1. INTRODUCCIÓN Y ESTADO DE LA CUESTIÓN. PRECEPTOS CONCEPTUALES
El campo político latinoamericano de los últimos años ha estado caracterizado por el surgimiento de prácticas ligadas a los preceptos del populismo. Diversos autores han establecido estudios de esta nueva corriente política desde una mirada de izquierdas (como , y; por ejemplo), frente a autores con visiones contrapuestas al plano de la derecha . Tomando en cuenta los principales autores de dichos autores, es posible identificar como elemento en común de ambas corrientes del populismo; etimológicamente derivado del término popularis del latín –o relacionado con el pueblo– (), la capacidad de los políticos de capitalizar al público votante bajo una construcción de la identidad del pueblo que adhiera elementos políticos, sociales, culturales e identitarios propios de la realidad multidimensional de dicha nación en la que se vea aplicado este principio.
Cabe resaltar que, entre los fenómenos que se presentan en realidades donde el populismo hace presencia y que a menudo llama la atención de analistas políticos e investigadores en la materia, destaca la constante polarizaciónpresente en los resultados de los procesos electorales latinoamericanos de los últimos años. Este último término se constituye como el binarismo simplificado de la concepción de los bloques políticos-ideológicos de una nación, que bajo una visión antagónica, se presenta “el bloque popular versus el bloque oligárquico” (), un aspecto alegórico a la visión de élite-masa o dominantes-dominados (); en miradas populistas simplificado como ‘nosotros-ellos’ ().
El análisis tomará como base elementos generales de la construcción del ideario del pueblo y de lo que podría ser considerado como objeto de debate en torno a ‘nuevas izquierdas’ y ‘nuevas derechas’. Se espera identificar elementos en común que constituyan un marco de referencia general para analizar otros elementos del comportamiento político latinoamericano y entender las principales lógicas de la creciente ola de prácticas populistas en la región.
El formato por analizar es el de debates electorales, los cuales se constituyen como espacios –habitualmente televisados- de intercambio dialéctico entre los políticos candidatos a un proceso electoral de gran envergadura y a su vez interpelando indirectamente a la audiencia (). Esto forma parte del fenómeno de la mediatización de la política donde el sistema político confluye con la televisión y prensa comercial (actualmente adaptada a su vez a los nuevos públicos digitales), en tanto, en palabras de . “los medios ya no median, sino que mediatizan el debate político con sus interferencias (…) pero implica pérdida de autonomía por parte de dichas instituciones respecto de lo que prescribe el paradigma liberal” (pág. 641).
La política y los medios de comunicación van de la mano en la actualidad, en tanto el marketing político es ejercido a través de estos espacios de interacción, estableciendo mecanismos de interacción entre la clase política y la audiencia e inclusive incidiendo en el establecimiento de las reglas del juego político (). En esto se inserta este formato que a su vez se configura, a modo de definición, “como un instrumento que permite al votante confrontar y comparar al mismo tiempo tres aspectos: las ideas, los perfiles y las imágenes de los candidatos” ().
Cabe acotar que los escenarios electorales que se toman como objeto de estudio han estado marcados por resultados muy estrechos y polarizados entre las principales opciones de izquierda y derecha, y a su vez por una contienda política que a menudo incorpora debates binarios como el nacionalismo de derechas versus el globalismo marcado por una visión progresista (); posturas de libre mercado versus intervención y control estatal a ciertas prácticas empresariales (; ); la presencia de debates en torno a la ideología de género y en contra de la violencia machista versus una visión conservadora (y a menudo con el cristianismo/catolicismo como elemento transversal) de la familia (; ).
Resulta complejo analizar un fenómeno regional en las limitaciones temporales presentadas. Sin embargo, se pretende reflexionar a grandes rasgos sobre los escenarios electorales de los tres países suramericanos objeto de estudio. Para ello, se partirá de los postulados metodológicos del Análisis Crítico del Discurso propuestos por , a través de la construcción de una matriz de análisis incorporando aspectos como el tema, tono, cualidades de liderazgo, uso del lenguaje, etcétera.
2. DESARROLLO DEL POPULISMO EN AMÉRICA LATINA
Para entender el objeto de estudio es menester construir a grandes rasgos un contexto situacional de la política latinoamericana, por lo que partiremos del hecho de que en la región el juego político () se ha caracterizado en los últimos años por su sostenida cualidad de ‘hiperpolarización’ en las poblaciones bajo reduccionismos categóricos de ‘izquierdas’ y ‘derechas’ (), incorporando al populismo como variable transversal incipiente que de algún modo ha ‘radicalizado’ el discurso. Numerosos autores sitúan la irrupción de Hugo Chávez en la política venezolana como uno de los preámbulos para el despertar de nuevos liderazgos de tipología populista en la región (y a su vez como un ente articulador de lineamientos de gobernanza compartidos en varios países de la región (bajo por ejemplo la figura de organismos como el ALBA, UNASUR, MERCOSUR, CELAC, entre otros) (), aunque a su vez en dicho país suramericano ya se podían ver atisbos de este tipo de liderazgos tras la presencia de actores político como Carlos Andrés Pérez, considerado ‘neopopulista (en tanto articulaba preceptos del neoliberalismo en la construcción de una agenda política de esta tipología) (; ).
El populismo tiene una serie de sub-categorías que varían en función a su modo de aplicación multipolar, donde su mayor grado de expresión se construye bajo su visión ‘radical’, la cual es representada por líderes con cualidades carismáticas bien consolidadas a su vez de personalistas. Esta tipología de populismo se hace más evidente en líderes outsider, en tanto el discurso recae sobre sí mismo y no sobre un partido político (; ). Como diferenciación clave entre los líderes populistas y los que carecen de dicha cualidad, aporta una importante aseveración al respecto:
Los líderes no carismáticos en general llegan al poder siguiendo trayectorias que acumulan representación mediante mecanismos establecidos o siendo insiders en sus partidos políticos, mientras que los líderes populistas se caracterizan por venir de afuera de los partidos establecidos o irrumpir en la política de manera inesperada (más allá de que sean –o no- magnéticos y atractivos en lo personal) ().
El populismo latinoamericano se ha hecho presente bajo figuras –además de las ya mencionadas– como Rafael Correa (Ecuador), Evo Morales (Bolivia), Luiz Inácio Lula Da Silva (Brasil), entre otros (; ; ) para el caso de la izquierda, mientras que particularmente en los últimos años han surgido liderazgos populistas en la región más asociados a la derecha radical, entre ellos destacando Jair Bolsonaro (Brasil), Donald Trump (quien si bien no es un político latinoamericano, es destacable su influencia política en la región –aunque a menudo bajo la construcción de una agenda política controversial– (), guardando similitudes a líderes de la política europea del siglo pasado (como por ejemplo Margaret Thatcher) () y actual (como Marine Le Pen o Santiago Abascal –España– de tinte nacionalista y conservador ().
Un elemento que los autores identifican en común entre los líderes populistas emergentes es la constante pugna con los medios de comunicación, la construcción de una agenda personalista a través –desde una perspectiva contemporánea– del creciente uso de las redes sociales como canal de difusión de sus principales directrices; también destacando así la contraposición discursiva al Status quo y la construcción del adversario bajo categorías confrontativas (;). A ello, se suma la potencial pugna con los otros marcos del poder alternos al Ejecutivo (judicial, legislativo, electoral, etcétera). En este marco, “la búsqueda de nuevas audiencias conlleva a que los editores de los medios tradicionales continúen trasladando el ejercicio del periodismo a estas plataformas” ().
Como último actor político a destacar en el contexto se resalta a Nayib Bukele, actual presidente de El Salvador, caso que es encontrado curioso por varios investigadores debido a la convergencia de ambas topologías del populismo radical (izquierda y derecha) en un mismo candidato, en tanto a la par de que confronta en líneas generales las lógicas del nuevo orden multipolar, a su vez parte de su agenda política se orienta hacia la digitalización de ciertos procesos financieros, restricción de los DDHH de los privados de libertad, políticas de flexibilización económica y confrontación a los medios de comunicación tradicionales, la clase política y los otros órganos del poder de la nación ().
En las últimas dos décadas Latinoamérica se ha caracterizado por la presencia de giros políticos hacia la izquierda y derecha (); con resultados electorales bastante estrechos y procesos electorales a menudo puestos en tela de juicio en materia de transparencia (). Este escenario cambiante resulta de interés en tanto se reconstruyen continuamente las significaciones de la izquierda y la derecha, tal cualidad de metamorfosis política que aplica a la categoría del pueblo, cuyas bases varían en relación con las propias circunstancias de cada país.
Esta ha sido una de las principales razones por las cuales resulta complicado establecer un marco común denominador en materia de paralelismo político, tal y como han establecido con la existencia de tres modelos aplicables a los sistemas de Norteamérica y Europa. El dinamismo y la inestabilidad de la política latinoamericana dan pie a esta complejidad (; ).
3. MATERIALES Y MÉTODOS
El presente artículo se enfoca desde una perspectiva cualitativa, tipo de investigación que presta atención hechos sociales y no a datos estadísticos. Más que la precisión, este tipo de estudios analizan atisbos de la realidad con base el comportamiento orgánico de los individuos y su contexto determinado de desarrollo, por lo que permite describir situaciones, más que establecer parámetros descriptivos o cuantificables (). Al adherir principios de reflexividad y subjetividad a los hechos sociales observados – a la par de otorgar más peso al significado más que al dato numérico– la investigación cuantitativa “da prioridad a la comprensión y al sentido, en un procedimiento que tiene en cuenta las intenciones, las motivaciones, las expectativas, las razones, las creencias de los individuos. Se refiere menos a los hechos que a las prácticas” ().
Es así que, tomando como base el alcance descriptivo –para desfragmentar la información y analizarla bajo lupas teoréticas de interés para el investigador ()–, la metodología centraliza preceptos de los postulados de Batjín (; ) en torno a los géneros discursivos y de Van Djik (; ) en relación al Análisis Crítico del Discurso como propuesta cualitativa teórico-metodológica para analizar hechos sociales con base en elementos lingüísticos y metalingüísticos. Esta propuesta permite al investigador ahondar en los propósitos implícitos del habla como elemento de percepción, construcción de mensajes ideológicos y relaciones de poder entre individuos, líderes y actores políticos.
El análisis del discurso es un constructo interdisciplinario que se presenta como enfoque de interpretación de hechos de relevancia social y cultural atravesados por el lenguaje; ello, aunque todo esté atravesado por el lenguaje, si partimos de la propuesta de , partiendo de los principios de reflexividad, significatividad y comprensión. Inclusive, el uso de objetos y símbolos forma parte de esa construcción discursiva, al igual que el contexto en el que se emplaza el sujeto (); ello si se parte de que “cada expresión por separado es, por supuesto, individual, pero cada esfera de uso de la lengua elabora sus tipos relativamente estables de tales expresiones” () y donde los objetos pasan a tomar parte y a potenciar el efecto del lenguaje verbal y/o escrito.
El artículo pretende responder a la pregunta de investigación ‘¿cuáles son los principales elementos del populismo presentes en los debates a la presidencia de Brasil, Chile y Colombia?’, para cuya respuesta se requiere en analizar tres escenarios políticos iberoamericanos marcados por un esquema de polarización y donde la presencia del populismo era parte del juego político (). Se toma como objeto de estudio a los dos principales candidatos (izquierda y derecha, respectivamente) de las elecciones de Brasil, Chile y Colombia.
El análisis se presenta con miras en establecer un acercamiento al comportamiento discursivo de los principales representantes de la izquierda y la derecha de dichas naciones suramericanas y establecer puntos de relación y diferencias entre la construcción de sus idearios políticos y sus propuestas de campaña. Para tal fin se ha diseñado una matriz de análisis que incorpora el siguiente conjunto de elementos que permitirán entender cómo se incorporan preceptos del populismo y de la polarización a estos escenarios electorales.
Tales elementos son: construcción del pueblo, temas de confrontación, aliados-enemigos, temáticas generales de la propuesta (en lo social y económico y diplomático), cualidades de liderazgo, antivalores, reclamación al adversario, reconocimiento de errores propios y cualidades propias de la construcción del liderazgo en función a la ideología. Estos aspectos permitirán entender el comportamiento de los actores políticos y en líneas generales las implicaciones de la presencia o ausencia de características populistas en la construcción de su agenda política en una región cuya mayoría de naciones integrantes son consideradas –desde estudios en materia política– ‘democracias imperfectas’ (entre ellas Brasil y Colombia), exceptuando los casos de Chile y Uruguay (considerados los únicos países con ‘democracias plenas’) (). Con base en esto, tomando como referencias los datos proporcionados por los órganos oficiales de gestión electoral de estos países, se presenta una síntesis de los resultados electorales para situar al lector en contexto:
4. RESULTADOS. DISCURSO POPULISTA DE LOS CANDIDATOS DE BRASIL, CHILE Y COLOMBIA
Gabriel Boric y José Antonio Kast
Como hallazgos en el análisis del debate a la segunda vuelta a la presidencia en las propuestas de campaña de los candidatos la salud es un elemento en común, aunque sus enfoques varíen en función al espectro ideológico. Mientras que Gabriel Boric señala “lo que nosotros queremos es deje de haber un sistema que discrimina entre ricos y pobres, y que nivelemos hacia arriba la salud va a ser mejor” (1:23:56 – 1:24:00), para Kast es necesario “mantener al sector privado como un aliado estratégico, en el manejo de los seguros médicos”. Asimismo, en lo económico Boric ve viable el aumento de las pensiones, mientras que Kast considera necesario establecer reducciones en el tamaño del Estado, abrir el comercio y de ese modo constituir un modelo económico para el globo. Boric centraliza su discurso en el ámbito social, en tanto considera necesario reducir las brechas de desigualdad entre ricos y pobres, en tanto “los más pobres, los más vulnerables son quienes más pagan porque consumen lo que tienen” (30:23 – 31:10), mientras que gran parte del discurso de Kast se centraliza en el ámbito de la seguridad, a través del respaldo a las instituciones coercitivas para mantener el orden, en tanto mencionó que “quién generó esa violencia extrema , no fue la ciudadanía que tiene el derecho de manifestarse, son sectores muy radicales” (14:55 – 15:33).
En tal sentido, Para Boric, Kast representa el pasado y lo vincula continuamente al piñerismo, bajo juicios de valor emitidos durante el debate, como donde le dijo, textualmente, “usted defiende a Piñera; ¡Es más, usted lo propuso para que sea uno de sus ministros!”. En materia de lenguaje corporal, ambos candidatos enfocan su mirada hacia la cámara y llevan a cabo movimientos sutiles con las manos (mientras que más expresivos con el rostro, sin dejar su emplazamiento en el escenario del debate. La cámara continuamente va enfocando al candidato que ejerce el derecho de palabra y Boric apela al público en mayor medida como mecanismo de confrontación a su homólogo, Kast, mismo que aplica al uso de objetos, en tanto fotografías y documentos le permiten sustentar sus acusaciones.
Si bien ambos candidatos pueden presentar características de líderes carismáticos, no sería posible considerarlos como líderes con discursos populistas radicales. Aunque Boric a menudo otorgue una construcción propia del ideario del pueblo chileno bajo preceptos integradores y apelando a las clases bajas, carece de otras cualidades carismáticas más marcadas en líderes latinoamericanos considerados como referentes para el populismo de izquierdas. Asimismo, Kast no es concebido como un outsider, sino adopta una política partidista clásica (); donde la confrontación no representa una cualidad tan marcada en su agenda, lo cual sí es a menudo habitual en líderes radicales, sean de izquierda o derecha. Entonces, es posible enmarcar a Gabriel Boric en una visión laculaniana del populismo clásico ().
Lula Da Silva y Jair Bolsonaro
El caso de Brasil resulta de interés, debido a que ambos se enmarcan en caracterizaciones propias del populismo radical, aunque en construcciones ideológicas contrapuestas. () y tienen discursos más marcados que sus homólogos chilenos, así como también experiencia previa en la presidencia del gigante suramericano, lo que complejiza en mayor medida el juego político en dicho país. En este sentido, Lula Da Silva apela en gran parte de sus intervenciones al; particularmente a los intereses del pueblo excluido y pobre, en tanto para él, “los pobres son trabajadores, porque no fueron los negros que votaron por mí, fue el pueblo brasileño” (12:21 – 13:15). Mientras tanto, en el plano económico y laboral señala: “en nuestro gobierno hicimos la mayor infraestructura que este país ha sabido (…) porque hicimos la mayor obra de infraestructura que este país ha conocido. Generamos montones, montones y montones de puestos de trabajo” (18:30 -19:03)
A su vez, Lula apela a una confrontación directa hacia, en palabras propias, ‘la inoperancia’ de Bolsonaro de cara al manejo de la pandemia por parte del Ejecutivo y el sector de la salud. En este orden, Lula apela al desprestigio de Bolsonaro bajo afirmaciones como “Te ríes todo el tiempo (…) No fuiste a los hospitales. No fuiste a visitar a una persona. No fuiste a visitar a un pariente” (6:50–7:10). Es notorio entonces que en este debate se acentúan las cualidades populistas de un candidato en materia de construcción del enemigo.
Este aspecto Confrontativo también se vislumbra en igual medida en el discurso de Jair Bolsonaro, quien increpa a Bolsonaro reiteradamente, bajo afirmaciones como: “de tu lado solo hay narcotraficantes; tan cierta es tu afinidad con narcotraficantes y bandidos que en prisiones de Brasil, cada 5 votos 4 son para ti” (11:27-11:55). Bolsonaro resalta continuamente en su discurso la corrupción del gobierno de Lula y lo presentan como aliado del crimen organizado y con sectores de la izquierda a los que cataloga como ladrones y asesinos. Asimismo, asocia a Lula Da Silva con Nicolás Maduro y los Castro, situando al socialismo como uno de los principales adversarios de la derecha.
El discurso de ambos candidatos se centraliza en desprestigiar a su adversario, más que en establecer propuestas, temática que es abordada netamente a grandes rasgos y sin la profundidad idónea partiendo de lo primero. Mientras Lula caracteriza al candidato del partido liberal como ‘mentiroso’, ‘inoperante’, ‘negligente’ y otros calificativos para enfatizar en la exclusión de ciertos sectores de la población, las víctimas de la violencia y el abandono estatal en su gobierno; a la inversa el derechista recurre a peyorativos como ‘malandros’, ‘asesinos’, ‘narcotraficantes’ y ‘corruptos’ (entre otros) para dirigirse a Lula Da Silva y a sus aliados.
Por una parte, Bolsonaro construye al pueblo desde una visión elitista y xenófoba, lo que es posible concebir entonces como una visión excluyente del populismo de derecha radical (; ). Mientras tanto, aunque el discurso hacia su contrario sea negativo, Lula Da Silva apela a ‘los excluidos’ (clases bajas) y a sus simpatizantes (que a su vez se construye como un pueblo exclusivo). Por último, al igual que en el debate anterior, la cámara enfoca a los candidatos a medida que tienen el derecho de palabra, aunque los movimientos corporales de ambos candidatos sean pronunciados y a su vez ambos dispongan de mayores habilidades discursivas que sus homólogos chilenos a la hora de enfrentar un debate político.
Gustavo Petro, Sergio Fajardo y Federico Gutiérrez
Antes de llevar a cabo este análisis, se aclara la inexistencia de debate a la segunda vuelta a la elección presidencial de Colombia, entre Gustavo Petro (izquierda) y Rodolfo Hernández (afín a la derecha). A causa de ello, se seleccionó el primer debate como objeto de estudio, que incorpora, además de a Petro, a Sergio Fajardo (como una opción más equilibrada o ‘centrista’) y Federico Gutiérrez (actor político relacionado discursivamente al uribismo). Pese a que el Tribunal Supremo de Bogotá ordenó a los candidatos a la segunda vuelta llevar a cabo el debate, no se concretó ().
Una vez mencionado lo anterior, se presenta en primer lugar a Gustavo Petro, representante de la izquierda colombiana, En todas sus intervenciones apela a lo social, particularmente a los intereses del pueblo excluido y pobre; por ejemplo, bajo cuestiones como “lo que hay en Colombia es un crecimiento del hambre debido a un factor esencial, la importación de fertilizantes” (22:26 – 23:38). Parte de su propuesta se centra en cambiar el modelo de explotación petrolero por uno donde se incentive la agricultura. Igual que sus homólogos progresistas de Chile y Brasil, Petro apela a la construcción de un ideario inclusivo del pueblo. Su otra parte del discurso destaca hacia una crítica hacia lo que denomina ‘Mafia Política’: “El gobierno (Duque) está en plena campaña política, pone hablar generales, pone a la procuradora a echar alcaldes (...) chantajea a funcionarios públicos para que apoyen al candidato del gobierno (1:34:00-1:35:42). Como en los anteriores análisis, el candidato izquierdista a la segunda vuelta tiene una faceta confrontativa y una faceta propósitiva soportada en discursos en pro de la igualdad y la equidad económica.
Por otra parte, Sergio Fajardo tiene un discurso un tanto más equilibrado, donde si bien en algunos segmentos apela al negativismo para confrontar a sus adversarios, su caracterización discursiva predominante es de carácter neutral y se presenta como un político partidista con limitadas cualidades populistas. Como propuestas principal destacan aglutinar las necesidades del pueblo en materia de alimentación y salud, así como también trabajar en pro a reducir los índices de delincuencia locales. De igual modo, en el plano económico propone impulsar el emprendimiento local como base para la reactivación de la economía. En general, se podría decir que es el menos Confrontativo de los candidatos en el debate, así como también aquel cuya postura ideológica es más complicado de definir en el esquema binario de ‘izquierdas-derechas’, en tanto se contrapone a una política extremista y se presenta como un actor político conciliador a la par de diplomático.
Como último candidato en el debate se presenta a Federico Gutiérrez, actor político de derechas, orienta su discurso hacia el apoyo a los fondos privados para la reactivación de la economía. Al igual que José Antonio Kast en Chile, Gutiérrez consideraría al sector privado un sector aliado estratégico para su potencial gobierno. Asimismo, presenta un ideario nacionalista (aunque enmarcado en radicalismos), donde pone a ‘Colombia sobre todas las cosas’, en cuyo alcance de tal ideal considera necesario ‘unir a todos los sectores políticos’. Asimismo, dentro de su faceta confrontativa destaca su contraposición al discurso socialista y a los grupos guerrilleros y el ELN, aunque no desde una perspectiva explícitamente populista, sino incorporando ligeramente rasgos carismáticos. Se podría decir que, entre los candidatos de derechas analizados, Sergio Fajardo podría figurar como un intermedio respecto a la política partidista y moderada (discursivamente hablando) de Kast y el populismo de derecha radical y nacionalista de Bolsonaro, en tanto si bien presenta una postura abiertamente derechista y con tintes confrontativos, no figura como un político outsider, sino como una continuidad indirecta al uribismo y a los lineamientos de Iván Duque.
Cuadrado ideológico y análisis discursivo-populista
5. DISCUSIÓN
Dentro de los principales hallazgos obtenidos, principalmente destaca el uso del color verde –parte de la bandera de Brasil– en el atuendo de los candidatos a la presidencia, los cuales construyen una agenda con base en dos facetas, una orientada a la confrontación de su adversario y otra a la capitalización del ideario del pueblo. En el caso de Bolsonaro, su uso de las manos fue bastante escaso, manteniéndolas a menudo detrás de su espalda, mientras que Lula Da Silva gesticulaba de manera sutil o moderada en relación al tipo de mensaje que quería transmitir. Ambos candidatos apelaban a la audiencia y las cualidades carismáticas y a la par confrontativas se veían enfrentadas entre dos candidatos con amplia experiencia política y representantes de discursos polarizados de izquierda y derecha, respectivamente. Los movimientos en el escenario eran relativamente limitados, en tanto los candidatos mantenían su emplazamiento en un corto radio y el sustento metalingüístico se veía consolidado a través del uso de las manos, de la gesticulación y de la seguridad que mostraban en el marco del debate, aunque parte de cuyo contenido girase en torno a confrontar al adversario y a resaltar los logros de sus gobiernos, más que enfocarse en el porvenir y en las propuestas de su presidencia. Entonces, ambos candidatos podrían considerarse referentes prácticos para el estudio del populismo radical.
En segundo lugar, el caso de Boric y Kast en Chile es considerado particular, debido a que ambos candidato representan alternativas para sus tendencias políticas (izquierda y derecha, respectivamente), en tanto si bien la política reciente de Chile se había caracterizado por una alternancia democrática de las políticas socialdemócratas moderadas de Michelle Bachelet y del centroderechista (considerado como referente del neoliberalismo en la América Latina contemporánea) Sebastián Piñera; ninguno de los dos candidatos se configura como un líder populista radical, aunque en el caso de Boric podría incorporar parte de su precepto clásico ().
Ambos candidatos confrontan a sus adversarios, aunque sus mecanismos discursivos no sean tan pronunciados como los de sus homólogos brasileños y su figura política no es concebida como un movimiento en sí mismo: por ejemplo, mientras que en el caso de Brasil el electorado elegía aun líder, en el caso de Chile se elegía al representante de un partido o de una coalición, más que apelar al carisma que en sí mismo podría transmitir cada candidato de manera independiente.
Ahora, en materia verbal y metalingüística, se presenta a Boric como un candidato con vestuario formal (diferenciado del Gabriel Boric dirigente estudiantil, quien portaba atuendos más informales), pero cercano a las audiencias jóvenes, en tanto no porta corbata y su indumentaria le otorga poco de soltura, a diferencia de la formalidad de su contraparte, José Antonio Kast, cuya formalidad expresa en un traje y corbata van de la mano con un político partidista. Ambos candidatos mantuvieron su emplazamiento durante el debate, aunque su uso del lenguaje no verbal se mantuviese moderado y permitiese sustentar su discurso de confrontación o de apelación al pueblo con miras a capitalizar más votantes en la segunda vuelta. Si bien fue un debate que al igual que el de Brasil tuvo dos caras opuestas (confrontación e integración del público), el nivel de polarización y negativismo no fue tan evidente como en el anterior. Ello puede deberse, en parte, a la experiencia limitada de ambos políticos chilenos y al hecho de que sus cualidades populistas pueden ser bastante limitadas, al igual que su capacidad para transmitir el carisma a las audiencias.
Como último elemento de discusión se presenta el debate de la primera vuelta a la presidencia de Colombia, en tanto no se llevó a cabo segundo debate con el candidato asociado a la derecha, Rodolfo Hernández. Dentro de este encuentro los tres candidatos, dotados de experiencia política previa, llevaron un vestuario formal a la par de fresco, con traje y camisa de botones, pero sin corbata, mostrando mayor cercanía a la audiencia y soltura en el encuentro. El lenguaje corporal empleado fue mayormente evidente en Gustavo Petro, quien se presentaba como el outsider representante de la izquierda colombiana de cara a un precedente histórico de casi dos décadas de gobiernos de tendencia derechista.
Asociando a sus adversarios al uribismo (especialmente a Federico Gutiérrez), Gustavo Petro mantuvo un discurso populista similar al de su homólogo brasileño, Lula Da Silva, aunque haciendo énfasis en la necesidad de distar de políticas económicas extractivitas y cambiar a un modelo más basado en la agricultura (a diferencia de Lula, quien considera importantes estos rubros de la economía, aunque con cierto cuidado).
Los otros candidatos se presentaron como políticos partidistas clásicos, siendo Sergio Fajardo el más moderado y conciliatorio de los actores políticos analizados, pero a su vez sin un marcaje claro hacia la izquierda o la derecha, lo cual pudo haber supuesto una contrariedad al momento de intentar capitalizar públicos descontentos con ambos extremos de la política. Mientras tanto, Federico Gutiérrez era a menudo asociado al uribismo y a la ‘ultraderecha’, de lo cual no se diferenció de manera abierta, sino que su faceta confrontativa se orientó a ligar a Gustavo Petro a actores ligados al autoritarismo de izquierda en América Latina, como Ortega, Maduro o Díaz-Canel.
Entonces, en el caso de Colombia solamente Gustavo Petro podría ser considerado un político populista de izquierda radical, mientras que sus adversarios se enmarcaron en una política clásica partidista. Parte de este limitado carisma del centro y la derecha pudo haber influido en la influencia de Petro en los votantes y en su posterior victoria en contra del, igualmente cuestionado y polémico, actor neopopulista Rodolfo Hernández. Los tres candidatos mantuvieron su emplazamiento durante todo el debate y el mecanismo metalingüístico de sustento se evidenció a través del uso de las manos y de la gesticulación con el rostro.
6. CONCLUSIONES
Para responder a la pregunta central de investigación ‘¿cuáles son las principales elementos del populismo presentes en los debates a la presidencia de Brasil, Chile y Colombia?’ -y al partir de elementos centrales del populismo previamente definidos- es posible encontrarse con puntos de relación en la puesta en escena e intercambio de ideas y argumentos de los candidatos que, una vez analizados, adhieren a su construcción política algunos elementos de esta corriente. Como sucede en los casos de Bolsonaro, Petro y Lula da Silva, los candidatos populistas se caracterizan por ser carismáticos al dirigirse a sus seguidores y a su vez confrontativos con sus adversarios.
Estas dos facetas contribuyen a la construcción de un perfil ampliamente movilizador del público y articulador de un ideario del pueblo que erige desde la figura de un líder y no de un partido. En ello, las emociones (tanto en el emisario como en el efecto generado en la audiencia) juegan un papel fundamental a la hora de captar a la audiencia. Esto data de un contexto político polarizado y donde las emociones tienen un alto peso en la construcción del discurso, desplazando de tal manera la presencia de propuestas en el debate presidencial.
Entonces, constatando los esquemas que se citan abajo (), Latinoamérica en los últimos años ha sido una región caracterizada por la alternancia política hegemónica de discursos polarizados de izquierda y derecha, tras el surgimiento de la primera ola del socialismo del siglo XXI y su posterior alternancia hacia gobiernos de tendencia neoliberal, lo cual en la actualidad ha tomado un nuevo giro a la izquierda bajo nuevas figuras (como el caso de Chile con Boric) o expresidentes (caso de Lula da Silva) y excandidatos de la izquierda (Gustavo Petro) que han logrado consolidar una victoria electoral como figuras construidas bajo preceptos discursivos de ‘cambio’.
En estos escenarios, los debates electorales constituyen un mecanismo democrático de intercambio de ideas entre los diferentes candidatos presentes en la contienda, aunque en los escenarios analizados la confrontación del adversario y la construcción de un ‘nosotros’ (adaptado a cada tendencia política) hagan presencia como parte del juego político. Es así que, citando a , “muchas veces para la derecha, la izquierda es populista porque manipula a las clases obreras y populares; para la izquierda, la derecha es populista porque manipula a las clases medias y populares (poco politizadas)” ()
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