Resumen

El uso que el español hace de la construcción reflexiva para denotar un movimiento direccional no causativo suele explicarse en términos aspectuales. La presente contribución tiene por objetivo mostrar que, en realidad, la diferencia con la construcción no reflexiva no atañe a la estructuración temporal interna del evento como tal, sino que afecta a la representación de la participación de la entidad sujeto. Adoptando el marco de la lingüística cognitiva, se postula que la marca reflexiva simboliza el acceso mental al despliegue de energía en el participante desde una perspectiva interna que permite captar la dimensión experiencial de su relación cambiante con el entorno espacial sin que el fraccionamiento de su perfil haga perder la visión de conjunto. Esta hipótesis se verifica mediante el cotejo de contextos con los verbos ir y salir, por un lado, e irse y salirse, por otro. El análisis procura asimismo distinguir entre significado construccional y efectos de sentido discursivo-pragmáticos variables.