorado llega al último verso, el libro, con patas de alambre y sombrero de copa, resulta ser el libro de poemas que está siendo leído, convirtiéndose así en un libro feliz que recupera sus versos y que, por fin, alguien abre para ser leído.
Las ilustraciones que acompañan a los poemas, de Paloma Valdivia, son las que permiten ver la humanización del libro y de los versos, al diseñarlos dotándolos de distintos gestos y expresiones que lo muestran con un semblante triste, sonriente o concentrado, con los ojos cerrados. Esta práctica pretende que el lectorado sienta curiosidad y continúe con la lectura. Los personajes mágicos de este libro, a saber, el libro humanizado, los versos viajeros, las sirenas, el escarabajo y la mariquita… animan a leer, al tiempo que reivindican las virtudes culturales y de entretenimiento de la poesía.
5. Conclusiones
Como se ha comprobado en las páginas anteriores, los trabajos científicos de las personas que se han ocupado de la LIJ subrayan la importancia de ofrecer "un conjunto de instrumentos pedagógicos fundamentales para la educación literaria, para crear hábitos lectores para la comprensión oral y escrita" (). En este sentido, una de las estrategias de mayor interés para generar estos nuevos hábitos es la de intentar captar la atención del lectorado infantil enfatizando, a través de la imaginación, la condición de “objeto” de los libros (). En la misma dirección, sobre la creación de buenas prácticas, apunta Díaz Armas que los personajes-lectores y las imágenes de situaciones de lectura cumplen una destacada función: “los personajes de la LIJ son 'nuevos mediadores', que unen sus esfuerzos a los de bibliotecarios, docentes y familias” ().
Los libros del corpus que ha centrado este artículo presentan una gran dosis de fantasía que los hace atractivos para un lectorado infantil. La inclusión en las prácticas docentes del aula de lecturas y análisis de libros con un alto contenido de metaficción puede llegar a contribuir a que el alumnado infantil inicie experiencias que lo orienten hacia una valoración positiva de la literatura, circunstancia que redundará en su beneficio intelectual. Además, las historias imaginadas en estas obras conceden un gran protagonismo a los libros, de modo que la infancia focalizará su atención no solo en el libro, como objeto que tiene en sus manos, sino también en las diferentes creaciones paratextuales utilizadas por la persona que ilustre al representar los libros dentro del libro. De este modo, la niñez se instala en un bucle de metaficción que, en la hipótesis más favorable, la llevará a disfrutar con la lectura.
Algunos de los efectos presentes en estos libros –libro que se asoma detrás del papel de regalo, luz que incide sobre un libro en particular, uso del color rojo para singularizar determinados objetos, el empleo de caligramas o la irrupción del autor dentro del libro, etc.– son elementos extraños a una lectura lineal y buscan atraer la atención del lectorado, causar sorpresa en su ánimo o bien centrar su atención sobre el libro.
Finalmente, tal y como se ha intentado poner de relieve en las páginas precedentes, la selección analizada en este trabajo puede resultar de mucho interés para las personas responsables de la mediación lectora en el ámbito de las bibliotecas, puesto que ponen el foco en la esencia de una profesión tan antigua como bella: la de las personas que aman los libros y quieren compartir su pasión con el lectorado más joven.
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