Este artículo detalla de manera esquemática las diferencias entre las teorías de David Hume y Adam Smith en los diversos temas que tratan. Para ello, se abren cuadros de doble entrada que dan muestra de la contraposición de ambas teorías, y que demuestran que Adam Smith quiso rebatir en sus distintas obras las teorías de David Hume.
Palabras clave:
David Hume, Adam Smith, utilitarismo, economía, teoría del derecho, David Hume, Adam Smith, utilitarismo, economía, teoría del derecho
Trincado: LA CRÍTICA DE ADAM SMITH A LA TEORÍA DE DAVID HUME1
1. Introducción.
David Hume nació en Edimburgo el 7 de mayo de 1711, lugar donde falleció el 25 de
agosto de 1776. Se trata sin duda de una de las figuras más importantes de la filosofía
occidental moderna, con aportaciones tan relevantes como el empirismo y el naturalismo.
Adam Smith nació en Kirkcaldy, Escocia, el 16 de junio de 1723 y falleció en Edimburgo
el 17 de julio de 1790. Fue también filósofo moral, pero es más reconocido por su
aportación a la economía, con la publicación de La Riqueza de las Naciones. Muchos le consideran el “padre de la ciencia económica”.
No está claro cuándo ambos autores se conocieron, pero posiblemente fue durante los
primeros años de estudio de Smith en la Universidad de Oxford en 1752. Mantuvieron una cálida amistad desde ese momento hasta la muerte de Hume, en 1776.
La correspondencia mutua comienza con una carta que Hume escribió a Smith en septiembre
de 1752, justo antes del comienzo del primer curso de Smith como catedrático de Filosofía
Moral. Sin embargo, ésta parece no ser la primera comunicación entre ellos ya que
Hume menciona que una carta anterior de Smith se retrasó debido a que la dirección
del destinatario estaba equivocada (Smith aún no se había enterado del reciente traslado
de Hume al Lawn market). Hume a menudo se quejaba de que Smith no lo visitaba lo suficiente,
aunque éste último fuera periódicamente a Edimburgo para asistir a reuniones de clubes
y sociedades ().
ofrece una espléndida crónica de la amistad entre Hume y Smith. Sin embargo, el autor
parece afirmar que Smith era seguidor de la doctrina de Hume, sólo cuestionándole
en pequeños detalles. Según Rasmussen, Smith podría considerar la teoría de Hume como
la más precisa desarrollada hasta ahora, pero todavía un poco reduccionista o incompleta,
por lo que buscó corregir y ampliar las opiniones de Hume para proporcionar una imagen
más completa (ver también ). Sin embargo, como comenta , esa tesis es cuestionable. Rasmussen no ofrece una historia convincente de por qué
Smith presentó de forma unilateral el pensamiento de Hume (por ejemplo, suprimiendo
el papel de la “simpatía” como afabilidad -agreeableness- en su teoría). En realidad,
Rasumssen confunde o fusiona una cita que Smith hace en la Riqueza de las Naciones respecto a la fisiocracia en que decía “Este sistema, con todas sus imperfecciones
es, tal vez, la aproximación más cercana a la verdad que se ha publicado hasta ahora
sobre el tema de la economía política” (RN, IV, IX), con dos citas de la Teoría de los Sentimientos Morales conciliadoras con la doctrina de Hume y en la que dice Smith que en su sistema el
objeto de la medida original y natural de todos los afectos es la propiedad de la
acción, diferenciándose en ello del sistema que basa esa medida en la utilidad (TMS
VII ii.3.21,306, y VII.iii,3.17, 327).
Lo cierto es que la diferencia entre considerar la propiedad de la acción, y no la
utilidad, la medida original y natural de los afectos es fundamental – posiblemente,
incluso más de lo que Smith quiso escenificar. Smith quería construir una teoría social
completa crítica de las anteriores filosofías y opuesta a la ética basada en la utilidad
(, ). Aunque esto no ha quedado tan claro para la posteridad, Hume era perfectamente
consciente de ello. Así, reprochó a Smith en una carta escrita en 1759, año de publicación
de la Riqueza de las Naciones: “El libro de Robertson [History of Scotland, 1759] tiene gran mérito; pero es evidente
que se beneficia de su animosidad contra mí. Aunque supongo que sucede lo mismo en
tu caso” (Corr. 44).
La importancia de la utilidad para Adam Smith ha generado cierta confusión. Para la
opinión popular, parece que un autor que revalorizara la riqueza y el crecimiento
económico debería estar pensando en términos de utilidad (placer-dolor). Pero el crecimiento
para Smith no es una suma de placeres, sino que, como veremos, es una sensación de
tiempo basada en la mejora de la condición propia y en la confianza en el futuro.
Algunos estudiosos todavía etiquetan a Smith como "utilitarista contemplativo" como
dice
. Otros, sin embargo, reconocen que Smith no era utilitarista, por ejemplo, Haakonssen
y Vivenza, y recientemente Fleischacker, Montes y Griswold.
Muchos también afirman que Hume no era un utilitarista. La palabra utilitarismo ha tenido connotaciones negativas, especialmente, en la
forma restrictiva del utilitarismo que surgió tras la muerte de Hume y Smith, en la
secta de los Radicales Filosóficos (Jeremy Bentham, James Mill, etc., ver ). Ciertamente, Hume no era reduccionista y combatió las versiones francesas del utilitarismo,
semejantes al cálculo felicífico de Bentham, como la de Hélvetius, 1759. Sin embargo,
no cabe duda de que Hume adquirió fama por haber defendido la teoría de las impresiones
que basaba la ética en la búsqueda de placer-huida del dolor. Smith fue consciente de ello y, aunque admiraba a Hume por su búsqueda de la verdad,
criticó su filosofía desde el principio. Según Smith, la acción humana no se basa
en el amor a un sistema mental, es decir, una estructura que conserva su memoria de
placeres anhelados y dolores temidos. Pero las pasiones humianas si se fundan en el
hábito de asociación de ideas, amenazadas por el deseo de supervivencia y, en definitiva,
por la pulsión de muerte. El placer instintivo es “el bien” para los hombres; el dolor
instintivo es “el mal” para los hombres. La razón es sólo una pasión apacible y reflexiva
(Trincado , ).
En este artículo, pues, nos proponemos detallar de manera esquemática las diferencias
entre las teorías de David Hume y Adam Smith en los diversos temas que ellos tratan
para aclarar la confusión entre dos teorías distintas, siendo la de Hume para Adam
Smith únicamente cuestión de “belleza”, no de realidad. Para ello, vamos a abrir cuadros
de doble entrada para mostrar la contraposición de teorías, poniendo brevemente a
la izquierda las ideas de David Hume que Adam Smith intenta rebatir en sus distintas
obras, como brevemente vemos a la derecha, respecto a la filosofía del ser, la acción
humana, la simpatía, la utilidad, las artes, la justicia y la economía. Finalmente,
plantearemos unos comentarios aclaratorios.
FILOSOFÍA DEL SER
DAVID HUME
ADAM SMITH
Para Hume, no hay un yo permanente, pues la experiencia “Es un haz o colección
de percepciones diferentes, que se suceden entre sí con rapidez inconcebible y
están en un perpetuo flujo y movimiento” (Hume, Treatise: 1: IV: VI: 54).
En la primera formación del lenguaje, Smith dice que la estructura “yo soy” deriva
de la existencia misma y expresa un sentimiento interno que está relacionado con
la sorpresa y la gratitud: “todo lo que causa placer excita naturalmente gratitud”
(Smith, Astronomy III. 2. 48, EPS). Según Smith se basa en Samuel von Cocceji: el individuo debe entender la vida como un
regalo.
Según Hume, las impresiones llegan a la mente a través de sensaciones físicas,
de las que el hombre se forma ideas (imágenes en la mente) y de ellas surgen pasiones.
Para Smith, el hombre “Cuando pone su mano en la mesa… siente que la mesa es algo
externo, no solo a su mano, si no a sí mismo” (External Senses, EPS, 3-8, 135-6).
Todo conocimiento del futuro es una creencia que proviene del hábito, de la costumbre
de haber observado en el pasado que siempre que una cosa sucede a otra (Hume, Treatise,
205).
Smith habla de la percepción como un todo y de la percepción de lo profundo. La
percepción es gestáltica e intuitiva: “El mundo tangible… tiene tres dimensiones,
largo ancho y profundo. El mundo visible… sólo tiene dos, largo y ancho. Sólo nos
muestra un plano o superficie (de la manera en que lo hace un dibujo)” (External
Senses. EPS, 50-2, 150-2). “¿Alguno de nuestros sentidos, antes de la observación
y experiencia, nos sugiere instintivamente la concepción de solidez y sustancia que
excitan sus respectivas sensaciones?” (External Senses, EPS, 75, 164) Si hemos perdido
la sensación de perspectiva, necesitamos tiempo para recuperarla. El ciego que empieza
a ver tras una operación de cataratas. “cuando empieza lentamente a entender la
fuerte y distintiva perspectiva de la naturaleza, la débil y deslucida perspectiva
de la pintura no le impresiona en absoluto” (External Senses, EPS, 67).
Podemos concluir que, según Hume, el recuerdo y el futuro son una imagen (impresión
que se hace hábito)
Podemos concluir que para Smith el presente y el recuerdo no son imagen, son observables
desde fuera de la secuencia temporal ().
SOBRE LA ACCIÓN HUMANA
DAVID HUME
ADAM SMITH
Para Hume, el primer movimiento se da por atracción hacia el placer-huida del dolor
y el siguiente movimiento depende del hábito y el recuerdo de ese placer-dolor (Treatise
: 1: 1 11: IX: 407-408).
Para Smith, el primer movimiento no se basa en las experiencias pasadas, si no
que se da por curiosidad, “El deseo de cambiar nuestra situación necesariamente supone
alguna idea de externalidad; o de movimiento a un lugar diferente del que estamos...”
(External Senses, EPS. 86, 167--8).
El placer-dolor se basa, en última instancia, en el instinto de muerte. Este instinto
estimula una experiencia que nos permite adaptarnos y sobrevivir.
Para Smith, el miedo a la muerte es “el gran veneno de la felicidad humana” (TMS
I.i.1.13, 13) y aquellos que carecen de él son más sensibles, con un “carácter de
alegría, levedad y vivaz libertad” (TMS V.2.6, 203).
La razón es esclava de las pasiones. El libre albedrío necesita del determinismo
porque si no el agente y la acción no están conectados. Además, el autocontrol no
tiene sentido en tanto que el yo son pasiones que se suceden y no hay un controlador
externo. Hay pasiones “serenas” como los sentimientos estéticos y morales; y pasiones
“violentas” como el amor y el odio, la alegría y la tristeza, el orgullo y la humildad.
También, hay pasiones “directas”, que surgen inmediatamente del placer o dolor, e
“indirectas”, que proceden de ellas, pero se dan junto a otras cualidades (Treatise
y Disertación de las pasiones).
Para Smith, el autocontrol es fundamental y lo enfatiza en las últimas ediciones
de la Teoría de los Sentimientos Morales. Sin autocontrol, no hay libertad. El autocontrol
no implica negarse a uno mismo. Las pasiones, en lugar de desaparecer, “yacen escondidas
en el pecho del que las sufre” (TMS V. ii. 11, 208). El autocontrol es la autorrealización
de ciertos principios de justicia y la expresión del “más alto desprecio por la muerte
y el dolor” (TMS V.ii.9, 206) aumenta la admiración del espectador. Smith se muestra
tanto contrario al estoicismo (que dice que es pasivo al sentimiento) como al epicureísmo
(reactivo a sensaciones de placer-dolor).
SOBRE LA SIMPATÍA
DAVID HUME
ADAM SMITH
Para Hume, la simpatía es natural, y se contrapone a la antipatía (Treatise: 11:
11: V: 150). Nos ponemos en el lugar de los placeres-dolores de los demás para sentirlos
con ellos. “La miseria de otro nos da una idea más viva de nuestra felicidad, y su
felicidad de nuestra miseria. El primero, por tanto, produce deleite; y este último
malestar” (Treatise: II: II: VIII: 160-161).
Para Smith, la simpatía es natural, y es un sentir-con cualquier sentimiento, sólo
por el hecho de sentir una hermandad con otros hombres. “El mayor rufián, el más
despiadado criminal, tiene simpatía hacia los demás”. (TMS, I, I. i)
Simpatizamos con los motivos y con las consecuencias del acto en relación con el
yo por asociación de ideas: “El castigo de un adversario, al satisfacer el deseo
de venganza, resulta bueno, la enfermedad de un compañero, al afectar a la amistad,
resulta mala” (Disertación de las pasiones). En este sentido, Hume es heredero de
la visión de la simpatía de los clásicos: “El semblante humano toma prestadas las
lágrimas y las sonrisas del semblante humano” (Horacio).
Smith plantea una nueva visión de la simpatía. Distingue entre la propiedad y el
mérito de las acciones. El sentido del mérito depende de la simpatía directa con
los motivos del agente y la indirecta con la gratitud de aquellos que reciben el
beneficio de sus acciones (TMS II.i.v.2, 74). La propiedad depende de la aprobación
de un espectador imparcial, que nos permite tener un juicio moral contra toda la
humanidad: “En esos casos, el semidios dentro del pecho parece, como los semidioses
de los poetas, aunque parte de extracción inmortal, parte también de extracción mortal
' (TMS III.ii.32, 131). Es decir, se da desde un yo más allá de la sucesión.
Simpatizamos con el placer, pero huimos de simpatizar con el dolor (como Hutcheson,
, ).
Gracias a esto, simpatizamos con el placer y el dolor por igual, porque queremos
compartir sentimientos, no sentirlos. Este sentimiento no se refiere a mi yo individual,
si no a una realidad común.
LA UTILIDAD
DAVID HUME
ADAM SMITH
Frente a y , para Hume que el hombre se base en la utilidad no implica egoísmo. La benevolencia
no es hipocresía y la amistad y espíritu cívico no es engaño. Sin embargo, el hombre
no puede vivir en soledad.
Para Smith, la “utilidad” es amor al sistema que nos da esperanza ficticia y temporal,
pero no felicidad. Valoramos la ansiedad de que la belleza de la utilidad sea exacta,
siendo los medios ajustados a los fines, más que el placer que nos produce (TMS IV.i.1-6,
179-80).
Hume distingue entre virtudes naturales y sociales, que implican que un carácter
genera utilidad a la sociedad cuando crea riqueza (Investigación sobre los principios
de la moral). La riqueza y boato son sinónimo de orgullo. El arrepentimiento no tiene
sentido, dado que el hombre siempre actúa basado en su propio placer.
Valoramos la mayor capacidad de percepción de los objetos, no porque sea útil,
si no “porque es correcta, exacta, y de acuerdo con la verdad y realidad” (TMS I.i.4.4,
61). Por eso, finalmente el arribista que ha adulado a los que odia y despreciado
a los que tiene cerca finalmente, en su última hora, se arrepiente de una vida absurda,
y entiende que la riqueza y boato no están mejor adaptados a procurar más alivio
del cuerpo o tranquilidad de la mente que “las cajas de tenazuelas del amante de
pequeños chismes” (TMS IV.i.8, 181). Sólo entendiendo que el 'Tiempo es el gran
confortador universal' (TMS III.iii.32, 151), puede el autocontrol dominar la pasión,
disfrutando con antelación de la tranquilidad que anticipamos que el curso del tiempo
restaurará ().
LAS ARTES
DAVID HUME
ADAM SMITH
Hume se basa en Hobbes y Locke para plantear que el lenguaje externaliza un mundo
individual y las palabras sólo tienen sentido si la mente encuentra una idea correspondiente
en ella. Hume alaba a Berkeley por decir que cualquier idea general es una idea
particular asignada a una palabra determinada. Cuando observamos muchos objetos y
encontramos semejanzas entre ellos, les aplicamos el mismo nombre, aunque encontremos
diferencias entre ellos.
Para Smith, primero construimos los nombres, luego los adjetivos. Por un “principio
instintivo desconocido” podemos leer el lenguaje de la realidad antes del hablado.
La belleza del lenguaje viene del ornamento que produce sorpresa y apariencia de
profundidad (como los juegos del lenguaje de ). El estándar del gusto es subjetivo pero, como para los clásicos, hay un estándar
universal que el hombre alcanza a través de la experiencia y sabiduría (Of the Standard
of Taste: XXIII).
La belleza del lenguaje no depende de la ornamentación, sino de la simplicidad,
así como de la veracidad. El significado es prelingüístico, inmanente al texto y
el autor es origen del lenguaje (intención del autor). Pone como contraejemplo a
.
En las artes imitativas, la belleza depende de la similitud con el objeto imitado
porque admiramos la mano que lo ha creado. Admiramos una obra cuanto más se acerca
a la naturaleza. Cuando la miramos, no solo admiramos el sentimiento de medios para
un fin, sino la belleza de la mente que lo ha creado.
En las artes imitativas, la belleza depende de la disparidad de la imitación con
el objeto imitado dado que la sorpresa se produce porque no hemos observado nada
parecido en la naturaleza. Lo que queremos es compartir un sentimiento original de
la mente del autor, que sorprende (arte no naturalista). “Toda buena estatua y cuadro
es una nueva maravilla, que al mismo tiempo lleva consigo, en cierta medida, su propia
explicación” (LRBL p. 14).
Cuando observamos una obra de teatro, nos gusta que transmita sentimientos de indignación
y lástima. La mente se siente incómoda en reposo y tranquilidad, y para distraer
la atención y hacer que el tiempo pase más rápido, le gusta el movimiento y que se
deshaga su estructura mental (De la tragedia: XXII).
La admiración de una obra de teatro viene menos del placer que nos produce que
del hecho de que los actores consiguen mantener el centro de atención (importancia
del espectador) y de que nos transmita sentimientos sutiles, y sentimos que hemos
podido comprender la mente del autor ().
LA JUSTICIA
DAVID HUME
ADAM SMITH
Para Hume, la justicia se basa en la utilidad. El castigo busca un fin imaginario
del orden público. Se presupone la reincidencia del criminal por el carácter habitual,
y se intenta evitar esa reincidencia con la prisión o la pena capital (Of justice:
III: I: 179).
La justicia surge de un sentimiento natural de indignación en presencia de la injusticia.
Es un sentimiento no adaptativo, ni útil. “La venganza que lleva al dañado a tomar
represalias contra el ofensor es la fuente general del castigo de los crímenes. Aquello
que Grocio y otros consideran habitualmente la medida original del castigo, es decir,
la consideración del bien público no explica suficientemente la constitución del
castigo.” (LJ 104) La indignación presupone que el concepto de simpatía no es contagio
emocional, lo que impediría el disenso.
El estado y la lealtad al mismo son fruto del hábito de sumisión impuesto a través
de la educación.
El estado se crea lentamente por delegación del sentido de indignación. La ley
no se impone tanto para evitar el acto injusto, si no para evitar la indignación,
la venganza o doble venganza ante una injusticia (los círculos viciosos de violencia).
La justicia es anterior al estado.
Para que no decline la sociedad civil, es fundamental mantener la estabilidad de
la propiedad, la libertad de transferencia voluntaria y el cumplimiento de contratos
(Idea of a Perfect Commonwealth: XVI: 481).
El sentimiento de propiedad es la indignación del espectador cuando arrebatamos
algo al primer ocupante que lo posee pacíficamente. Sin embargo, el mantenimiento
de los contratos no es tan indignante como el de la propiedad personal, ya que los
primeros dependen de la confianza entre las partes ().
Hume defiende un darwinismo Institucional. Las instituciones y convenciones se
crean lentamente por utilidad o supervivencia. Tienen una sabiduría implícita que
el hombre no siempre es capaz de comprender. Dos remeros saben que tienen que seguir
remando para no hundirse, pero no necesariamente saben por qué subieron a la barca.
Las instituciones surgen de propensiones naturales: la religión de la gratitud,
la ética de la simpatía, la justicia de la indignación, el mercado de la propensión
a intercambiar una cosa por otra.
LA ECONOMÍA
DAVID HUME
ADAM SMITH
Hume tenía una visión mecanicista de la economía. El mecanismo de flujo de especies
es un argumento entre liberal y mercantilista que implica que existe un mecanismo
autorregulador. La balanza comercial favorable lleva a la entrada de oro y ésta a
incremento de los precios que revierten la balanza comercial favorable (Of Balance
of Trade).
La “mano invisible” de Smith implica una confianza en el orden. Smith usa esa metáfora
tres veces, dos de ellas en relación con la moral. “[Los ricos] consumen poco más
que los pobres y, a pesar de su natural egoísmo y rapacidad… comparten con los pobres
el producto de todas sus mejoras. Una mano invisible les lleva a hacer casi la misma
distribución de las necesidades de la vida que se habría hecho si la tierra hubiera
estado dividida en porciones iguales entre todos sus habitantes, y así, sin proponérselo,
sin saberlo, avanzan en el interés de la sociedad y proporcionar medios para la multiplicación
de las especies” (TMS, IV, I, 184-5, párr. 10). “Cada individuo... ni pretende promover
el interés público, ni sabe cuánto lo está promoviendo... sólo pretende su propia
seguridad; y al dirigir esa industria de tal manera que su producto pueda ser del
mayor valor, sólo busca su propio beneficio, y en este, como en muchos otros casos,
es conducido por una mano invisible a promover un fin que no era otro. parte de su
intención” (RN, IV, II, 456, párr. 9). “Puede observarse que, en todas las religiones
politeístas, entre los salvajes, así como en las primeras épocas de la antigüedad
pagana, son sólo los acontecimientos irregulares de la naturaleza los que se atribuyen
a la agencia y al poder de los dioses. El fuego quema y el agua refresca; los cuerpos
pesados descienden y las sustancias más ligeras vuelan hacia arriba, por necesidad
de su propia naturaleza; no se temía que la mano invisible de Júpiter estuviera detrás
de esos asuntos. Pero los truenos y relámpagos, las tormentas y el sol, esos acontecimientos
más irregulares se atribuían a su favor o a su ira” (EPS, II, 48, Historia de la astronomía)
El estado debe conservar la tradición. Por ello, Hume recela del crédito–papel
(billetes y letras de cambio) y del atesoramiento. Defiende un coeficiente de caja
del 100%.
Smith quiere plantear en economía, como en otras áreas, que “El hombre del sistema
[…] está generalmente tan enamorado de la belleza de su propio plan de gobierno que
considera que no puede sufrir ni la más mínima desviación de él… se imagina que puede
arreglar las diferentes partes de la gran sociedad del mismo modo que se arreglan
las diferentes piezas en un tablero de ajedrez. No considera para nada que las piezas
de ajedrez puedan tener otro principio motor que la mano que las mueve, pero el gran
tablero de ajedrez de la sociedad humana tiene su propio motor totalmente diferente
de los que el legislativo ha elegido imponer” (TMS, II. ii, 124).
Hume defiende el incentivo fiscal; unos impuestos moderados pueden hacer a la gente
más laboriosa, ya que intentan obtener niveles de vida similares a los previos a
los impuestos.
Para Smith, los impuestos son desestimulantes, pero “Lo que más rápidamente aprende
un gobierno de otro es el de sacar dinero de los bolsillos de la gente” (RN, V, 3,
668, 862).
Según Hume, el intercambio busca una utilidad anticipada (como la teoría de la
demanda actual).
El intercambio y la división del trabajo se deben a la propensión natural a trocar,
permutar e intercambiar una cosa por otra, que depende del lenguaje (la persuasión).
Para Hume existen distintos espíritus de industria y empresa en distintos periodos
históricos. El empresario activo es como un cazador que busca la acción por la acción,
y la imitación (). En este sentido, Hume es antecedente del neodarwinismo empresarial (). Hume teme las deudas del estado por miedo a la decadencia y caída de las civilizaciones.
Smith crítica a los empresarios, porque estos, en ocasiones, se ponen de acuerdo
para elevar el precio por encima de los precios de competencia, o son proyectistas
y especuladores que sacrifican el capital social para realizar quimeras. No hay distintos
espíritus de empresa si no que el empresario prudente tiene “una tendencia constante
a la mejora de la condición propia” (RN, II, III, p. 345).
En la línea posterior de para Hume en las ciencias sociales, es fundamental la ley de los grandes números.
Cualquier inferencia es sólo una probabilidad que depende del número de experimentos
en los que "a" sigue a "b" y los que no siguen. En este sentido, supone que la ley
de causalidad es objetiva y universal (Treatise: 1: 111: XII: 436, That Politics
May Be Reduced to a Science).
Smith no valora la Aritmética política que extraía conclusiones de los datos. Presenta
una economía del “darse cuenta”: el valor es una institución que surge lentamente,
primero por el esfuerzo del trabajo que se compensa con el salario, después por la
renuncia del ahorro que proporciona el beneficio y por último por el cuidado de la
tierra que proporciona la renta de la tierra (trabajo ordenado).
Para Hume, la riqueza es producción física o metales acumulados a través del hábito.
Para él, China en su tiempo era un estado rico, aunque no era un estado creciente.
Lo importante para Smith no es la riqueza acumulada, si no el crecimiento económico
que permite el incremento de los salarios. El estado no debe fomentar, si no permitir
la riqueza: “El estado creciente es alegre, el estacionario sombrío y el que está
en declive, melancólico” (RN I.viii.43, 99). Los hábitos y prejuicios son obstáculos
al crecimiento (RN IV.v.b.39-40, 539; TMS V.2.13, 209).
Comentarios finales.
En la época en que vivieron Hume y Smith, plantear nuevas teorías morales ante el
gran público era cuestión difícil y espinosa. Por ejemplo, como es sabido, las ideas
de Hume sobre moral y religión le impidieron tener un cargo académico y la Iglesia
de Escocia intentó excomulgarle dos veces. Por ello, Adam Smith no se sentía cómodo
defendiendo a su amigo en público. No hay que olvidar que la madre de Adam Smith,
con la que convivió hasta su muerte, era muy devota. Además, Smith no se posicionaba
en contra la religión - seguramente era deísta. En la carta a William Strachan, Esq.
de 9 de noviembre de 1776, Smith dijo que Hume se acercaba a la idea de “un hombre
perfectamente sabio y virtuoso, al menos en lo que permite la fragilidad humana”.
Pero ello – haber defendido a Hume - le creó a Smith grandes disgustos, por lo que
Smith habría de anotar después: “Una simple e inofensiva hoja de papel sobre la muerte
de nuestro amigo común, Mr Hume, me causó diez veces más vituperios que el violento
ataque que realicé en contra de todo el sistema comercial de Gran Bretaña” (citado
en .)
A pesar de la admiración de Smith por David Hume, como hemos visto, las teorías de
Hume y Smith difieren sustancialmente. La confusión entre ambas ha sido en ocasiones
malintencionada, en otras se ha debido a una dificultad de hacer llegar la visión
renovadora de la filosofía de Adam Smith. Por ejemplo, en el siglo XIX, Edwin Cannan,
partiendo de una ética monástica y de auto-renuncia, decía que había contradicción
entre la ética de la simpatía de la Teoría de los Sentimientos Morales y la economía del interés propio de La Riqueza de las Naciones (el Das Adam Smith problem). Este problema, al que apelaron muchos economistas en Alemania, se basaba sobre todo
en el famoso párrafo
“No es de la benevolencia del carnicero, del cervecero o del panadero lo que nos
proporciona la cena, sino de la preocupación por sus propios intereses. No apelamos
a su humanidad sino a su amor propio y nunca les hablamos de nuestras propias necesidades
sino de sus ventajas. Solamente un mendigo elige depender esencialmente de la benevolencia
de sus conciudadanos” (RN, I, II, 26-7).
Sin embargo, en el párrafo Smith sólo dice que apelamos al interés ajeno para persuadir
en el intercambio; buscamos celebrar nuestra capacidad de convencer, no que se compadezcan
de nosotros. Pero la traducción al español se mantuvo durante muchos años intencionadamente
equivocada, traduciéndose “amor propio” por “egoísmo” (). De hecho, el problema de Adam Smith ha sido revisado por muchos autores, y se podría decir que los estudios sobre la
Ilustración Escocesa lo consideran superado, como ; ; ; y .
En este artículo, hemos visto que no sólo ha habido equivocación, malintencionada
o no, en la obra de Smith en relación con la traducción de amor propio por egoísmo.
También la ha habido a la hora de confundir la teoría de David Hume y la de Adam Smith.
Esperamos haber iluminado algo las diferencias entre ambas. Creemos que entender estas
diferencias es especialmente relevante para iluminar ciertos velos de confusión dado
que la teoría de Adam Smith debe entenderse a la luz de toda su obra: ello hace coherente
su propuesta filosófica, moral, jurídica y de las artes con su más conocida aportación
a la economía.
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Notas
[1] Este texto recoge con modificaciones la ponencia del mismo título, presentada por
su autora en el Workshop Internacional SIEU 2023, celebrado en formato híbrido en
la Facultad de Humanidades y Documentación de la Universidade da Coruña entre los
días 16 y 17 de marzo de 2023.
[2] Como dice Dugald Stewart en . Ver y .
[3] Afirmaba que era, sin embargo, reduccionista de la realidad.
[4] Ver también , .
[5]
.. , ,. Para ver los principios utilitarios en Smith, Levy 1995.
[6]
, , , , .
[7] Para la emergencia del utilitarismo, ver Trincado , , , , , .
[8] Estos ataques se discuten en , y T. H. Grose “History of the Editions”, Hume (1889), 1:80-84.