La obra Literatura infantil y lectura dialógica. La formación de educadores desde la investigación, publicada en la prestigiosa editorial Octaedro dentro de la colección Universidad, sitúa el papel de la lectura literaria y de la Literatura Infantil (en adelante LI) como ejes insustituibles para la formación personal y construcción social de la población más joven, así como de la población adulta que, en muchas ocasiones, ejerce como mediadores de lectura de los niños.
Esta investigación, que está firmada por los profesores Amando López Valero. Eduardo Encabo Fernández, Isabel Jerez Martínez y Lourdes Hernández Delgado, todos ellos docentes e investigadores de la Universidad de Murcia, pretende suscitar, como se indica en la “Apertura” del libro, una reflexión dialogada sobre los textos literarios, con la finalidad de que el sujeto avance en el pensamiento crítico y autónomo, cuestión que para nada es baladí sino, antes bien, crucial para el desarrollo personal y social, además de otorgar a la LI el papel fundamental que le corresponde en el contexto escolar y social en el que transita el ser humano desde edades iniciales hasta edades más adultas.
A la pregunta de por qué leer en tiempos complicados, dominados por pandemias y calamidades de otro tipo como son los desastres naturales, los autores de dicha monografía argumentan en el capítulo 1, “¿Por qué leer en tiempos complicados?”, que la lectura literaria es un viaje de ficción que tiene repercusión en el pensamiento humano, el cual permite abstraerse de preocupaciones e identificarse con tramas como medio de evasión. Es lo que la literatura científica denomina biblioterapia, que opta por los libros para superar dificultades determinadas. En el caso de los niños, la lectura es, como ya se ha dicho, uno de los pilares de progresión del sujeto, que entra en contacto con, por ejemplo, los cuentos, historias con valores que están llamadas a ser objetivamente enjuiciadas a partir del pensamiento propio y compartido en comunidad. Es aquí donde los autores de la investigación reseñada destacan la importancia de la transmisión patrimonial-cultural de la LI como posibilidad de compartir un conocimiento que hemos heredado desde hace ya tiempo, pero que continúa plenamente vigente en nuestros días.
La LI tiene un lugar muy consolidado en nuestros días en contextos diversos como las bibliotecas y las familias, tal como se explica en el capítulo 2 de esta obra: “Lugar social y escolar de la literatura infantil”. Pero no solo en estos dos últimos contextos antes citados, sino que puede hablarse con propiedad de autores y críticos que se dedican a la promoción de esta. Así, destacan investigadores como los autores de este libro, que publican estudios científicos de todo tipo (artículos en revistas especializadas, libros, capítulos de libros) y participan en congresos de referencia, en los que la lectura literaria y la LI es el eje de investigación y debate. Todo ello sin olvidar el papel que tiene la LI en la escuela, que desprende aprendizajes muy diversos relacionados con los valores universales, las cuestiones lingüísticas y/o las historicistas y costumbristas, además del valor que tiene el hecho de poder compartir lo leído.
La LI posee, como es lógico en pleno siglo XXI, diferentes intersecciones con el lenguaje audiovisual. Esta cuestión, crucial para la mediación del lenguaje literario con los niños, debe ser considerada en toda su amplitud por los mediadores de lectura, tanto en su formación inicial como en la permanente. No significa esto que deban abandonarse sin más lenguajes narrativos que procedan del mundo audiovisual, sino que deben ser evaluados en toda su plenitud para no transmitir, como se señala en el capítulo 3 “La actual intersección con lo audiovisual”, conocimientos fragmentados, que son aquellos que están alejados del texto inicial y que para nada tienen que ver con la esencia del texto primero.
Qué duda cabe que la lectura de textos de LI da lugar a un proceso de creación de conocimiento y a otorgar significados a estos por parte de los lectores. En el capítulo 4, “Pensamiento creativo, conocimiento y significado”, se aborda con detalle esta cuestión, que López Valero et al. definen como la activación del horizonte de expectativas del lector cuando se acerca al texto literario. Es muy significativa la imagen que estos autores proponen del texto literario como recipiente para que la persona desarrolle su imaginación y establezca vínculos con su vida y realidad más inmediata. Desde este punto de vista, el mediador de lectura debe ser capaz de seleccionar un canon suficiente para que el niño realice dicho tránsito, además de conectar con realidades del sistema cultural actual como son la igualdad entre mujeres y varones o la diversidad de culturas. El capítulo 4 finaliza con una cuestión que nos parece sumamente interesante: la de no juzgar textos del pasado con miradas actuales, ya que esto supondría desvirtualizar dichos textos y someterlos a un juicio innecesario.
La LI ofrece al lector distintas posibilidades comunicativas. En el capítulo 5, “La comunicación literaria desde la literatura infantil”, se refieren tres tipos de comunicación: a) la LI como complemento educativo más allá del objeto estético, es decir, la LI es goce y deleite, pero debe permitir el acceso a determinado aprendizajes, aspecto que deberá tener muy en cuenta el mediador de lectura cuando seleccione textos; b) la intención comunicativa del texto infantil, es decir, existe un intercambio de mensajes y de interpretaciones del texto entre el emisor y el receptor de este; c) las conexiones del texto infantil con otras manifestaciones artísticas, como son la pintura y las ilustraciones a las que puede aludir un texto, la música y los vínculos de la LI con melodías o letras de canciones, y el cine, que versiona textos de LI, cuestión que el mediador deberá observar con cuidado para seleccionar aquellas narraciones cinematográficas que no se aparten de la esencia inicial del texto literario.
La formación del educador que pueda incidir en la formación de los más pequeños es una tarea que debe tenerse en cuenta tanto en su formación inicial como, sobre todo, en la permanente. En el capítulo 6, “La formación de educadores”, se presentan tres directrices para que dicha formación sea la adecuada: que el educador posea una pasión por la lectura y su comportamiento lector pueda ser imitado por los niños, la toma de conciencia de la mediación como una acción consciente frente a la tentación de los estímulos audiovisuales que el siglo XXI ofrece, y, finalmente, la adquisición de un criterio propio basado en evidencias para la correcta selección de textos. Desde este punto de vista, los autores de esta obra destacan la voluntad del mediador para contrastar su propia opinión con la de otras personas especializadas en la selección de textos literarios.
López Valero et al. sostienen que la lectura de textos es conveniente que se lleve a cabo desde una perspectiva dialógica. En el capítulo 7, “La lectura dialógica”, establecen las condiciones para que esto sea así. En primer lugar, es necesario considerar que la interpretación de textos es un proceso individual a la vez que colectivo. La lectura es, en esencia, un acto individual, si bien en él hay incluida mucha información que viene dada por la colectividad. En segundo lugar, la lectura dialógica supone la creación de una atmósfera en la que tanto el receptor como el mediador de lectura, adoptando un papel activo, comparten los conocimientos que dicha lectura les ha suscitado. Finalmente, en este diálogo, la literatura tiene plenamente sentido cuando la lectura es compartida, esto es, una tertulia literaria, por ejemplo, permite relacionar la ficción de una obra literaria con acontecimientos vividos en primera persona.
El mediador de lectura literaria tiene un papel fundamental cuando la LI cruza sus caminos con producciones audiovisuales como las que propone la factoría Disney, cuya trayectoria consolidada está basada en el mundo infantil. En el capítulo 8 de la monografía que reseñamos, “Globalización del pensamiento: interferencias de la compañía Disney en el mundo infantil”, se aborda esta cuestión, ya que el interés de lectura del mediador reside en la formación de personas críticas y que posean un comportamiento autónomo. Es interesante destacar como un buen mediador de lectura deberá saber detectar y hacer ver a sus interlocutores como algunas producciones de Disney han bebido de otras fuentes, sin que aparentemente puedan ser detectadas. Deconstruir el mensaje audiovisual y establecer relaciones con otros textos que tengan relación con este mensaje resulta una tarea imprescindible. Todo ello con la finalidad de enjuiciar objetivamente la globalidad de pensamiento que se adivina detrás de algunas producciones Disney.
El capítulo 9, “Selección de lecturas y su posible tratamiento dialógico”, constituye una guía práctica para trabajar con textos literarios. Así, se muestra una serie de propuestas para mediar un conjunto de textos literarios en las etapas que van desde Educación Infantil hasta Educación Secundaria. López Valero et al. estructuran dicha selección en cuatro apartados: álbumes ilustrados, lecturas para la Educación Infantil, lecturas para la Educación Primaria y lecturas para la Educación Secundaria. Cada propuesta incluye el título original de la obra, así como su traducción al español, el autor y el año de publicación de esta, las posibles temáticas de la obra en cuestión, las preguntas guías sobre el contenido de la obra y un conjunto de cuestiones posibles de plantear sobre el texto literario con una clara orientación didáctica.
Finalmente, el capítulo 10, “Coda final”, recoge las reflexiones más significativas que han ido surgiendo a lo largo de la monografía. De entre ellas, queremos destacar dos: en primer lugar, la necesidad de que la lectura sea dialógica y compartida para que esta adquiera pleno sentido; en segundo lugar, la formación de mediadores de lectura es una tarea que debe acometerse en toda su plenitud. Sin mediadores adecuadamente formados, la lectura literaria queda estancada en niveles individuales. Sabemos que esta adquiere plenamente sentido cuando es compartida.
En definitiva, una obra muy recomendable e imprescindible por los saberes que transmite y que harán bien de tener cuenta todos los que se dedican al estudio científico de la LI y de su aprovechamiento educativo en contextos diversos.