La profesora e investigadora Arantxa Fuentes Ríos acaba de publicar un valiosísimo volumen que pone de relieve la figura de Camilo José Cela como poeta, frente a su faceta más conocida como novelista. La trayectoria de Arantxa Fuentes como investigadora en el ámbito de los epistolarios y, en concreto, en el de Cela, tiene su antecedente en el capítulo «Las voces de la autoría: el epistolario entre Camilo José Cela y José Ángel Valente a la luz de Papeles de Son Armadans», que apareció en el libro Valente epistolar (Correspondencia de José Ángel Valente con sus amistades) (2021), publicado por la Cátedra José Ángel Valente de Poesía y Estética de la Universidad de Santiago de Compostela. En La lírica del novelista. Camilo José Cela entre poetas, la autora presenta un material, el epistolario de Cela con los poetas Vicente Aleixandre, Dionisio Ridruejo y José Agustín Goytisolo y con la editora y también poeta Concha Lagos, de gran interés no solo por la información que su estudio aporta, sino también por su carácter inédito.
Los contenidos se dividen en dos bloques diferentes. La primera parte, «La lírica del novelista», se compone a su vez de cuatro capítulos lógicamente hilados. En el primero, «Camilo José Cela y la centralidad de la poesía», se expresa la indistinción genérica manifiesta de Cela al no concebir los géneros literarios como compartimentos estancos. El autor se consideró siempre poeta, pero un poeta marginado por diversos motivos por parte de las más destacadas personalidades del ámbito literario español. Pese a esta supuesta discriminación, el premio nobel siempre se rodeó de poetas a través de la creación de múltiples planes culturales y literarios, como las Conversaciones Poéticas de Formentor o la revista Papeles de Son Armadans.
En el segundo capítulo, «Papeles de Son Armadans a la luz de la lírica», se presenta la perspectiva empleada en el análisis del epistolario manejado. Se trata de una visión sociológica, una teoría de redes culturales que propone como eje de la revista la poesía y todos los eventos de distinta naturaleza vinculados a ella. Además, se plantea la figura del premio nobel desdoblada en un Cela-poeta, un Cela-agente cultural y un Cela-editor, lo que le permite a la investigadora trazar un rico análisis de las múltiples voces del escritor.
En «Papeles de Son Armadans en el campo cultural contemporáneo» se analiza el papel geográfico clave de Mallorca tanto para la creación de la revista como para la libertad de su director. Por un lado, Cela, que buscaba alejarse del ambiente censor de Madrid y de Barcelona, concibe la isla como el espacio ideal para su proyecto. Por el otro, los agentes sociales y burgueses insulares apoyaron las iniciativas del autor en beneficio de la actividad turística y económica de Mallorca.
En «El valor de las cartas: el hilo que teje la red» se pone de manifiesto la concepción que el propio Cela tuvo de su legado, labor con la que continúa fielmente la Fundación Pública Camilo José Cela en Iria Flavia. En este capítulo se destaca también la existencia de otras voces que intervienen en los epistolarios, como son los secretarios de la revista o, mayoritariamente, Rosario Conde, la primera esposa del premio nobel.
En la segunda parte, «Camilo José Cela entre poetas», tras presentar los criterios de edición, cada epistolario se corresponde con un capítulo independiente. Cada uno de ellos está precedido por un análisis del contenido más relevante de cada intercambio, donde toman gran relevancia otros materiales, como son las dedicatorias mutuas de libros y separatas. Además, tras la edición de las misivas se incluye la transcripción de varios poemas y textos publicados por los escritores que pueden comprenderse mejor tras la lectura de sus misivas. Esta pequeña antología de textos es una de las partes más destacables del libro por la labor de rescate que de ellos hace la investigadora al tratarse de muestras que, en ocasiones, no se recogen en las obras completas de los poetas o, incluso siendo incluidas en ellas, aparecen descontextualizadas y, por lo tanto, carentes de su significado completo.
En el caso de la correspondencia con Vicente Aleixandre se presentan 136 cartas de ambos autores intercambiadas entre 1946 y 1983. Las epístolas muestran la evolución de la opinión de Aleixandre hacia Cela, al que inicialmente no le manifiesta confianza y que, sin embargo, acaba por apoyar, como puede ser el caso de su entrada en la Real Academia Española.
En el epistolario con Dionisio Ridruejo, compuesto por 59 cartas entre los años 1945 y 1974, se percibe un tono más íntimo. Cela le confiesa sus intenciones de irse de Madrid para tratar de huir de la censura, algo que conseguirá al instalarse en Mallorca. Las cartas más ricas en contenido son aquellas que recogen las gestiones que el premio nobel tuvo que hacer para conseguir que las autoridades franquistas le levantaran el veto a Ridruejo para que pudiese asistir a las Conversaciones Poéticas de Formentor.
El epistolario con José Agustín Goytisolo está formado por 57 misivas intercambiadas entre 1956 y 1989. En él queda patente el influjo italiano que Goytisolo trató de ejercer en la revista, así como el distanciamiento entre los autores. Este estuvo motivado por el retraso en la publicación de «La poesía de José Agustín Goytisolo» de J. M.ª Castellet, que fue retenido por la censura, algo que ni el reseñador ni el poeta creyeron, lo que supuso el enfado de Cela debido a la desconfianza manifestada. A partir de este momento, el intercambio es esencialmente mantenido por las esposas de Cela y Goytisolo, Rosario Conde y Asunción Carandell, respectivamente.
El epistolario con Concha Lagos, compuesto por 79 cartas intercambiadas entre 1960 y 1993, es en el que predomina un mayor tono de confianza entre los autores. La poeta entró en contacto con Cela a través de Vicente Aleixandre y, a partir de ese momento, se inició un intercambio entre Ágora y Papeles de Son Armadans. Lejos de las cuestiones editoriales, no pocas y para nada menores, Concha Lagos fue la única de los interlocutores seleccionados que reconoció a Cela como poeta. Ambos, marginados por el canon imperante, aunque por distintos motivos, lograron entenderse y alcanzar un espacio de apoyo mutuo por un tiempo.
En conclusión, si bien en los epistolarios seleccionados por Arantxa Fuentes Ríos predominan los envíos de colaboraciones por parte de los interlocutores y las solicitudes de participación por parte del Cela-editor, lo cierto es que no están exentos de otros minuciosos y valiosos detalles que sirven para ampliar la información que se tiene de la relación de Cela con los distintos autores, así como para complementar otros muchos matices de su trayectoria. Se puede afirmar que Cela no alcanzó la amistad de los poetas pertenecientes al canon, pero sí obtuvo el respeto y la admiración de los colaboradores y las colaboradoras de Papeles de Son Armadans por su papel de mediador cultural. La publicación de estos epistolarios supone un gran avance en el ámbito de la epistolografía y, por supuesto, en la concepción del Cela-poeta.