1. Introducción
Desde la óptica de la lingüística histórica, la forma verbal largar llama la atención, por un lado, debido a la distancia semántica que presentan algunas de sus acepciones modernas respecto del lexema larg‑ y su significación original. En el latín, por ejemplo, el adjetivo largus portaba los valores de ‘abundante’ y ‘generoso’ (1a), mientras que en la actualidad largo denota la noción de extensión —espacial o temporal— (1b); como forma verbal, en cambio, la unidad transmite matices análogos a los de verbos de movimiento como ‘irse’ (1c) o a valores aspectuales de tipo incoativo como ‘empezar a’ (1d). Subyace, por tanto, un abigarrado proceso de transformaciones semánticas.
Por otro lado, la naturaleza morfológica y sintáctica del verbo largar exhibe procesos de derivación léxica (largo > largar), de pronominalización (largar > largarse) (1c) y —especialmente en el español americano— de auxiliarización (largarse > largarse a + INF) (1d). En este sentido, su desarrollo diacrónico se alinea con el tipo de transformaciones que singularizan a las perífrasis verbales.
Precisamente estos dos son los ejes que encauzan el presente trabajo. Nuestro objetivo consiste en proponer una reconstrucción de la cadena de cambios semánticos y construccionales que ha experimentado la forma verbal largar(se). Si bien atendemos a una amplia gama de acepciones, el foco del análisis se dirige a rastrear la trayectoria que precede a los valores aspectuales de su uso como verbo auxiliar. Por lo tanto, no se explicita de forma exhaustiva toda la red semántica y derivativa en torno al lexema larg‑. Lo mismo vale destacar para el plano gramatical: solo atendemos a los cambios construccionales relevantes para desentrañar el comportamiento perifrástico de la forma verbal, su devenir histórico y su expansión geográfica.
Desde un punto de vista teórico, además de revisar las observaciones que se han enunciado sobre largarse a + INF en la tradición lingüística hispanoamericana y de referir su relación con el paradigma de los auxiliares incoativos (vid. § 2.1), nos valemos de aquellos marcos que han demostrado gran alcance explicativo para comprender la conformación histórica de las perífrasis verbales (vid. § 2.2). En concreto, nos referimos al modelo de la gramaticalización (cf. Hopper & Traugott ; Brinton & Traugott ) en complemento con el enfoque de la gramática de construcciones (cf. Goldberg ) aplicada al cambio diacrónico (construccionalización) (cf. Comer y Enghels ; Comer ). Adicionalmente, desde el marco construccional, ponderamos la analogía como un principio desencadenante en el origen de nuevas perífrasis, toda vez que una construcción de apoyo, de carácter más paradigmático, ejerce una atracción sobre nuevas construcciones (cf. Garachana ; Garrido y González ; Garrido et al. ). Asimismo, nuestro análisis semántico adscribe a un enfoque cognitivista del cambio en el plano del significado (cf. Traugott & Dasher 2002), por lo que analizamos las expansiones metafóricas y metonímicas que se han activado en la gradiente de valores de largar (vid. § 4.1).
En lo que atañe a la metodología, hemos exportado la totalidad de ejemplos de largarse a + INF documentados en el Corpus Diacrónico del Español (corde). Asimismo, se extrajeron los ejemplos del Corpus del Español del Siglo xxi (corpes xxi) para analizar los usos modernos de la construcción (vid. § 3). Tales registros dieron lugar a la confección de una base de datos que sustenta el análisis cualitativo y cuantitativo de los cambios semánticos y construccionales de la forma verbal (vid. § 4.2 y § 4.3). A continuación, pues, presentamos las nociones conceptuales claves para el subsiguiente análisis.
2. Marco teórico
2.1. Largarse a + INF entre las perífrasis verbales
En la tradición lingüística hispana, las alusiones a largarse a + INF como perífrasis verbal han sido sucintas y esporádicas. Probablemente Kany : 245) haya sido el primero en destacar su funcionamiento como auxiliar incoativo y en detectar su rentabilidad en el territorio americano. Los ejemplos (2a-c), citados por dicho autor, registran ocurrencias de 1872, 1927 y 1938, respectivamente. Por tanto, se trata de una forma con más de un siglo de vigencia.
Con posterioridad a este registro, lingüistas como Dietrich (: 15) y Cartagena (: 398), siguiendo a Kany (), también refirieron el contenido aspectual y distribución geográfica de largarse, pero sin añadir mayores observaciones.
En etapas más actuales, se ha especificado que la construcción, además de expresar la fase inicial de un suceso denotado por el verbo auxiliado, “añade el significado de que el evento se inicia de forma repentina o brusca, y/o de que ha existido cierta contención previa por parte de la entidad a la que hace referencia el sujeto” (García Fernández, : 183). En este sentido, se asemeja a la semántica de otros auxiliares incoativos como romper y echar(se), cuyo matiz de irrupción ciertamente es mayor que el de auxiliares más paradigmáticos como empezar o comenzar. Desde este punto de vista, dentro del paradigma existe una gradación aspectual que va desde auxiliares que expresan un grado de incoación menos marcado o más neutral hacia formas —como largarse— que tensan con mayor fuerza el inicio de un evento.
En contraste, también se ha propuesto clasificar largarse a + INF como perífrasis ingresiva —no incoativa— (García González 1992), pues pudiera focalizar el evento antes de su inicio y, al mismo tiempo, su desarrollo posterior —es decir, no solo la fase inicial—. Sin embargo, tal distinción no ha sido lo suficientemente precisada y no ha generado bastante adhesión En efecto, trabajos posteriores como el de Fernández de Castro () y Aparicio et al. () se siguen alineando con Kany (), valga decir, clasifican la construcción dentro de las perífrasis incoativas tradicionales.
Tal vez otro aspecto relativamente nuevo ha sido introducido por Fogsgaard (), cuando señala que los auxiliares con un alto contenido figurativo —como largarse, liarse, hincharse e inflarse, entre otros— se encuentran en un estado de relativa gramaticalización y constituyen términos de extensión metafórica. Esta autora parece apoyarse en la distinción que establece Gómez Torrego (: 61-62) de casos fronterizos de construcciones aparentemente perifrásticas como hincharse a + INF, inflarse a + INF y liarse a + INF, pero “que no comparten los rasgos formales de las perífrasis” (Gómez Torrego : 61) y que tienen un alto valor hiperbólico o metafórico. Sin embargo, Gómez Torrego () no incluye largarse a + INF dentro de este conjunto de ítems. Lo seguro es que ha habido más trabajos que reparan en el carácter figurativo de largarse y, en consecuencia, postulan algún tipo de diferencia con respecto a las perífrasis incoativas más paradigmáticas. Aparicio et al. (), por ejemplo, señalan que largarse y algunas otras formas auxiliares —como apretar, arrancar, arremeter, hincharse, inflarse, liarse y meterse— “constituyen un subgrupo” dentro de las perífrasis incoativas, debido a que activan “un contenido muy figurativo y expresivo y de uso más bien coloquial” (Aparicio et al. : 75). No obstante, no se clarifican tales matices figurativos y expresivos. En adición, Aparicio et al. (: 75) sostienen que “lo que ganan estas perífrasis en expresividad lo pierden en rentabilidad funcional”, aserto que parece sugerir que largarse y el resto de auxiliares con que se equipara presentan una baja frecuencia de uso, pero no se proporciona un cómputo específico que valide dicha proposición.
Es preciso añadir que las principales gramáticas de la lengua española (cf. Bosque y Demonte ; rae y asale ) no consignan ideas sobre la naturaleza sintáctica de largarse a + INF, por lo que constituye un ítem lingüístico poco atendido en la tradición gramatical. Sin embargo, como se mostrará en la sección § 4.1, el tratamiento lexicográfico de las acepciones del verbo sí que permite asomarse a la trayectoria de cambios semánticos que han derivado en su auxiliarización.
2.2. Antecedentes teóricos sobre el origen y la conformación de perífrasis verbales
En vista de que nos interesa analizar, sobre todo, la auxiliarización de largar, nos parece adecuado sintetizar algunas ideas sobre los estudios que abordan la conformación histórica de las perífrasis verbales. En un sentido amplio, este tipo de estudios puede remontarse al trabajo sobre el castellano medieval que publicó Alicia Yllera en . Con posterioridad, el análisis de perífrasis se ha profundizado y especializado, con sustento en nuevas perspectivas teóricas del cambio lingüístico y sobre la base de los actuales corpus diacrónicos del español.
Sin duda, el origen y conformación histórica de las perífrasis verbales es un fenómeno análogo a las transformaciones en el sistema verbal latino, en concreto, el movimiento desde formas verbales sintéticas hacia formas más analíticas. No obstante, los estudios recientes sugieren que cada caso puede ser explicado en atención a procesos de cambio diferentes, aunque hasta cierto punto complementarios. En concreto, Garachana () identifica cuatro mecanismos principales, a saber, la gramaticalización, la construccionalización, la analogía y el calco gramatical del latín.
En lo referente a la conformación histórica de las perífrasis incoativas, los estudios recientes sugieren que, en general, se han desencadenado transformaciones cuyas propiedades coinciden tanto con la perspectiva de la gramaticalización como con el enfoque construccional (cf. Comer y Enghels ; Comer ; Enghels y Van Hulle ; Cuní ; Garrido y Nahuelmán ). Por un lado, habría un proceso de gramaticalización en el sentido de que el verbo experimenta un blanqueamiento semántico en favor de una ganancia de valores gramaticales (cf. Gómez Torrego ). Por otro lado, son estructuras que se construccionalizan dado que “llegan a convencionalizarse como un esquema abstracto tras un avance paulatino que transita desde una combinación frecuente de unidades léxicas hacia la colocación de unidades y, luego, hacia la fijación de una construcción productiva y con un significado gramatical estable” (Garrido et al. : 5). Así, es posible analizar la combinatoria y las expansiones en los nodos no saturados de una determinada construcción, como la variación sintáctica en la preposición, la intercalación de elementos léxicos, la incorporación de nuevos tipos de sujetos y la combinación con diferentes tipos de verbos auxiliados. Sin embargo, se ha interpretado que esta variación no solo implica un avance en su construccionalización, sino también funge como un indicador de gramaticalización (cf. Comer ; Cuní ; Garrido et al. ).
No obstante, no todas las perífrasis verbales se conforman como un proceso de gramaticalización; algunas surgen de la imitación de otras construcciones que ya están convencionalizadas. En tales casos, se acciona un proceso de atracción analógica provocado por una construcción de apoyo (cf. Garachana ). Este concepto ha sido aplicado al estudio de aquellas perífrasis verbales en las que se observa una extrapolación de la sinonimia léxica al nivel de la sintaxis. Por ejemplo, está el caso de las perífrasis modales tener de/que + INF, originadas por su analogía semántica con haber de/que + INF (cf. Garachana ). De igual modo, las construcciones aspectuales ganarse a + INF y disponerse a + INF, se conformaron o desarrollaron por analogía con ponerse a + INF (cf. Garrido y González ; Garrido et al. ).
3. Metodología
La metodología utilizada en este trabajo contempla tres fases relevantes. En un primer nivel, analizamos los cambios semánticos que ha experimentado el lexema larg‑ (vid. § 4.1), por medio de una exploración de los ejemplos relevantes del Corpus Diacrónico del Español (corde) de la Real Academia Española (rae), en especial, las primeras documentaciones asociadas a una nueva acepción. Dicha exploración, además, está acompañada por una revisión lexicográfica de repertorios de época registrados en el Nuevo tesoro lexicográfico de la lengua española (ntlle) de la rae y, sobre todo, del Diccionario Crítico Etimológico Castellano e Hispánico de Corominas y Pascual (). De este modo, es posible trazar una deriva diacrónica con una datación aproximada para cada acepción que finalmente deviene en el valor auxiliar de la forma largarse.
En un segundo nivel, exploramos y reconstruimos el origen y difusión del valor incoativo (vid. § 4.2), desde un punto de vista histórico —por medio del análisis cualitativo de los ejemplos— y diatópico —mediante la descripción de cómo se expande el valor incoativo a través de las variedades lingüísticas del español—. Asimismo, en esta sección hipotetizamos sobre las posibles causas de la auxiliarización de largarse.
En un tercer nivel, atendemos a los principales cambios construccionales que pueden observarse en los usos auxiliares de largarse (vid. § 4.3). Para ello, se seleccionaron todos los ejemplos del corde que coinciden formalmente con el esquema largarse a + INF, puesto que entre los enunciados que revelan dicha fórmula se encuentran los usos incoativos que se espera analizar. Además de la consulta del corde que arrojó datos del siglo xvi, xix y xx, hemos incluido ocurrencias del siglo xxi por medio de una pesquisa integral de los ejemplos que figuran en el Corpus del Español del Siglo xxi (corpes xxi) de la rae. Tras esta indagación se recopilaron 496 ocurrencias, distribuidas cronológicamente del siguiente modo (Tabla 1):
El registro de estos ejemplos dio lugar a la confección de una base de datos. El proceso de etiquetado incluyó criterios léxico-gramaticales relevantes para el análisis diacrónico, como el tipo de valor semántico presente en la construcción (léxico o aspectual), el tipo de valor auxiliar, el tipo de verbo auxiliado, el tipo de material intercalado y el tipo de sujeto, entre otros. Además, se incorporaron etiquetas relativas a elementos contextuales y discursivos, como el siglo, el año, el corpus, el autor, el país y la tipología. Sobre la base de estos datos, hemos aplicado algunos análisis cuantitativos en aquellos apartados en que las cifras pudieran ser sintomáticas de determinadas tendencias.
Es preciso añadir que una proporción alta de los ejemplos que coinciden en la superficie con el esquema largarse a + INF (33%) tan solo portan los valores léxicos de la unidad verbal (Tabla 2).
Siglo | Valores semánticos | |||
Aspectual | Léxico | |||
# | % | # | % | |
xix | 9 | 30% | 21 | 70% |
xx | 21 | 45% | 26 | 55% |
xxi | 301 | 72% | 117 | 28% |
Total | 331 | 67% | 164 | 33% |
Sin embargo, hemos ponderado inoportuno desechar este conjunto de ejemplos, pues aporta un valioso contraste para analizar el origen, desarrollo y situación actual de la construcción.
4. Análisis diacrónico
4.1. Desarrollo de los valores léxicos de largar(se)
La moderna auxiliarización de largarse fue posibilitada por determinadas condiciones semánticas que comenzaron a desbloquearse durante el periodo medieval. Tales condiciones primero se asentaron en la forma adjetival largo y, con posterioridad, se traspasaron y desarrollaron en la forma verbal largar. Corominas y Pascual (: 586-587) bosquejan dicho proceso y, entre sus apuntes, destaca la tardía datación que proponen para el paso de la acepción de largo en tanto ‘generoso o abundante’ (L1) al matiz de ‘extenso’ (L2). Según estos autores, la migración L1>L2 se consolida hacia fines del siglo xv y tiene por consecuencia la sustitución —y desaparición— de la forma luengo. Asimismo, Corominas y Pascual () registran, en la prosa de Juan Ruiz (s. xiv), un valor que está asociado con L2 —‘ancho’—, pero que sería mucho más prominente en otras lenguas romances como en occitano y en portugués —no así en español y catalán—. Por tanto, según estos autores, en el albor del Siglo de Oro, largo ya se había estabilizado en su acepción moderna (L2). Sin embargo, los actuales recursos y herramientas digitales conducen a reformular esta cronología, pues L2 parece documentarse en el corde hacia mediados o fines del siglo xiii (3a-c) —dos siglos antes de lo señalado por Corominas y Pascual ()—:
-
3
- (a)
“Et el donadio quel puede dar es este vna piel de abortonnes que sea muy grande et muy larga. Et deue auer en ella tres çenesas de oro”. (Anónimo, Fuero Burgos, 1290-1300 [corde]).
- (b)
“El picotero tome por tela tiesta e tinta e tendida .II. mencales. La tela aya en largo .XX. cannas e en ancho .II. cannas”. (Anónimo, Fuero de Alarcón, 1300 [corde]).
- (c)
“Si aquel a qui es iutgado que muestre sos cartas. por auentura demandare plaço por buscar aquellas cartas. deue auer plazo de .x. dias. qual en aquellos .x. dias assatç puede demandar aquellas cartas. si las podra auer. & si non por fuero non puede auer mas largo plazo por demandar aquellas cartas”. (Anónimo, Fueros de Aragón, 1247 [corde]).
- (a)
Desde las perspectivas teóricas actuales, cabría añadir que el movimiento L1>L2 exhibe un cambio por subjetivización o blanqueamiento semántico hasta cierto punto semejante a los que se observan en los tradicionales procesos de gramaticalización. De hecho, la cadena de cambios (concreto>abstracto) propuesta por Heine, Claudi & Hünnemeyer (: 48) (cf. Heine ) y aplicable al cambio gramatical presenta la siguiente gradación:
De manera similar, en el caso de largo, el valor L1, aplicable a personas u objetos, derivó en nociones mucho más abstractas como la magnitud en espacio de un objeto físico —en los ejemplos (3a-b), una especie de abrigo y una tela— y la dimensión temporal en referencia a procesos intangibles —en (3c), un determinado plazo—. Curiosamente, el valor temporal se documenta antes que los usos espaciales de largo, de modo que en este punto la cadena derivativa de largo no sigue el clásico orden espacio>tiempo.
Respecto de la aparición del verbo largar, Corominas y Pascual () proponen la mitad del siglo xv como punto de partida aproximado. En efecto, esta fecha coincide con las primeras apariciones del verbo largar que se encuentran en el corde, con el significado de ‘ampliar’ (L3) (4a-b):
-
4
- (a)
“Y agora, yo entendiendo ser complidero assi a mi servicio y al bien publico y paz y sossiego de mis Reynos, fue y es mi merced de largar y prorogar, y por la presente alargo y prorogo el guyage y seguridad y salvoconducto contenidos en la dicha carta, de que de suso se fasce mencion, a todos los en ella contenidos y comprehendidos, y a cada uno dellos”. (Conde de Haro, El Seguro de Tordesillas, 1439 [corde]).
- (b)
“[…] yo he estado en vna rregion donde vi vna rraposa que era mayor que vn buey. Dixo el cavallero. O como se podrian enformar ligeramente los balandranes: o mongiles de tales cueros pues son tan grandes. E assi andando su camjno como largassen las rriendas en muchas fablas dize el cavallero”. (Anónimo, Esopete ystoriado, a 1482 [corde]).
- (c)
“Y di luego la vela para ir a la otra isla grande que yo vía al Güeste, y mandé largar también la otra almadía que traía la caravela Niña por popa”. (Anónimo, Diario del primer viaje de Colón, 1492-1493 [corde]).
- (a)
El movimiento L2>L3 es tan solo de tipo morfológico, pues la unidad simplemente proyecta la acepción L2 de largo (‘alargar’, ‘extender’) al plano verbal, tanto en un sentido temporal (4a) como en uno espacial (4b).
Adicionalmente, hacia fines del siglo xv, comienza a asomarse un nuevo uso verbal con un valor semántico derivado del anterior. En el ejemplo (4c), largar es empleado con un significado aproximado al de ‘soltar’ (L4), aunque también pudiera admitir la lectura metafórica de ‘ir’ o ‘partir’ (L5). Corominas y Pascual () detectan que este giro se localiza en el ámbito náutico hacia el siglo xvi, tanto en español como en portugués. Sin embargo, el ejemplo (4c) evidencia que su aparición es anterior. Se trata de un ejemplo muy significativo pues, en cierto modo, anticipa el desarrollo que tendrá esta forma verbal en América. En el contexto inmediato, se observa una pista clave que pudiera revelar el motivo por el que L3 derivó en L4 y luego en L5. Se dice que hay dos naves, la carabela y la almadía, y ambas experimentan un desplazamiento: la carabela va hacia otra isla como consecuencia de dar (= soltar) la vela y, de igual manera —en el texto, “también”—, la almadía es largada. Por tanto, en consideración de que una almadía no tiene una vela que soltar, la expresión “mandé largar” puede significar que la misma almadía —o quizás su amarra— fue soltada para desplazarse al lugar (L4) o que simplemente esta pequeña canoa fue o partió al lugar (L5). Es importante notar que no son dos interpretaciones incompatibles y excluyentes, sino que dan cuenta de dos hechos que están en relación de causalidad: soltar una (vela o amarra de) embarcación provoca el evento de ir, en especial su inicio. De hecho, si se avanza al siglo xvi, es fácil encontrar ejemplos de la marinería —los mismos que analizaron Coromimas y Pascual ()— que exhiben usos transitivos del verbo largar en combinación con od que remiten a las velas, las amarras o las escotas de una embarcación (5a-b).
-
5
- (a)
“Por lo cual conviene que cuando el marinero quisiere que su nao salga al viento, que después que le haya bien halado las bolinas sobre ellas le largue las escotas tanto cuanto baste, a poner la proa sin relingas seis cuartas de vientos que ventaren, con lo cual no tocando en relinga, y gobernando bien a pique del mismo viento andará la nao, y andando no dejará de una vuelta y otra ganar alguna cosa, aunque ella no se dé buenas mallas”. (Juan de Escalante de Mendoza, Itinerario de navegación de los mares y tierras occidentales, España, 1575 [corde]).
- (b)
“Dos cosas principales estará obligado cualquier grumete a saber bien sabidas y acudir a ellas con mucha diligencia y cuidado. La primera es saltar en su batel, sin nadie se lo mandar, todas las veces que fuere necesario y conviniere, y remar su remo muy bien remado, y hacer todo lo a ello tocante y conveniente. La segunda, a subir en las gavias, y tomar y largar las velas de ellas, y a los entenales a desembarazar las aferravelas, y a venir sobre ellas, cuando de suyo no se quisiesen amainar”. (Juan de Escalante de Mendoza, Itinerario de navegación de los mares y tierras occidentales, España, 1575 [corde]).
- (a)
Este tipo de combinaciones puede considerarse el germen de la acepción L4 (‘soltar’). Se desata, en estos ejemplos, un cambio semántico de tipo metonímico que traslada el valor de largar desde el acto de ‘alargar, ensanchar, estirar o extender [las velas]’ (L3) —esto es, el efecto o resultado— hacia el acto de ‘soltar [las velas]’ (L4) —la causa—. Así pues, es como se configura la acepción que, según el Diccionario de la lengua española (dle) de la rae, sería de las más comunes en el empleo del verbo, en contextos ajenos al ámbito náutico y con selección de objetos directos (od) diferentes de las velas de una embarcación, a saber, largar algo o a alguien en general, tal como se observa en el siguiente ejemplo del siglo xviii (6).
- 6
“[…] los Padres empezaron a gritar: ¡El perro, el perro! Apenas dijeron eso, cuando el perro estuvo sobre nosotros y apenas tuvo lugar el lacayo Lázaro Adorno, que venía el postrero, de volver la cara, cuando se le abalanzó al pescuezo, que cubrió con su brazo derecho, y el perro hizo presa en la manga de la casaca con que cubrió el pescuezo, de no lo ahoga; con que acudieron los Padres a agarrarlo y le hicieron largar la presa”. (Raimundo de Lantery, Memorias, España, 1705 [corde]).
Si bien la acepción L4 experimentó una generalización desde el ámbito náutico a todo tipo de contextos sin perder su sentido de ‘soltar’, al mismo tiempo derivó —también en el dominio de la marinería— en una nueva acepción que supuso, además, una transformación morfológica en el verbo. Se trata del uso pronominal del verbo (largarse) en el sentido de ‘irse o partir’ (L5). Más arriba hipotetizamos sobre la posibilidad de que tal valor se hubiera asomado ya hacia fines del siglo xv (4c), pero lo seguro es que se estabiliza con mayor claridad hacia el siglo xvii y xviii, tal como se observa en los siguientes ejemplos (7a-b).
-
7
- (a)
“Hizo señal el cómitre que zarpasen el ferro y, saltando en mitad de la crujía con el corbacho o rebenque, comenzó a mosquear las espaldas de la chusma y a largarse poco a poco a la mar”. (Miguel de Cervantes, Segunda parte del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha, España, 1615 [corde]).
- (b)
“Estando todo esto dispuesto, embarcan dentro de la balza las canoas que tienen, sus mugeres, hijos y los cortos muebles de sus casas. El que possee algunas bacas ó cavallos, que á ninguno le falta uno ú otro aunque sean en corto numero, las echa al monte para que passen el ibierno, y él se larga con su embarcacion y se vá á la boca de algun estero, donde considera que ha de hallar abundancia de pescado […]”. (Antonio de Ulloa, Viaje al reino del Perú, Perú, 1748 [corde]).
- (a)
En este tipo de ocurrencias, la pronominalización del verbo tiene por función bloquear la selección de od, como resultado de transferir la fuerza semántica de largar en tanto ‘irse’ al sujeto. En otras palabras, el sujeto ya no larga algo que se traduce en la partida de su embarcación, sino que el acto de largar comienza y acaba en el propio sujeto. Al principio, este giro ocurre en actos comunicativos que siguen conectados con el movimiento de la embarcación, tal como se observa en (7a-b), pero en un segundo plano —por ejemplo, como adjunto en (7b)—. Pero luego, este giro morfológico del verbo es aprovechado en tradiciones discursivas ajenas al ámbito náutico. En ese caso, el movimiento adquiere un valor mucho más abstracto, semejante al de irse. Es de notar, además, que el cambio semántico L4>L5 también es de tipo metonímico, puesto que el valor de ‘soltar [la vela]’ —a saber, la causa— se traslada a ‘alejarse de la orilla o irse’ —el efecto—. Se podría afirmar que, dentro de los usos de largar(se) como verbo pleno, esta constituye la acepción más avanzada en su desarrollo histórico, aunque cabría matizar que con posterioridad ha experimentado cambios semánticos peyorativos o matices pragmáticos de mayor informalidad o espontaneidad, pero que denotan la misma idea de ‘irse’.
Es interesante, asimismo, el hecho de que la deriva histórica de largar exhiba puntos de conexión coincidentes con el desarrollo de llegar y que los resultados de cada proceso estén, respectivamente, en las antípodas. En primer lugar, si largarse pasó a significar ‘iniciar el desplazamiento’ como extensión metafórica de largar (=soltar) las velas, llegar pasó a denotar ‘alcanzar el fin del desplazamiento’ como extensión metafórica de plegar las velas. En segundo lugar, en ambos casos, el cambio semántico trajo consigo efectos en el plano del significante: plegar se especializó en la acepción de ‘recoger’ —antónimo de largar en tanto ‘soltar’ (L4)— y su derivado fonético llegar se especializó en el valor de ‘alcanzar el fin del desplazamiento’ —antónimo de la forma pronominal largarse en tanto ‘irse o partir’—.
Posteriormente, la acepción de largarse en tanto ‘irse’ (L5) es sucedida por un proceso de auxiliarización, es decir, el desprendimiento de sus valores léxicos y adquisición de valores aspectuales, como auxiliar de perífrasis verbal de fase con sentido incoativo (L6). Corominas y Pascual (: 587) reconocen dicha sucesión y, además, señalan que este uso —que llaman “modal”— es “común en el gauchesco y generalmente en el uso rural”, tal como se observa en el ejemplo que citan del Martín Fierro: “Era cosa de largarse cada cual a trabajar”. El origen, difusión y desarrollo construccional de esta perífrasis verbal serán abordados detenidamente en los siguientes apartados. En último término, con el fin de clarificar y sintetizar la cadena de transformaciones semánticas descrita, remitimos al siguiente esquema:
4.2. Origen y difusión del valor incoativo
Las primeras documentaciones del esquema largarse a + INF en el corde suscitan algunas dificultades para la correcta interpretación, por más de un motivo: por un lado, junto con los primeros usos genuinamente incoativos, coexisten usos léxicos del verbo en combinación con circunstanciales de finalidad. Por ejemplo, (8a) es la primera ocurrencia formal del esquema en el siglo xix y es de autoría española. En el contexto de la novela, Mendrugo, un arriero, es quien profiere la expresión “se larga a tender la raspa” —tender la raspa con el sentido de ‘dormir o descansar’— como sugerencia para la señora Pepa, su interlocutora. La ausencia del valor incoativo es evidente, pues lo que Mendrugo le está sugiriendo a la señora Pepa no es “usted ya trabajó mucho, así que le aconsejo que comience a dormir”, sino “usted ya trabajó mucho, así que le aconsejo que (se) vaya a dormir”. Lo mismo parece observarse en todos los ejemplos españoles del siglo xix. En (8b), por ejemplo, el sintagma “al monte” modifica a “me largaba” como verbo léxico con el significado de ‘irse’ (L5). El ejemplo decimonónico aparentemente más cercano a una interpretación aspectual es el que se registra en (8c), aunque es, más bien, un caso ambiguo cuyo supuesto valor incoativo no resulta del todo plausible. Si bien está la posibilidad de que signifique ‘empezaron a dormir’, el contexto favorece mejor la interpretación de largarse como verbo léxico (= Se fueron a/para dormir).
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- (a)
“Hijos míos, estas sardinas están ya en su punto. - ¿Quiere usted seguir mis consejos, señora Pepa? -dijo Manolo. - ¿Por qué no? - Pues lo mejor que puede usted hacer ahora, es dejarnos acá todas las provisiones de boca y marcharse a acurrucar junto a ese angelito que está berreando porque se le ha dejado solo. - En efecto -añadió Mendrugo- nos deja usted un par de botellas más de vino con todos esos adminículos, y se larga a tender la raspa, junto al amado consorte. - Como queráis -dijo la señora Pepa-. Botellas no hay más en casa pero os dejaré la mayor vasija que tengo, llena de vino.” (Wenceslao Ayguals de Izco, La Bruja de Madrid, España, 1850 [corde]).
- (b)
“Un día le dijo su marido: - Parece mentira; pero los días se me hacen años, y si no fuera por el qué dirán, me largaba al monte a hacer un carro de leña, o a levantar un vallao, o a segar media ocena de lombíos”. (José María de Pereda, Tipos y paisajes, España, 1871 [corde]).
- (c)
“Trabajemos, ahora que ha roto las ligaduras que le oprimían, para que sea de la patria y de la libertad. - ¡Jamás creyera que tan pronto lo consiguiéramos! -respondió don Gonzalo. - Esa es la gloria de Patricio, -replicó Lucas, señalando al tercer personaje; el cual se apresuró a responder con hipócrita modestia: - He cumplido con mi deber, y nada más. Y los tres se largaron a dormir, tan satisfechos y tranquilos, como si no fueran, cada uno a su modo, merecedores de un grillete”. (José María de Pereda, Don Gonzalo González de la Gonzalera, España, 1879 [corde]).
- (d)
“Puesto que confiessa el mesmo Çelso que fuera de enfermedades se puede muy bien y saludablemente usar d'ella, y que es bastante remedio para quitar los dolores de la cabeça que mucho duran, y que con la mesma se puede revalidar y consolidar algún miembro que está baldío y adormecido en la persona y, en fin, concluye que si con ella se puede evocar el calor natural a la cute y superficie del cuerpo, que también puede ser medio, y como instrumento para causar alguna salud en el mesmo. Esto dize Celso, señalando que aun para las dolencias que suelen paraliticar los miembros, es buena la frictión. En lo qual, cierto parece que si los dichos autores, que también entendieron los provechos d'ella, se largaran a otorgar que como para los enfermos, y a su tiempo y horas, es buena y competente esta medicina, que mucho más, y para todo tiempo, lo sería para los sanos; y, como tal, pusieran el uso y exercicio d'ella baxo de precepto medicinal, fuera harto más acertado para todos, porque nos dexaran el mundo más sano de lo que lo hallamos”. (Bernardino Gómez Miedes, Enchiridion o manual instrumento de salud contra el morbo articular que llaman gota, España, 1589 [corde]).
- (a)
Por otro lado, en el ejemplo (8d) se registra una aparición aún más temprana que coincide con la fórmula largarse a + INF. La obra es de la segunda mitad del siglo xvi y es un texto de medicina español. El narrador está analizando las ideas de ciertos autores —entre ellos, Celso— sobre una determinada medicina. El punto clave de su argumentación podría parafrasearse como sigue: “si tales autores validan el uso de dicha medicina en enfermos, es posible que se larguen a otorgar/consentir que también se pueda utilizar en personas que no están enfermas”. La existencia de este registro supone un problema para la reconstrucción histórica del valor incoativo, pues el análisis gramatical contextualizado parece validar precisamente esta lectura incoativa (= Es plausible que estos autores empezaran a consentir el uso de esta medicina). Además, una interpretación léxica en la que los autores se van o van para consentir el uso de la medicina no parece coherente. Lo problemático es que habría un vacío de datos entre el siglo xvi y el xix, y este vacío estaría ocultando una supuesta expansión desde una tradición discursiva de la distancia comunicativa (cf. Koch y Oesterreicher ) en el siglo xvi hacia una tradición discursiva de la inmediatez comunicativa de comunidades gauchescas americanas en el siglo xix. Incluso suponiendo que este vínculo hubiera existido, de manera no documentada, en el habla oral y rural, ¿cómo se explica que las supuestas realizaciones cultas del siglo xvi desaparezcan abruptamente en el siglo xvii y xviii? Desde luego, no constituye una hipótesis viable. Por tanto, consideramos que se trata de un nudo pendiente de solventar y que, ante la ausencia de datos, el origen del sentido incoativo de la construcción debería proyectarse hacia la segunda mitad del siglo xix, pues en este momento se observa una proliferación sistemática de usos claramente incoativos.
Los primeros ejemplos americanos que coinciden formalmente con el esquema largarse a + INF figuran en la literatura gauchesca argentina y si bien algunos exhiben valores léxicos (9a-b), a la par se atestiguan ocurrencias claramente aspectuales (9c-d), por lo que es posible refrendar la propuesta de Corominas y Pascual () respecto de que la perífrasis incoativa tendría un origen argentino y gauchesco. Es importante acentuar el hecho de que los usos léxicos de largarse (L5) se siguen desarrollando hasta la actualidad en el interior del esquema largarse a + INF —tanto en España como en América—. A nuestro entender son combinaciones que probablemente imitan el esquema abstracto de ir(se) a + INF. Desde la perspectiva de la gramática de construcciones, este esquema actuaría como una construcción de apoyo dada la sinonimia léxica de largarse con irse.
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- (a)
“[…] y diz que esa noche habrá luminarias, cuhetería, y pedo y musiquería, ¡todo con temeridá! Ojalá esté despachao, y del Río de la Plata se largue con su fregata a enredar por otro lao”. (Hilario Ascasubi, Paulino Lucero, Argentina, 1853 [corde]).
- (b)
“[…] medio ebrio me largué de allí a comprar un poncho lindo y unas botas a la moda, con borlas, que me costaron una barbaridá de plata; y al fin no me costaron nada más que haber echao suerte.” (Hilario Ascasubi, Aniceto el Gallo, Argentina, 1872 [corde]).
- (c)
“De ahi bailaron otras cosas que yo no puedo explicar; pero lo que me gustó fué, amigo, que al rematar se armó un cielito con bolsa, y ya se largó a cantar sin guitarra un mozo amargo de aquellos de la ciudá”. (Hilario Ascasubi, Paulino Lucero, Argentina, 1853 [corde]).
- (d)
“Antes de aclarar el día empieza el indio a aturdir la pampa con su rugir, y en alguna madrugada, sin que sintiéramos nada se largaban a invadir”. (José Hernández, La vuelta de Martín Fierro, Argentina, 1879 [corde]).
- (a)
Si se analizan detenidamente los ejemplos (9c-d), se notará que en tales casos la fórmula largarse a + INF es incompatible con una la lectura léxica. Por el contrario, se trata de construcciones que manifiestan una sinonimia marcada con la perífrasis empezar a + INF. Por ejemplo, (9c) excluye la lectura de que al sujeto de la narración le haya gustado que el mozo se fuera a cantar, pues en ese caso el deleite estaría en la partida del mozo y no en su canto, en tanto que en (9d) la interpretación incoativa está inducida por la perífrasis empezar a aturdir presente en la oración anterior. En ambos casos, el matiz semántico clave consiste en focalizar el inicio del evento y, por tanto, no podría ser explicado por el influjo de ir(se) a + INF, sino más bien como una migración semántica espontánea, concretamente por subjetivización del valor léxico L5 —en tanto ‘partir’— o incluso de L4 —en tanto ‘soltarse o desatarse’—. En otras palabras, el origen del valor incoativo es compatible con el modelo de la gramaticalización, en el sentido de que los valores léxicos L5 o L4 se subjetivan en dirección al matiz aspectual.
Tres décadas después de sus primeras apariciones en la literatura gauchesca, este nuevo valor se difunde a nuevas tradiciones discursivas y a nuevas zonas dialectales. En concreto, se registran apariciones en Chile (10a) y en Uruguay (10b).
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- (a)
“La banda toca zamacuecas, y la zapatean; enseguida se largan a cantar la canción de Yungay con entusiasmo loco”. (Benjamín Vicuña Mackenna, La campaña de Lima, Chile, 1881 [corde]).
- (b)
“De esta laya son los caballos de los "matreros", y bien vale el robo la enseñanza. De buena gana les dieran ellos bizcochos, si los tuviesen; pero, en cambio los "desbazan" para que no se estropeen, les sacan el haba, les cortan las crines de que ha hecho presa el abrojo y les quitan el sudor del lomo, todo con el cuchillo, los manosean y los abrazan, y los animales se largan retozones a revolcarse, hínchanse, se sacuden, resuellan, se hartan de gramilla, duermen al raso caiga lluvia o esté helando”. (Eduardo Acevedo Díaz, Nativa, Uruguay, 1890 [corde]).
- (c)
“El Patas sabe tanto (se larga a llorar). Porque es mi deber he tenido corazón pa'contale toda esta rebelión y estos pecaos tan grandes y tan afrentosos, de mis hijos, pa'que vea que ni yo ni Rufo, ni ellos mesmos, semos culpables de que todo se haiga acabao”. (Tomás Carrasquilla, La marquesa de Yolombó, Colombia, 1928 [corde]).
- (d)
“Tanteó el gusto mojando un dedo y llevándoselo a la boca, para luego derramárselo a Kitó, quien, dando un grito, saltó con las piernas al aire. Hasta el pobre Miguelí largó a reírse a su pesar”. (Juan Bautista Rivarola Matto, Yvypóra, Paraguay, 1970 [corde]).
- (a)
Posteriormente, a partir del siglo xx, los registros se amplían a Colombia (10c) y a Paraguay (10d), y más tarde, en el siglo xxi, el uso llega a atestiguarse en un amplio conjunto de países americanos. Al mismo tiempo, a juzgar por los datos del corpes, comienzan a asomarse las primeras apariciones de usos incoativos en la variedad peninsular (11a-b).
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- (a)
“Horas más tarde, y pese al peligro a que se exponía, Jordania apareció en casa de la pianista. Era pasada la medianoche. Al ver el estado en que se hallaba el pajarero, se largó a llorar como una niña. Lo abrazó. Ambos lloraron abrazados”. (Fernando Aramburu, Ávidas pretensiones, España, 2014 [corpes]).
- (b)
“No te voy a mentir, hay días buenos y otros no tanto, como anoche, que me largué a llorar delante de tu urna y cuando me di cuenta eran las tres y diez de la madrugada (¡ohh, casualidad!, la hora de tu partida)”. (Carmen Amoraga, La vida era eso, España, 2014 [corpes]).
- (a)
Sin embargo, la productividad en este dialecto es muy baja, pues solo figura el verbo llorar en la posición del auxiliado y, en tanto portadora de un valor incoativo, es percibida como una expresión ajena y marcada. Como corolario de esta trayectoria, el gráfico 1 presenta una idea de la difusión del valor incoativo en las diferentes variedades del español.
Estos mismos datos pueden ser extrapolados al siguiente mapa, que representa la expansión desde el cono sur hacia el resto de Sudamérica y, finalmente, a España.
Llama la atención la prominencia de este uso en el cono sur (Argentina, Chile, Perú y Paraguay). No obstante, el gráfico solo presenta el cómputo de los totales. Esta tendencia podría variar levemente si se analiza la frecuencia relativa a la cantidad de palabras registradas en corde y en corpes por cada país, pero no hemos tenido acceso a tales cifras. Del mismo modo, la difusión diatópica también podría variar e incluir a países que no están representados —como los de la zona caribeña—, si se amplía la pesquisa de ejemplos a otros buscadores como Google.
4.3. Desarrollo construccional de la perífrasis largarse a + INF
A continuación, atendemos a los usos auxiliares de largar(se), desde un punto de vista construccional. En concreto, revisamos históricamente las expansiones en los nodos no saturados, como el tipo de sujeto (§ 4.3.1) y el tipo de verbo auxiliado (§ 4.3.2). Asimismo, incluimos la intercalación de elementos léxicos (§ 4.3.3).
4.3.1. Tipos de sujeto
En la Tabla 3 se observa el desarrollo histórico del tipo de sujeto seleccionado por la construcción largarse a + INF en su uso aspectual. En los inicios, la perífrasis solo admitía sujetos animados que poseían control total de la acción expresada por el verbo auxiliado (12a), hecho que coincide con el avance construccional de ponerse a + INF y meterse a + INF (cf. Comer ; Cuní ).
Sin embargo, a diferencia de lo que ocurre con aquellas perífrasis, el porcentaje de sujetos animados con control desciende abruptamente a un 61,9% en el xx. En ese momento comienzan a documentarse ejemplos en los que se aprecia una pérdida del control de la acción, al punto que en el siglo xxi este tipo de sujeto carente de control representa el 49,5% de los casos. Dicho repunte se debe a que emergen con fuerza verbos auxiliados como llorar (12b) y reír (12c) (vid. § 4.3.2). En este sentido, largarse manifiesta gran similitud con el repertorio colocacional de romper (cf. Enghels y Van Hulle : 108).
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- (a)
“¡Qué cariño quitesé; muente pronto y vaya al bajo a buscar a la familia, que yo aquí con un asado, ¡cosa linda! y vino duro, a merendar los aguardo: y luego a la nochecita con las hembras nos largamos a bailar en un cantón del comendante Obligado, adonde los Nacionales dan esta noche un fandango, y allí, si baila el chotiso Schotizhe: baile alemán. su hija, lucirá su garbo; y usté amanecer pudiera con un yerno currutaco”. (Hilario Ascasubi, Aniceto el Gallo, Argentina, 1872 [corde]).
- (b)
“Lo malo es que la Maga no puede seguir mucho rato, en seguida se larga a llorar, esconde la cara contra mí, se acongoja a un punto increíble, hay que preparar té, olvidarse de todo, irse por ahí o hacer el amor, sin los tíos ni la madre hacer el amor, casi siempre eso o dormir, pero casi siempre eso”. (Julio Cortázar, Rayuela, Argentina, 1963 [corde]).
- (c)
“Las dos miran a María que parece estar atemorizada y se largan a reír”. (Andrea López Sáez, Por los siglos de los siglos..., Chile, 2012 [corpes]).
- (a)
En nuestras pesquisas en el corde y en el corpes xxi, no registramos ocurrencias de sujetos no animados del tipo Su corazón se largó a latir, pero cuando se amplía la mirada a buscadores como Google, sí que se asoman casos (13a). Por tanto, en este sentido, el avance colocacional de largarse a + INF exhibe la misma tendencia de auxiliares incoativos como ponerse , es decir, admite sujetos inanimados en una baja proporción.
Otro aspecto llamativo de la expansión a nuevos tipos de sujetos es la aparición de usos impersonales tras la selección de verbos meteorológicos como llover (13b-c). Bajo este punto de vista, largarse se desmarca de auxiliares incoativos como meter, que carecen de sujetos nulos (cf. Comer : 232), y se alinea aún más con poner, que sí los admite.
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- (a)
“[…] al comenzar a leer el discurso su cuerpo se largó a temblar en forma incontenible”. (Pagina12.com.ar, La escritora y su doble, Argentina, 2010 [Google]).
- (b)
“Pero ¿qué era todo lo posible? Librarse al azar organizado, no mucho más. Al menos, en el camino de vuelta, no tuvo que desviarse. Sin embargo, pasaban los controles y nada. Una terrible banda negra de nubes se movía en sentido transversal. En cualquier momento se largaba a llover en sucio y empezarían los accidentes en cadena”. (Andrés Ehrenhaus, La seriedad, Argentina, 2001 [corpes]).
- (c)
“El chofer y Teodolina deciden ir a ver qué pasa. Quedo a cargo del café y de la seguridad del grupo. No me decepcione, Cifuentes. En cuanto se alejan por la ruta, el cielo se pone negro y sin más aviso, se larga a llover salvajemente”. (Fernanda García Lao, Nación Vacuna, Argentina, 2020 [corpes]).
- (d)
“Si se largaba a llover antes de tiempo, cosa que al parecer ocurriría ya que el barco navegaba con una semana de retraso a causa de diversas averías, entonces debían cobijar carga, pasajeros y tripulación bajo una lona, sin espacio para colgar las hamacas, y si a todo ello se sumaba un muerto el viaje sería doblemente incómodo.” (Luis Sepúlveda, Un viejo que leía novelas de amor, Chile, 1989, [Google]).
- (a)
Si bien nuestra base de datos sitúa los inicios de esta posibilidad en el siglo xxi, fuera del corpes xxi se registran ejemplos al menos desde fines del siglo xx, tal como se observa en (13d). Por lo tanto, hay una cercanía con las primeras construcciones impersonales de ponerse a + INF. En concreto, el ejemplo más antiguo que presenta Cuní (: 128) es de 1958, es decir, unos treinta años de diferencia. Lo interesante es que, en términos porcentuales, la proporción de construcciones impersonales con largarse es bastante superior: 9,3% en el siglo xxi frente a 0,6% de ponerse en el mismo siglo (Comer : 232). Sin embargo, pudiera tratarse de una diferencia provocada por los tipos de ejemplos que registra esta autora, puesto que Cuní (), que solo traza la diacronía de ponerse hasta el siglo xx, registra un 6,5% de ejemplos impersonales.
Tras ampliar la búsqueda, también se observa que largarse puede combinarse con otros verbos meteorológicos como chispear, nevar y temblar, entre otros. En este punto, si se compara con el auxiliar romper, a partir del estudio de Enghels y Van Hulle (), la productividad de largarse, en construcciones impersonales, pareciera ser mayor, pues estos autores afirman que romper solo selecciona llover .
En síntesis, el análisis del tipo de sujeto revela que largarse se ha especializado mayormente en la expresión de eventos con bajo control por parte del sujeto y en eventos con sujetos nulos. En este sentido —y en la línea de lo sugerido por García Fernández () (vid. 2.1)—, el tipo específico de incoación que inserta largarse se caracteriza por la liberación o detonación de la fuerza semántica del evento de forma abrupta y descontrolada, sin que haya un agente que ejerza una regulación.
4.3.2. Selección de verbos auxiliados
La tabla 4 muestra la cronología de la expansión de los infinitivos más comunes —a partir de las 8 ocurrencias— en la posición del auxiliado en la construcción largarse a + INF.
Hemos añadido la forma cantar, pues, además de ser la más antigua en aparecer en la posición del auxiliado, es la única que exhibe más de una aparición en el siglo xix. No obstante, cuando se revisa su desarrollo, es evidente que no constituirá una forma relevante en la combinatoria de la perífrasis. El verbo llorar es el que presenta los valores porcentuales más altos en tanto auxiliado. Su despliegue, en el siglo xx, es abrupto y hacia el siglo xxi alcanza una funcionalidad aún mayor (38,5%), con más de 15 puntos de ventaja sobre hablar y reír. Este tipo de verbo adquiere mayor protagonismo si se considera que reír expresa su significado opuesto, además de compartir rasgos semánticos y aspectuales. A su vez, es interesante, tal como fue analizado en el apartado anterior, la repentina aparición de llover en el siglo xxi, pues evidencia que la expansión a verbos meteorológicos avalentes no es un movimiento menor, sino que constituye un aspecto sobresaliente del funcionamiento sintáctico de la perífrasis verbal. En este punto, los datos nuevamente retratan a largarse como un auxiliar incoativo de mayor fuerza en cuanto a marcar el matiz abrupto o repentino del inicio de un evento.
En los estudios históricos sobre perífrasis verbales, se ha aducido la pertinencia de observar la frecuencia con que la posición del auxiliado admite nuevas combinaciones verbales (Comer y Enghels ; Comer ; Cuní ; Garrido ). Existen dos indicadores relevantes: la frecuencia type, es decir, cantidad de tipos léxicos diferentes que aparecen en la posición del verbo auxiliado, y la frecuencia token, a saber, la cantidad total de ocurrencias en un periodo determinado. Ambas cifras permiten calcular un índice de productividad (frecuencia type dividido por frecuencia token). Los resultados posibles van desde una cifra cercana a 0, cuando una construcción selecciona solo un tipo de auxiliado, a 1, cuando la construcción arroja una elevada cantidad de combinaciones. En este último caso, se observaría un mayor nivel de gramaticalización y construccionalización de la perífrasis. Los valores del esquema incoativo largarse a + INF son integrados en la tabla 5.
Siglo | Tipos léxicos diferentes (frecuencia type) | N° de ocurrencias (frecuencia token) | Medida de productividad |
---|---|---|---|
xix | 8 | 9 | 0,89 |
xx | 14 | 21 | 0,67 |
xxi | 51 | 301 | 0,17 |
Total | 73 | 331 | 0,22 |
La medida de productividad de esta construcción da cuenta de una disminución importante desde el siglo xix al xxi (Gráfico 2). Esta curva también puede interpretarse como una especialización en la combinatoria con unos pocos tipos léxicos, tal como analizamos en el párrafo anterior.
En este sentido, los usos incoativos de largarse manifiestan una elevada similitud con la curva de productividad de ponerse, que va de 0,71 en el siglo xviii, a 0,17 en el siglo xxi (Comer : 248).
Otros indicadores de interés relacionados con el tipo de verbo auxiliado son la aktionsart o aspecto léxico, la tipología sintáctica y la tipología semántica. En cuanto al primer criterio, el análisis del aspecto léxico de los infinitivos parece sugerir la existencia de una restricción en la selección de predicados no temporales, pues el 99,7% de verbos son de actividad (87,9%) y de realización (11,8%). Esta regla predeciría la agramaticalidad de ejemplos como (14a-c).
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- (a)
*En ese momento, se largó a saber que había estado equivocada.
- (b)
*En ese momento, se largó a ganar la apuesta.
- (c)
*En ese momento, se largó a encender su lámpara.
- (d)
En ese momento, su suerte cambió y se largó a ganar todas las apuestas.
- (e)
En ese momento, se largó a encender todas las luces de su casa.
- (f)
“Imaginen que ese pobre tipo se larga finalmente a descubrir crímenes y a proceder en la vida real como procede un detective en una de esas novelas”. (Ernesto Sábato, El túnel, Argentina, 1948 [corde]).
- (a)
Sin embargo, tal como ocurre con otros auxiliares incoativos, cuando el od del verbo de logro es plural (14d-e), la gramaticalidad de la estructura queda legitimada mediante una lectura iterativa, es decir, no como el inicio de un evento con desarrollo temporal interno, sino como el comienzo de una serie de eventos sin desarrollo temporal interno. En efecto, el único ejemplo registrado en nuestra base de datos que presenta un predicado de logro (14f) posee un od plural y porta valor iterativo.
En cuanto a la clasificación sintáctica de los auxiliados, se registraron verbos inergativos (72,5% 268/331), transitivos (9% 63/331) e inacusativos (8,5%). Sin embargo, en la categoría de inacusativos solamente figura llover. Por tanto, a juzgar por la transferencia de energía, hay una tendencia a seleccionar infinitivos más dinámicos. Desde un enfoque semántico de clasificación, hemos aplicado los criterios de análisis propuestos en la Base de datos de Verbos, Alternancias de Diátesis y Esquemas Sintáctico-Semánticos del Español (adesse). Los resultados revelan que la mayoría de los verbos son de tipo material (75,5% 250/331) y verbal (20,5% 68/331). Se trata de una tendencia común en las perífrasis incoativas (cf. Comer : 253), aunque en el caso de largarse lo diferente es la baja representación de verbos mentales (2,4% 8/331), que suele arrojar mayores porcentajes en auxiliares como poner y meter. No obstante, este dato también está correlacionado con la especialización de largarse en la selección de un conjunto exiguo de verbos auxiliados.
4.3.3. Intercalación
En relación con los auxiliares incoativos poner y meter, Comer (: 215) sostiene que, conforme avanza el proceso de auxiliarización, se evidencia una desaparición gradual de los elementos léxicos intercalados entre el auxiliar y el auxiliado. Es decir, la construcción se va fijando formalmente. Este grado de fijación formal se ha interpretado como el reflejo de una relación sintagmática más estrecha entre los constituyentes y como un indicio de gramaticalización (cf. Comer y Enghels ; Comer ; Garrido y Nahuelmán ). El mismo principio puede aplicarse a la construcción largarse a + INF: mientras más elementos se ubiquen entre el auxiliar y su infinitivo, menor será su grado de incorporación y menos señales habría de gramaticalización. Por el contrario, si la construcción ya no permite la intercalación o interpolación de constituyentes, mayor será el grado de incorporación. Por ejemplo, (15a) exhibe un mayor índice de incorporación sintáctica, ya que no se rompe con la cohesión sintagmática de la perífrasis. En cambio, en (15b) sucede lo contrario, pues el elemento intercalado evidencia un menor grado de incorporación entre largarse y el infinitivo.
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- (a)
“Cuando entre los dos vaciaron el frasco hasta la mitá dijieron: "Vámonos ya", y la trastienda dejaron; desde adonde enderezaron de acuerdo a la chanchería; y al dejar la pulpería para largarse a comer, apenas podrían ser las once y media del día”. (Hilario Ascasubi, Santos Vega, el payador, Argentina, 1872 [corde]).
- (b)
“El loco se largaba de pronto a recitar un largo monólogo en italiano, a media voz, del cual no se entendía nada o casi nada; dos o tres palabras no más”. (Manuel Rojas, Hijo del ladrón, Chile, 1951 [corde]).
- (a)
El análisis de los elementos intercalados puede esquematizarse a través de las cifras de la tabla 6. En ella se evidencia que el proceso de intercalación entre el auxiliar y el auxiliado fue disminuyendo progresivamente.
Siglo | - elemento intercalado | + elemento intercalado | ||
---|---|---|---|---|
# | % | # | % | |
xix | 5 | 55,6% | 4 | 44,4% |
xx | 19 | 90,5% | 2 | 9,5% |
xxi | 299 | 99,3% | 2 | 0,7% |
Total | 323 | 97,6% | 8 | 2,4% |
En concreto, la intercalación de elementos descendió de 44,4% en el siglo xix a 0,7% en el siglo xxi. Por lo tanto, los usos modernos dan cuenta de un acelerado o repentino avance en la gramaticalización de la perífrasis. Esta idea se agudiza si se contrastan los porcentajes de intercalación de otros auxiliares incoativos como ponerse y meterse. De hecho, Comer (: 217) registra, para el caso de ponerse, un 8,8% de intercalación en el siglo xix y un 3,4% en el xxi. Por su parte, meterse evidencia un aumento de intercalación, de un 15,3% en el siglo xix y un 52,8% en el xix. La proyección de estos datos permite confeccionar el siguiente gráfico comparativo.
Como se observa en el gráfico 3, la perífrasis largarse a + INF presenta una mayor tendencia a reducir el material léxico intercalado a través de los siglos. Por tanto, posee indicios de un mayor grado de gramaticalización.
En este punto, además, resulta valioso presentar un cotejo entre los usos aspectuales del esquema largarse a + INF y sus usos léxicos, pues, como fue argumentado en la sección § 4.2, el esquema sigue reproduciendo valores léxicos (L5). La curva de cada tipo de construcción se proyecta en el gráfico 4.
La tendencia que reflejan ambas curvas confirma la idea de que una construcción más cercana al polo de la lexicalidad presentará una mayor libertad en la posibilidad de intercalar elementos y, por el contrario, una construcción más gramaticalizada reducirá la incorporación léxica.
4.4. ¿Nuevos valores aspectuales?
Resulta necesario preguntarse si acaso largar, en tanto verbo auxiliar, ha desarrollado otros valores aspectuales o usos que se relacionan con los auxiliares incoativos como, por ejemplo, el valor causativo. La pregunta se legitima en virtud de que las investigaciones sobre perífrasis incoativas han indagado en las expansiones desde los usos incoativos hacia los causativos (cf. Garrido y González ; Garrido et al. ). La hipótesis que ha cobrado fuerza es la idea de que la misma analogía que, sobre la base de la sinonimia léxica, impulsa la aparición de un valor auxiliar es la que induce nuevas combinaciones o posibilidades construccionales. Si bien, como argumentamos en § 4.2, ponerse no ha provocado la auxiliarización de largarse, el hecho de que ambos auxiliares estén dentro de un mismo paradigma podría derivar en la atracción analógica de poner —una forma más paradigmática— sobre largar —una forma menos paradigmática—. Así pues, cabe preguntarse si largar legitima usos causativos (16b) como los de poner (16a).
Los datos históricos exhiben algunos ejemplos de interés (17a-b). El caso de (17a) parece validar una interpretación causativa en el sentido de que alguien provoca o causa el evento de “pastiar” asociado al potrillo. Sin embargo, la oración no está exenta de ambigüedad, pues también pudiera significar que alguien dejó o soltó al potrillo para que fuese a pastar, es decir, coexiste la posibilidad de interpretar largar en su acepción léxica (L4). En cualquier caso, es llamativo que, al menos como esquema formal (largar a X a + INF), no es una combinación reciente, sino que se remonta casi a los mismos albores de los usos incoativos. Recordemos que el ejemplo incoativo más antiguo registrado (9c) es del año 1853. Asimismo, el ejemplo (17a) se inscribe en el mismo tipo de tradición discursiva que da origen a los usos incoativos de largar, a saber, la literatura gauchesca.
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- (a)
“Trujieron un potrillo platiao que desafiaron sin reservar pelo ni marca. Qué animal de güena laya. […] Yo me le hubiese animao con el panadero, pero al ver que todos me le sacaban el cuerpo, le di agua y lo largué a pastiar”. (El correo de los niños, Argentina, 1876-1878 [Google]).
- (b)
“Desmondongado el animalito, después de zamparle una botella del guarapo más alcohólico que había en plaba, capaz de emborrachar una bicicleta, para que no se apercibiera del momento álgido del degüello y armara un escándalo de berridos -pues nuestra fábrica era clandestina- lo largábamos a hervir con huesos y pellejo en un pailón”. (Juan Apapucio Corrales, Crónicas político-doméstico-taurinas, Perú, 1908-1930 [corde]).
- (a)
Ahora bien, si el ejemplo (17a) resulta poco transparente para postular un uso causativo, el ejemplo (17b) debería disipar toda duda, pues el contexto excluye las interpretaciones léxicas como Soltábamos al animalito para hervir (L4) o *Lo íbamos para hervir (L5). Es decir, la única lectura admisible es la de Lo poníamos a hervir. Por tanto, es evidente que largar también ha desarrollado el valor causativo. Al mismo tiempo, parece razonable la idea de que el valor causativo de largar ha sido inducido por la construcción de apoyo poner a X a + INF, una vez que se incorpora al paradigma de auxiliares incoativos. Más de un argumento apunta en esta dirección: primero, poner es el auxiliar incoativo más antiguo que admite la construcción causativa (cf. Comer ; Cuní ); segundo, es el auxiliar de valores incoativo y causativo más paradigmático; tercero, se ha demostrado su influjo analógico sobre nuevas perífrasis y nuevos valores auxiliares (cf. Garrido y González ; Garrido y Nahuelmán ; Garrido et al. ; y cuarto, largarse ha dado muestras de desmarcarse de otros verbos auxiliares que admiten este doble valor aspectual, como meter (vid. 4.3.1).
Para reforzar el hecho de que el valor causativo de largar se encuentra asentado en varias zonas de la variedad americana moderna, presentamos los siguientes ejemplos (18a-b). Sin embargo, la baja productividad de verbos auxiliados y la baja amplitud discursiva sugieren que no se trata de un valor que haya alcanzado un nivel de gramaticalización muy estable.
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- (a)
“Sabía que no iba a fracasar, le dí mi total respaldo, no sólo mío sino del grupo, hice que sintiera ese apoyo y lo largué a jugar”. (Club-sanjose.com, Walter Cata Roque […], Uruguay, 2008 [Google]).
- (b)
“Y, entonces, doctor, le besé los pies… Se los lavé bien, doctor, y lo largué a jugar con otros zapatos más viejos”. (José Díez-Canseco, Narrativa completa, Perú, 2004 [Google]).
- (c)
“En 2005 le hicieron contrato, trabajó con Teté Quiroz, lo dirigí en mi primer interinato, lo largué a jugar y le dije 'sos vos y 10 más'”. (Infobae.com, Néstor Apuzzo, Argentina, 2015 [Google]).
- (a)
En último término, hemos indagado en la posibilidad de que largarse haya desarrollado el valor aspectual prospectivo de la perífrasis ir a + INF (cf. rae y asale : § 23.2r). La hipótesis que subyace a esta pregunta se sustenta en el hecho de que largar(se) ha manifestado indicios de imitar el esquema abstracto de ir(se). En concreto, además de la sinonimia léxica en el valor semántico de “irse’, se observan puntos de contacto en el carácter pronominal de largarse —en analogía con irse— y en el valor léxico de la construcción largarse a + INF —en analogía con ir(se) a + INF—. Por lo mismo, cabría hipotetizar matices prospectivos (19b) como el que ir a + INF suele reproducir (19a).
Sin embargo, no hemos documentado ejemplos en que se asome con claridad un valor puramente prospectivo. Por el contrario, todas las construcciones de largarse a + INF en que la forma auxiliar se conjuga en presente reproducen, más bien, un valor léxico (L5) o incoativo (L6).
5. Conclusiones
Tras este recorrido por la historia gramatical y semántica de largar(se), los principales hallazgos expuestos podrían agruparse en consideración de sus valores léxicos —como verbo pleno— o aspectuales —como verbo auxiliar—.
En primer lugar, la deriva semántica de largar se ha caracterizado por la presencia de cambios por subjetivización y por metonimia. En este proceso, el ámbito náutico ha resultado ser clave como contexto discursivo en el que se originan las dos acepciones más comunes del verbo, a saber, ‘soltar’ e ‘irse’. En este sentido, nuestro análisis refrenda la reconstrucción etimológica de Corominas y Pascual (), aunque evidencia que la cronología de cambios es realmente anterior a la que proponen estos autores. Asimismo, nuestro análisis ha detallado el marcado paralelo entre el desarrollo de largar y el de su antónimo llegar. En adición, hemos reconocido el rol analógico del verbo ir(se) sobre algunas de las transformaciones de largar(se), como la pronominalización y la misma generalización hacia tradiciones discursivas ajenas a la marinería.
En segundo lugar, el análisis del esquema largarse a + INF ha evidenciado que no constituye per se una perífrasis verbal incoativa, pues muchos ejemplos que reproducen tal esquema en realidad portan el valor léxico de largarse en tanto ‘irse’, es decir, hay una proporción importante de casos bipredicativos. Los valores genuinamente incoativos se remontan a mediados del siglo xix en la literatura gauchesca argentina y su origen es explicable como un cambio semántico por subjetivación, compatible con el modelo de la gramaticalización. La innovación se difunde rápidamente, desde esta variedad lingüística hacia la mayoría de las zonas americanas, con mayor fuerza en el cono sur. Además, hemos documentado que, en el siglo xxi, el valor incoativo se ha asomado de manera muy incipiente en textos peninsulares, por lo que la perífrasis estaría perdiendo su estatus de americanismo sintáctico. Cabe destacar también que el análisis del desarrollo construccional de la perífrasis la posiciona como uno de los mecanismos que articula un valor incoativo con bajo nivel de control por parte del agente y con elevado carácter abrupto en el inicio de un evento, de ahí que haya experimentado un descenso en el índice de productividad y un incremento porcentual en la selección de verbos como reír, llorar y llover.
Concluimos esta síntesis, ponderando el rol que ha ejercido el auxiliar poner(se) como construcción de apoyo en el desarrollo construccional de largar(se). Si bien, este último adquiere el valor incoativo como un cambio semántico espontáneo, una vez que entra al paradigma de auxiliares incoativos, experimenta una atracción analógica por parte de poner(se) y, en consecuencia, se abre a nuevos matices aspectuales como el valor causativo.
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Notas
[1] El carácter diatópico de la construcción sigue siendo indicado en estudios más recientes como el de Fernández de Castro (: 148, 234).
[2] Es interesante el hecho de que Cartagena (: 398) atribuya a la variedad chilena un matiz “familiar” al uso de largarse en construcciones como Largarse a llorar. No obstante, no desarrolla esta idea.
[3] Una excepción la constituye Van Hulle (: 21), autor que refrenda la distinción de García González (1992).
[4] El ejemplo del siglo xvi ha sido omitido de esta tabla por razones que se explican en el análisis (vid. § 4.2).
[5] Según Corominas y Pascual (: 586), la acepción moderna de largo “no se puede documentar claramente hasta Nebr[ija]”. Esto no significa que la acepción L1 haya desaparecido en este mismo momento. De hecho, Corominas y Pascual () presenta ejemplos de mediados del s. xvi que reproducen el valor etimológico.
[6] Si bien en (3a) piel larga podría interpretarse aún como ‘piel abundante’, es preciso considerar que en el ejemplo ya se ha predicado el valor de ‘grande’ respecto de piel, por lo que larga en el sentido de ‘generosa’ no pareciera ser informativo desde este punto de vista. Además, nótese que en (3b) ya se encuentra vigente la oposición largo/ancho. Del mismo modo, podría discutirse si acaso (3c) exhibe el valor L2 ya convencionalizado, pues está la posibilidad de interpretar la frase como ‘plazo abundante o generoso’ (L1), pero consideramos que esta sería una lectura demasiado poética para el género discursivo en que se circunscriben las primeras apariciones temporales. Lo seguro es que este tipo de colocaciones son el detonador de la nueva acepción aplicable a una extensión temporal.
[7] Por subjetivización y sus derivados, nos referimos al modo en que la noción es entendida en la teoría de la gramaticalización y más específicamente en la delimitación que Company () propone para el concepto. En concreto, los casos de subjetivización que son descritos en este trabajo apuntan al “debilitamiento del significado referencial etimológico originario” (Company : 8).
[8] A partir de los ejemplos (5a-b), comienza a ser relevante el análisis diatópico, de modo que se indican los países de origen.
[9] Comer (: 232), por ejemplo, registra los siguientes porcentajes de sujetos inanimados en la perífrasis ponerse a + INF: 2,6% en el siglo xv, 2% en el xvii, 2,3% en el xix y 3,8% en el xxi.
[10] Tal aserto solo parece tener validez en el análisis de la base de datos construida por estos autores, pues, al extender la búsqueda a Google, se documentan otras combinaciones como Rompió a nevar y Rompió a lloviznar.
[11] Por ejemplo, una locución verbal como echar a perder con el valor de ‘estropear’ teóricamente debería arrojar 0 como índice de productividad, es decir, el máximo nivel de lexicalización.
[12] Los datos proporcionados por Comer () están en porcentajes, pero son llevados al índice que va entre 0 y 1, a fin de favorecer la comparabilidad con nuestros hallazgos.
[13] Según Comer (), los verbos inacusativos y copulativos califican con un bajo nivel de dinamicidad, en comparación con los verbos transitivos e inergativos.
[14] Consultada en http://adesse.uvigo.es/data/clases.php [enero a septiembre de 2022].
[15] La propuesta de deriva de los planteamientos de Lehmann (: 132, 157-167) en relación con la noción de bondedness o cohesión sintagmática y su vínculo con la gramaticalización.
[16] Consideramos que el valor causativo que se articula mediante auxiliares incoativos como poner —por ejemplo, Me puso a pelar tomates (< Se puso a pelar tomates)— en realidad no pierde el matiz incoativo, es decir, sigue habiendo un foco en el inicio del evento pelar tomates. Más bien, se trata de un significado aspectual ‘incoativo-causativo’, pero nos parece necesaria la distinción terminológica entre ambos valores —incoativo y causativo— por razones pragmáticas, esto es, como una manera de asegurar la compatibilidad terminológica con otros estudios que han abordado estas perífrasis verbales (cf. Comer y Enghels ; Comer ).