Y el comienzo de la miseria de la literatura para niños puede describirse en pocas palabras: fue el momento en que cayó en manos de especialistas.
Literatura para niños (Benjamin, 1929, pp. 277-278).
1. Introducción
El 10 de noviembre de 1904 estalló en Río de Janeiro la que llamara la más “espectacular ação popular da época [republicana], a Revolta da Vacina” (). Durante una semana las muchedumbres cariocas resistieron violentamente el proyecto sanitario de la ciudad, orientado a vacunar a la población contra la viruela. Sin recuperarse aún de los estragos públicos que la insurrección de Canudos le causara, la joven república brasileña enfrentaba ahora la renuencia de las masas urbanas. La Revolta da Vacina articuló espectacularmente lo que las élites del litoral temían desde la Revolta do Vintém, un motín popular que estalló el 28 de diciembre de 1879 y terminó el 4 de enero de 1880. Al respecto, apunta que la Revolta do Vintém escarmentó el naciente republicanismo, en tanto que los nuevos: “urban residents without established political ties, ready to take direct political action, represented an untapped source of power” (). Desde entonces, los políticos republicanos sabían y temían ese poder disgregado que yacía en la violencia callejera de las crecientes masas empobrecidas de la ciudad. Así mismo, en la Revolta da Vacina confluye un grupo heterogéneo de sectores sociales cuya única agenda común, y temporal, fue hacerle frente a las políticas modernizadoras del gobierno de Francisco de Paula Rodrigues (1848-1919). Pero si bien el nombre histórico, Revolta da Vacina, induce la interpretación exclusivamente hacia la ley de vacunación obligatoria, también podría llamarse revuelta contra la modernización o, incluso, revuelta anti-gentrificación. No en vano, como apunta , aunque resultaría lógico asumir que “in a riot against a health law, the offices of the public health department should have suffered the greatest damage, or the demonstrators should have sought out and tried to punish the doctors and medical personnel responsible for carrying out the vaccination” (), lo cierto fue que la indignación popular dejó inadvertida la infraestructura de salud pública. En su lugar, durante los días de la revuelta
The crowds had overturned and ablaze streetcars, broken gas and electric streetlights, erected barricades to cut off access to the main arteries in the vital business districts near the docks and trading houses, invaded construction sites to tear apart newly erected walls and floors, and vandalized train stations on lines out to the rapidly expanding subúrbios on the outskirts of the downtown. Peculiar targets indeed for a protest against small pox vaccination! ()
Si bien el catalizador de la revuelta fue el proyecto biopolítico republicano, que epitomiza la obligatoriedad de la vacuna, la rebeldía popular de esa semana y su “espectacular” despliegue de violencia colectiva debe ser entendida dentro del amplio repertorio de luchas para ejercer lo que Henri Lefebvre llamara, tiempo después, el derecho a la ciudad. La obligatoriedad de la vacuna, sin embargo, deber ser entendida dentro de las políticas del gobierno de la vida conocidas como biopolítica—a partir de las conceptualizaciones de Michel Foucault, Giorgio Agamben y Roberto Esposito, entre otros—que incluyen una serie de cálculos orientados al control sanitario de la población. Estas políticas de salud pública son uno de los frentes de acción primordiales del estado moderno. El concepto de biopolítica es mencionado por primera vez por Michel Foucault (1976) en su libro La historia de la sexualidad. El concepto alude a un cambio en los paradigmas de gobierno en Occidente durante la modernidad (cabe mencionar que Foucault sólo analiza el caso europeo y particularmente a partir del siglo XVIII). Según el filósofo francés, la biopolítica se refiere al intento del Estado por racionalizar su poder al nivel de la especie, de la raza, y del fenómeno a gran escala de la población. Así, el problema de la política y la economía moderna consiste en mantener, controlar y administrar la población. Para lograr esta nueva forma de control de gobierno, la biopolítica se vale de diferentes estrategias que apuntan a medir y regular lo poblacional: los índices de natalidad y mortalidad, la fertilidad y la salubridad, entre otros (). En particular, el control de la salud como forma de poder biopolítico jugó un papel fundamental en este cambio de paradigma de gobierno. Por ejemplo, como señala Foucault, desde el siglo XIX, la medicina no puede ya desasociarse de una “organización pública de la salud”; el nuevo enfoque de esta medicina es enfrentar estratégicamente las enfermedades de forma que afecten “colectividades [...] a través de decisiones globales” (citado en ). En este sentido, las vacunas –en tanto medida para la prevención de enfermedades a escala poblacional– son uno de los instrumentos más claramente biopolíticos de la modernidad. Vale la pena agregar que, además de la importancia “biológica” de la vacuna, el concepto de inmunización también ha funcionado como metáfora social para representar la relación entre individuo, grupo y comunidad. Para una idea más detallada sobre este problema, ver , , y . Ahora bien, escribir sobre la Revolta da Vacina hoy en día, tras lo vivido con el COVID-19, implica revisar la relación tensa y variopinta entre Estado, ciudadanía y vacuna. En particular porque las políticas sanitarias del gobierno de Bolsonaro polarizan el espectro ideológico antivacuna hacia la ultraderecha. En todo caso, pese al hálito foucaultiano de este artículo –donde se ve con alta suspicacia todo el discurso sanitario, asociado al control y la disciplina de los cuerpos– es preciso reconocer la mutabilidad ideológica que cada contexto pandémico potencia.
Este artículo analiza tres representaciones literarias de la Revolta da Vacina: Ludi na Revolta da Vacina de ; Eu era criança: Durante a Revolta da Vacina de ; y Quatro dias de rebelião de . Inscritos en el ámbito de la literatura infantil y juvenil, estos textos recrean el contexto de la vacuna obligatoria y la transformación urbanística de Río de Janeiro en 1904. El artículo se ocupa entonces de esta serie de asedios pedagógicos (textos infantiles, cartillas educativas, novelas juveniles), mediante las cuales se quiere intervenir el sentido histórico de la revuelta. Dentro de esa re-escenificación de época, este artículo analiza las tensiones finiseculares entre lo moderno y lo arcaico, entre la razón y la histeria popular, entre las clases ilustradas y el populacho ignorante, entre el gobierno y el desgobierno. Su propósito es pensar cómo se reconstruye la violencia popular y, sobre todo, qué se reconstruye y qué no. Principalmente sostengo que este empeño ficcional, orientado a facilitar la aprehensión histórica del público infantil, rememora la revuelta más como un souvenir de la Belle Époque carioca que como un evento que sacude el ethos modernizador de la primera república brasileña. Son, por tanto, tres instancias textuales que no sólo vacían de sentido político la Revolta da Vacina sino que, tras un telos pedagógico, la institucionalizan.
2. Ludi na Revolta da Vacina (Laudator temporis acti)
Imaginemos que en el año 2120 alguien publicara un texto infantil que representara el Río de Janeiro pandémico del 2020. Imaginemos que ese texto pusiera a Bolsonaro como un personaje afable, a Marcelo Crivella como un conciliador y a Nelson Teich como un visionario. Imaginemos además que, por simple descuido o por deliberada selección, ese/a potencial autor/a ni siquiera mencionara a Marielle Franco. Y aunque estas analogías puedan parecer exageradas, ese es el territorio ideológico en el que se mueve el texto Ludi na Revolta da Vacina, de . Ludi es una saga de textos infantiles que, a través de las aventuras ficcionales de Ludi (su protagonista) y su familia (los Manso), plantea la conmemoración de algunos eventos históricos de Brasil. Por medio del viaje transhistórico de los Manso a 1904, el texto aborda dos eventos que tensionan la rememoración de la primera república: la Revolta da Vacina y el "Bota-Abaixo", la agresiva reforma urbanística que Francisco Franco Pereira Passos (1836-1913) ejecutó durante su alcaldía entre 1902 y 1906.
Durante un día la familia Manso recorre un Río de Janeiro atravesado por la demolición de inquilinatos (cortiços) y por la violencia callejera de los revoltosos antivacuna. Sin embargo, esta mirada retrospectiva de Sandroni diluye la violencia en sí y sus protagonistas. La revuelta es sólo una excusa para rememorar nostálgicamente la Belle Époque carioca y sus personajes insignia. Es así que la visita a 1904 traslada la violencia popular a un mero telón de fondo y, en su lugar, ficcionaliza una serie de encuentros fortuitos con personajes históricos que reviven el pasado glorioso de la ciudad. La representación literaria de la Revolta da Vacina no es más que una excusa para revalorar cándidamente el legado histórico de figuras públicas como Oswaldo Cruz y Pereira Passos (amén del encuentro de los Manso con Machado de Assis y Carolina Novais en la icónica Confitería Colombo). En el texto de Sandroni hay entonces poco espacio para el anonimato, los revoltosos son aludidos, pero evadidos. Por ejemplo, brillan por su ausencia agentes históricos de la Revolta da Vacina como Prata Preta, Horacio José da Silva, líder de la barricada del barrio Saúde. Y esa ausencia no es un baladí, ya que como sostiene , enfocarse justamente en la resistencia de Prata Preta, líder espontáneo de los trabajadores portuarios, serviría: “as a counterpoint to histories narrated from the top-down, more concerned with the comings and goings of politicians and coup-minded generals, leaving little or no space for protagonists among common people”. De allí que estos recortes históricos del texto de Sandroni, sus énfasis y sus olvidos, convoquen la pregunta: ¿qué quiere ser recordado de la revuelta y qué no? ¿O qué escenarios, personajes, o situaciones deberían recordar los lectores infantiles? Preguntas que están en el centro del debate en torno a la institucionalización del legado histórico de la Revolta da Vacina.
En el caso de Ludi na Revolta da Vacina la asimilación cultural de la revuelta pasa por revitalizar figuras públicas como Oswaldo Cruz; es decir, el texto depura la imagen histórica del polémico sanitarista. Sandroni construye un escenario en el que Ludi y sus hermanos son puestos cara a cara a la obligatoriedad de la vacuna. La narración ubica a Oswaldo Cruz y al general Piragibe –comandante de la brigada policial– en el mismo escenario, ambos están vacunando a la población en un tranvía. Ludi y compañía se resisten a la obligatoriedad, no porque se opongan a la vacuna en sí, sino por el modo brutal en que Piragibe interpela a la población. El texto representa entonces a un Oswaldo Cruz que se opone a la autoridad policial y que impide que la gente sea vacunada por la fuerza. Este carismático Oswaldo Cruz desautoriza al jefe de policía: “Piragibe, largue a menina, isso é uma ordem! Não é assim que as pessoas são vacinadas” (). De hecho, el Dr. Cruz puede prescindir de la fuerza policial para ejecutar su campaña sanitaria: “Não, o senhor não sabe de nada! Só sabe gritar e mandar! Fora daqui, seu estúpido! Não preciso de nenhum policial para vacinar a população. Vocês só atrapalham! Fora!” (). Por medio de este encuentro ficcional entre Ludi y Piragibe –un encuentro cifrado en esas licencias históricas de la narrativa posmoderna, cuyos recursos fueron sobreexplotados por la Nueva Novela Histórica Latinoamericana– el texto construye un vínculo afable entre el lector contemporáneo y el proyecto sanitario de Oswaldo Cruz. La consolidación de este vínculo incluso ensaya la victimización histórica del sanitarista. La autora construye una imagen en donde Cruz pasa de victimario a víctima y a ser auxiliado por Ludi y sus hermanos. Justo después de que el Dr. Cruz defendiera a la población de la implementación violenta de su propia vacuna:
Foi uma vaia só, e mais pedrada e paulada. A confusão estava instalada. Postes quebrados, carroças viradas. Bondes pegando fogo. Gente correndo pra lá e pra cá. No meio daquela confusão, o Dr. Cruz tinha levado uma pedrada na cabeça e as crianças foram ajudá-lo. ()
Compadecidos del sanitarista, Ludi y sus hermanos lo asisten: “Dr Cruz! O senhor tem que sair daqui! Esse povo tá danado com o senhor e essa sua vacina—disse Rafa, ajudando a levantá-lo” (). El lector infantil es compelido a identificarse con la mirada de Ludi y, por ende, no sólo a simpatizar con Cruz, sino a valorar la pedrada como injusta. En últimas, “O que o homem quer é água encanada, esgoto e saúde pra todo mundo” (). Desde el pasado, el texto le permite a un Oswaldo Cruz ficcional establecer un nexo con una audiencia futura, una audiencia que sabrá interpretar la necesidad de su empresa profiláctica y rescatará sus logros. El texto concilia el pasado con el presente y concluye el encuentro ficcional con Oswaldo Cruz de forma apaciguadora: “Bem crianças, obrigado por tudo. Mandem lembranças minhas para o futuro. Adeus!” ().
Previsiblemente, Ludi na Revolta da Vacina establece otra conciliación histórica, al retrato empático de Oswaldo Cruz lo acompaña otro similar de Pereira Passos. Si la violencia que significó la implementación de la vacuna es amortiguada en el relato por un Oswaldo Cruz anti-obligatoriedad, del mismo modo el texto ensaya una mirada conciliadora frente a la violencia del "Bota-Abaixo" de Pereira Passos. Tratándose entonces de un viaje ficcional a 1904, el texto recupera ambivalentemente dos nociones urbanísticas sobre Río de Janeiro. Por un lado, reconstruye el vigor mercantil e intelectual de la Rua do Ouvidor, evocando la típica mirada del flaneur decimonónico (esto lo hace por medio de una cita directa de Artur Azevedo y también reciclando el Romanticismo nostálgico de las Memórias da Rua do Ouvidor [1878] de Joaquim Manuel de Macedo). Y, por otro lado, introduce la transición hacia el Río moderno, representada en las demoliciones y las obras en curso de la Avenida Central. Por eso, luego de utilizar el Arco de Teles como vórtice transhistórico, los personajes deambulan por la Rua do Ouvidor de 1904: “Eles estavam entrando na parte rica da ‘grande artéria’, apelido da Rua do Ouvidor, a mais famosa do Brasil, onde tudo era discutido, onde todos eram vistos” (). Desde ese cronotopo, el texto construye un diálogo entre pasado y presente a través del consumo urbano: “mesmo naqueles dias tensos, todos estavam fazendo suas comprinhas, passeando impecavelmente vestidos, como se nada estivesse acontecendo” (). El nexo inicial entre Ludi y la historia de su ciudad se establece por medio de una seducción transaccional que evoca el refinamiento de las vitrinas de la Belle Époque. Por eso,
por incrível que pareça, as pessoas não se espantavam com nosso viajantes do tempo. Só olhavam para as vitrines: a Casa Dol, a Casa Raunier, as confeitarias. A Rua do Ouvidor tinha de tudo: joalheria, perfumaria, dentista, confeitaria, livraria, redação de jornal, mas as casas de roupas francesas e inglesas é que causam frisson. ()
Y aquí, más que activar las licencias históricas de la narrativa postmoderna, el texto activa la mirada típica del Modernismo, donde el intelectual fungía como sincronizador entre las mercancías y la cultura, como apunta .
En un texto titulado Crepúsculo de Ouvidor, Maria Alice Rezende de Carvalho (2016) sostiene que la representación letrada de la Rua do Ouvidor, epicentro simbólico del poder colonial, imperial y republicano, “no hace justicia a la historia: su construcción intelectual privilegia la imaginación” (p. 23). Y esta noción crepuscular es importante en Ludi na Revolta da Vacina, porque justo después de esta mirada nostálgica a la sofisticación añeja de la Rua do Ouvidor, el texto ubica a los personajes de cara a la nueva Avenida Central (Rio Branco). Esto funciona implícitamente como un contrapunteo en el que se destaca la obsolescencia de la Rua do Ouvidor, dada su semblanza colonial, su estrechez, su asociación con el pasado, y se pondera la necesidad de la reforma urbana. Recordemos que, à la Haussman, el proyecto de Francisco Franco Pereira Passos fue tirar abajo el estrecho caserío colonial, pestilente y epidémico, además de inoperante para el tráfico portuario, para darle paso a la amplitud de las avenidas y los bulevares. Y recordemos también que, sobre esa dimensión higienista de la reforma de París, apuntaba en su Libro de los pasajes que Haussmann: “nos traía, en cambio, mediante sus inteligentes aberturas, el aire, la salud y la vida. A veces era una calle lo que creaba; a veces, una Avenida o un Bulevar; a veces una Plaza, una Plazoleta, un Paseo” (). Como bien apunta , sobre las diferentes fuentes que aparecen en el Libro de los pasajes, en las “citas de autores reaccionarios, que ilustran la actitud de las capas dominantes; su uso por Benjamin está a menudo teñido de ironía” (documento digital). En este caso, la cita proviene de “Memorias del barón Haussmann, II, París, 1890, pp. X, XI. Extracto de un artículo de Jules Simon en Gaulois de mayo de 1882. Las numerosas mayúsculas se deben con toda probabilidad a la peculiar ortografía de Haussman” ().
Ludi na Revolta da Vacina inicia la representación de la polémica campaña de Pereira Passos introduciendo el contraste típico entre la ciudad colonial y la ciudad republicana. Marcos, el padre de Ludi, apunta que además del autoritarismo que caracteriza a la vacuna, 1904
Também é a época do Bota-Abaixo. O prefeito do Rio, Pereira Passos, está demolindo a cidade de sobrados acanhados, tipicamente portuguesa, para erguer uma cidade moderna, com avenidas largas, como as de Paris. Ele quer sanear a cidade, que é insalubre, imunda, cheia de doenças. ()
Además del contraste entre un modelo de ciudad y otro, el texto se ciñe mecánicamente al relato convencional sobre Río de Janeiro como un locus insalubre. Por eso agrega:
A gente veio numa época em que o Rio era muito sujo, sem saneamento, cheio de doenças e epidemias, como febre amarela, peste bubônica, varíola. O Rio era conhecido como o "Túmulo do Estrangeiro". Nenhum turista queria pôr os pés aquí. ()
Esta insalubridad de Río fija la necesidad de su transformación urbana. Si Ludi y compañía son una especie de turistas del futuro, la posibilidad de su visita al pasado reside tácitamente en el éxito que tuvieron dichas campañas sanitarias. Vista así, la visita transhistórica no abre una reflexión crítica sobre la renovación urbana y su correlato profiláctico, sino que corrobora su necesidad. Pese a que el texto expone varias de las contradicciones del proyecto urbanístico de Pereira Passos, tales como: “O Bota-Abaixo foi uma reforma urbana muito elitista, só se pensou no bem-estar do ricos. E a gota d’água foi a vacina obrigatória” (), su reconstrucción de los hechos hace pensar en ellos como una necesidad inherente de la época. Su propósito, insisto, es tender un puente empático entre Pereira Passos, como celebridad incomprendida del pasado, y sus lectores infantiles del presente.
En virtud de este diálogo transhistórico, el texto ficcionaliza un encuentro entre los personajes y Pereira Passos, “o homem que transformou a velha cidade de arquitectura colonial portuguesa numa metrópole moderna, pronta para se abrir para o mundo” (). Y también precisa su modelo de ciudad:
As avenidas são fundamentais, senhor Marcos. Chega dessas ruazinhas descabidas, vielas ignóbeis, ruas estreitas, como esta aqui, do Ouvidor. Esta rua é colonial demais! Chega de cabritos, burros e vacas emporcalhando a nossa Capital Federal! Chega de gente descalça! A cidade precisa respirar. Ela clama por espaços, ruas largas, avenidas. Vamos botar abaixo esses quiosques fedorentos, essas casinhas desmilingüidas e esses cortiços pestilentos! ()
Asistimos entonces a una representación de Pereira Passos donde los lectores son compelidos a notar, en principio, el carácter irracional o intransigente de sus reformas. El texto ensaya, por tanto, un tono paródico de la lógica haussmaniana que atraviesa el proyecto de Pereira Passos y su noción de modernidad y progreso. Esta parodia se exacerba y llega incluso al registro caricaturesco, la voz de Pereira Passos pasa de radical a jocosa: “Planejar moradia para esse povo do cortiço?! Eu quero é que todos esses baderneiros, vendedores ambulantes, vassoureiros e paneleiros desapareçam da minha frente! Eles só sabem emporcalhar a minha cidade! Fora com todos eles!” (). Y es justamente esta caricatura la que le permite al texto establecer un vínculo empático entre los lectores y el urbanista. Gracias a este tono hiperbólico, el relato logra naturalizar los hechos en sí (la demolición de viviendas, el desplazamiento masivo a la periferia urbana, e incluso la vacunación forzosa) y mostrarlos como consecuencias lógicas de su tiempo. De ahí que, Seu Marcos, el padre de Ludi, note que “tinha tocado num assunto muito delicado: pelo jeito, naquele tempo, pensar nos pobres era a coisa mais absurda do mundo” ().
Este diálogo reconciliador con Pereira Passos termina con una revisión exhaustiva de sus obras en la ciudad. Lo que, a juzgar por el título, era una representación de la Revolta da Vacina deviene simplemente en una oda a su legado arquitectónico. Por medio del Arco de Teles –ese vórtice ficcional que permite el tránsito histórico– Pereira Passos viaja al presente (1999) y puede valorar el estado de sus obras. Ante la imagen del futuro queda decepcionado: “carros, ônibus, edifícios gigantescos, viadutos” (). Los Manso intentan reanimarlo:
Seu Pereira Passos, o senhor não pode ficar assim. A suas obras até hoje são um marco na cidade. Nenhum prefeito fez tanto quanto o senhor. Além de ter aberto a Avenida Central, o senhor melhorou as condições de água, esgoto, iluminação. As linhas de bonde se estenderam graças às suas obras. ()
El texto no es otra cosa que un homenaje a los protagonistas del Río antiguo, donde la revuelta aparece como una novedad menor de la época. Su apuesta central es resarcir la imagen de Pereira Passos frente a un público infantil, valiéndose de un evento llamativo: la revuelta. Es decir, la narración recurre a la espectacularidad de la violencia popular como simple anzuelo retórico. El texto insiste, una y otra vez, en valorar positivamente el desempeño del prefecto:
O senhor alargou várias ruas. Melhorou o calçamento, o que antes era de pé-de-moleque! O senhor ainda vai trazer a pedra portuguesa para as calçadas, que vai se tornar uma característica do Rio. O senhor fez do Rio uma cidade de verdade, uma grande metrópole! ()
Poco a poco “Pereira Passos foi-se reanimando com aqueles elogios” y tranquilizándose definitivamente al corroborar que los brasileños “vão se lembrar de mim” (Sandroni, 1999, p. 89). Y es ese, en esencia, el proyecto del libro, propiciar un capítulo más de rememoración indulgente del legado de Pereira Passos.
En la mirada retrospectiva que propone Ludi na Revolta da Vacina no hay cabida para los protagonistas de la revuelta: los revoltosos. Su concentración exclusiva en el brillo de la Belle Époque opaca, hasta la inexistencia, a los agentes reales de la violencia popular. La revuelta queda fuera de escena, pese a ser el tema que el libro convoca. Sólo así es posible que Los Manso recorran armoniosamente una ciudad en rebelión, una ciudad en la que ya en la mañana del 11 de noviembre de 1904, como reporta :
Começam a cair os feridos, o sangue mancha o calçamento das ruas, o tumulto se generaliza. Tiros e pedradas, vindos da população acossada, chovem sobre a brigada de policiais. O comércio, os bancos, bares, cafés e as repartições públicas fecham suas portas.
Nada se le dice al lector sobre la barricada de Saúde, ni sobre lo que pasó con la revuelta en los días que siguieron (luego de la visita de Ludi), ni de cómo el gobierno de Rodrigues Alves castigó a los revoltosos, etc. El texto abre el escenario de la revuelta, por un día, y lo cierra sin consecuencias visibles, sin traumas. Lo abre como uma odisséia no Rio Antigo para mostrar la vitalidad cultural de la ciudad Maravilhosa, mas no para repensar la resistencia de las masas cariocas en sí.
3. Eu era criança: Durante a Revolta da Vacina (la vacuna como lección de Estado)
La colección Eu era criança fue una serie de fascículos escolares publicados con el fin de renovar el aprendizaje histórico en Brasil. Uno de los fascículos de la colección se concentra en la revuelta popular de 1904: Eu era criança: Durante a Revolta da Vacina de . Su publicación pretendía llevar a las aulas un hecho traumático de la primera república y abordarlo por medio de una narrativa de fácil aprehensión. El libro concibe los hechos de la revuelta como un escenario de o mundo real (la revuelta), donde se desenvuelve una ficción possível (la vida de Euclides, un niño de 9 años con el cual los escolares deben identificarse). El texto plantea un recorrido por los avatares sanitarios del Brasil a comienzos del siglo XX, cuyo objetivo es reconstruir pedagógicamente, por medio de la experiencia de Euclides, el contexto epidémico de 1904 y su relación con la revuelta. En términos de los editores, “Reviver a história com o olhar de personagens infantis de diferentes épocas, para ajudar a entender o mundo que cerca a criança de hoje, é o que pretende a coleção EU ERA CRIANÇA” (). Según esto, al unir estos dos componentes, el lector “terá condições de resgatar, no seu imaginário, o episódio histórico em si e de questioná-lo à luz da realidade, ou seja, de sua própria experiência” ().
El propósito entonces es traer al imaginario del menor un evento como la Revolta da Vacina, no sólo para analizarlo como evento pasado, sino para confrontarlo con el presente. No en vano, en consonancia con las “reformas previstas para o aprendizado da História no Ensino Fundamental” (), la cartilla se autodefine como un potenciador de experiencias ciudadanas. Sin embargo, la cartilla desatiende la revuelta, para concentrarse exclusivamente en la insalubridad del Río de Janeiro de 1904 y en la obligatoriedad de la vacuna. Por eso, más que el levantamiento popular carioca, el texto presenta un Río de Janeiro lleno de enfermedades, ratas, e inquilinatos (conventillos). La representación de la revuelta es sólo una excusa para llevar a las escuelas, en 1998, una campaña de salud preventiva. De allí que la cartilla inicie su contextualización apuntando:
No Rio de Janeiro de 1904, só se falava nisso: era a rataria que invadia a cidade por causa da sujeira; era a febre amarela; era o ‘mal das bexigas’, que é… Como é que se chama mesmo?... Ah, sim! Varíola. ()
La representación del pasado endémico de la ciudad y su correlación con la revuelta reviven el binarismo: vacunación=modernidad y antivacunación=atraso. Sin muchos matices, el texto restablece esta oposición y, valiéndose de la revuelta, la fija en el presente. Más adelante incluso, la cartilla direcciona al estudiante a reproducir esta oposición por medio de una actividad lúdica: “Você se lembra de ter lido que o Rio de Janeiro era uma cidade muito pequena, com ruas estreitas e sujas; que havia ratos, baratas e insetos transmissores de doenças em todos os lugares. Pois bem! Agora, então, crie uma história em quadrinhos, mostrando como a sujeira pode ser prejudicial à saúde” (). Nótese cómo, por un lado, se convalida la necesidad modernizadora de Pereira Passos; y por otro, cómo se reactualiza esa necesidad, restableciendo el binomio: limpieza=salud. Apologéticamente el texto reencaucha la visión modernizadora de comienzos de siglo XX y la introduce como “nuevo” propósito pedagógico. Y, de paso, al ponderar el proyecto saludable (biopolítico) de la vacuna, evalúa implícitamente la revuelta como antagónica a dicho fin. De hecho, otra de las actividades que propone la cartilla es: “Primeiro localize as cinco figuras camufladas [rata, mosquito, enfermo, Oswaldo Cruz con una jeringa]. Dicas: a) todas aparecem na história; b) apenas uma delas é a saída que Euclides procura; c) o elemento que representa a saída é do bem. Você sabe, entre as cinco, qual delas é?” (). La salida es Oswaldo Cruz con una jeringa que representa la vacuna; o sea, los escolares son visiblemente inducidos a esa conclusión (Figura 1). La cartilla entonces, a pesar de su título, no es un texto sobre la Revolta da Vacina, sino un documento institucional-pedagógico sobre la importancia de vacunarse o, al menos, sobre la confianza en la medicina como símbolo de modernidad.
Conectado al problema de la salubridad aparece, de nuevo, el problema urbanístico. La hipótesis central es la misma del texto anterior: el caserío colonial, alguna vez vistoso, no merece otro destino que la demolición. La cartilla socava en la misma lógica, pero ensaya una rápida historización del declive, del “crepúsculo”. Euclides es instruido por un personaje enigmático, “cara de rato”, sobre ese pasado arquitectónico. Por medio de este personaje, el folleto abrevia el legado de Juan VI de Portugal y su estancia en Brasil, evaluando positivamente su reinado en tanto que no sólo vigorizó la economía, sino también abonó al embellecimiento de la ciudad. Producto de este flujo económico que atrajo Juan VI –el Clemente–, Río de Janeiro experimentó una revitalización arquitectónica que exhibía, por medio de símbolos europeos, la acumulación extractivista colonial: “Isso começou, meu filho, no dia em que D. João VI e D. Carlota Joaquina vieram de Portugal para viver aqui no Rio. Construíram palácios, prédios públicos, bibliotecas, escolas e grandes mansões no melhor estilo europeo. Um luxo!” (). Sin embargo, según este recuento, cuando Juan VI abandona Brasil y la economía se viene a pique, la ciudad se empobrece abruptamente, dando espacio a que las residencias coloniales se conviertan en viviendas de pobres, mal tenidas. De donde se colige la posterior insalubridad del caserío colonial y su conexión con la proliferación de enfermedades.
Logo que D. João VI chegou aqui, por volta de 1808, liberou o comércio do Brasil como a Europa, criou o Banco do Brasil, a Casa da Moeda, a Biblioteca Nacional, a Imprensa Régia etc. Isso tudo fez o país crescer. Mas, quando ele teve de voltar para Portugal, fechou o Banco do Brasil e levou toda a fortuna com ele. Veja só que bela coisa ele fez! –e apontou para as velhas construções que, abandonadas, haviam se transformado em moradia para a população pobre. ()
Similar a Ludi na Revolta da Vacina, la cartilla evoca con nostalgia ese pasado imperial, al mismo tiempo que expone la transformación de la ciudad como una necesidad inapelable. Además de no cuestionar la lógica económica del colonialismo portugués, nada se le dice al estudiante sobre las causas de esa inmigración masiva a la ciudad, ni de la racialización de la pobreza, en el marco de la primera república. La pobreza de los habitantes de la ciudad aparece desconectada de la superestructura económica, sea imperial o republicana:
O Brasil ficou mais pobre e o comércio foi deixado de lado. E, pior, o Brasil não tinha nem como pagar sua dívida com Inglaterra. Daí, o Rio de Janeiro foi perdendo importância. Suas construções, antes magníficas, foram abandonadas, estragadas e servindo de moradia para os mais pobres. Muita gente morando no mesmo lugar. Higiene, nem pensar. Só doenças e morte. ()
Aunque el texto se abstiene de formular una relación entre un modelo económico y los pobres de la ciudad, sí lo hace sobre la pobreza y la falta de higiene. Tras este recorrido express por el siglo XIX, Euclides concluye: “Olhei em volta. Minha cidade era mesmo suja, pobre e feia e, não era para menos, estava sendo tomada pelas doenças” (). Y así, el escolar contemporáneo, que debe identificarse con Euclides, es compelido a aceptar esta conclusión como un hecho irrefutable.
El texto introduce también varios materiales de archivo. Por ejemplo, reproduce un fragmento de la canción “Rato, rato”, una polka compuesta por Casimiro da Rocha y Claudino Costa que fuera un éxito de carnaval a comienzos de siglo. “Rato, rato” alude paródicamente a la campaña de desratificación de la ciudad que, para combatir la peste bubónica, Oswaldo Cruz implementó entre 1903-1907. De acuerdo con , el sanitarista instituyó “a compra de ratos mortos junto à população e criou por decreto a figura do ratoeiro, profissional encarregado de fazer a intermediação da compra de ratos entre a prefeitura e os captadores do animal”. Lo carnavalesco de la situación es que pese a ser “um incentivo para que a população colaborasse para eliminar o vetor da peste bubônica [...], muitos aproveitaram a oportunidade para criar ratos com a finalidade de vendê-los à DGSP [Diretoria Geral de Saúde Pública]” (). De allí justamente el éxito de la canción en los carnavales de la época. Pero además de introducir el discurso carnavalesco de “Rato, rato”, la cartilla reproduce una serie de caricaturas que circularon profusamente en los periódicos del Río de Janeiro de 1904 y que fueron vitales para la campaña de descrédito contra la vacuna. Éstas, sin embargo, aparecen aquí sólo como soporte visual para el contenido textual de la cartilla. Si bien el propósito del folleto no es historizar cada uno de los símbolos asociados al contexto de la revuelta, cabe apuntar que dichas imágenes hacen parte de un repertorio de noticias gráficas. Y este repertorio de caricaturas contra la vacuna debe ser entendido dentro del cambio finisecular de la prensa, donde la introducción de imágenes busca conectarse con un público masivo. Como sostiene Amanda Frisken (2020), en Graphic news entre 1870 a 1900 los periódicos interrumpieron los métodos convencionales de presentación textual, e incursionaron en la presentación de dibujos o caricaturas sensacionalistas con el fin de generar nuevas emociones en sus públicos y, asimismo, triplicar sus ventas (un fenómeno que registra con sorna Lima Barreto (1909) en su novela Recordações do Escrivão Isaías Caminha). Sin embargo, este tipo de contenido visual es introducido en la cartilla sin mayores matices. Es decir, en pos de la composición lúdico-gráfica, el texto se vale de estas caricaturas, pero las desconecta por completo de su campo de enunciación inicial que, por cierto, era antivacuna (Figura 2).
Al final, la representación de la revuelta se reduce a una página. En ella aparece un recuento sintético de los hechos:
Por muitos dias, a cidade, tomada de grande agitação, parecia um barril de pólvora com estopim aceso. Grandes ajuntamentos populares se formavam na Praça Tiradentes e no Largo São Francisco. Oradores inflamados chamavam o povo a reagir contra a tirania do governo. ()
En medio de esta concentración, “a polícia chegou e foi recebida a pedradas” (). Euclides aparece con temor en medio de los hechos (un gráfico lo muestra amedrentado), es un espectador alejado intencionalmente de la violencia, sólo quiere encontrar a su padre para volver a casa. En comparación con Ludi na Revolta da Vacina, Euclides parece no hallar disfrute en el cambio de roles que abre la revuelta frente a la autoridad: “A cidade estava em guerra. A polícia batia na população revoltada e prendia quem quisesse invadir o Palácio do Catete” (). De hecho, el texto no evoca ninguna gesta popular, sólo se concentra en la reducción de ésta por las autoridades:
No dia 15 de novembro, a polícia fez uma grande investida contra os revoltosos que se concentravam no Bairro da Saúde. Ali, o sonho do povo de vencer o autoritarismo foi posto abaixo. As forças policiais foram acabando, uma a uma, com as barreiras que o povo tinha erguido. Assim, a Revolta da Vacina chegava ao fim. ()
Del mismo modo que el texto de Luciana Sandroni, el lector infantil no tiene información sobre los agentes populares, icónicos, asociados a la revuelta, a las barricadas, al bloqueo de la ciudad durante una semana. El texto concluye con un Euclides ya anciano que recuerda los días de la revuelta y que enfatiza el haber llegado a viejo gracias a ser vacunado en aquel entonces: “Hoje sou o velho Euclides, maior de idade, é claro, e, vejam só, vacinado! Ainda lembro de toda aquela luta como se fosse ontem. Mas não tenho saudade dela. Só do menino de nove anos” (). El texto fija, una vez más, su propósito: usar el contexto de la Revolta da Vacina para llevar a las escuelas una campaña de saneamiento público. Su proyecto de ser un potenciador de experiencias ciudadanas es más un moldeador fácil del discurso sanitario estatal, que nada tiene que ver con el fenómeno de la revuelta, como parte del repertorio emancipatorio dispuesto para la ciudadanía carioca.
4. Quatro dias de rebelião (violencia arielista y vandalismo calibánico)
En 1980, Joel Rufino dos Santos publicó Quatro dias de rebelião, una revisión novelada de la Revolta da Vacina, que ampliaba su ya voluminoso repertorio de literatura infantil y juvenil. La obra, “escrita para jovens leitores” (dos Santos, 1980, p. 9), actualiza los hechos violentos de la revuelta con la idea de fijar una versión aprehensible, didáctica y colectiva, anticipándose casi 20 años a los dos textos anteriores. Esta visión lúdico-literaria de la revuelta responde a una prescripción temática editorial, ya que desde 1968 José Olympio Editora había ingresado al campo educacional con su Coleção Didática Dinâmica. El texto de Rufino, sin embargo, a diferencia de los dos anteriores, sí propone una mirada retroactiva a la resistencia del barrio Saúde y al perfil socio-racial de los sujetos que participaron en las barricadas. La novela evalúa también la resistencia popular al proyecto republicano y, a propósito de la obligatoriedad de la vacuna, concluye que ésta fue sólo el catalizador visible de una violencia que respondía esencialmente a la modernización violenta de la ciudad. Es decir, al método Haussmann (para usar la expresión de Engels) con el que Pereira Passos reformó urbanísticamente el centro de Río de Janeiro.
El primer foco de análisis que propone el texto discurre sobre la espontaneidad o planificación de la revuelta. El narrador apunta: “Há outras questões por resolver, além do começo da rebelião. Ela foi espontânea ou organizada?” (dos Santos, 1980, p. 30), y acota que en el caso de la Revolta da Vacina ambas opciones coexisten. Por un lado:
O fato de os jornaleiros convocaram o povo para a reunião política (meeting era a palavra usada naquela época) na rua da Assembléia, parece provar que havia uma organização por trás daquilo. Uma organização palpitante como um coração. As palavras do inimigo da vacina, o que iniciara a agitação daquela manhã, eram extremamente violentas. E, revendo-as agora, provavelmente premeditadas. (dos Santos, 1980, pp. 30-31)
Por otro lado, “o povo tinha muitas espinhas atravessadas na garganta. Conforme um orador explicaria, naquela mesma noite, o povo tinha ‘boas e fortes razões’ para se rebelar. Nesse sentido, a rebelião foi espontânea, ninguém precisou provocá-la” (dos Santos, 1980, p. 31). Si bien el autor plantea, en principio, esta doble articulación (espontaneidad y planeación), su hipótesis final fija la espontaneidad como lectura histórica. De este modo, el narrador privilegia la autodeterminación ciudadana por encima de organizaciones políticas, con el fin de arrebatarle la gesta popular a organizaciones como la Liga Contra la Vacuna Obligatoria o al mismo Centro Operário. Aquí es preciso apuntar que el debate sobre la espontaneidad o planificación de la violencia atraviesa buena parte de la interpretación de la violencia popular. La mayoría de revueltas latinoamericanas ocurridas en el siglo XX fueron vistas con desdén y preocupación por organizaciones y partidos políticos, en tanto que su espontaneidad problematiza su apropiación y su posible articulación dentro una agenda política concreta. Como ejemplo, cabe mencionar la forma en que el Partido Comunista argentino se distancia del Cordobazo de 1969.
Ahora bien, si el autor de Quatro dias de rebelião desvincula efectivamente la Revolta da Vacina de las instituciones que la sobrecodifican dentro de Brasil, de forma inverosímil la vincula a una tradición libertaria europea. La romantización de la gesta popular carioca visita entonces el romanticismo francés y, poseída de un arielismo formulaico, se conecta con la Revolución francesa:
Aconteceu, então, uma coisa formidável. Um artesão—estava escrito nas suas mãos quadradas que era um artesão—chegou ao balcão e cantou:
alonzanfan de la Patriiê
le jur de gluarre é tarrivê
contrenu de la tirranie
letandar sanglant elevêeee…
Analfabetos absolutos. Filhos e netos de escravos. Gente que não sabia um a de francês—começaram a cantar o hino que, há cem anos, Roger de Lisle compôs, vendo passar, para a guerra, os regimentos de Marselha. (dos Santos, 1980, p. 33)
El narrador insiste, por las dudas, en este vínculo artificioso que conecta a la Revolta da Vacina con La Marsellesa: “Garanto que se você estivesse presente àquela reunião, sairia de lá com uma estrofe na cabeça: Allons enfants de la Patriie...” (dos Santos, 1980, p. 35). De acuerdo con esta asociación, las masas urbanas de Río, descendientes de esclavos y analfabetas en su mayoría, reconocerían en la lucha burguesa anti-monárquica francesa, las bases ideológicas del motín callejero. Por medio de este vínculo, culteranista y soso, el autor romantiza el motín, inscribiéndolo dentro de un campo de sentido patriótico. A falta de himnos propios en 1980 sobre la gesta popular de 1904, el autor opta por ese linaje europeizante. Sólo años más tarde, cuando la Revolta da Vacina es resignificada por el carnaval de Río de Janeiro, la resistencia de la barricada de Saúde tendrá sus propios himnos a través del Cordão do Prata Preta con canciones como “Saúde Bairro de Lutas”, entre otras.
El texto evalúa ambiguamente la violencia de la revuelta, y si bien ensaya caminos narrativos que consolidan una imagen romántica del motín –como su asociación de las masas cariocas con la revolución francesa– también construye imágenes que exacerban el despropósito de éste. A lo largo del texto, la voz narrativa introduce una serie de notas parentéticas con las que precisa su opinión sobre algunos hechos. Con estos paréntesis, el narrador interviene la linealidad del relato para acotar nueva información. Un ejemplo es el modo en que el texto ficcionaliza y evalúa el asedio popular a la propiedad de Oswaldo Cruz.
(Permitam-me passar por alto este triste episódio [que] merece ser esquecido. A malta cercando a casa do cientista. As crianças e a esposa sendo retirados, às pressas, pelos fundos. A destruição, a cacete, do Packard que o médico trouxera da Europa. Pretinhos esfarrapados urinando nos almofadões da varanda, metendo as unhas em quadros valiosos... Certas coisas merecem dormir o sono eterno.) (dos Santos, 1980, p. 70)
En la tradición latinoamericana, quizás el texto que mejor registra esa ambigüedad de los intelectuales frente a la violencia popular sea Los de abajo de Mariano Azuela (1916), donde a los atributos épicos del levantamiento rural se yuxtapone la irracionalidad de la gesta revolucionaria (de allí su problemática canonización como novela regente dentro las políticas culturales de la Revolución mexicana). Me refiero, en particular, a las múltiples escenas de los “avances”, en las que aparecen pormenorizados los saqueos a cada una de las propiedades que va ganando la revolución y la serie de destrozos contra todos los símbolos de acumulación de élite. Vale la pena recordar por ejemplo cómo, “sorprendidos los dos [La Codorniz y compañía], se mantuvieron atónitos, contemplando los montones de libros sobre la alfombra, mesas y sillas, los espejos descolgados con sus vidrios rotos, grandes marcos de estampas y retratos destrozados, muebles y bibelots hechos pedazos” (). O esta otra cita, incluso más al nervio de la cultura letrada: “Afuera, en un ángulo del patio y entre el humo sofocante, el Manteca cocía elotes, atizando las brasas con libros y papeles que alzaban vivas llamaradas” (). En este sentido, en Quatro dias de rebelião, vale la pena preguntarse: ¿por qué habría que olvidar la destrucción, a garrote, del coche? (eso por no preguntar: ¿por qué se refiere al Packard, ensamblado en Detroit, como una importación europea?). ¿Por qué presenta como sacrílego el destrozo de estos símbolos de acumulación de élite? ¿Cómo dicha destrucción desvaloriza la revuelta? ¿Y qué pasa con el significante racial que oscila allí?
Esta forma de interpretar la destrucción de las masas, no sólo presupone la inviolabilidad de la propiedad privada, sino la jerarquización de ciertos bienes de consumo. Sólo sobre esa base, el destrozo del Packard resulta descomunalmente innecesario o insensato. El texto ingresa, además, en la misma restitución de la imagen pública de Oswaldo Cruz que vimos en los dos textos anteriores, aunque, como ya apunté, se anticipa a ellos 20 años. De hecho, es Joel Rufino dos Santos quien inaugura este tipo de rememoración complaciente, donde la imagen de Cruz es resarcida. La imagen del polémico sanitarista, sin embargo, no es la única resarcida. En otra nota parentética, por ejemplo, también se apunta: “ANTES DE PROSSEGUIR, gostaria de prestar uma homenagem a uma personagem desta história. Chamava-se Silva Piragibe e era o chefe de Polícia do Rio de Janeiro” (Dos Santos, 1980, p. 52), quien dirigiera la represión violenta de la revuelta. La pregunta entonces sería si, en virtud de su teleología educativa, es necesario evaluar la invasión de la casa de Oswaldo Cruz y la destrucción de su propiedad como un acto desatinado. Máxime cuando, dentro de esa lectura, la acción directa de las masas aparece revestida de vandalismo y comentada por el narrador con no pocas dosis de moralina. El texto acopia una serie de imágenes vandálicas de la juventud que, en últimas, criminaliza la revuelta:
Meninos esfarrapados começaram a baixar do morro do Castelo. Os lampiões a gás jaziam em mil pedaços pelo chão. As esquinas pareciam breu. Na sua avidez de quebrar, romper, incendiar, pareciam diabos, encobertos pelas sombras. Havia crimes mas não havia criminosos, não sei se me faço entender. (dos Santos, 1980, p. 53)
Hay, sin embargo, otras formas de entender el relacionamiento de las masas y su passage à l'acte. Una de ellas puede ser la que propone Nicolau Sevcenko (1984) en su estudio sobre A Revolta da Vacina: Mentes Insanas em Corpos Rebeldes en donde la revuelta, vista como un gesto radical de afirmación de la dignidad ciudadana, no se reduce al vandalismo. El autor apunta:
Quanto sofrimento é preciso para que um homem se atreva a encarar a morte sem medo? E quando a ousadia chega a esse ponto, ele é capaz de pressentir a presença do poder que o aflige nos seus menores sinais: na luz elétrica, nos jardins elegantes, nas estátuas, nas vitrines de cristal, nos bancos decorados dos parques, nos relógios públicos, nos bondes, nos carros, nas fachadas de mármore, nas delegacias, nas agências de correio e nos postos de vacinação, nos uniformes, nos ministérios e nas placas de sinalização. (Sevcenko, 1984, p. 88)
El tiempo de la revuelta abre otro marco de valores, uno en el que la destrucción reclama la dignidad negada. Las masas cariocas y su licenciosa forma de destruir los símbolos de élite deben ser entendidas dentro de esa suspensión del tiempo histórico que propone Furio Jesi (2000) en Spartakus: simbología de la revuelta. Allí Jesi, además de concebir la revuelta como el instante histórico que “determina la fulmínea autorrealización y objetivación de sí como parte de una comunidad” (p. 70), rehabilita la categoría de “destrucción”, inherente al fenómeno insurreccional à la Bakunin, como bien apunta Andrea Cavalletti en su estudio prologal.
Quatro dias de rebelião, no obstante, se distancia de los dos textos anteriores en tanto conecta críticamente la revuelta a la reforma urbanística del momento:
Suponho ter chegado a hora de dar, a quem lê esta história, algumas explicações.
Contra o quê, o povo carioca, quase inteiro, havia se rebelado?
Em grande parte foi contra Bota-Abaixo, o prefeito que derrubou o velho centro da cidade. Os despejados acabaram enchendo os subúrbios e as favelas. Mas isto foi só algum tempo depois. (dos Santos, 1980, pp. 78-79)
Puede notarse entonces que estamos ante una novela de tesis que busca concertar una hipótesis histórica: la obligatoriedad de la vacuna no explica la revuelta. Es decir: “A revolta contra a vacina (que no fundo não era contra a vacina) foi feita pelas centenas de famílias que se encontravam na rua” (dos Santos, 1980, p. 79). Para entender esta relación entre la implementación mandatoria de la vacuna y el proceso institucional de O bota-abaixo es necesario apuntar que:
As director of the DGSP, [Oswaldo] Cruz convinced Congress to approve his proposal for a new public sanitation code, which was regulated by Decree 5,156 of August 3, 1904, but without a mandatory smallpox vaccination, as that aspect had met parliamentary opposition. The city’s sanitary reform now had a legal framework, which, among other provisions, established the Juízo dos Feitos da Saúde Pública (Public Health Court) in the Federal District to handle cases involving evictions, demolitions, prohibitions, eminent domain, and all construction work in any building or property, thus investing the DGSP with legal authority to enter any domicile in the city ().
Son pues esas familias que enfrentaban la especulación inmobiliaria del centro colonial y que, de “um dia para o outro, tiveram de morar sob as marquises, no átrio das igrejas, junto com os cães e os mendigos, sob as escadas sebosas dos poucos cortiços que continuavam de pé” (dos Santos, 1980, p. 79), la dramática base social de la revuelta. Y es justamente en ese giro focal del aprendizaje colectivo de la revuelta –uno que descentra la vacuna y pondera el desalojo– donde halla su mejor tino la novela de Joel Rufino Dos Santos. Si hay un logro de la novela es que nos permite pensar la revuelta, nominalmente suscrita como una resistencia anti-vacunación, como una de las primeras resistencias populares del siglo XX contra la gentrificación.
5. Conclusiones
En primer lugar, creo interesante poner en diálogo tres textos que no han sido analizados conjuntamente y que, pese a que comparten el mismo eje temático, parecen desconectados. En segundo, he mostrado que en estos textos la representación de la Revolta da Vacina es un simple ornamento de la Belle Époque carioca que eclipsa la profundidad histórica de la revuelta, símbolo traumático de la transición tardía al republicanismo brasilero. En ese sentido, este artículo busca principalmente marcar esa ausencia. Y aunque se me puede reclamar que la literatura infantil no debe reducirse al registro realista, violento, de los hechos y que, por tanto, todos sus recortes temáticos pertenecen al orden lúdico, considero que detrás de esa ausencia hay algo más. Es decir, aunque se querrá ponderar la elipsis de la revuelta como una veleidad justificable, no se justifica la necesidad de sacar de escena la violencia popular en textos que reclaman ser potenciadores de experiencias ciudadanas. En particular porque la Revolta da Vacina es medular en esa relación tensa entre ciudadanía y Estado, ya que como afirma : “mesmo que a vitória não tenha sido traduzida em mudanças políticas imediatas além da interrupção da vacinação, ela certamente deixou entre os que dela participaram um sentimento profundo de orgulho e de auto-estima, passo importante na formação da cidadania”.
¿Qué decir entonces de la filosofía educativa que recorre estos textos? Quizás sea preciso regresar a ese seminal artículo de , donde sostenía que la preocupación “for the literary quality of children’s books as works of imagination has become linked in a caricatured manifesto with indifference to the child reader and with tolerance or approval of obsolete or traditional or reactionary political values”. De allí que este artículo abogue por un revisitar de la historia violenta de la ciudad que abra la agencia ciudadana y no que la cancele. Es decir, que permita plantear que la revuelta es un medio legítimo de lucha de cara al Estado, de cara al modelo económico, a los problemas sociales que aquejan a un barrio, etc. Porque es la revuelta, fenomenológicamente, la instancia privilegiada para entender las mutaciones del capitalismo (en este caso específico de la Revolta da Vacina, en su correlato modernizador). En términos de : “the riot as a particular form of struggle illuminates the character of crisis, makes it newly thinkable, and provides a prospect from which to view its unfolding”. Por eso, este artículo aboga por una representación literaria que, en pos de un telos educativo, no diluya la praxis de la revuelta y su potencial emancipatorio, como parte del repertorio de la acción colectiva. En otras palabras, aboga por textos que reconecten la agencia ciudadana que yace en la Revolta da Vacina a una historia continua e inacabada de resistencia popular.
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