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Joaquín García-Medall
Universidad de Valladolid
España
https://orcid.org/0000-0002-5052-9792
Vol 27 (2021), Monográfico: Dimensión lingüística de la colonización: la lingüística misionero-colonial / Coordinadores:Joaquín Sueiro Justel (U. Vigo), María Rosa Pérez Rodríguez (U. Vigo)
DOI https://doi.org/10.15304/moenia.id8071
Recibido: 29-10-2021 Aceptado: 02-03-2022 Publicado: 04-11-2022
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Resumo

Los investigadores van trazando el camino de las influencias entre la lexicografía mesoamericana y la de las islas Filipinas desde diversas perspectivas. Por lo general, ya podemos admitir que parte de su nomenclatura gramatical, como el concepto de metáfora (met.) o el de facere facere (verbos causativos) provienen directamente de la lexicografía mesoamericana relativa a diversas lenguas, como el náhuatl, el otomí o el zapoteco. También parece probado que Nebrija llegó primero a las Filipinas a través de Alonso de Molina y que luego otros lexicógrafos como Alonso de Urbano, entre otros, influyeron decisivamente en la selección léxica de las entradas de diversos vocabularios filipinos para el tagalo, el bisaya y otras lenguas del archipiélago. Dichas influencias no solo se ven reflejadas en los vocabularios, sino que responden, en general, al concepto de «bien común» que aplicaban las diversas órdenes religiosas en su tarea de apoyo a la evangelización a través de artefactos intelectuales que provenían de la tradición europea, los glosarios, los vocabularios y los calepinos, elementos complementarios de las Artes o gramáticas . Algunos autores, con mayor o menor fortuna, han investigado los préstamos que aparecen en el primer vocabulario impreso de la lengua tagala y del bisaya, su fraseología, sus informaciones pragmáticas más relevantes, algunas de sus informaciones enciclopédicas, parte de su metalenguaje gramatical e incluso algunas partes de su gramática oculta derivada del corpus de ejemplificaciones del vocabulario.