INTRODUCCIÓN
Al analizar el uso de las apódosis habría dado y hubiera dado en las oraciones condicionales irreales de pasado (), encontré ejemplos en los que estas formas verbales se combinaban, en la prótasis, con diversos modificadores adverbiales modales en los que aparecía el adjetivo otro: en (de) otra manera, en (de) otra guisa, en (de) otro modo, de otra suerte, otramente. Los ejemplos no eran muy numerosos, pero sí constantes durante un largo periodo de tiempo, como veremos más adelante.
En el presente trabajo me centraré en el adverbio otramente . Quedan para otra ocasión las construcciones similares como en otro caso , en otra ocasión, en otra parte, en otras circunstancias…, que habrá que poner en relación con otras locuciones formadas sobre el sustantivo caso (caso que, dado (el) caso que, en caso contrario, en caso de que, en caso que, en cuyo caso, en el caso de que, en el supuesto (hipotético) caso de que, en ese (este) caso, en su caso, en tal caso (cfr. , s. vv. correspondientes).
El corpus utilizado es el formado por las documentaciones que nos proporciona el banco de datos académico Corpus del Diccionario histórico de la lengua española ( ), que incluye el CDH nuclear y el Corpus del siglo XII a 1975, antiguo CORDE. También he consultado el CORDIAM .
1. PRIMERA PARTE
1.1. Antecedentes latinos y derivados romances
En latín, como es sabido, del adjetivo alius (‘otro entre varios’, ‘diferente’, ‘distinto’, ‘diverso’) derivaron dos adverbios que junto al significado modal que le es propio ‘de otra manera’, ‘de otro modo’, se utilizan también como una prótasis condicional (valor procondicional) con el significado de ‘de no ser así’, ‘de lo contrario’, ‘si no’. Son aliter y alioqui, este último de época imperial (cfr. , Glare 1996, ).
- (1)
quare, si suos legatos recipere uellent, quos Athenas miserant, se remitterent; aliter illos numquam in patriam essent recepturi (Cornelio Nepote, Themistocles 7,6) («Por lo tanto, si querían que los legados que habían enviado a Atenas regresaran a Esparta, tendrían que dejarle salir a él, pues de otro modo estos jamás volverían a su patria». Trad. Manuel Segura Moreno, ed. Gredos, 2016.
- (2)
haec autem ita sunt, si coheres collusit cum patrono: aliter enim non esse patronum cogendum legata praestare: neque enim interdictum est, ut quis omittat hereditatem, si sine fraude id fiat. (Digesto 29,4,6) («Esto es así si hubo colusión entre el coheredero y el patrono, pues en otro caso (si no, en caso contrario) el patrono no estará obligado a pagar los legados, porque a nadie se le prohíbe renunciar a la herencia…», idem).
También es conocido que ni alius ni aliter ni alioqui dejaron descendencia en las lenguas romances. El adjetivo que pervivió fue alter, y sobre sus derivados romances (otro, outro, altre, autre, altro…) se formaron adverbios y sintagmas adverbiales para expresar los mismos significados que en latín hemos visto que tenía aliter: el modal y el condicional. Así tenemos en francés el adverbio autrement (Dictionnaire de la Académie Française, https://www.academie-francaise.fr/le-dictionnaire/la-9e-edition), con una gran variación gráfica en los textos antiguos (, http://atilf.atilf.fr/). La primera documentación con el valor procondicional es de la Chançon de Roland (ca. 1100): Duc li envei mun uncle l'algalife; Altrement ne m'amerat il mie .
La evolución del latín alter al italiano dio como resultado altro, del que deriva altrimenti, también con numerosas variantes gráficas en textos antiguos (Tesoro della lingua italiana delle origini y ). Se recogen ejemplos desde el siglo xiii.
En las lenguas peninsulares encontramos también adverbios modales creados a partir de derivados de alter tanto en catalán como en gallego y portugués. Y tenemos noticias de su empleo en leonés y aragonés.
En catalán el adjetivo alter evolucionó altre, adjetivo sobre el que se creó el adverbio altrament (https://dcvb.iec.cat/). señala en su Diccionari etimologic i complementari de la llengua catalana el uso del adverbio altrament ya en el siglo xiv, dato que toma del diccionario de .
En gallego actual está plenamente vigente el adverbio outramente, según los datos que nos ofrecen los diccionarios. El Dicionario da Real Academia Galega (https://academia.gal/dicionario) lo define como «doutra maneira» y aduce el siguiente ejemplo, en el que tiene valor procondicional: «Deberá ter unha boa conduta no cárcere, outramente non acadará a liberdade condicional».
En el Tesouro Informatizado da Lingua Galega (http://ilg.usc.es/TILG) se recogen 109 ocurrencias; todas ellas a partir de 1900.
En el Tesouro Medieval Informatizado da Lingua Galega, sin embargo, se documenta un único ejemplo y, además, es en una traducción, en la que el castellano otramiente se traduce por outramente. Se trata de la traducción gallega de la Crónica General y de la Crónica de Castilla, que editó y anotó . El texto castellano es el siguiente: «ca non touo y otramiente guarda ninguna que podiese auer» (PCG 746a 37), que es traducido por «ca nõ t[e]uo y outrament[e] garda nẽhũa que poder auer».
En el glosario de la obra el profesor gallego señala su equivalencia con «de otra manera, por otra parte». Y concluye que no existe en gallegoportugués.
En la zona asturleonesa tenemos varias noticias de la existencia del adverbio derivado de alter. En el Léxico del leonés actual de se recoge el adverbio, con las formas outramente y outramiente, y con tres significados: ‘de otro modo, de otra manera’; ‘con otra intención’; ‘por otra parte’. Se ha localizado en varios lugares de la zona occidental del leonés. En La Baña (Cabrera) Rodríguez Bayo (2007) recogió un uso procondicional del adverbio: «You sei que no lo iba a facé, outramiente houbiera empezáu antias» (cit. por , https://lla.unileon.es/?id=EC111491).
En el Diccionariu de la llingua asturiana de la Academia de la Llingua Asturiana se recoge el término otramiente, definido como «d’otra miente, d’otra manera».
También tenemos noticias de otramente en la zona aragonesa. No lo encuentro en Borao, pero sí lo recoge , con el significado aditivo ‘además’. Y cita un ejemplo sacado de los Estatutos y Ordinaciones de Montes y Huertas de la Ciudad de Zaragoza, del año 1861.
1.2. Otramente en los diccionarios.
Para los profesores Corominas & Pascual (DCECH, s. v. otro) el adverbio otramente fue rechazado por el castellano:
Otramente ant. [-miente, Alex., 1538; -mente, J. Ruiz; APal, 14b] adverbio rechazado por el castellano, pero muy vivo en los demás romances; en su lugar empleaba Berceo otraguisa (Milagr. 205, formado sobre los mismos elementos que el inglés otherwise).
Esta opinión, que comparto y que se manifiesta en los textos a partir de finales del xvi, contrasta con la presencia que este adverbio ha tenido en los diccionarios.
Ya en el siglo xv encontramos dos menciones a este adverbio. Alfonso de Palencia en su Vocabulario en latín y romance (1490) la señala como equivalente a en otra manera para explicar el significado de alioquin: «Alioquin tanto significa como si menos o si en otra manera: & si otra mente se fizisse. ha se por coniunçion razonal & collectiua»; y Rodrigo Fernández de Santaella en su Vocabulario eclesiástico (1499) escribe: «Alias. aduerbio. vltima accuta otra mente o en otro lugar o en otro tiempo. gne .xx.» (ambos ejemplos tomados del ).
En el Nuevo tesoro lexicográfico del español siglo xvi - 1726 (: s.v. otramente) lo encontramos en diccionarios bilingües del xvii como el de Palet (Diccionario muy copioso de la lengua española y francesa, 1604), quien lo relaciona con autrement, o el de Oudin (Tesoro de las dos lenguas francesa y española, 1607); o trilingües como el de Vittori (Tesoro de las tres lenguas francesa, italiana y española, 1609), que lo traduce por autrement y por altramente. Se trata en los tres casos de traducciones de los adverbios correspondientes en francés o italiano; recurso más fácil para estos autores extranjeros que el uso de los sintagmas de otra manera, de otro modo, de otra suerte, también utilizados en la época con el mismo significado ().
En el Aut. (Diccionario de Autoridades, 1726-1739) los académicos lo incluyen con el significado de ‘de otra suerte’; y señalan que «en lo antiguo tuvo mucho uso».
Esteban de Terreros y Pando (1787) señala también la no utilización del adverbio en su tiempo: «aunque en lo antiguo estuvo en mucho uso, hoi no lo tiene” y lo hace equivalente del fr. autrement, del lat. Aliter y del italiano altramente».
Una breve y rápida ojeada a los restantes diccionarios académicos () nos proporciona la siguiente información. En los de 1780, 1817 y 1884 aparece con el significado ‘de otra suerte’ y la marca de ant(icuado). En el de 1925 desaparece injustificada e incomprensiblemente la marca ant. Y esta situación se mantuvo hasta la edición de 2001. En el actual se mantiene la definición de los anteriores con la marca desus(ado).
También aparece, aquí con total justificación, dado el uso medieval del adverbio (se citan ejemplos de ocho obras), en el casi olvidado Diccionario medieval español. Desde las Glosas Emilianenses y Silenses (s. x) hasta el siglo xv de Martín Alonso (1986: s. vv. otramente y otramiente), que, además, diferencia dos significados del adverbio: (a) modal, con remisión a ejemplos de la Crónica General y del Libro del Buen Amor, y (b) el de prótasis condicional, empleado en los siglos xiv y xv: «de otro modo»; y aduce dos ejemplos, uno de la Traducción de Tucídides de Fernández de Heredia y otro del Jardín de nobles doncellas de Martín Alonso de Córdoba.
Si en los diccionarios, como hemos visto, son frecuentes las menciones a otramente, no sucede lo mismo en los estudios de sintaxis histórica de las condicionales. La única referencia que he encontrado está en la clásica y excelente obra del prof. . En el apartado 31.7, al tratar las expresiones adverbiales que pueden funcionar como prótasis condicionales, menciona otramente (§ 31.79) y cita un ejemplo de Pedro Manuel Jiménez de Urrea, Penitencia de amor: «otramente ya te ouiera despedido».
1.3. Documentaciones
En el (nuclear + XII-1975) se documentan 647 casos del adverbio en todas sus variantes gráficas (otramente, otrament, otra mente, otra ment, otramientre, otramiente); de los cuales 640 pertenecen a los siglos xiii-xvii. No aparece en los documentos del xviii. En los del xix aparece en dos ocasiones. Una como palabra francesa
- (3)
En francés, en vez de si no, se dice otramente, por y para son una misma palabra; siempre es todos días (Ramón Campos, El don de la palabra en orden a las lenguas y al ejercicio del pensamiento 1804).
La otra está tomada de la Historia de los heterodoxos españoles (1880-1881) de D. Marcelino Menéndez Pelayo, que parece recoger un texto antiguo.
Esa misma es la explicación de tres de las cinco ocurrencias del siglo xx, las que aparecen en las obras Los moriscos españoles y su expulsión (1901), de Pascual Boronat; Vasconiana (De Historia y Etnología) (1957), de Julio Caro Baroja, y Las comunidades de Castilla (1963-1979), de José Antonio Maravall.
En las otras dos, una de España y otra de Ecuador, el valor de otramente es el aditivo: ‘además’
- (4)
Quiere Laguna que la tercera especie de calaminta que trae Dioscórides en el capítulo 29 del Libro iii sea la nébeda o hierba gatera pero, en realidad, aquel autor, diciéndonos únicamente que se asemeja al mastranto, pero con las hojas más luengas, y las ramas y tallos mayores, y con las fuerzas más flacas, nos da pocos datos para caracterizarla. Otramente, es difícil que Dioscórides no se hubiese referido a los gatos de haberse tratado, realmente, de la hierba gatera, (1962, Pío Font Quer, Plantas medicinales. El Dioscórides renovado).
- (5)
Pero entre tu soledad y la mía hay una gran diferencia, otramente importante: a ti te sirve, te es útil y, cuando no la tienes, la buscas. (1995, Jorge Enrique Adoum, Ciudad sin ángel [Ecuador].
Las documentaciones de los siglos xiii al xvii las podemos ver en la siguiente tabla:
Siglos | Otrament(e), otra ment(e), otramiente, otramientre | Documentos |
---|---|---|
XIII | 30 | 13 |
XIV | 86 | 16 |
XV | 437 | 106 |
XVI | 86 | 39 |
XVII | 1 | 1 |
640 | 175 |
Como se puede apreciar la etapa de mayor uso es el siglo xv con el 68,6 % de los casos; esta época está flanqueda por un uso igual en los siglos xiv y xvi. En el xvii solo se encuentra un ejemplo, y es de 1619.
1.3.1. Siglo XIII
El adverbio otramente está presente en 13 obras que en el CDH se adscriben al siglo xiii y en la mayoría su uso podemos calificarlo de esporádico; en ocho solo aparece un ejemplo.
Si nos fijamos en aquellos documentos cuyos testimonios son del xiii o comienzos del xiv, nos daremos cuenta de que la mayoría son fueros, y los más antiguos y con mayores documentaciones son navarros o aragoneses: Vidal Mayor y Fuero General de Navarra. Entre los dos alcanzan la mitad de los casos. Algo más si les sumamos el caso del Fuero de la Novenera, al que el CDH le asigna la fecha a1253, pero conservado según en manuscrito de mediados del xiv; y los ejemplos de otras dos versiones del Fuero de Navarra de comienzos del xiv, citadas más tarde. Otros fueros del s. xiii en que aparece el adverbio son los de Béjar, Sepúlveda, Burgos y Alarcón.
Entre las obras que no son fueros, tenemos los casos del Libro de Alexandre y del Libro de Apolonio, ambos con posible influencia aragonesa. Para el uso en el Picatrix alfonsí y el Libro de los animales que cazan (ambos traducción del árabe) no encuentro explicación concreta.
El Caballero del Cisne, último documento de la tabla 2, que tiene tres casos de otramente, es una traducción del francés conservada en una copia del siglo xvi. Es posible, por tanto, pensar que la aparición del adverbio se deba a la influencia del francés.
En conclusión, podemos afirmar que el adverbio otramente entró por la zona oriental en textos legales, de donde se extendería a otros textos como los fueros señalados, y que su uso pudo estar favorecido por las traducciones de obras francesas.
1.3.2. Siglo XIV
En el siglo xiv los usos de otramente siguen ligados a la relación con la zona navarroaragonesa, y a las traducciones del francés. En el primer caso tenemos las versiones del Fuero de Navarra ya mencionadas (5), las obras Fernández de Heredia (31) y el Viaje de Juan de Mandevilla (20) traducción aragonesa de un texto escrito en anglonormando; en el segundo caso está La Traducción de las Décadas de Tito Livio (7) de Lope de Ayala, quien la hace a partir de una traducción francesa. Este conocimiento del francés también puede explicar su utilización en el Rimado de Palacio. Quizás podríamos añadir aquí las Sumas de la historia troyana de Leomarte (3). En total serían 67 casos de los 86 de todo el siglo. Y también a influencia francesa se puede deber la presencia de otramente en la obra Sevillana medicina de Juan de Aviñón de finales del xiv, pero conservada en copia de 1545.
La interesante obra El Catecismo de Pedro de Cuéllar (11) inaugura (siempre que aceptemos que los casos de otramente estaban en el original) el uso en una tipología textual nueva, los textos de carácter doctrinal, que también veremos en el siglo siguiente.
Las documentaciones en el resto de las obras son, como vemos, esporádicas. Hay algún caso en ordenamientos jurídicos (Cortes de Segovia y Ordenanzas de los pelares de Cuenca). De la Biblia romanceada según el ms. 87 de la Real Academia de la Historia trataremos después, ya que, aunque en el CDH se sitúa esta versión en torno a 1400, otros autores creen que es propiamente del s. xv .
De contenido médico es la obra Visita y consejo de médicos, de Estéfano de Sevilla, ms 18052 de la Biblioteca Nacional (finales del xiv) en la que encontramos dos casos de otramente.
Los dos casos del Libro del Buen Amor pueden estar favorecidos por la métrica y la rima, ya que se encuentran en final de verso.
1.3.3. Siglo XV
El uso de otramente está mucho más extendido en el siglo xv, como ponen de manifiesto los datos de la tabla 4: 437 ocurrencias en 106 documentos., mientras que en el siglo xiv aparecía en 16 documentos. Aparece en una gran diversidad de textos, aunque en el 64 % solo hay una ocurrencia del adverbio, por lo que podemos considerarlos usos esporádicos; en 11 documentos aparecen solo dos casos
Para intentar echar un poco de luz sobre este amplio número de obras y sobre las razones del uso de otramente en ellas, estableceré algunos grupos:
-
A) Obras con posible influjo navarroaragonés
La posible influencia oriental en el uso del adverbio que señalamos para los siglos xiii y xiv se aprecia también en algunos documentos del xv. En primer lugar, nos encontramos con 56 ocurrencias en 49 cartas de Fernando el Católico pertenecientes a Documentos sobre relaciones internacionales de los Reyes Católicos, (1481-1499), a las que habría que añadir otros tres casos en otras tres cartas de 1501 y 1502. También como influjo aragonés puede explicarse el ejemplo encontrado en el documento de 1408 Pintura decorativa de la capilla de Santa María de los Ángeles» (Documentos relativos a la pintura en Aragón durante el siglo xv). E incluso los dos ejemplos de la Visión deleitable, «obra escrita en castellano culto con numerosos orientalismos de carácter literario» (López 2002). También el ejemplo de Sermones navarros.
-
B) Traducciones
El uso de este adverbio es frecuente en las traducciones, como hemos indicado. En las que proceden del francés es lógico pensar en que ha existido una influencia por lenguas en contacto. Es el caso de (a) la traducción de la obra Arbre des batailles, de Honoré Bouvet; (b) la Historia de la linda Melosina, novela de Jean D'Arras; (c) Traducción del Tratado de cirugía de Guido de Cauliaco (francés Guy de Chauliac); d) Traducción de El Libro de Propietatibus Rerum de Bartolomé Anglicus ; (e) Libro del conde Partinuplés, y posiblemente la Traducción de Lanzarote del Lago. En total suman 82 casos de otramente, de los que la mayor parte, 65, están en El Libro de Propietatibus Rerum.
En las obras que son traducciones del latín no es tan fácil hablar de influencia de esta lengua en la aparición del adverbio en la otra. En esa época para el valor de, por ejemplo, alioqui se podía utilizar el sintagma en otra manera, mucho más frecuente que el adverbio. Así lo vemos en el ya mencionado Universal vocabulario en latín y en romance de Alonso de Palencia. En la obra encontramos tres ocurrencias de otra mente. En dos de ellas la hace equivalente de en otra manera, al explicar los significados respectivos de alioquin y el de alias:
- (6)
Alioquin tanto significa como si menos o si en otra manera: & si otra mente se fizisse. ha se por coniunçion razonal & collectiua.
- (7)
Alias en otro tiempo o otra mente y en otra manera
La misma equivalencia de alioquin la encontramos en el Vocabulario de Santaella:
A pesar de ello, en este siglo encontramos el uso del adverbio otramente en nueve documentos que son traducciones del latín: Caída príncipes, Traducción De Officiis Cicerón, Traducción del Tratado de la reformación de la ánima de S. Basilio, Traducción del Libro llamado Fedrón de Platón, Libro de amor e amicicia; Las Etimologías romanceadas de San Isidoro, Conjuración de Catilina de Caio Salustio Crispo, Traducción de la Cirugía Mayor de Lanfranco, Traducción de las Bucólicas de Virgilio; a estos habría que añadir los mencionados vocabularios de Alonso de Palencia y de Santaella.
También se podría añadir El libro de las paradojas de Alonso Fernández de Madrigal, aunque en este caso no está claro que la versión castellana sea producto de la traducción de la latina. Sí parece estarlo en el caso de su obra Libro de amor y amicicia .
Dos documentos son traducciones del hebreo, la Traducción y glosas de la Biblia de Alba y la Traducción castellana del Libro de El Kuzari de Yehudah Halevi.
Caso extraordinario es el primero por el gran número de documentaciones de otramente (113). Esta obra está relacionada con la Biblia romanceada (ms. 87 de la Real Academia de la Historia) mencionada antes. Según la profesora Morreale, las versiones de Isaías, Jeremías y Ezequiel de ambas están relacionadas e incluso escritas por manos similares (apud ).
La cuestión que se plantea es si podemos relacionar este abundante uso de otramente con la influencia del hebreo. Para comprobarlo, hemos hecho búsquedas en el corpus Biblias hispánicas (https://bh.bibliamedieval.es/consultas.html) y en el de Biblias medievales (https://www.bibliamedieval.es/BM/).
Los resultados son los siguientes. En la Biblia de Alba aparece solo un caso, Gén. 45.11:
- (9)
{54va} «E yo te manterné ende, que aún quedan cinco años de fambre, ca otramente tú perecerías, e tu casada, e cuanto tienes»
También encontramos el adverbio en las traducciones bíblicas E5 y E7; concretamente en Jueces 12,6:
- (10)
{117ra} E dizíanle: «Di agora Sibolet». E dizía: «Sibolet», porque non podía fablar otramente. E tomávanlo e degollávanlo a los vados del Jordán. E mataron en aquella sazón de los de Efraím cuarenta e dos mill.
Y otro caso en la Biblia del Oso (Is. 48.11):
Así pues, el uso de nuestro adverbio, aunque presente en algunas de las traducciones de textos bíblicos, no es frecuente en esa tradición; y, por ello, no parece adecuado explicar el gran empleo en la obra de Mose Arragel por influencia del hebreo. Por otro lado, si hemos encontrado 113 casos en la obra y solo uno pertenece al texto bíblico, debemos deducir que los otros 112 aparecen en las glosas de la edición introducida en el CDH . Su uso, pues, parece más bien un rasgo propio de la escritura del rabino (o de los revisores cristianos Arias de Encina, Vasco de Guzmán, y Juan de Zamora). Todos ellos parece que conocían y entendían el adverbio y que lo prefirieron a sintagmas sinónimos como en otra manera, mucho más frecuente en la época que otramente. De hecho, en la obra de Mose Arragel solo aparece un caso de en otra manera y ninguno de de otra manera (cfr. también infra):
- (12)
Sienpre en lo mas los sacrefiçios la ley fazer mando a aquellos que en algund pecado en dicho o en fecho e consejo e non en otra manera
-
C) Obras didáctico-doctrinales
Al hablar de El Catecismo de Pedro de Cuéllar, señalé que inauguraba el uso del adverbio en un conjunto de obras de carácter didáctico-doctrinal. Es el caso, por ejemplo, del Libro de las confesiones de Martín Pérez, obra escrita en 1316, pero conservada en manuscritos del suglo xv. La importancia de esta obra está en que es una de las que más uso hace del adverbio, 64 casos. La obra consta de tres partes, que se han conservado en manuscritos independientes. Según mi compañera , la lengua de los tres manuscritos que sirven de base a la edición de Antonio García y García es el castellano, pero con algún rasgo oriental en el manuscrito de la primera parte, y bastantes rasgos occidentales en el de la tercera.
¿Estaban en el original los 64 casos de otramente? Creo que sí, ya que los ejemplos se reparten por las tres partes.
Dentro de este apartado encontramos también cuatro libros de sermones, con un ejemplo en cada uno de ellos: Un sermonario castellano medieval; Sermones de San Vicente Ferrer, Sermones de la Real Colegiata de San Isidoro de León y Sermones navarros.
También en este apartado podemos incluir otros tres libros, el ya mencionado Libro de las paradojas, y dos de la segunda mitad del xv, dedicados ambos a la reina Isabel, el Jardín de nobles doncellas (posterior a 1468), ocho casos, y el Libro de los pensamientos variables (en torno a 1485), dos.
-
D) Libros de medicina
En el apartado dedicado al siglo xiv señalamos dos obras de contenido médico en las que se usaba el adverbio; ahora en el xv encontramos otras cuatro obras (dos son traducciones y ya las hemos mencionado), con un ejemplo cada una. Las otras dos son: Arte complida de cirugía. BNM Ms. 2.165 y Sumario de la medicina con un compendio sobre las pestíferas bubas. Madrid, BN I1169 de Francisco López Villalobos.
Fuera de los grupos establecidos, está la obra del vizcaíno Lope García de Salazar, Istoria de las bienandanzas e fortunas, en la que se documentan 14 casos de otramente.
1.3.4. Siglo XVI
En el siglo xvi se documentan 86 casos en 39 obras; una media de 2,2 por obra. Solo 6 obras tienen 5 o más casos; en 25 solo una ocurrencia.
Una de las obras que presenta más casos de otramente es el Fuero reducido de Navarra, hecho que no debe sorprendernos tras lo que hemos señalado sobre las documentaciones en los fueros navarros de los siglos xiii y xiv.
La otra obra en la que encontramos siete casos es la titulada Veneris tribunal del ingeniero valenciano Luis Escrivá, que la publica en Venecia. La relación con Italia, además de su lengua materna, pueden explicar el uso de otramente. También tienen relación con el país transalpino Gabriel Alonso de Herrera ―que vivió en Italia, además de usar fuentes latinas―, Francisco Delicado (La Lozana andaluza) y Diego de Salazar ―quien en su obra Tratado de re militari tiene como modelo a Maquiavelo (Dell’arte della guerra)―, además de la traducción que Jerónimo de Urrea hizo del Orlando furioso de Ludovico Ariosto.
Hay más traducciones; algunas del francés como Tristán de Leonís o la Historia del emperador Carlo Magno y de los doze pares de Francia, traducción de L’Histoire de Charlemagne de Jean Bagnyon. Otra del valenciano (Traducción de Tirante el Blanco de Joanot Martorell).
También del latín, como es el caso de la Instrucción de la mujer cristiana, de J. L. Vives, traducida del latín por Juan Justiniano, cretense afincado primero en Valencia y después en Italia (hechos que quizás expliquen mejor la presencia del adverbio). También desde el latín Juan Jarava traduce a Erasmo en su obra Traducción del "Libro de vidas y dichos graciosos" de Erasmo; y latino es el modelo de la obra Traducción de la Cosmografía de Pedro Apiano.
También aparecen usos en novelas de caballería. Junto a los casos ya citados de Tristán de Leonís y de la traducción de Tirant lo Blanc, encontramos ejemplos en Palmerín de Oliva y en su continuación Primaleón.
Otro grupo de obras lo forman las crónicas; entre todas suman ocho casos de otramente.
Y siguiendo con la tradición ya vista, encontramos un caso en Memorial de pecados y aviso de la vida cristiana, de Pedro de Covarrubias, obra que se relaciona con el Catecismo de Cuéllar y con el Libro de las confesiones de Martín Pérez (n. 37). Y el Espejo de príncipes y caballeros, segunda parte de Pedro de Sierra.
Al igual que vimos en algunas obras del xv (cfr. tabla 4), en el xvi el uso de otramente también llega a la poesía, de la mano de, entre otros, Boscán, Garcilaso o Juan Rufo. En todos los casos el uso es esporádico.
Quizás la zona geográfica explique los seis casos encontrados en la obra Tratado de las supersticiones y hechicerías y de la possibilidad y remedio dellas, de Fray Martín de Castañega.
1.4. Otra mente = otra manera
Antes de pasar a las conclusiones y al estudio del uso de otramente como prótasis condicional, me parece interesante señalar algunos usos de otramente en los que los autores identifican el sintagma con otra manera (sin preposición), con lo que se iguala el significado de mente y de manera.
En la traducción de la obra de Cicerón de Officiis realizada por Alonso de Cartagena, leemos «por ende otra mente juzgamos delos otros. & otra manera de nos mesmos».
Esta igualación lleva a la aparición de preposiciones (en y de) delante de otramente, lo que supone un reanálisis. Lo vemos en los siguientes casos:
- (13)
―O nos conviene dexar el agua que tanto avemos menester, o sobir a ellos; que si en otra mente lo tomamos, grand daño resçibiremos, e aun fazémoslas an dexar a mal de nuestro grado. (1431-1449 [finales del s. xv o comienzos del s. xvi], Gutierre Díaz de Games: El Victorial)
- (14)
& esto es aqui puesto por que el confessor sepa que demandar a algunos que de mal furtaron a otro lo suyo & gelo non deven en otramente (a1500 Martín Pérez: Libro de las confesiones).
- (15)
y poresta contia del comer y del beuer ygualmente / ca de otra mente non aprouecharia antes nada dela fisica (c1381-1418, Anónimo: Sevillana medicina de Juan de Aviñón. Sevilla: Juan de Burgos, 1545).
- (16)
e el cauallero lo otorgo ca bien via que de otra mente no podia del escapar (c1414 Anónimo: Traducción de Lanzarote del Lago).
Para finalizar, copio un ejemplo de otra mente que, calco del francés autrement que o del italiano altrimente che.
1.5. Conclusiones de la Primera parte
De lo señalado hasta aquí podemos sacar algunas conclusiones:
- 1)
La introducción del uso de otramente parece estar relacionada con el área oriental navarroaragonesa.
- 2)
La influencia del francés, a través de traducciones, explica su uso en obras de los siglos xiv al xvi. En este último siglo también se aprecia la influencia del italiano y del catalán (valenciano).
- 3)
Desde los ámbitos anteriores el uso se extendió por diferentes obras, la mayoría agrupables en determinados tipos:
-
a) Los fueros, especialmente a finales del s. xiii.
-
b) Las traducciones desde el latín. Aunque hemos desechado la influencia de esta lengua, lo cierto es que otramente aparece en muchas de estas traducciones.
-
c) Obras didácticas y doctrinales.
-
d) Libros de medicina.
-
e) Libros de caballerías a comienzos del s. xvi.
-
f) Crónicas.
-
g) El amplio uso de otramente en las glosas de Mose Arragel a su traducción de la Biblia de Alba, preferido sobre los sintagmas en otra manera, de otra manera, evidencia que el adverbio era habitual en el s. xv, al menos en ambientes cultos.
-
- 4)
El uso del adverbio traspasa los límites de la prosa y llega, aunque de forma esporádica, a la poesía: Libro de Alexandre, Libro de Apolonio, Libro del Buen Amor, Rimado de Palacio… Boscán, Garcilaso.
2. SEGUNDA PARTE
2.1. Uso de otramente como procondicional.
La existencia de modificadores oracionales con valor condicional es frecuente en las lenguas de nuestro entorno y así los recoge para nuestra lengua la Nueva gramática de la lengua española (), donde leemos que, además de los sintagmas preposicionales con sin y con, también pueden funcionar como prótasis condicionales otros sintagmas, originariamente modales, que forman locuciones adverbiales más o menos lexicalizadas, entre las que están «de otra manera, de otro modo, en caso contrario, y otras semejantes que equivalen aproximadamente a de no ser así». También el antiguo adverbio otramente ().
denominó procondicionales a las locuciones que poseen significado condicional, focalizando la atención sobre su uso en las prótasis condicionales. Y señaló «el valor de marco hipotético anafórico de polaridad contraria a la del enunciado que recoge, sea este afirmativo o negativo».
, por su parte, recoge dos valores del adverbio, por un lado, su uso como adverbio modal deíctico anafórico, equivalente a «De otra suerte (DRAE), de otra manera, de otro modo, con otra denominación, con otro nombre»; y, por otro, el uso como adverbio oracional condicional deíctico-anafórico: ‘en caso contrario, si no, de lo contrario’:
Este último uso es considerado por el profesor salmantino como «completamente arcaico» y, añade, «[e]n emigrantes de escaso nivel escolar puede ser puro galicismo».
El adjetivo otro, presente en el adverbio y en otras muchas locuciones, posee un valor anafórico que explica tanto el valor modal como el procondicional. Lo vemos en el siguiente ejemplo, en el que otramientre remite a la oración anterior (de manera diferente de «con moradores de la villa»):
- (18)
Et los de las aldeas non puedan acotar a los de la villa, si non fuere con moradores de la villa; et si otramientre acotare, nol’ vala, & peche I moravedí a los alcaldes, o a los iurados, pora ante qui fuere acotado (c1300, Fuero de Sepúlveda).
Uno de los significados de otro es el de alteridad, que el DLE (s. v. otro) define como: «dicho de una persona o de una cosa: distinta de aquella de que se habla» . Cuando expresa alteridad, otro presupone que existe en el contexto discursivo alguna entidad perteneciente a la misma clase del sustantivo al que acompaña. En el caso que nos ocupa, un sustantivo de «modo». Colocado en posición de tópico y rota la relación semántica con el verbo de la oración en la que está, el sintagma pasa a expresar la polaridad negativa a la que se refería la profesora Montolío. Lo podemos ver en el ejemplo siguiente, cuya interpretación considero que puede ser tanto modal como procondicional:
- (19)
E depués que le aya puesto la penitençia amonestadle que biva onestamente dando a cada uno su derecho; e amonéstele que se tire de pecados: de fazer omiçidios nin heregía, e que crea los artículos de la fe; e amonéstele cómmo pague los diezmos e las primiçias e que otramente non se salva (1325, Pedro de Cuéllar: Catecismo).
Cabe la interpretación modal: ‘de manera distinta a cumplir lo amonestado’, pero también la interpretación procondicional: ‘si no cumple lo amonestado, no se salva’. Para esta segunda interpretación es necesaria la anteposición y que el sintagma con valor adverbial se desligue del verbo del que en principio (primera interpretación) dependía semántica y sintácticamente.
El siguiente ejemplo nos ayuda a entender el proceso:
- (20)
Alguna ves tu oyeste o leyeste que en nuestro señor Dios mouimiento de sobir nin menos desçender non dezir conuiene en quanto diuinidat, e esto costunbra asy la ley dezir porque los omnes non otra mente lo podriamos entender, segund que adelante oyras (c1422-1433, Mose Arragel de Guadalfajara: Traducción y glosas de la Biblia de Alba).
En este texto vemos que el adverbio está dentro del predicado «non … lo podríamos entender» y funciona como complemento modal; pero si lo transportamos a la izquierda, fuera del predicado, antes del sujeto, se pierde su relación con el verbo y la interpretación varía: «porque otra mente los omnes non lo podríamos entender» = ‘porque si no, los hombres no lo podríamos entender’.
2.2. Documentaciones
En la tabla 6 he copiado, junto a los datos de uso por siglos de otramente (cfr. tabla 1), los usos como prótasis condicional y el porcentaje de estos sobre el total, para así poder valorar mejor el peso que los usos procondicionales tienen en el conjunto e indirectamente ver el grado de gramaticalización de la locución. Como era esperable, en el siglo xv se alcanza el mayor número de usos procondicionales (80,8 % del total). Por lo que respecta a los porcentajes de uso, se aprecia un gran aumento entre los datos del siglo xiv y los del xv. De un escaso 10,46 % se pasa a un 36,6 %.
Siglos | Otramente | Procondicionales | Porcentaje de procondicionales |
---|---|---|---|
XIII | 30 | 2 | 6,6 |
XIV | 86 | 9 | 10,46 |
XV | 437 | 160 | 36,61 |
XVI | 86 | 27 | 31,39 |
XVII | 1 | 0 | |
637 | 198 | 31,08 |
Las dos primeras documentaciones con valor claramente procondicional que encuentro en el CDH son de la obra El caballero del cisne, traducción del francés fechada como anterior a 1300, pero conservada en copia de comienzos del xvi (cfr. supra).
- (21)
pero a tal pleyto, que pues la dueña tanto me afinca, e el cavallero ansí se atreve a entrar en campo comigo, que si yo a él venciere o le matare […] que quemen a la dueña e a su fija, ca otramente no puede ser en ninguna guisa. E aun más digo: si aquí en la corte ha alguno que le quiera ayudar en esta batalla, yo gelo dó por ayuda, e verán la locura de los atrevidos.
- (22)
E que dixiesse por qué razón levava aquellas donzellas presas, assí atadas las manos, e prendieran a ellos otrosí; si les fizieran algo, o por qué lo fizieran, ca otramente mucho errarían aý, e gran mal les podría ende venir si lo supiesse el Emperador.
El siguiente caso es ya del xiv, aunque con copia de 1472, por lo que en este caso también debemos ser cautos. Se trata del interesante Catecismo de Pedro de Cuéllar:
- (23)
pero cátesse que en tal manera la alivie e la dexe que sea con razón, que otramente a ssí mismo encargaríe segund dicho es desuso si non si lo faze en la manera que desuso es dicha.
Del xiv encontramos otro ejemplo sin verbo explícito en la Traducción de Tucídides del aragonés Juan Fernández de Heredia:
- (24)
Sabet que en tanta neçessidat somos nosotros agora cada vno por su saluaçion et de su tierra en quanta eran nuestros enemigos et mas, et auiendo uictoria en aquesta batalla marina podremos scaparnos et nuestra tierra desti periglo, et otrament no.
En total son 198, de los 640 usos totales, los casos documentados en los que otramente funciona como locución condicional; un 30,9 %.
El último ejemplo con valor condicional encontrado en el CDH es de 1580:
- (25)
Bien le aprovecharon las armas ser hechas por el sabio, que otramente no le valiera la fortaleza del azero a que dexaran de ser hendidas hasta abaxo con todo lo que del cuerpo le alcançava (Pedro Sierra: Espejo de príncipes y caballeros, segunda parte).
En la tabla 7 se pueden ver las obras en que aparecen usos procondicionales con expresión del número de casos.
De la lista contenida en la tabla 7 destacan las obras siguientes, con documentaciones de al menos cuatro casos; todas de los siglos xv y xvi :
La singular obra Traducción de la Biblia de Alba es, como era esperable, la obra que tiene más usos procondicionales de otramente, 67, el 33,8 % del total. Le sigue el conjunto de cartas de Fernando el Católico (27), a la que se podría sumar un caso más, el presente en el documento Reyes Católicos al obispo de Cartagena; el Libro de las paradojas (20) y el Libro de las confesiones (17). Todos ellos con documentaciones superiores a 10. Muy cerca de esta cifra está la Traducción de El libro de Propietatibus Rerum (8). Entre ellas alcanzan el 70,2 % del total de usos procondicionales.
En la columna de los porcentajes se aprecian algunas diferencias comentables. Nos encontramos con una obra en la que todos los empleos de otramente son procondicionales, indicando un alto grado de gramaticalización. Después se sitúan 5 obras con un porcentaje en torno al 50 % o superior. Un tercer grupo lo forman las obras con porcentajes en torno al 30 % y, en último lugar se encuentra la Traducción de El libro de Propietatibus Rerum, con un 12,3 %.
2.3. Significado condicional explícito
En ocasiones, el significado condicional de otramente se hace explícito mediante una prótasis condicional introducida por si, o expresada por un gerundio. Esta construcción, que también es frecuente con los sintagmas adverbiales en manera que y de manera que , pone de manifiesto la necesidad de dejar claro el valor condicional del adverbio y evitar así problemas de comprensión:
- (26)
Pero si alguno cree o sabe que el obispo es simoniático, non en su orden mas en dar orden o benefiçio, si puede ganar que se ordene de otro obispo fará bien; otramente, si non lo pudiere ganar e el obispo non acusó ninguno nin es condenado e el costriñe el obispo que resçiba órdenes dél, seguramente las reçiba non enbargando la conçiençia, que tal conçiençia es errónea (1325. Pedro de Cuéllar: Catecismo).
- (27)
sy alguno fuese ydolatria o fechizero, e dello fuese recusado, que los doctores sopiesen verdadera mente sy aquello de que aquel tal fuese rrecusado, sy es de la speçia de fechizeria o de magica o non, que, otra mente, sy non sopiesen los juezes sy aquello de que aquel fuese recusado era del genus o magica o fechizeria, quien non sabe la cosa non la puede juzgar, e, non sabiendolo, ser podria que matasen muchos inoçentes, e ellos serian causa de la muerte dellos (1422-1433. Mose Arragel de Guadalfajara: Traducción de la Biblia de Alba)
- (28)
e por tanto ouo de buscar su muger quasy ligitima razon por donde muriese por achaque de en trayçion al rey tocar fuesen fincados sus bienes, que otra mente sy a sus herederos quedaran, avn Achab non gozara de la viña de Naboth. (1422-1433. Mose Arragel de Guadalfajara: Traducción de la Biblia de Alba)
- (29)
e veyan el Dios de Israhel ser verdat, que con la mentira de los sus ydolos mismos muy en breue vinieron en el cognosçimiento del Dios de Israhel, Dios de todos los dioses, que otra mente, sy esto asy non fuese, non mençionara el testo los peregrinos. (1422-1433. Mose Arragel de Guadalfajara: Traducción de la Biblia de Alba).
- (30)
Las ánimas de los muertos alguna cosa serán, que otramente, si ninguna cosa fuesen, non se farían bivos de muertos. (1446. Pero Díaz de Toledo: Traducción del Libro llamado Fedrón, de Platón)
- (31)
e que los escarlatines que sean en pannos o cordellates o estamennas, non sean osados de los demudar syn brasil, y que la orçilla que en ellos gastaran sea tan poca, que se les paresca bien el brasyl, el qual conosçimiento será a vista de los veedores, que otramientre, sy el contrario dello fasen, ansy en esto destos escarlatines commo en las otras colores, sepan que aquellas tales colores que non estarán buenas (1495. Primer proyecto de Ordenanzas generales para Castilla).
- (32)
ca despues que el omne es casado con alguna muger por palabras de presente, si ante que carnalmiente se conozcan, e el uno tomare orden autenticada & fiziere en ella profesion o resçibiere orden sacra, podera el otro casar sin enbargo daquel primer ligamiento; otramente, non tomando el uno orden sacra nin faziendo profision en orden autenticada, non puede el en nenguna manera casar con otra, nin ella con otro (a1500. Martín Pérez: Libro de las confesiones .
2.4. Tipo de condicionales y formas verbales
Otramente funciona como prótasis tanto de condicionales irreales como de no irreales. En concreto, con otramente se documentan 86 casos de irreales, 109 de no irreales y 3 casos en que tengo dudas de la interpretación entre ambas.
2.4.1. Irreales.
Dentro de este grupo tenemos 51 casos en los que la apódosis se refiere al presente (darem) y 35 en los que se refiere al pasado (dedissem):
Tipo | Forma verbal | casos |
---|---|---|
Darem: 51 | Daría | 43 |
Daba | 3 | |
Diera | 5 | |
Dedissem: 35 | Diera | 31 |
Hubiera dado | 1 | |
Habría dado | 2 | |
Hubiese dado | 1 |
Como se puede apreciar en la tabla, y como es lo habitual a lo largo de toda la historia de nuestra lengua, la forma verbal daría es la más frecuente para expresar la apódosis irreal referida al presente (84,3 %).
- (33)
de lo qual paresçese concluir que ellos despues se ayuntassen, ca otramente non se diria «ante que se ayuntassen carnalmente fue fallado Maria tener en el vientre de Spiritu Sancto» (1437. Alonso Fernández de Madrigal: Libro de las paradojas).
- (34)
ca los consejeros han de ser filósofos morales y teólogos; otramente, no podrían bien aconsejar esto. (p1468. Fray Martín de Córdoba: Jardín de nobles doncellas)
- (35)
pues assi nos fue por su parte ofrrecido; porque otramente hauriamos entender en fazer sobrello lo que no querriamos… (1484. Anónimo: Fernando al cardenal vicecanciller…)
- (36)
Y de la mesma manera se arguye de otros effectos que proceden de otras causas naturales, como parece en los exemplos arriba puestos, otramente a cada passo terniamos necessidad de atrbuyr tales obras a miraglo. (1529. Fray Martín de Castañega: Tratado de las supersticiones y hechicerías y de la possibilidad y remedio dellas).
También documentamos el uso del imperfecto de indicativo daba en la apódosis irreal, valor que siempre ha tenido esta forma como variante de daría:
- (37)
mas es la razon que por quanto Dathan e Abiron que eran del tribu de Ruben, que fueron en esta cisma e diuision contra Moysen, non ouo dellos ninguna reliquia, e murieron ellos e sus fijos e los de su casa supitamente, que otra mente non auia porque aqui a los fijos de Chore en el tribu de Ruben numerar (1422-1433, Mosé Arragel de Guadalhajara, Traducción y glosas de la Biblia de Alba).
Diera, por su parte, fue usada, como se sabe, de forma mayoritaria ―y en épocas es casi exclusiva― para expresar la apódosis irreal referida al pasado (cfr. infra). Con valor de presente se hizo frecuente entre los siglos xv y xviii. En el corpus hemos encontrado cinco casos, de los que copiamos tres:
- (38)
pues convenio en estas dos speçies el cuerpo et la sangre de Cristo que fuessen consagradas para perfectamente significar las cosas que en la passion eran, ca otramente este sacramento non fuera perfecto representativo de la passion. (1437. Alonso Fernández de Madrigal: Libro de las paradojas)
- (39)
porque muchas vegadas se mueven & vençen algunos o algunas a fazer pecados que otramente non fezieran (a1500. Martín Pérez: Libro de las confesiones)
- (40)
Celestina. ¿Ya no os he dicho que ni fue oýda ni vista la razón que tuuo el corregidor para me justiciar, sino que desde mi casa me traxeron sin lleuarme a la cárcel? Y avn agora he sabido que fue esta mañana a caça, que otramente no estuuiera la sin ventura de Celestina a este sol (1536, Gaspar Gómez de Toledo: Tercera parte de la tragicomedia de Celestina).
En la expresión de la apódosis irreal referida al pasado (dedissem) los datos que nos proporciona el corpus se ajustan perfectamente a la situación descrita por los estudiosos. Hay un uso casi exclusivo, como ya he indicado y se puede ver en la tabla 9, de la forma diera (88,6%), convertida en la favorita para este uso desde mediados del xiii hasta finales del xvii.
- (41)
E por (esto) este fecho contaron al dicho Duque de Vorgoña por vençedor de aquella vatalla, que otramente no se le contaran (1471-76. Lope García de Salazar: Istoria de las bienandanzas e fortunas)
- (42)
que aquellas siete fuentes donde aquel agua nascia que las fizo atapar hercoles por estancar el agua. Ca otramente no pudiera llegar alos lugares ado la sierpe estaua. (a1490. Anónimo: Crónica troyana, BNM1733)
- (43)
E desque el jayán esto me fizo, víneme para esta mi hermana, a quien yo havía dado el arquilla a guardar, que otramente también la perdiera (1511. Anónimo: Palmerín de Oliva).
Son pocos los casos documentados de la forma verbal habría dado en la apódosis condicional (dedissem) en los siglos XIV-XVI. Ni ni ni documentan ejemplos de este uso; y solo tres: uno del tipo si habuissem, dedissem con esquema si tuviera, habría dado y dos más de si haberem, dedissem con esquema si tuviese, habría dado. En diferentes investigaciones (Bartol Hernández , ) he podido documentar ejemplos en los tres siglos, pero muy lejos del uso de diera y de hubiera dado. Por eso, los dos ejemplos encontrados con prótasis otramente son especialmente significativos. Aparecen en obras del siglo xvi; el primero se lo debemos a Juan Justiniano, traductor de Luis Vives:
- (44)
Sólo digo que la nobleza no defiende lo que al marido debe la mujer, que otramente todas aquellas matronas principales de Roma habrían caído en muy gran yerro (1528. Juan Justiniano, Instrucción de la mujer cristiana).
El segundo es de Diego de Salazar que adaptó El arte de la guerra de Maquiavelo:
- (45)
Leed la vida de Alexandro Magno, y veréys quantas vezes le fue necessario hablar públicamente al exército, que otramente jamás después que el exército se hizo rico lo avría podido tener a su voluntad (1536. Diego de Salazar: Tratado de Re Militari).
Los dos casos corroboran nuestra hipótesis ya señalada en otros trabajos () de que el empleo de habría dado con valor dedissem está favorecido en esta época por las relaciones con Italia y por las traducciones.
De hubiera dado solo he encontrado un ejemplo; lo que corrobora el poco uso de esta forma verbal con valor dedissem en los siglos xv y xvi. documenta un solo caso en el xv (si hubieras tenido, hubieras dado) sobre un total de 30 condicionales si habuissem, dedissem, y encuentra tres, sobre un total de 177 (1,7 %). , por su parte, señala 13 ejemplos en estas de un total de 323 (4 %), y 4 en oraciones si haberem, dedissem sobre un total de 13 (30 %), lo que prueba el mayor uso de este pluscuamperfecto de subjuntivo en este último tipo de condicionales, hecho que parece confirmado por el ejemplo encontrado con otramente:
- (46)
Finoya.― Dexa la conversación, que porque no me tengas por mal criada te tengo juego, que otramente ya te oviera despedido. (1514. Pedro Manuel de Urrea: La penitencia de amor).
El uso de hubiese dado en la apódosis condicional con valor dedissem es realmente raro en la historia de las condicionales. y no la documentan. encuentra un caso (sobre 323). De ahí la importancia del ejemplo encontrado en la obra Viaje de Juan de Mandevilla de a1400:
2.4.2. No irreales
En la tabla 10 se puede ver la distribución de las formas verbales en la apódosis de las condicionales no irreales (reales o potenciales):
La forma verbal que más se repite es el condicional simple daría:
- (48)
E, señor, si vós podedes aver los castillos, nosotros faremos vuestro mandado. Otramente, lo que nós fiziésemos sería de poco valor. (1431-1449 [finales del XV o comienzos del XVI]. Gutierre Díaz de Galmes: El Victorial).
En presente de indicativo se documentan 17 casos. Uno de ellos es el siguiente:
- (49)
Y aun esto más se soporta en los varones que en las hembras por lo cual deben ser muy mesuradas y sojuzgar los deseos de la carne; otramente, son perdidas, disfamadas y puestas en cánticos y trovas (p1468. Fray Martín de Córdoba: Jardín de nobles doncellas, impreso en el s. xvi).
Con imperfecto de indicativo en la apódosis encontramos diez ejemplos:
- (50)
por ende, supplico humilmente a Vuestra Sanctedat le plega, con su rescripto, dar licencia e tener por bien que los dichos ecclesiasticos entren y firmen en el dicho pacto de recebir las medias pensiones, pues otramente no era possible poder conseruar habitada la dicha villa (1488. Fernando ruega al Papa autorice…).
Y, como ejemplo del uso del futuro de indicativo, copiamos el siguiente:
- (51)
«amigo, non te confiessas a mí, ante te confiesas a Dios e si non te descubres Dios te descobrirá en el día del juyzio do será llegado todo el mundo e aquí non estamos sinon Dios e tú e se lo confiessas avrás absoluçión; otramente serás condenado […]» (1325. Pedro de Cuéllar: Catecismo).
En cuatro ocasiones el verbo de la apódosis está elidido. Tres pertenecen a la obra Libro de las confesiones, de Martín Pérez:
- (52)
e este voto puede fazer cada uno de los casados, aunque pese al otro, ante que carnalmiente sean ayuntados; e el que finca al sieglo puede casar si otro enbargo non oviere. La otra manera es despues que carnalmiente son ayuntados, mais non en otra gisa sinon con consentimiento de anmos, e puedelo fazer en su casa estando, si anmos en ello consentiren; otramente non. (a1500. Martín Pérez: Libro de las confesiones).
El uso de diera en la apódosis de las condicionales no irreales, aunque esporádico, ya fue documentado por . Nosotros hemos encontrado tres casos en nuestro corpus, todos en la misma obra. En los tres casos creemos que cabe la interpretación propuesta.
2.5. Contexto
Una de las peculiaridades más destacables de los usos que estamos analizando tiene que ver con el contexto lingüístico en el que aparecen. En el 85 % de los casos de valor procondicional de otramente el adverbio aparece precedido por una conjunción causal explicativa: ca, que, porque, car o pues. El contexto argumentativo explicativo en el que están insertas estas construcciones procondicionales es el que explica su aparición.
Como se sabe, ca es la conjunción explicativa más usada durante la Edad Media, y su uso en el xvi es ya claramente esporádico. Estos hechos parecen confirmarse con los datos del corpus que hemos empleado: muchos casos en el xv y pocos en el xvi; concretamente solo tres casos, el último de 1502:
- (54)
en manera que mas no sea passado por dilaciones ni tenga causa de se quexar; ca otramente no podria faltar a lo que de justicia soy obligado fazer (1502. Anónimo: Don Fernando a mosén Gralla).
- (55)
Et ansi como agora esta toda la Trinidad en el vientre de la Virgen, ansi esta en nuestra cabeça et en nuestros ojos et pies et cabellos et en las piedras et paredes et todas cosas, quales quiera que sean, et en los infiernos & en los diablos, ca otramente dexarian de seer (1437. Alonso de Madrigal: Libro de las paradojas).
La conjunción que también es muy frecuente en su uso como explicativa y además no tiene las restricciones temporales de ca. En nuestro corpus introduciendo la oración de otramente aparece en 92 ocasiones:
- (56)
E, por tanto, quiso Dios dar despues este sacramento del matrimonio a los omnes que por el ayuntamiento carnal, que otramientre non se pudiera fazer sin pecado & sin torpedat, que pudiese ser por el casamiento escusado, husando bien del, asi como de Dios fue ordenado.(a 1500. Martín Pérez: Libro de las confesiones)
- (57)
E por ende afectuosamente vos rogamos esteys luego sobre esto con nuestro muy Santo Padre, e le suplicareys, por nuestra parte con mucha instancia, le plega, por el tanto seruiçio de Dios e acreçentamiento del culto diuino, mandar expedir la dicha bulla o rescripto con estas addiçiones, ca çierto son tan neçesarias, segund la calidad del negoçio, que otramente no se podria leuar deuida conclussion (1493. Reyes católicos al obispo de Cartagena).
La conjunción porque tampoco es rara en la Edad Media como explicativa, aunque ese no sea su uso más frecuente y característico:
- (58)
por que destas tres cosas puede aver vera notiçia por ssy con la ayuda diujnal en conosçimjento de lo vnjuerssal & de lo particular & perconsequentis tratallo & rrecuentallo & obrallo. Por que otra mente jnpossible seria de ssaber aquello que le conujene en ssu çiençia njn de rrecontar lo njn obrar lo. (a1400. Estéfano de Sevilla: Visita y consejo de médicos. Biblioteca Nacional de Madrid
- (59)
Has de buscar la declinación apparente d'él, añadiendo o quitando a la declinación de la estrella la distancia que hay d'él a ella. Porque, otramente, no puedes hallar una misma declinación apparente, (1573. Jerónimo Muñoz: Libro del nuevo cometa).
La conjunción car, por su parte, no es ajena a los textos castellanos medievales, aunque siempre por influencia oriental. Es lo que sucede en los documentos analizados. Hemos encontrado ocho casos de car otramente, dos en el Viaje de Juan de Mandevilla, uno en el Libro del Tesoro. Girona, Catedral, otro en los Documentos relativos a la pintura en Aragón durante el siglo xv , y cuatro en la correspondencia de Fernando el Católico:
- (60)
screuimos a los officiales de Lenguadoch que exequtassen la dicha sentencia, car otramente seria a nos forçado... (1481, Fernando al rey de Francia Luis XI)
- (61)
por que vos rogamos... que, sin mas dilaciones, mandeys a los vuestros officiales de Lenguadoch, e a los otros a quien pertenece, que luego, exequtando las dichas sentencia e prouisiones, satisfagan o fagan satisfazer a los dichos damnificados vassallos nuestros […] Car otramente no podriamos, como rey y senyor de aquellos, por denegación de justicia, proueer en ello (1481, Fernando al rey de Francia Luis XI).
El uso de la conjunción pues en el contexto que estamos analizando no fue muy frecuente en la Edad Media. Sabemos que a partir del xv fue poco a poco reemplazando a ca. Según los datos que nos proporciona , pues supera a ca en obras del s. xv como Laberinto de Fortuna, El Corbacho y Siervo libre de amor. En el xvi su uso se hace muy frecuente, como prueban los datos de referidos a 30 obras en prosa. La documenta en todas las obras con un total de 387 casos, frente a ca, de la que solo halla 6 ejemplos pertenecientes a dos obras. Por ello, resulta algo sorprendente que en combinación con otramente solo encontremos en el corpus el siguiente ejemplo:
- (62)
por ende, supplico humilmente a Vuestra Sanctedat le plega, con su rescripto, dar licencia e tener por bien que los dichos ecclesiasticos entren y firmen en el dicho pacto de recebir las medias pensiones, pues otramente no era possible poder conseruar habitada la dicha villa (1488. Fernando ruega al papa que autorice…).
En otros casos la oración que introduce otramente no va precedida de ningún nexo; solo está la pausa. A lo largo del trabajo ya se han copiado bastantes ejemplos de esta construcción; los suficientes para darnos cuenta de que la ausencia de un nexo explicativo no impide que ese sea el sentido de la argumentación. Lo vemos en los siguientes ejemplos:
- (63)
neccessario es que todo el su seer sea juncto, otramente diriamos que sin el seer que agora tiene podria mas resçebir (1437, El Tostado, Libro de las paradojas)
- (64)
que fiziessen iuramento: el qual signado de sus manos pudiessen lleuar a sus ciudadanos. otramente aquellos a tan gran fecho no podrian ser trahidos. (1493, Francisco Vidal de Noya, Conjuración de Catilina de Caio Salustio).
También he documentado algunos casos en los que otramente aparece precedida de las coordinadas e(t) o mas:
- (65)
Conviene, mas, a saber que en estas tres maneras pueden seer legitimados los que non son legitimos, segun el derecho de la Iglesia: la una, por matrimonio despues fecho con la madre, si anmos eran solteros, los fijos que dantes avian, legitimos seram, e otramiente non
- (66)
por que con el buen ssentido del medico. la conssideraçion medeçinal es bien aujda en todas ssus obras & otra mente careçe ssegunt todos. los discretos medicos (a1400, Estéfano de Sevilla, Visita y consejo de médicos)
- (67)
(El duque.) ¿En los escogidos de esa manera introduzirse ýa alguna forma de las antiguas? (Gran capitán.) Claro está que quando quien lo mandase fuesse su Príncipe, o señor ordinario, o por aquel tiempo capitán general sí haría, mas otramente sería diffícil hazer cosa buena. (1536, Diego de Salazar, Tratado de Re militari).
2.6. Conclusiones de la segunda parte
Hemos podido comprobar que el uso con valor condicional de otramente se documenta al menos a partir de la segunda mitad del xiv, en la obra de Fernández de Heredia; con los ejemplos de obras anteriores no podemos estar tan seguros al conservarse en copias del xv o del xvi. Por otro lado, en los siglos xiii y xiv el porcentaje de usos condicionales es bajo 6,6 % y 10,46 % respectivamente.
En el xv se produjo un gran aumento en el uso general y en su uso como condicional, que alcanza un 36,61 % de aquel. Porcentaje que se mantiene, aunque los usos generales disminuyan, en el xvi. También hemos visto que en ocasiones se hace necesario que el valor de otramente se explicite por medio de una prótasis condicional introducida por si o por un gerundio.
En cuanto a los tipos de condicionales y a las formas verbales de la apódosis, hemos visto que siguen los patrones de las condicionales introducidas por si.
También hemos podido señalar el gran papel que tienen en estas construcciones las conjunciones causales explicativas.
2.7. Desaparición de otramente .
Como ya he señalado, el último ejemplo de otramente que se documenta en el CDH (exceptuando los del xix y xx ya explicados) es de 1619.
¿Por qué desapareció otramente? ¿Por qué el castellano rechazó este adverbio?
Con las lógicas dudas que tiene toda hipótesis, creo que en la desaparición de otramente influyeron dos hechos: la escasa implantación del adverbio y la competencia de otras formas.
De los datos y el análisis realizado hasta ahora, podemos concluir que, salvo alguna excepción, el adverbio otramente no tuvo arraigo en castellano. Una prueba evidente de ello es que hay un gran número de documentos en los que apenas tiene una ocurrencia. De los 13 documentos en que aparece en el siglo xiii, en 12 no tiene más de tres ejemplos y en ocho solo uno. En el xiv la situación es similar, en 11 de los 16 documentos no se superan los 3 casos. Y en el xv ya hemos señalado que el 64 % de los documentos solo tienen un ejemplo. Finalmente, en el xvi 25 documentos no superan los dos ejemplos. Otra evidencia del poco arraigo es el hecho de que en la mayoría de las obras en que hay una mayor presencia de otramente es posible explicar esa presencia por influencias externas.
Por otro lado, el adverbio tuvo una gran competencia con sintagmas modales de igual significado y uso, en otra manera, de otra manera, de otra guisa, de otra suerte… Lo podemos ver en la tabla 11, en la que se reflejan las documentaciones del adverbio y de los sintagmas modales sinónimos.
Como puede apreciarse, en ningún siglo el adverbio es la opción preferida; es más, en el xiii ocupa el último lugar, si exceptuamos el ejemplo de de otra forma. Otramente es ampliamente superado por los sintagmas cuyo núcleo es manera o guisa (ss. xiii‑xiv), por los de manera y de otra guisa (s. xv) y por los de manera y de otra suerte (s. xvi).
Además nuestro adverbio está también en clara desventaja en la extensión del uso, es decir en el número de documentos en los que aparece. Lo vemos en la tabla 12.
También en este caso, otramente es ampliamente superado por los sintagmas; solo en el siglo xv alcanza el tercer lugar tras los sintagmas de manera.
Además, los sintagmas son utilizados también en obras en las que hemos encontrado más usos de otramente. Así en el Vidal Mayor en el que aparecen 12 casos de otramente, vemos 87 de en otra guisa; junto a los 11 casos de otramente en el Catecismo de Pedro de Cuéllar, se documentan 15 de en otra manera; en el Libro de las paradojas encontramos 80 casos de en otra manera frente a los 31 de otramente, y en el Libro de las confesiones hay 50 ocurrencias de en otra manera por 64 de otramente.
Hay cuatro obras que presentan un comportamiento especial en estas comparaciones, pues manifiestan una clara preferencia por el adverbio frente a los sintagmas modales. La Traducción de las Vidas paralelas de Plutarco apenas tiene un caso de en otra manera frente a los 22 de otramente; en el Viaje de Juan de Mandevilla no aparece ninguno de los sintagmas modales, pero 20 otramente; en la Traducción y glosas de la Biblia de Alba tenemos un caso de en otra manera, 3 de en otra guisa y 7 de de otra guisa, por 113 de otramente; y la Traducción de El Libro de Proprietatibus Rerum de Bartolomé Anglicus se documentan 11 casos de en otra manera y 2 de de otra manera, pero 65 del adverbio. En los casos primero y último ya hemos hablado de la influencia francesa; en el segundo, hemos señalado que es una traducción al aragonés de un original normando, aunque no es descartable la influencia francesa o catalana. De la singularidad de la traducción de la Biblia de Alba ya hemos hablado.
Para finalizar, podemos señalar que en el siglo xvi la extensión de usos de otra suerte, de otro modo y de otra forma compensaron la práctica desaparición de los dos sintagmas de guisa.
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Notas
[1] Sobre de (en) guisa que, cfr. ; y sobre en (de) otra manera, de otro modo, de otra suerte, vid. .
[2] No la documento en el CORDE hasta 1845. «Solamente así puede ser la contribución de cuota fija signo aceptable de la riqueza o bienestar; en otro caso sería necesario renunciar a él como dato incierto y mentiroso» (Joaquín Francisco Pacheco: Lecciones de derecho político, Madrid: Centro de Estudios Constitucionales, 1984).
[4] El mismo significado lo encontramos en el Dictionaire Électronique de Chretien de Troyes (DÉCT, http://www.atilf.fr/dect/).
[6] También se documenta en diferentes diccionarios recogidos en el , http://sli.uvigo.es/DdD).
[9] En este cuadro asigno las obras al siglo en el que fueron escritas, no al de los manuscritos en que se conservan. Posteriormente haré las precisiones oportunas.
[11] En se documentan otros dos casos, uno del s. xvi (1540, Anónimo, Proceso contra Diego Díaz, MÉX); otro del xvii (1612, Inca Garcilaso de la Vega, Historia General del Perú).
[18] «El texto es una compilación de materias sobre la leyenda troyana sacadas de la General Estoria y de la Estoria de España junto con traducciones de fragmentos de la Historia destructionis Troiae de Guido delle Colonne y el Roman de Troie de Benoît de Sainte Maure» (Louise M. Haywood, “Leomarte, Sumas de historia troyana”, en .
[19] Escrito en 1325, pero testimonio de 1472 (). Estos autores señalan que en parte la obra es original y en parte traducción de obras anteriores ().
[21] Escrito originariamente en anglonormando, una traducción aragonesa de fines del siglo xiv, actualmente en la Biblioteca del Escorial bajo la signatura M-III-7. En . «El Ms. M-III-7, escrito en lengua aragonesa, se encuentra en la Biblioteca de El Escorial y es el único testimonio manuscrito conservado del libro de Mandevilla en España» (2005: xcv).
[22] Es de todos conocido que hay grandes diferencias en cuanto a la extensión de los documentos presentes en el banco de datos, desde una carta a un libro extenso, como la edición de las Siete Partidas de finales del s. xv. En este caso nos encontramos con 49 cartas de Fernando el Católico del periodo 1481-1499, cada una de ellas contada como un documento distinto en el CDH.
[28] Obra de Bartolomé Anglico escrita originariamente en latín a mediados del xiii. La traducción presenta rasgos orientales aragoneses, y galicismos que hacen sospechar que Fray Vicente Burgos tenía delante una versión francesa de la obra (cfr. Sánchez González de Herrero , y ).
[31] Cfr. También podríamos considerar si los usos de El Corbacho están relacionados con que su fuente principal, De reprobatio amore del libro de Andreas Capellanus de Amore.
[32] Agradezco a mis compañeros Ricardo Muñoz Solla y Manuel Nevot la información proporcionada sobre estas traducciones y sobre Mose Arragel.
[33] En este caso otramente tiene valor condicional. Traduce pen,פן, uno de cuyos valores es el condicional, ‘de lo contrario’.
[36] señala que Martín de Córdoba estudio en Salamanca y Zaragoza, así como que fue profesor en Salamanca y en Toulouse.
[38] Incluimos en la tabla el único ejemplo del xvii. En el se documenta otro ejemplo:
Rogole que lo embiasse a España, y que no ensangrentasse sus manos y fama, en quien jamas le ofendio; y lo auia hecho rico. Quando lo lleuauan á justiciar pidio el bautismo, por consejo de los que le yuan consolando: que otramente viuo lo quemaran (1612, Inca Garcilaso de la Vega, Historia General del Perú).
[40] Ténganse en cuenta las tres cartas de Fernando el Católico con un ejemplo en cada una. De ellas ya hablamos en el apartado anterior.
[42] Un aumento similar se produjo en los datos relativos al sintagma en otra manera. Mientras que en el xiv su uso como procondicional solo representa el 10 % de los casos; en el xv alcanza el 27,4 % ().
[43] Paréntesis cuadrados y supresión mía. Nótese que la presencia de «en ninguna guisa» impide que otramente pueda funcionar como complemento modal.
[44] La condicional cuya prótasis es auiendo uictoria… dirige la interpretación condicional de otrament (si hay victoria, podremos, y si no, no).
[45] Para el periodo medieval las locuciones de modo más utilizadas como procondicionales son las formadas en torno al sustantivo manera: en otra manera y de otra manera.
[50] En el aparece el siguiente ejemplo de 1540: «Y hazed con él que no se haga, y así el dicho Luys Álvarez le habló al dicho Diego Díaz e por su contradiçión no se hizo que otramente, sino fuera por ello, lo hiziera el dicho Diego Díaz».
[52] Lo mismo se puede decir de las construcciones con usos condicionales de los sintagmas en(de) guisa que, en (de) manera que… (Bartol Hernández y ).