1. INTRODUCCIÓN
La historia lexicográfica de Cuba tiene sus raíces a finales del siglo XVIII, con la toma de conciencia de la existencia de un español caracterizado por rasgos propios, en particular en lo que atañe al léxico. Testimonios de este momento de la historia del pensamiento lingüístico cubano son la «Memoria sobre los defectos de pronunsiacion y escritura de nuestro idióma, y medios de corregirlos» de y sobre todo la «Memoria que promueve la edición de un diccionario provincial de la Isla de Cuba» de José María Peñalver (1797); propuesta, esta última, que se materializaría en 1836 con la publicación del Diccionario provincial de voces cubanas, objeto de nuestra investigación. La percepción de las dinámicas que estaban moldeando la lengua y de la necesidad de documentarlas en un repertorio lexicográfico es sin duda una señal de la vivacidad cultural de la isla.
Cronológicamente, la publicación del diccionario de Pichardo ocupa un espacio temporal de cuatro décadas, ya que su primera edición sale publicada en 1836, para ser reeditada en 1849, 1861 y 1875. No se trata de meras reimpresiones de la primera, sino del resultado de un proceso de evolución que ha afectado al elemento enciclopédico y a la descripción lingüística (). Los títulos de las cuatro ediciones producidas por el autor son:
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Diccionario provincial de voces cubanas. Matanzas: Imprenta de la Real Marina (1836).
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Diccionario provincial casi-razonado de voces cubanas (Segunda edición, notablemente aumentada y corregida). La Habana: Imprenta de M. Soler (1849).
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Diccionario provincial casi-razonado de vozes cubanas (Tercera edición, notablemente aumentada y corregida). La Habana: Imprenta La Antilla (1862).
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Diccionario provincial casi-razonado de vozes y frases cubanas (Cuarta edición, correjida y mui aumentada). La Habana: Imprenta el Trabajo de León F. Dediot (1875).
La obra forma parte de la llamada «lexicografía de autor», movimiento que se desarrolla en respuesta a factores como el desarrollo científico y la agitación ideológica (). Los diccionarios producto de esta corriente nacen de la iniciativa de personas que no tenían siempre una formación filológica y no disponían de criterios metodológicos. Ahora bien, los límites propios de estas obras no reducen la importancia que revisten en la historia de la lengua española, baste con pensar en la figura de Terreros en el área peninsular y en su Diccionario castellano con las voces de ciencias y artes, primer repertorio en manifestar un interés hacia el léxico diatécnico. El Diccionario Provincial de Pichardo, por otra parte, debe su importancia a su rol de primer diccionario diferencial de una variante regional del español de América; además, es representativo de la corriente de la que forma parte, ya que Pichardo no poseía una formación lingüística.
En el presente estudio no consideramos el diccionario como un simple inventario más o menos completo de palabras agrupadas en orden alfabético, sino un recurso esencial para el estudio de la historia y de la cultura de un país (). Es más, concebimos el diccionario como un depósito de la experiencia social manifestada en palabras, cuya importancia se debe a la capacidad de superar la memoria de los individuos que componen la sociedad (). Dicho esto, la macroestructura y la microestructura de un diccionario reflejan el valor social, cultural y pragmático de las palabras de una lengua concreta en una sociedad y en un tiempo dados (). En otras palabras, las cuatro ediciones del Diccionario provincial de Pichardo constituyen la puerta de acceso a un caudal de elementos lingüísticos que permiten reconstruir la situación sociocultural de la Cuba decimonónica.
Habida cuenta de la relación que une un producto lexicográfico con el contexto sociocultural en que se realiza, a la hora de analizar la obra de Pichardo es imprescindible considerar el fenómeno más representativo de la historia colonial de la isla: la esclavitud. La introducción de negros esclavos en Cuba, desde su comienzo en la primera mitad del siglo XVI, ha dado origen a un lento cambio demográfico que alcanzaría su máxima magnitud a mediados del siglo XIX. A título de ejemplo, en el momento en que se inscribe el diccionario, la mayor parte de la población estaba compuesta por individuos conceptualizados como no blancos: en 1841 eran 589 333 personas, el 58,49 % de los habitantes; la población esclava, en cambio, contaba con el 43,32 % del total ().
Si por un lado los números pintan una sociedad en la que el desarrollo económico está vinculado a la importación de fuerzas de trabajo, por otro nos permiten prefigurar la magnitud del impacto que este proceso de mestizaje tuvo en la dimensión cultural, con el desarrollo de una nueva visión del mundo y lingüística, con el ingreso de unidades léxicas para denominar las nuevas realidades. En este contexto, consideramos el diccionario de Pichardo una documentación de suma importancia para analizar estas dinámicas, a saber, suponemos que la macroestructura puede conducir a la extracción del léxico relacionado con la esclavitud y la microestructura a las huellas ideológicas que revelan la percepción social de este fenómeno.
El artículo se propone investigar el contenido ideológico en las entradas relacionadas con la esclavitud en el Diccionario provincial casi-razonado de vozes y frases cubanas (1836, 1849, 1862 y 1875) de Esteban Pichardo y Tapia. Son tres los objetivos que pretendemos alcanzar en el presente estudio: averiguar la presencia de una postura ideológica en el léxico de la esclavitud, analizar las manifestaciones del contenido ideológico y observar su evolución en el marco espacio-temporal de publicación de las cuatro ediciones, con el fin último de reconstruir, si bien con los límites propios de un estudio lexicográfico, la percepción social de la esclavitud en las décadas que preceden su abolición.
Son tres los supuestos de partida del estudio: la existencia de un léxico cubano de la esclavitud que ingresa, parcialmente, en la obra de Pichardo; la presencia de contenido ideológico en el tratamiento que estas voces reciben en el diccionario y que la postura ideológica manifiesta en un diccionario es más que la actitud individual del lexicógrafo, sino una gama de interpretaciones sociológicas y culturales de una época ( y ).
La contribución se vertebra en cuatro momentos: en el primero se introduce el tema de la ideología en la tradición lexicográfica cubana, a través del examen de los principales estudios; sigue la presentación del léxico cubano de la esclavitud presente en Pichardo. Las huellas ideológicas presentes en el tratamiento de estas unidades constituyen el objeto de la tercera sección del estudio, en particular la forma en que se manifiestan. Finalmente, se ofrece una reflexión de corte diacrónico en la que se observará la presencia de cambios, en el marco espacio-temporal en el que se publican las cuatro ediciones, en la postura ideológica.
2. LA IDEOLOGÍA EN LA LEXICOGRAFÍA CUBANA
No nos detendremos en la definición de ideología, puesto que la vastedad de este tema merecería un estudio monográfico dedicado; sin embargo, es útil aclarar que en el presente trabajo nos basamos en la interpretación de Van Dijk, que considera la ideología en cuanto base de representaciones sociales compartidas por los miembros del grupo (1999: 19).
Desde el origen de la reflexión metalexicográfica, la objetividad es uno de los aspectos que se considera fundamental para la realización de un diccionario. Casares, en su estudio clásico, recomienda al redactor el recurso a una prosa esterilizada, cerrada a toda clase de exhibiciones individuales y a juicios de valor (1950: 144). Según el autor, estas exigencias se mantienen incluso en la redacción de la definición lexicográfica, que debería ser objetiva y desprovista de afectividad, bajo la función representativa del lenguaje (1950: 142).
Esta misma línea de concepción se encuentra en la bibliografía más reciente: , por ejemplo, conceptualizaba el uso de la lengua en un diccionario como un modelo de objetividad, diferenciándolo del uso coloquial que se sitúa en el polo opuesto. Corbeil, en su estudio sobre las marcas de uso como herramienta para describir los elementos connotativos del léxico, evidencia que la lexicografía tiene que dotarse de una metodología de trabajo lo más rigurosa y objetiva posible ().
En la presente contribución consideramos la condición imprescindible de objetividad como un ideal inalcanzable; estamos también de acuerdo con en considerar imposible alcanzar una neutralidad absoluta en un diccionario, puesto que reúne identidad, costumbres, personajes y conceptos arquetipos de cierta época. Bajo esta perspectiva, la práctica lexicográfica se conceptualiza como una práctica ideológica. A este propósito, afirma que la realización de un diccionario sin marcas ideológicas va en contra de la naturaleza humana de su autor, que difícilmente puede despojarse de su propio pensamiento. En resumidas cuentas, la dificultad de garantizar la objetividad de un diccionario es consecuencia directa de la influencia que el contexto sociocultural ejerce en su edición: las dinámicas extralingüísticas, pues, participan tanto en la determinación de la macroestructura, como en la forma en que los conceptos se definen.
En lo que respecta al área cubana, el tema de la ideología en la producción lexicográfica ha sido objeto de varios estudios; en este apartado nos centraremos en los que han sido dedicados a la obra de Pichardo. En primer lugar, hay que mencionar a Camacho Barreiro, que explora la dimensión ideológica de la producción lexicográfica cubana (2004), para luego centrarse en las marcas sociolingüísticas (2008). En segundo lugar, se dedican al análisis de las marcas ideológicas de discriminación racial en el Diccionario provincial de Pichardo, y, por último, el artículo de estudia el tratamiento de los africanismos desde una perspectiva sociolingüística.
En su primer artículo, analiza los rasgos identitarios y culturales expresados en las opiniones de los diccionaristas acerca de temas como las costumbres, los componentes raciales, la moral, la religión etc. (2004: 26). La investigación toma como muestra cinco de los repertorios más significativos en la historia de la lexicografía cubana: el Diccionario Provincial casi razonado de vozes y frases cubanas (), el Vocabulario cubano (), el Léxico cubano (), el Léxico Mayor de Cuba () y el Nuevo catauro de cubanismos (). Del diccionario de Pichardo destaca un tratamiento de las voces de origen africano condicionado por una postura ideológica que resulta en la omisión de marcas diatópicas, a diferencia de los lemas de origen indígena que resultan marcados (). La autora devela la presencia de marcadores situados a nivel extratextual, a través de los cuales el lexicógrafo intenta crear distanciamiento social y cultural entre el universo conceptual importado en Cuba y el hombre blanco, culto y civilizado (2004: 28-9).
En su estudio sucesivo, observa que el lexicógrafo no utiliza un sistema de marcación sociolingüístico propiamente dicho, sino marcas no truncadas como «vulgar», «frase familiar», «sarcasmo vulgar» y sobre todo enunciados que desempeñan la función de una posible marca: «Palabra indecentísima», «Vulgar, no decente», «Vulgar e indecente» o «En el sentido indecente» (2008: 48). Otro aspecto de interés es la presencia de informaciones sobre quiénes emplean las palabras marcadas sociolingüísticamente; a este propósito, los usuarios que Pichardo indicaba solían ser «el vulgo», «la negrada o la gente de color», «los negros o gentualla», «gente de color y vulgar» y «el populacho» (2008: 48-9).
se dedican al análisis de la presencia de ideología racial en el diccionario objeto de nuestro estudio. Los autores describen el nivel connotativo de las definiciones de algunas entradas representativas del concepto de raza, obteniendo como resultado las pruebas de la presencia de una cosmovisión racista. La ideología, en la muestra de lemas seleccionados, se manifiesta en varias formas, tales como expresiones hiperbólicas, adjetivos valorativos o bien a través de estrategias tales como la burla y el sarcasmo (2015: 62). De interés para nuestro estudio es el análisis de algunos lemas que forman parte del campo semántico de la esclavitud, gracias al cual los autores destacan una percepción negativa generalizada en el tratamiento de los conceptos que se refieren tanto a la esclavitud, como a la cultura africana (2015: 65-68).
El último estudio mencionado es el de en el que el tema del contenido ideológico en Pichardo se observa desde el tratamiento que en la obra se da a las entradas que se pueden identificar como africanismos. Los datos confirman la presencia, en la macroestructura, de recursos comunicativos (adjetivación ofensiva, la burla, el sarcasmo y la ironía) que testimonian una cosmovisión racista, intolerante hacia la cultura y la sociedad africana.
En resumidas cuentas, el examen de la literatura científica confirma la presencia, en la obra de Pichardo, de contenido ideológico que se manifiesta ya sea de forma directa, a través de una adjetivación ofensiva o bien de locuciones, como a través de estrategias discursivas que traslucen claramente la postura del autor.
Ahora bien, este sucinto recorrido pone en evidencia la falta de una investigación dedicada a las voces propias de la esclavitud y sobre todo la ausencia de un análisis que observe este fenómeno desde una dimensión diacrónica. Nuestro estudio pretende contribuir a llenar estos vacíos, a través de un enfoque que analice las entradas relacionadas con la esclavitud no solo en perspectiva sincrónica, sino también desde una perspectiva diacrónica desde la cual observar los cambios que el registro lexicográfico de las unidades sufre en el espacio temporal en el que se publican las cuatro ediciones del Diccionario provincial.
3. EL LÉXICO CUBANO DE LA ESCLAVITUD
Dedicamos este apartado a la segunda hipótesis que guía el presente estudio: la existencia de un léxico cubano de la esclavitud. Con esta etiqueta entendemos el conjunto de unidades léxicas cuya acuñación y difusión en el contexto de la Cuba colonial se deben a la implantación de un régimen esclavista caracterizado por rasgos propios, diferentes del sistema continental (, ).
Las razones se encuentran en la historia esclavista de Cuba, que se organiza en dos momentos: esclavitud pre-plantacional y esclavitud de plantación. La primera etapa, que se extiende desde la conquista de la isla hasta buena parte del siglo xviii, se caracteriza por un modelo de esclavitud orientado a satisfacer las necesidades internas inmediatas de una colonización de poblamiento (). La ruptura con este modelo se produce con la toma de La Habana por parte de los ingleses en 1762, pero el despegue de la economía de la isla se debe a la promulgación de la Real Cédula de 28 de febrero de 1789 sobre el libre comercio de los esclavos negros () y, en particular, a la revolución de Haití ().
La configuración de un modelo esclavista con caracteres propios ha de entenderse como la tensión extralingüística que ha generado la necesidad de adaptar el nivel léxico a los cambios que estaban moldeando la realidad. A saber, la postura que adoptamos instaura un dialogo entre historiografía e historia de la lengua y considera los fenómenos lingüísticos como reflejo de los cambios que se registran en el nivel extralingüístico (). La introducción de un modelo económico de plantación, la trata comercial de mano de obra esclava y la exigencia de un ordenamiento jurídico dedicado son solo algunos de los factores que empujaron la acuñación de nuevos términos.
El conjunto léxico que presentamos en este apartado es el resultado de una metodología que considera la estructuración del campo conceptual como el punto de partida para la detección y el tratamiento de las unidades léxicas (). La extracción de las unidades se ha realizado a partir de la consulta directa e integral de la microestructura de las ediciones del diccionario, solución adoptada en respuesta a la falta prácticamente absoluta de estudios dedicados a esta variedad léxica o de recursos informáticos que recogiesen la obra y facilitasen el acceso a los contenidos.
A continuación, se presentan las 119 unidades detectadas, organizadas en tres subdominios (comercio, ingenio y sociedad):
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― Comercio: la magnitud que el comercio de mercancía humana alcanzará en Cuba, desde la segunda mitad del siglo xviii hasta 1873 (fecha de la última expedición negrera destinada a Cuba) tuvo como consecuencia la introducción de nuevos conceptos y exigencias terminológicas, baste con pensar en las determinantes del precio de los esclavos (). Forman parte de este apartado las siguientes voces: alma en boca y huesos en costal, angola, arará, barracon, bibi, bozal, bricamo, briche, carabalí/carbalí, congo, gangá, ladino, loango, lucumí, macuá, mandinga, maní, mina, muleco, negrero, venir/ser de angola (1.ª ed.); abaya, consulado, longobá, mulecon, muleque (2.ª ed.); respondon (3.ª ed.).
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― Ingenio: la economía de plantación marca la historia colonial de Cuba desde las últimas décadas del siglo xviii hasta la abolición completa de la esclavitud. En este arco temporal, nuevos conceptos enriquecen el léxico de las respectivas denominaciones. Este grupo léxico se compone de las siguientes voces: alzarse, bocabajo, bohío, calabozo, coartado, coartarse, contramayoral, conuco, cuero, esquifacion, guardiero, mayoral, mayorala, pailero, tachero, tarea, tocar el cuero (1º edición); ahilar la negrada o la gente, ahilar, barracon, cachimbo, cañamazo, chapi-chapi, coartación, cuarto, dotacion, emancipado, estivador, gente, hacer cuartos, mano garabate, mano machete, negrada, tarea, virar, virarse (2.ª ed.); matanegro, fonfon (3.ª ed.).
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― Sociedad: los cuatro siglos de historia de la esclavitud y la extensión de la estructura esclavista influirá no solo en la dimensión económica, sino también en la esfera sociocultural. Forman parte del apartado las siguientes voces: atabal, bembo, bembon, cabildo, chino, cimarron, cuna, gente (de color), jigue, marimba, maruga, palenque, rancho, táita, tambor, tango, tumba, valer ó contar un congo (1.ª edición); alzado, apalencarse, arranchador, arranchar, brucu, carabela, carángano o carámbano, cuaba, fino-fino, fonton, guari-guari, guasi-guasi, hablar lengua hablar en lengua, llari-llari, matungo/negro cangrejo, napinapi, niño/ña, ñamiñami, ño, pasa de negro ó de negra, piquinini, pisipisi, purupuru, quiquirib, ranchear, ranchería, reinado, sacar lo que el negro del sermón, tifitifi (2.ª edición); aballado, caime, criollito, negrazo, grajo (3.ª edición).
Consideramos necesario terminar el epígrafe con una representación gráfica de la distribución cronológica de las voces extraídas:
El gráfico muestra una dinámica de penetración léxica clara, donde la mayoría de las voces detectadas ingresan en la macroestructura en la primera edición del diccionario (1836) y en la segunda (1849); por otra parte, el número de ingresos en las ediciones de 1861 y 1875 es muy limitado. Habida cuenta de estos datos y del componente diacrónico del estudio, es imprescindible centrar el análisis en las ediciones más receptivas de este léxico, es decir, la primera y la segunda.
4. ANÁLISIS DE LAS MARCAS IDEOLÓGICAS
El presente apartado examina la microestructura del diccionario de Esteban Pichardo, en lo que respecta a las marcas ideológicas presentes en las definiciones atribuidas a las entradas identificadas como léxico cubano de la esclavitud. A partir de un examen cuantitativo de las huellas ideológicas detectadas, se analizará una muestra de entradas significativas, con el objetivo de observar las manifestaciones lingüísticas del contenido ideológico y ofrecer una lectura de los datos que permita reconstruir la percepción de las realidades denominadas.
Desde el punto de vista cuantitativo, la presencia de contenido ideológico se ha detectado en la mayor parte del tratamiento que recibe nuestro conjunto léxico (51 %). Aún tratándose de un valor significativo por sí solo, no es representativo de los diferentes apartados semánticos en los que hemos organizado las voces:
Es evidente que la presencia de las huellas ideológicas no es homogénea, sino que se centra en ciertas áreas conceptuales como comercio, la más afectada, con el 65 % de las voces cuya definición presenta contenido ideológico. Por otra parte, las unidades léxicas que denominan conceptos propios del sistema de plantación ingenio se caracterizan por un tratamiento más neutral, que difícilmente refleja la postura del autor. Finalmente, las entradas que pertenecen al apartado sociedad se colocan en el centro, con el 45 % de las definiciones marcadas ideológicamente.
Si quisiéramos aventurarnos a una lectura de estos datos, sería inevitable asociar la presencia de ideología en la microestructura con el segmento de realidad denominado. En el caso del apartado comercio, la riqueza de elementos ideológicos se debe sin duda alguna a la composición de este conjunto léxico. Precisamente, en este grupo figuran varias denominaciones metaétnicas empleadas para identificar al esclavo según el parámetro de su nacionalidad, siendo la «raza» una de las determinantes del precio de venta. Los vocablos más representativos de las marcas ideológicas en comercioson: Angola, Arará, Carabalí, Congo, Gangá y Longobá. Se trata de unidades léxicas que se empleaban para clasificar a los esclavos y en general a la población de origen africano según la procedencia. Observamos ahora la microestructura de estas entradas:
- a)
Angola: El Negro o Negra natural de aquella comarca de África. // Venir o ser de Angola: Con que se explica la ignorancia, rusticidad o sencillez de algunas personas [...] ();
- b)
Arará: El negro ú negra natural de aquella comarca de Africa // Arara: árbol escaso ().
- c)
Carabalí: CARABALÉ ó Carbalí: El negro û negra de esta gran rejion de Africa. Hay CARÁBALI BIBÍ, CARABALÍ BRICHE & segun el lugar o departamento de aquella comarca, cuya servidumbre no es la mas buscada por su carácter soberbio é indomito. ().
- d)
Congo: El negro ú negra natural del Congo en Africa, los cuales son muy apreciados para servidumbre por su carácter humilde y fiel. Hay CONGO-REAL (los mejores), congo-luango, congo-musundi ó musungo &c. // Valer ó costar un congo, valer ó costar mucho ().
- e)
Gangá: El negro ú negra natural de esta comarca africana ().
- f)
Longobá: el negro ó negra natural de esta comarca en el Gangá ().
Todas las definiciones traslucen la visión racista y discriminatoria de Pichardo (): se percibe la intención del lexicógrafo de mantener un distanciamiento con el mundo de los esclavos, prueba de la presencia de una cosmovisión ya señalada en los estudios de y ). En la casi totalidad de los ejemplos se aprecia el recurso a los demostrativos en cuanto marcadores extratextuales que vehiculan un tono despectivo hacia el universo sociocultural al que las voces remiten.
Es interesante notar que, si bien este recurso registra una buena difusión en el léxico cuyo tratamiento lexicográfico presenta contenido ideológico, no se ha detectado en la entrada Congo. Del diccionario de Pichardo aprendemos que los esclavos de esta procedencia eran muy apreciados desde el punto de vista comercial, información confirmada en el estudio clásico de . Dicho esto, el valor económico y la consideración entre los esclavistas suponemos pueden haber influido en la percepción social del esclavo Congo, hasta obstaculizar el ingreso, en la microestructura, de elementos despectivos. Prueba ulterior de esto es la unidad fraseológica valer o costar un Congo con el significado de valer mucho, cuya existencia confirma por una parte el valor de esta categoría de esclavos (); por otra, la percepción social de este concepto.
En la posición opuesta se colocan las definiciones atribuidas a Angola y Carabalí, donde el contenido ideológico despectivo se vehicula a través del demostrativo aquella y del tratamiento de las unidades fraseológicas. El primer elemento lo encontramos en ambas definiciones, donde desempeña su función de creador de distanciamiento con el universo esclavo. El segundo vehículo de ideología, ya puesto en evidencia en el estudio de , se detecta en la microestructura de Angola, en la que el autor incluye el fraseologismo venir o ser de Angola. A diferencia de lo observado en Congo, la definición atribuida pone en evidencia un tono peyorativo que, probablemente, depende de un valor de mercado inferior. Finalmente, la definición que se da a la entrada carabalí confirma que la visión social influye en el ingreso de huellas ideológicas en la microestructura. A saber, la presencia de contenido ideológico, que no se ha detectado en el tratamiento de Congo, se explica con la consideración escasa que se tenía de esta clase de esclavos.
En el apartado ingenio, en cambio, la presencia reducida de contenido ideológico puede explicarse a partir de la naturaleza de los conceptos que constituyen este grupo léxico. A saber, las entradas que forman parte de este apartado semántico no presentan una conexión con la idea de «raza». De hecho, la mayor parte del léxico se refiere a las diferentes categorías de obreros involucrados en la estructura organizativa del ingenio y a los castigos corporales a que se sometían los esclavos para mantener el orden y salvaguardar los intereses económicos de la actividad. La tecnicidad de este léxico, pues, contribuye a un tratamiento más objetivo, privado de las posturas ideológicas del autor. Otro factor que suponemos ha contribuido a reducir la presencia de ideología es la percepción positiva del sistema plantacional, debido al rol que este sector desempeñaba en la economía de la isla, en particular la producción azucarera y cafetalera.
Pese a la propensión clara a un tratamiento lexicográfico objetivo, en algunas de las voces de este conjunto léxico se puede observar la presencia de huellas ideológicas. A continuación, proponemos una muestra de los ejemplos más significativos: cachimbo, contramayoral, cuero y guardiero:
- g)
Cachimbo: Nombre que se da generalmente á la pipa ordinaria de fumar que usan los Negros del Campo. / Tratamiento ó vocativo de desprecio ().
- h)
Contramayoral: El negro que está al cuidado y direccion del trabajo de una partida de esclavos en el campo. Todos los contramayorales están bajo las órdenes del mayoral; mientras ejercen su oficio poco u nada trabajan, y llevan frecuentemente su látigo. ().
- i)
Cuero: Especie de látigo que usan los Campesinos, arrieros y principalmente los Mayorales de las fincas rurales, para azotar: el mango de madera dura y pendiente de un estremo el cuero largo, sencillo ó tejido que remata en una Cabuya ó rabiza también tejida y anudada, á la cual llaman Pajuela: esta, abriendo las carnes, facilita la efusión de sangre, sin las contusiones peligrosas del Manatí, ya prohibido. // Dar cuero: arrimar el cuero, azotar. // Tocar ó sonar el cuero: Dar dos o tres cuerazos al aire para llamar los Negros à comer, cortar yerba, suspender el trabajo &. El estallido del cuero manejado con impasible maestría por el atlético brazo de un Mayoral, se oye en el campo a larga distancia ().
- j)
Guardiero: El negro destinado en las fincas de campo á cuidar y servir de centinela para impedir ó avisar cualquier daño, robo, asalto ú fuego que note. Un bohío reducidísimo le abriga en el lugar de su guardia, que regularmente es en los linderos principales, siembras y otros puntos de cuidado, destinándose para estos empleos negros viejos ó casi inútiles. ().
La voz cachimbo es emblemática de una visión del mundo racista, que refleja la imposición del blanco sobre el negro y considera sus formas de organización, sus principios regidores y tradiciones del universo negro de forma negativa. En la definición, el elemento que actúa de marcador extratextual es el adjetivo ordinario, por medio del cual Pichardo adjudica a la pipa un valor peyorativo para referirse al bajo nivel de este tipo social (). Esta postura ideológica se extiende a la ampliación semántica de la voz, que se designa como vocativo de desprecio.
En la definición atribuida a la entrada contramayoral el autor se hace visible con un juicio, evidentemente negativo, a pesar del criterio de objetividad que se suele asociar a un producto lexicográfico. Ahora bien, el contenido ideológico de la definición no se limita a la opinión del autor sobre el trabajo del contramayoral, sino que se extiende al tono empleado para la presentación de esta figura. De todos modos, para detectar esta huella ulterior, cabe introducir la figura complementar del mayoral y aclarar la relación que existía entre los dos obreros. El contramayoral y el mayoral eran unas de las figuras centrales en la administración de los ingenios cubanos (), debido a la función de control y gestión del trabajo esclavo que desempeñaban (). Obsérvese la definición que el lexicógrafo atribuía a la entrada mayoral:
- k)
Mayoral: En toda la isla se aplica esta voz, y no la de Capataz, únicamente al hombre blanco asalariado encargado del gobierno y cuidado de las Haciendas de campo. En los Injenios, Cafetales y Fincas de consideración, donde hay otros empleados blancos, el Mayoral es superior á todos en la policía y gobierno del fundo y sus pertenencias; pero no puede entremeterse en las facultades del Mayordomo relativas á la parte de contabilidad, ni en las incombencias del Maestro-azucar. Sin embargo, hay un Superior inmediato regularmente sobre el mismo Mayoral, Mayordomo &c. que puede removerlos también, y es el Administrador. El signo que distingue á estos Mayorales es el Cuero, que portan continuamente, así como los Negros Contramayorales. ().
Además de una descripción de las funciones desempeñadas por ambas figuras, la microestructura nos explica que los mayorales estaban en una posición jerárquica más elevada que los contramayorales, aspecto que explica la costumbre de nombrar los mayorales solo entre la población blanca, en particular a partir del año 1832 por efecto de una Circular del Capitán Ricafort () con la que se obligaba a los dueños de fincas a tener mayorales blancos (). Sin embargo, tanto los mayorales como los contramayorales ejercían cierto poder sobre la mano de obra esclava, cuyo símbolo era el cuero que llevaban consigo. Finalmente, cabe subrayar que el contramayoral tenía una función estratégica de suma importancia, ya que a él se delegaba la aplicación de los castigos corporales ().
Una vez aclarada la complementariedad de las dos figuras, resulta evidente la presencia de un tono despectivo que caracteriza el tratamiento de la unidad contramayoral que no encontramos en la definición asociada a mayoral. En primer lugar, aunque los contramayorales soportaban en todo a los mayorales y ejecutaban los castigos corporales, Pichardo los representa como figuras que trabajan muy poco. Esta consideración, pues, no la encontramos en la definición de mayoral donde, en cambio, se habla de participación al gobierno de las haciendas de campo. En segundo lugar, aunque ambas figuras tenían superiores en la jerarquía del ingenio, esta información se comunica de forma diferente: si en contramayoral se utiliza la expresión «estar bajo las órdenes», en mayoral se habla de «no entremeterse en las facultades»; en otras palabras, se atenúa el dato. Por último, y no de menor importancia, el detalle sobre el látigo o cuero: en el tratamiento de contramayoral, el autor emplea el sustantivo general látigo y se limita a informar que esta clase de obreros solía llevarlo consigo; en mayoral, en cambio, se emplea el neologismo semántico cuero, diatécnicamente más marcado, y sobre todo se presenta como un signo distintivo.
Observando la definición que se asigna al sustantivo cuero, símbolo del poder en el contexto del ingenio, se nota otro elemento que podemos interpretar como un marcador a nivel extratextual: la falta de una referencia al contramayoral. Pese a que tanto los mayorales como los contramayorales lo empleaban, el autor se limita a mencionar al mayoral, situación que se repite en la definición que se da a la unidad fraseológica tocar ó sonar el cuero. En este caso, no nos extraña que se omita la referencia al contramayoral, ya que la voz autoral emite juicios positivos a través de adjetivos como impasible y atlético o del sustantivo maestría.
La dinámica de omisión e inclusión de detalles que hemos observado en las entradas mayoral, contramayoral y cuero se explica a través de la estrategia de comunicación ideológica que Van Dijk denomina cuadrado ideológico (1999: 333-4), es decir, la acción de expresar o suprimir determinadas informaciones para obtener una representación positiva o negativa de la realidad. En las entradas examinadas, es evidente que para vehicular una imagen negativa de los «negros» se recurre a la expresión de informaciones negativas (mientras ejercen su oficio poco u nada trabajan) y se omite la palabra marcada cuero para reducir el peso de la asociación contramayoral - látigo. Por otra parte, el recurso a esta técnica se manifiesta incluso en beneficio de los «blancos», en este caso explicitando el uso del cuero y enfatizando el rol de la mano de obra blanca en la administración del ingenio.
Terminamos el examen de este apartado léxico con la entrada guardiero. Si consideramos que este oficio se reservaba a los esclavos negros, viene delineándose una tendencia que caracteriza el apartado ingenio: la ideología se manifiesta solo en aquellas entradas relacionadas con el mundo de los esclavos negros, a través de mecanismos que distorsionan la realidad e influyen en la percepción social. En este caso, la actitud racista subyacente se manifiesta de forma clara en el uso de los adjetivos viejo e inútil, que contribuyen a construir una imagen negativa de «ellos».
Proponemos ahora una muestra de las voces más significativas del apartado ‘sociedad’:
- l)
Cabildo: Reunion de negros y negras bozales en casas destinadas al efecto y dias festivos, en que tocan sus atabales, cantan y bailan en confusion y desórden: reunen fondos y forman una especie de sociedad de pura diversion. Cada nacion tiene el suyo; así se llaman CABILDO ARARA, CABILDO CONGO &c. Metaforicamente y por desprecio se dice de una corporacion ó reunion de personas ineptas, ó donde hay desórden, es ó parece un cabildo de congos &c. ().
- m)
Tumba: En algunas partes llaman así á la reunión de negros ó gentualla con el objeto de divertirse sin etiqueta ni lujo. ().
- n)
Maruga: Esfera hueca con piedrecillas dentro, de donde sale un mango á manera de hisopo para sacudirle y que produzca sonido. Los negros bozales en sus cabildos y funciones usan MARUGAS de güira; otras hay de oro, plata & para entretener á los niños. || MARUGA, Metafóricamente lo que es inútil, vacío, de mala condición y despreciable. ().
El tratamiento de cabildo, tumba y maruga confirma la misma intención de crear distanciamiento con el sistema de valores de los individuos etiquetados como «no blancos» observada en el apartado comercio; en particular, la descripción de estos conceptos trasluce la falta de consideración hacia las manifestaciones culturales y sociales de los esclavos. Por ejemplo, en la definición de cabildo, el posesivo sus se convierte en un marcador extratextual de distanciamiento; asimismo, la imagen de las danzas y cantos que identifican el concepto se asocian con la idea negativa de confusión y desorden. La definición se cierra con la unidad fraseológica es o parece un cabildo de congos, cuyo tratamiento presenta otros elementos despreciativos (personas ineptas, desorden) a los que el autor recurre para pintar una imagen negativa de los negros.
En tumba la intervención del autor es aún más directa: en la definición se encuentra el paralelismo negro - gentualla, resultado del empleo indistinto, a lo largo de la obra, de términos como gente de color, gente de color libre, gente de color criolla, gentualla, etc. para hacer referencia al individuo de color (). Los prejuicios del autor se extienden a la descripción del concepto, donde la marca ideológica se sitúa en la expresión «sin etiqueta ni lujo».
Concluimos este epígrafe dedicado al análisis sincrónico de las huellas ideológicas enfocando nuestra atención en un fenómeno que ha sido detectado en los apartados ingenio y sociedad, del que se ofrece a continuación una muestra de las unidades más representativas:
- ñ)
Fino-fino (fino): Generalmente entendido en esta Isla, y usado solo para con el Negro recien llegado de Guinea en significacion de alguna cosa buena, bien hecha ó que se aprueba. Lo contrario de Brucu. ().
- o)
Llari-llari: generalmente entendido y usado solo para con el negro bozal en significacion de llorar ó estar triste ó enfermo ó padecer algun dolor. Será derivado del castellano llorar o del ingles to yearn? ().
- p)
Guari-guari: generalmente usado y entendido en esta isla y solo usado para con el Negro recien llegado de Guinea en significado de hablar ó charlar. Del ingles to Word? ().
- q)
Ñamiñami: Generalmente entendido en esta Isla y usado solo para con el Negro recien llegado de Guinea en significacion de comer ó comida (Pichardo 1840: s. v. ñami-ñami).
- r)
Napinapi: derivado del Ingles to nap. Generalmente entendido en esta Isla y usado solo para con el Negro recien llegado de Africa en significacion de Dormir. ().
- s)
Chapear: limpiar la tierra de yerba con el machete; a diferencia de cuando se ejecuta con la Guataca. Al efecto se sujeta la yerba con el Garabato en la mano izquierda, facilitando su corte con el Machete en la derecha; y esta práctica le hace comprender y distinguir al Negro bozal cual sea la mano izquierda y cual la derecha en toda ocasión, si se le dice «mano Garabato» [la primera] «mano Machete» [la segunda.] ().
, en su estudio clásico dedicado a los rasgos poscriollos lexicales que siguen existiendo en el habla coloquial cubana, identifica estas voces como reduplicaciones que comprueban una relación estrecha entre el habla bozal, las lenguas criollas y variantes descriollizadas ibéricas y no ibéricas (). Si por un lado concordamos con la definición morfológica del autor y consideramos estas unidades léxicas como compuestos producto de un proceso de reduplicación total (), por otro, identificamos, asociamos estas voces al fenómeno de las palabras icónicas. Con esta etiqueta identificamos los productos de un proceso de creación neológica que no se basa en un proceso formal o semántico, sino icónico. En este estudio empleamos una visión amplia del concepto de iconicidad, definiéndolo como la semejanza entre los aspectos de forma y de significado ().
Sin entrar en los detalles de una cuestión que desborda los límites de la presente investigación, la literatura científica concuerda en atribuir a este fenómeno léxico la propiedad de facilitar el aprendizaje del léxico (; ; ), en particular en sus primeras etapas (). Lo dicho explicaría el patrón morfológico dominante en estas voces, identificable por una estructura compuesta caracterizada en la casi totalidad de los casos por la repetición del constituyente morfológico que actúa en cualidad de núcleo de la palabra compuesta. Cabe subrayar que la reduplicación es una de las principales asociaciones que se detectan en las palabras icónicas de varias lenguas ().
Volviendo al contenido ideológico, en la casi totalidad de los ejemplos el tratamiento que se da a las entradas presenta elementos que crean distanciamiento entre la población blanca y el universo de los africanos traídos a Cuba: en las definiciones, Pichardo explica que el uso de la voz está circunscrito a la comunicación con los negros recién llegados de África o Guinea que no dominaban la lengua española. Este aspecto es aún más significativo si se considera que, según comenta el mismo autor, estas voces no formaban parte de un léxico diatécnico, sino que formaban parte de la lengua general, ya que se trataba de expresiones generalmente entendidas en la isla.
Ahora bien, para comprender el rol de estos fenómenos léxicos en el marco ideológico que estamos analizando cabe observar el prólogo a la edición del año 1862, donde Pichardo expresa su punto de vista:
Otro lenguaje relajado y confuso se oye diariamente en toda la Isla, por donde quiera, entre los Negros bozales o naturales de África, como sucedía con el Francés criollo de Santo Domingo: este lenguaje es común e idéntico en los Negros, sean de la Nación que fuesen, y que se conservan eternamente, a menos que hayan venido mui niños: es un Castellano desfigurado, chapurrado, sin concordancia, número, declinación ni conjugación (…), una jerga más confusa mientras más reciente la inmigración pero que se deja entender de cualquiera Español fuera de algunas palabras comunes a todos, que necesitan de traducción. Para formarse una ligera idea de esto, vertirémos una respuesta de las menos difíciles: «yo mi ñama Frasico Mandinga nenglito rehurujaoro, crabo musuamo ño Mingué, de la Cribanerí, branco como cárabon, suña como nan gato, poco poco mira oté, cribi papele toro ri toro ri, Frasico dale dinele, non gurbia dinele, e laja cabesa, e bebe guariente, e coje la cuelo, guanta qui guanta…» ().
En este fragmento, el autor se muestra muy crítico en describir la forma de hablar de los esclavos recién llegados de África a través del empleo de adjetivos valorativos tales como relajado, confuso, desfigurado y chapurrado. Para reforzar su opinión, Pichardo la acompaña con un ejemplo, probablemente enfatizado, de esta variante sociolectal de español que pone en evidencia las características que el autor atribuye a esta lengua de contacto.
Por último, la entrada chapear, y más específicamente su microestructura, nos permite observar este fenómeno desde otra perspectiva. El autor informa que esta operación, llevada a cabo a través del instrumento garabato en la mano izquierda, permitía al esclavo negro diferenciar mano derecha y mano izquierda, que para este propósito se denominaba mano garabato. Este compuesto yuxtapuesto se distancia del modelo clásico de palabra icónica al que se conforman los ejemplos mencionados: la iconicidad no se manifiesta en forma de repetición de un constituyente morfológico, sino en la lógica detrás de la estructura del compuesto. Debido a que esta operación se desempeñaba empuñando el garabato con la mano izquierda, el compuesto mano garabato, según explica Pichardo, se habría acuñado para que los esclavos diferenciasen entre mano derecha (o mano machete según la misma lógica) y mano izquierda.
En este caso, el contenido ideológico está situado en la forma en que el autor define la unidad léxica: no se atiene a una descripción objetiva que se limite a explicar esta posible etimología, sino que manifiesta su desprecio explicitando la idea de que una operación cognitivamente simple como distinguir la derecha de la izquierda pudiera ser, para ellos, imposible sin ponerla en relación con el trabajo.
El próximo apartado cierra el análisis del elemento ideológico aportando una perspectiva diacrónica, a través de la cual observar si la percepción del esclavo de la que el diccionario es vehículo evoluciona y, en particular, si muestra la influencia de las dinámicas que plasmarían el contexto sociocultural de la Cuba del tiempo.
5. LA IDEOLOGÍA EN SU DIMENSIÓN DIACRÓNICA
A lo largo del estudio hemos comprobado que el diccionario de Pichardo presenta, en el tratamiento que se da al léxico de la esclavitud, estructuras del discurso que exhiben y reproducen un contenido ideológico. En general, se trata de productos de estrategias de explicitación, omisión o enfatización de informaciones para vehicular una representación negativa de la población clasificada como no blanca, en particular de los esclavos. Por otra parte, estas mismas estrategias se emplean para pintar una imagen positiva de la población blanca, dinámica que aparece en particular en el apartado ingenio, donde se alternaban trabajadores «blancos» y trabajadores etiquetados como «no blancos».
Ahora bien, los datos obtenidos exploran este fenómeno solo desde una dimensión sincrónica, que no considera la cronología de las cuatro ediciones del diccionario y los cambios que hubieran podido producirse en la ideología. En este apartado nos orientamos hacia una dimensión de análisis diacrónico, que observe la evolución en el tratamiento del léxico analizado y la interprete a la luz del contexto extralingüístico.
Ante todo, es necesario conectar la impresión del diccionario a la historia de la esclavitud en Cuba; para este propósito podemos acudir a la propuesta de periodización de , que distingue cuatro etapas:
-
― La primera etapa, que comprende dos siglos y medio de la historia colonial cubana y se extiende desde el siglo xvi hasta el 1790, año en que por Real Orden se abre el comercio con Norteamérica, en particular de esclavos ().
-
― La segunda se abre en 1790 y se concluirá en 1820, fecha en que se establecen las premisas para el futuro desarrollo económico de la isla ().
-
― La tercera etapa se extiende desde 1820 a 1868, momento de contrastes en que al libre comercio de esclavos y al auge del régimen de plantación se contrapone el abogar por el cese de la Trata y por una abolición gradual de la esclavitud ().
-
― La última, en cambio, es la etapa que se extiende desde el comienzo de la “guerra de los diez años”, en 1868, hasta la abolición de la esclavitud en 1886 ().
Las ediciones del diccionario de Pichardo se localizan entre la tercera etapa y la cuarta, lapso durante el cual la percepción de la esclavitud cambia rápidamente en función de las dinámicas políticas y económicas del tiempo. Este factor, pues, alimenta nuestra suposición de que el contenido ideológico de las definiciones pueda ser afectado por este cambio de perspectiva, hipótesis que verificaremos en el siguiente epígrafe.
El primer aspecto para considerar es la distribución cronológica de las entradas en las que se detecta una variación en el contenido ideológico. En general, estos cambios se registran solo entre las voces que ingresan en la macroestructura de la obra en la primera edición de 1836; además, impactan en un volumen limitado de entradas, el 39 % del caudal léxico cuya primera datación se localiza en esta edición, equivalente al 17 % del total de las voces caracterizadas por un tratamiento ideológico. En las unidades que ingresarán en las ediciones sucesivas, en cambio, las modificaciones que se han observado no alteran la postura ideológica.
Otro aspecto revelador es la distribución de estos cambios en los diferentes apartados semánticos en los que se vertebra el léxico, que representamos a continuación:
El gráfico muestra una situación coherente con la distribución cuantitativa del elemento ideológico, donde sociedad y comercio resultan ser los campos conceptuales más susceptibles de recibir un tratamiento que presente elementos de discurso ideológico. En este caso, es aún más notable la diferencia con ingenio, cuyo léxico se configura como el menos marcado desde el punto de vista ideológico; de hecho, solo en la entrada mayoral se detecta una evolución en la postura ideológica manifestada en su tratamiento lexicográfico.
En lo que respecta a la naturaleza de los cambios, cabe subrayar que la casi totalidad de los contenidos ideológicos afectados se refiere a la representación del esclavo negro. Dicho esto, para trazar la tendencia dominante se ha decidido clasificarlos en positivos y negativos, según aporten una atenuación o un refuerzo de la ideología vehiculada. Del análisis de las definiciones se perfila una tendencia negativa: en el 70 % de los casos, el componente ideológico influenciado muestra una consolidación de la percepción denigrante del esclavo negro, aspecto que se manifiesta principalmente con la explicitación de informaciones que acentúan la representación negativa. Se proponen ahora algunos ejemplos:
- t)
Gangá: El negro ú negra natural de esta comarca africana. ().
- u)
Gangá: El negro ú negra natural de esta gran comarca africana, que comprende al Longobá, Maní, Quisí &c. Es proverbial la aficion de los Gangáes al arroz tan abundante en su país; y por esto se dice “Come arroz como Gangá. ().
- v)
Lucumí ó Ucumí: El negro ú negra natural de esta comarca africana. ().
- w)
Lucumí ó Ucumí: El negro ú negra natural de esta comarca africana. Se aprecian por trabajadores los Lucumies; mas al principio de su servidumbre son propensos á ahorcarse. ().
- x)
Mayoral: En toda la isla se aplica esta palabra solamente al hombre blanco asalariado encargado del gobierno y cuidado de las haciendas de campo. ().
- y)
Cabildo: Reunion de Negros y Negras bozales en casas destinadas al efecto y días festivos, en que tocan sus atabales ó tambores y demas instrumentos nacionales, cantan y bailan en confusion y desorden con un ruido infernal y eterno, sin intermision. Reunen fondos y forman una especie de sociedad de pura diversion y socorro, con su caja, Capataz, Mayordomo, Rey, Reyna (sin jurisdicción) &c. Cada nacion tiene su Cabildo; así se denominan Cabildo Arará, Cabildo Carabali &c. Metafóricamente y por desprecio se dice de una corporación ó reunión de hombres ineptos ó donde falta el órden es ó parece un Cabildo de Congos &c. ().
- z)
Tumba: TUMBA. En algunas partes llaman así á la reunión de negros ó gentualla con el objeto de divertirse sin etiqueta ni lujo. ().
- aa)
Tumba: véase tango ().
- ab)
Tango: Reunion de Negros bozales para bailar al son de sus Tambores y otros instrumentos ().
La muestra de entradas ejemplifica las formas en que el contenido ideológico evoluciona en el tiempo, es decir, la inclusión de informaciones y detalles con finalidad despreciativa que enfaticen la condición de inferioridad del esclavo o aumenten la distancia entre los dos universos de valores «blanco» y «negro» (u, w, x e y). Por otra parte, cuando se registra un cambio positivo (z), el autor suprime o reduce el énfasis que se da a los elementos discursivos que cumplen un papel en la construcción de una visión negativa.
En el tratamiento de gangá, es evidente que la inclusión de la locución comer arroz como Gangá en la segunda edición del año 1849 no se debe a la voluntad de completar el tratamiento de la entrada, sino a la de ampliar la denigración del esclavo negro, función ya desempeñada por el demostrativo esta. A saber, se trata de una estrategia que disfruta la ironía y las creencias sociales para exagerar la presentación negativa de los otros.
El caso de lucumí es significativo de una estrategia de manipulación de la percepción que se basa en la explicitación de informaciones; a saber, para que el «negro» se percibiese solo en cuanto servidumbre, en la edición de 1849 el tratamiento de esta denominación metaétnica se amplía con algunas características que solían atribuirse a los esclavos de esta nacionalidad.
En esta misma línea, la definición que se da a la voz mayoral se enriquece de detalles que, como hemos observado en el ejemplo k, resaltan la superioridad del hombre blanco, incluso en el contexto laboral de los ingenios. De hecho, en la definición que aparece en el año 1849, se percibe la voluntad de subrayar que solo los hombres blancos podían ocupar las posiciones de mayor relevancia en la administración de la actividad. Además, en la segunda edición del diccionario aparece el látigo (o cuero), que se presenta de forma directa como el símbolo del poder de los mayorales, mientras que a los contramayorales se asocia solo la posibilidad de llevarlo consigo.
La entrada cabildo muestra huellas ideológicas desde su primer ingreso en las páginas del diccionario: en . hemos subrayado la presencia de elementos que denigran las costumbres del universo negro a través de juicios que transmiten un cuadro negativo, donde se resaltan las ideas de confusión y desorden. En la edición de 1849, esta postura se marca ulteriormente con fórmulas como con ruido infernal y eterno y sin jurisdicción, con las que el autor enfatiza la visión negativa del concepto y pone de relieve la falta de reconocimiento por parte de la ley.
Concluimos con tumba, una de las raras situaciones en las que se registra un cambio de naturaleza positiva. En la definición atribuida en 1836 se nota la postura discriminatoria del autor, que asocia la imagen del hombre negro al concepto de gentualla, recalcada incluso por medio de la fórmula sin etiqueta ni lujo. Estas marcas ideológicas se reducen a partir del año 1849 hasta desaparecer: como observamos en aa, el concepto de tumba pierde su autonomía semántica y se presenta como un sinónimo de tango, entrada cuyo tratamiento muestra un contenido ideológico limitado al posesivo sus.
6. CONCLUSIONES
El Diccionario provincial de Esteban Pichardo es una obra cuya importancia trasciende la dimensión lexicográfica, donde traza el comienzo de la tradición cubana y el punto de partida para los diccionarios diferenciales del español de América, y se configura como un recurso documental de suma importancia para investigar el intricado contexto sociocultural de la Cuba esclavista. En el estudio que hemos presentado en las páginas precedentes, de hecho, hemos acudido a la obra para reflexionar acerca de la actitud social en relación con el tema de la esclavitud. El análisis que hemos llevado a cabo nos ha permitido obtener datos suficientes como para cumplir con los objetivos fijados y formular algunas consideraciones.
En primer lugar, el estudio confirma la presencia de una ideología racista y discriminatoria subyacente en la obra de Pichardo, producto de un contexto sociocultural etnocéntrico, discriminatorio y profundamente intolerante a la diversidad. Los resultados de la investigación nos permiten ampliar esta constatación, poniendo de relieve que esta visión negativa de la población identificada como «no blanca» se refleja incluso en la percepción del sistema esclavista, como muestra la presencia de elementos ideológicos en el 51 % de las entradas analizadas. Este dato es muy significativo, en particular si consideramos que la economía de la Cuba dieciochesca y decimonónica se basaba principalmente en la esclavitud, en particular en los productos del sistema de plantaciones.
Ahora bien, hemos observado que la incidencia de la ideología en el tratamiento que se da al léxico de la esclavitud varía en función de la realidad designada: las entradas que remiten al concepto de «raza», la mayoría de las cuales forman parte del apartado semántico ‘comercio’, registran la incidencia más alta de contenido ideológico. Por otra parte, la presencia de huellas ideológicas se reduce en las voces que denominan conceptos propios del área semántica de la economía de plantación.
Esta dinámica permite afirmar que, aunque la cosmovisión racista que caracteriza el contexto de la Cuba decimonónica se extiende a la esclavitud, esta se limita a la percepción del esclavo negro y a su cultura de origen. Lo dicho, pues, explicaría la reticencia en incluir estructuras ideológicamente marcadas en el tratamiento que se da a las entradas pertenecientes al apartado ingenio, donde el contenido ideológico detectado en las correspondientes a este grupo léxico traza una estrategia de denigración orientada al mundo conceptualizado como «no blanco».
En segundo lugar, el estudio nos ha permitido investigar las estrategias adoptadas para expresar la ideología en el caudal léxico investigado. Ante todo, los datos confirman el empleo de los demostrativos (esta y aquella) con función de marcador a nivel extratextual para subrayar la idea de distancia cultural y social entre los dos universos de los «blancos» y de los «no blancos». Este recurso se ha detectado principalmente en comercio, más específicamente en el tratamiento de las denominaciones metaétnicas.
A los marcadores extratextuales se une el recurso a las estrategias que forman parte del cuadrado ideológico, detectado en la mayor parte de las entradas analizadas. La omisión y expresión de informaciones positivas o negativas es sin duda la estrategia más visible: a lo largo del análisis hemos observado que el autor recurre tanto al empleo de adjetivos peyorativos (viejo, inútil, inepto) o laudatorios (impasible maestría, atlético) como a la enfatización de informaciones que cumplen con un objetivo de representación negativa (cantar y bailar en confusión y desorden, sociedad de pura diversión) o positiva (es superior á todos en la policía y gobierno del fundo y sus pertenencias).
Sin embargo, es la dinámica de supresión y explicitación de informaciones el recurso que ha llamado mayormente nuestra atención: las definiciones de mayoral y contramayoral muestran la intención del autor de dibujar una imagen distorsionada de estas realidades. A saber, pese a que las dos figuras se complementan en el contexto del ingenio, el hecho de que los mayorales se eligieran entre los trabajadores blancos lleva a Pichardo a subrayar la importancia de este último, en detrimento de la figura del contramayoral, cuya definición omite todas las referencias a su prestigio en la jerarquía de la plantación. Forma parte de esta estrategia incluso el tratamiento que se da a determinadas unidades fraseológicas, que vehiculan ideas, imagen y características las cuales amplifican la visión negativa de los esclavos negros.
Una mención particular merece el fenómeno de las palabras icónicas: si bien sigue presentando incógnitas en lo que atañe a su origen, el análisis del tratamiento que reciben estas unidades léxicas peculiares evidencia que el menosprecio hacia la cultura de los esclavos negros y de sus manifestaciones se extiende a la dimensión lingüística, en particular a las variaciones sociolectales resultado de los diferentes contactos lingüísticos a los que los esclavos habían sido expuestos. El compuesto mano garabato, en cambio, muestra que incluso los mecanismos lexicogenéticos pueden actuar como vehículo para la ideología y participar, en este caso, en la representación negativa del esclavo.
Para terminar, el enfoque diacrónico del estudio ha puesto de relieve una estabilidad general del contenido ideológico en las cuatro ediciones, pese a que en Cuba había comenzado el camino que conduciría, en 1886, a la abolición de la esclavitud. Es más, los cambios que ha sido posible detectar en los elementos ideológicos permiten trazar una tendencia hacia la enfatización de los aspectos negativos, lo que pone aún más la representación ideológica del diccionario en una dinámica de desarrollo opuesta respecto al abolicionismo que estaba adquiriendo fuerza.
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Notas
[1] En esta memoria, realizada en el marco de la Real Sociedad Patriótica, se tratan distintos aspectos de la lengua del tiempo y el estado crítico de la enseñanza del español en aquella época en la isla de Cuba ().
[2] En su memoria Fray M. Peñalver argumenta la exigencia de un diccionario que recogiera las voces criollas, es decir, las que no existían en castellano y las voces castellanas que, en cambio, habían sufrido cambios formales o semánticos (vid. ).
[3] Esta afirmación se basa en un proyecto de investigación dedicado a la reconstrucción del léxico cubano de la esclavitud. Algunos resultados se pueden consultar en .
[4] Esta metodología ha sido adoptada para un estudio previo en el que se examina la percepción de la cubanidad de este léxico en la lexicografía general ().
[5] En el siguiente estudio se ha decidido mantener la ortografía original de las obras consultadas.
[6] Por denominación metaétnica entendemos términos abarcadores y genéricos que suelen designar topónimos, hidrónimos e linguónimos (), cuyo uso permitía evitar las dificultades de emplear etnónimos (que habría conducido a problemas de orden fonético) y denominaciones étnicas (que en la mayoría de los casos no designan el etnos de un pueblo) ().
[7] Con aza, palabra que empleamos aquí para retomar el uso de la época, entendemos la procedencia del esclavo.
[8] Son varios los estudios sobre las determinantes del precio de los esclavos, entre los más destacados cabe mencionar .
[9] Los estudios sobre el precio de los esclavos distan de ofrecer una visión exhaustiva (Tardieu 2002: 60), motivo por el cual nuestra suposición se basa exclusivamente en la interpretación de los datos lexicográficos. A este propósito, cabe mencionar la definición que atribuía a la unidad fraseológica: «Venir, ó ser de Angola, expresion con la cual se da á entender la ignorancia, rusticidad, ó la sencillez, de alguna persona. ¿Por qué de Angola, y no de Cafrería? Porque en la época en que tuvo origen la expresion, era muy activo en Angola el comercio de los esclavos».
[10] Ahora bien, consultando la memoria inédita del médico Henri Dumont, cuya traducción al español de Israel Castellanos, discípulo de Fernando Ortiz, ha sido publicada en la Revista Cubana (1915-1916) y luego en un libro dedicado (1922) (Pavez Ojeda 2009: 84-5), nos damos cuenta de que la información contenida en el diccionario es incompleta. El autor francés, de hecho, asociaba el carácter violento, indomable y vengativo solo a los Carabalís Bibi ().
[11] La revolución de Haití fue el catalizador para el despegue de la economía cubana (López, 1992: 304). Para un detalle sobre los cambios en los volúmenes de producción azucarera vid. Le Riverend (1967: 167-70). Para la producción cafetalera vid. .
[12] Empleamos el metalenguaje de Varela Ortega (2005: 73-83) que, bajo la etiqueta compuesto sintagmático, reúne los compuestos preposicionales con estructura N+prep+N, los compuestos yuxtapuestos de dos nombres N+N y los compuestos yuxtapuestos de nombre y adjetivo N+Adj.
[13] Según lo afirmado por podemos definir este lenguaje como un pidgin, es decir, un lenguaje de contacto surgido por razones de urgencia en medio de grupos de personas que no comparten una lengua mutuamente conocida. El pidgin, continua el estudioso, suele derivarse del idioma del grupo dominante como, por ejemplo, la lengua de los amos de una plantación esclavista.