La pandemia de COVID-19 ha impactado al turismo religioso en México en número de peregrinos y derrama económica: el objetivo del artículo es analizar mediante un estudio observacional con fuentes documentales y hemerográficas la afectación del sector durante 2020 y 2021 en el estado de Jalisco y la respuesta de las autoridades. Antes de la pandemia, los santuarios mostraban un elevado número de visitantes y tenían gran importancia para la economía regional. Durante las celebraciones religiosas de San Juan de los Lagos, los visitantes disminuyeron de 2 millones de personas en 2019 a 2.500 en 2020, en Zapopan de 1,8 millones a 1.300 y en Talpa se registraron 20 visitantes. Dichos santuarios han mantenido su continuidad por redes sociales y telecomunicaciones, desarrollando nuevos lazos con los peregrinos. La cooperación de autoridades locales y religiosas, comerciantes, hoteleros y visitantes es clave para la recuperación del turismo religioso en la nueva normalidad.
Rogelio Martínez Cárdenas, Zazil Stephanie Carvajal Camet
El impacto de la pandemia de la Covid-19 en el turismo religioso de Jalisco, México
Sémata: Ciencias Sociais e Humanidades, núm. 33, 2021
Universidade de Santiago de Compostela
The impact of the Covid-19 pandemic on religious tourism in Jalisco, Mexico
Recibido: 17/08/2021
Aceptado: 09/11/2021
Resumen: La pandemia de COVID-19 ha impactado al turismo religioso en México en número de peregrinos y derrama económica: el objetivo del artículo es analizar mediante un estudio observacional con fuentes documentales y hemerográficas la afectación del sector durante 2020 y 2021 en el estado de Jalisco y la respuesta dada por parte de las autoridades. Antes de la pandemia, los santuarios mostraban un elevado número de visitantes y una alta derrama económica, teniendo gran importancia para la economía regional. Se presenta cómo en las celebraciones religiosas de San Juan de los Lagos, los visitantes disminuyeron de 2 millones de personas en 2019 a 2.500 en 2020, en Zapopan de 1,8 millones a 1.300 y en Talpa se registraron 20 visitantes. Dichos santuarios han mantenido su continuidad por redes sociales y telecomunicaciones, desarrollando nuevos lazos con los peregrinos. La cooperación de autoridades locales y religiosas, comerciantes, hoteleros y visitantes es clave para la recuperación del turismo religioso en la nueva normalidad.
Palabras clave: Turismo religioso; pandemia de COVID-19; San Juan de los Lagos; Zapopan; Talpa.
Abstract: COVID-19 pandemic has impacted the number of visitors and revenue of religious tourism in Mexico: the objective of this paper is to analyze the effects on the sector and the authorities’ response in years 2020 and 2021 on the state of Jalisco, through an observational study, using documentary and newspaper sources. Before the pandemic, the sanctuaries showed a high number of visitors and high economic benefits, having strategic importance for regional economy. At the religious celebration in San Juan de los Lagos, 2 million people visited in 2019, only 2,500 in 2020, Zapopan went from 1.8 million to 1,300 and Talpa only had 20 visitors the same year. These sanctuaries have keep continuity by means of social media and telecommunications, developing new relationships with pilgrims. Cooperation between local and religious authorities, traders, hospitality industry and visitors is key for religious tourism recovery in the new normal.
Keywords: Religious tourism; COVID-19 pandemic; San Juan de los Lagos; Zapopan; Talpa.
Sumario
Introducción
Retos y soluciones del turismo religioso
El turismo religioso en San Juan de los Lagos frente a la pandemia de COVID-19
El turismo religioso en Zapopan frente a la pandemia de Covid-19
El Impacto de la pandemia de Covid-19 en el turismo religioso de Talpa de Allende
Discusión y Conclusión
INTRODUCCIÓN
La pandemia de COVID-19, derivada de la propagación del virus SARS-CoV-2, ha afectado a la mayoría de los campos de la sociedad. El turismo religioso es uno de los sectores que ha resentido dicha conmoción debido a que concentra a miles de personas en eventos masivos, lo que presenta un importante riesgo de salud pública en el contexto de una potencial transmisión de infecciones, traspasando fronteras y comunidades (Mubarak y Suraya Zin, 2020); por lo tanto, se han aplicado medidas sanitarias para evitar un aumento en el número de contagios, obligando a suspender peregrinaciones y fiestas religiosas.
El gobierno de México (2020) reaccionó ante la pandemia a través de medidas como el resguardo domiciliario y la limitación de la movilidad voluntaria, en particular para las personas en riesgo como adultos mayores, personas con enfermedades crónicas o autoinmunes y mujeres embarazadas, lo cual llevó a una suspensión de las actividades relacionadas con el turismo. El turismo en México tiene una gran relevancia en el intercambio comercial, generación de empleo, difusión artística y cultura; entre otras funciones, tiene el séptimo lugar en la recepción de visitantes internacionales y representó el 8,7% del producto interno bruto en 2019 (INEGI, 2021). Durante el 2020, el turismo se contrajo un 57,3%, reportando pérdidas de más de 10.000 millones de dólares y los viajeros internacionales se redujeron un 59,7% (El Financiero, 2020).
La falta del turismo internacional orientó a esta actividad económica hacia el mercado interno. En el 2020 los destinos con mayor movimiento fueron Los Cabos, Mazatlán y Vallarta en la región pacífico; en la región del golfo, Tampico, Veracruz, Cancún y Cozumel, y en el corredor metropolitano, la ciudad de México, Jalisco y Monterrey (Rivas Díaz, Callejas Cárcamo y Nava Velázquez, 2020). Es importante mencionar que las economías locales y regionales en México que se basan en el turismo se han visto afectadas por la disminución del flujo de visitantes, reduciendo el dinamismo y magnitud de la derrama económica y poniendo en riesgo a 4,5 millones de trabajadores directos y a 10 millones indirectos, el 93% de estos empleos en empresas con menos 10 trabajadores (Durán, 2021).
El hecho de que el turismo haya parado sus actividades a consecuencia de las medidas sanitarias, entre estas las peregrinaciones y celebraciones religiosas, afectando las economías locales, hace que sea pertinente revisar el daño que la pandemia ha provocado. Por lo tanto, este artículo tiene como objetivo estimar la afectación económica y en número de peregrinos que la pandemia de COVID-19 ha ocasionado en el turismo religioso del estado de Jalisco, México. Se propone que el sector tuvo un crecimiento, tanto en el número de visitantes como en la derrama económica, hasta el año de 2019. Sin embargo, este se frenó en 2020 y 2021. Para confirmar dicha aseveración, se realizó un estudio observacional, donde se comparó el número de visitantes a San Juan de los Lagos, Zapopan y Talpa entre 2008 y 2019 con los visitantes de 2020 y 2021. Estos datos fueron recopilados de los informes estadísticos de la Secretaría de Turismo de Jalisco (SECTURJAL), así como de sitios web de noticias y de la hemeroteca digital de El Informador, un periódico local en Jalisco.
Este trabajo se ha enfocado en estudiar tres de los principales destinos del turismo religioso en el estado de Jalisco: San Juan de los Lagos, Zapopan y Talpa. Dichos lugares, junto con los santuarios de Santo Toribio Romo en Jalostotitlán y Tequila, son los sitios que más viajeros reciben por motivos religiosos en la entidad (Cornejo-Ortega, Andrade Romo y Chavez Dagostino, 2016: 386) (Fig. 1).
RETOS Y SOLUCIONES DEL TURISMO RELIGIOSO
Para conceptualizar el turismo religioso, se toma la definición de Rinschede, quien propone que este es todo aquel turismo motivado por razones religiosas (Millán Vázquez de la Torre, Pérez Naranjo y Martínez Cárdenas, 2012: 243). Siguiendo esto, se puede incluir dentro de dicho concepto actividades como las visitas o peregrinaciones a lugares considerados como sagrados y la participación en fiestas, ritos y celebraciones. La literatura especializada ubica al turismo religioso dentro del turismo cultural que, en palabras de Fernández, «implica el viaje a lugares diferentes de la residencia usual, motivado por el deseo de conocer-comprender-estudiar otras culturas y otras sociedades, experimentando principalmente en las actividades relacionadas con lo cultural». Así, tal y como propone Ostrowski, se puede delimitar el turismo religioso como «un turismo cultural con orientación religiosa» (Cornejo-Ortega, Andrade Romo y Chavez Dagostino, 2016: 387).
Un aspecto fundamental en el turismo religioso es la caracterización del visitante, ya sea como un peregrino o turista. La diferenciación radica en el motivo que cada uno tiene para emprender su viaje. Se pueden tener razones exclusivamente seculares y/o culturales, relacionadas con la curiosidad o el placer, como ocurre con el turista. En cambio, el peregrino se traslada por razones espirituales y busca el crecimiento o desarrollo personal (Tobón Perilla y Tobón Perilla, 2013: 241). Lo anterior es relevante, pues el turista y el peregrino buscan cosas diferentes en un viaje. Jose Luis Cornejo-Ortega, Edmundo Andrade Romo y Rosa María Chavez Dagostino (2016: 397) consideran que el primero es un visitante neutro, motivado por el ocio y que busca comodidades. Por otro lado, el peregrino tiene en la fe su principal razón para desplazarse y su viaje suele tener un alto grado de sacrificio. Algo similar ocurre con los espacios y atractivos turísticos. Mientras que el turista demanda elementos folclorizados, o convertidos en un espectáculo cultural, el peregrino busca un entorno apto para la contemplación, la veneración o la adoración de su dios o figura sacra. En los destinos de San Juan de los Lagos, Zapopan y Talpa prevalece la figura del peregrino sobre la del turista (Cornejo-Ortega, Andrade Romo y Chavez Dagostino, 2016: 398).
En la industria del turismo religioso se entrecruzan el turismo y la religión. Dado que ambos sectores se vieron afectados por la pandemia de COVID-19, se cree conveniente revisar someramente el daño que esta les ha provocado. Ambos han resentido el impacto de las medidas sanitarias ya que estas les han impedido funcionar regularmente. Sin embargo, la religión encontró en la virtualidad un paliativo, que le permitió continuar con la celebración de sus ritos, aunque no fueran llevados a cabo de forma presencial.
Las medidas sanitarias que se han tomado para prevenir los contagios de COVID-19 han obligado al sector religioso a suspender las actividades presenciales. Ante el aumento de casos de dicha enfermedad, la Organización Mundial de la Salud (OMS) pidió a los líderes religiosos prevenir el contacto físico entre sus feligreses y hacer uso de las tecnologías remotas y/o virtuales para ofrecer sus servicios (World Health Organization, 2020).
Lo anterior ha repercutido en las comunidades religiosas. Ante la necesidad de realizar las ceremonias fuera de los centros de culto se han puesto en marcha procesos de resignificación y legitimación. Estos han tenido como propósito permitir que los feligreses puedan celebrar los ritos religiosos desde sus casas. Al respecto, Fabián Claudio Flores (2020: 9) comenta que: «lo sagrado se configura a partir de ese encuentro, que es un encuentro digitalmente comunitario, y que, en contexto del ritual, activa los procesos de sacralización». Con ello se puede inferir que la sacralidad de las prácticas religiosas depende de la práctica en sí misma y no del espacio donde se haga. Lo anterior es relevante para comprender el uso que las comunidades religiosas han hecho de las redes sociales y las telecomunicaciones, pues estas les han permitido seguir celebrando sus ceremonias y ritos.
La celebración de la fiesta de la candelaria, que tuvo lugar el 2 de febrero de 2021 en San Juan de los Lagos, es un buen ejemplo de lo anterior. En conmemoración del aniversario 250 del traslado de la imagen de la Virgen a la catedral de dicha ciudad, el papa Francisco concedió la indulgencia plenaria a los visitantes del santuario.1 Ante la imposibilidad de celebrar la fiesta de forma presencial, los encargados del templo garantizaron dicho perdón a aquellos feligreses que siguieran las celebraciones litúrgicas por las redes sociales de la diócesis o de la basílica (Olvera, 2021).
Aunque la pandemia y las medidas sanitarias hayan parado las actividades turísticas, no todo ha sido pérdida para el sector. Ante los retos que suponen el confinamiento y las medidas sanitarias, se han propuesto soluciones con miras a encontrar una nueva forma de viajar. La literatura que hasta el momento ha estudiado la relación entre turismo y COVID-19 pone énfasis en el impacto económico y social que la pandemia ha ocasionado. También propone soluciones que privilegien los intereses de las comunidades receptoras y la protección al medio ambiente. Siguiendo esto, Astrid León Camargo (2020: 245) concluye que las futuras investigaciones deben de elaborar propuestas innovadoras, que analicen los cambios generados por la pandemia para entender y aportar soluciones con miras a un turismo sostenible.
El turismo religioso puede ser un medio para la recuperación económica de las comunidades receptoras. Uno de sus principales beneficios es la dinamización de la economía de aquellos lugares. Esta se traduce en mayores ingresos y en creación de empleos que favorecen, tanto a las comunidades receptoras como a las circundantes. De igual forma, es relevante señalar que dichos ingresos permiten la conservación del patrimonio material e inmaterial (Tobón Perilla y Tobón Perilla, 2013: 238 y 241). El turismo religioso también favorece a las comunidades religiosas, ya que es una forma en la que pueden recibir un mayor número de donativos (Millán Vázquez de la Torre, Pérez Naranjo y Martínez Cárdenas, 2012: 244)
EL TURISMO RELIGIOSO EN SAN JUAN DE LOS LAGOS FRENTE A LA PANDEMIA DE COVID-19
San Juan de los Lagos es un municipio ubicado al noreste del estado de Jalisco, aproximadamente a 145 kilómetros de su capital, Guadalajara. El turismo religioso es una de las principales actividades económicas, pues la Basílica de la Virgen de la Concepción es el segundo centro religioso más importante del país, tan solo superado por la Basílica de Guadalupe en la Ciudad de México. Se calcula que el número de visitantes asciende a los 6 millones por año, que generan una derrama económica de 41 millones de euros. El periodo de mayor asistencia es entre el 23 de enero y el 2 de febrero, pues durante la fiesta de la Candelaria, la celebración principal en la ciudad, arriban entre 1,5 y 2 millones de personas. (Millán Vázquez de la Torre, Pérez Naranjo y Martínez Cárdenas, 2012: 250).
La devoción a la Virgen de la Concepción en San Juan de los Lagos cuenta ya con varios siglos de historia. Esta población, que antiguamente se denominó San Juan Bautista Mezquititlán, fue fundada en 1542 por Fray Miguel de Bolonia, quien también dejó la imagen de la virgen. Los devotos de dicha figura le atribuyen la devolución de la vida a una niña de siete años en 1623. A partir de ese suceso cobró fama de milagrosa y en la actualidad es visitada por numerosos peregrinos provenientes de todo el país (Millán Vázquez de la Torre, Pérez Naranjo yMartínez Cárdenas, 2012: 248). La mayoría de los visitantes a esta localidad llegan del Estado de México, Ciudad de México y Guanajuato. A ellos se les puede caracterízar como peregrinos pues no se hospedan en el municipio y apenas permacen un promedio de 6,90 horas en el lugar (Millán Vázquez de la Torre, Pérez Naranjo y Martínez Cárdenas, 2012: 250).
En lo referente al turismo religioso en San Juan de los Lagos se observa que, desde 2012 y hasta el 2020, tanto el número de visitantes como la derrama económica presentaron una tendencia a la alza (Tablas 1 y 2). Para observar la alta asistencia de peregrinos, en particular durante la fiesta de la Candelaria, se puede tomar como ejemplo la fiesta de 2020. Es importante señalar que dichas celebraciones ocurrieron antes de que se decretaran medidas sanitarias para evitar contagios de COVID-19. En aquel año, la Unidad Estatal de Protección Civil y Bomberos de Jalisco (UEPCBJ) reportó la asistencia de dos millones de personas y una ocupación hotelera del 100% (El Informador, 2020). En cambio, durante el 2021 las medidas sanitarias obligaron a suspender las peregrinaciones y la fiesta. El impacto de estas se puede inferir si se compara la asistencia de 2020 (2 millones de habitantes) con la de 2021 (2.500 personas). La propia UEPCBJ reportó que el 80% de los comercios y el 40% de los hoteles permanecieron cerrados (Ibal, 2021).
Ante la imposibilidad de realizar la fiesta de forma presencial, las autoridades religiosas invitaron a sus feligreses a posponer las peregrinaciones al santuario y seguir las celebraciones religiosas vía redes sociales. En conferencia de prensa, el obispo de San Juan de los Lagos, Alberto Cavazos Arizpe, pidió a sus feligreses seguir las celebraciones eucarísticas por medio de las redes sociales de la diócesis, además de garantizar la indulgencia plenaria a aquellos que cumplieran con los requisitos (Díaz, 2021).
EL TURISMO RELIGIOSO EN ZAPOPAN FRENTE A LA PANDEMIA DE COVID-19
Zapopan es uno de los municipios que conforman la zona metropolitana de Guadalajara y es relevante para el turismo religioso jalisciense por su romería. Cada 12 de octubre la imagen de la Virgen de la Expectación, popularmente llamada Virgen de Zapopan, es traslada de la catedral de Guadalajara hasta su basílica, llegando a convocar a cerca de dos millones de personas. Tal y como ocurrió con muchas otras celebraciones, la pandemia de COVID-19 obligó a modificar la romería.
La imagen de la virgen, elaborada por artesanos del estado de Michoacán en el siglo XVI, llegó a Zapopan en 1530. Durante los siguientes dos siglos, la figura quedó bajo resguardo de diferentes sacerdotes sin tener un lugar fijo. Esto cambió a comienzos del siglo XIX cuando fue puesta bajo custodia de los frailes franciscanos. Décadas después se construyó el actual templo y el convento que lo rodea. Los antecedentes de la Romería se remontan a los siglos XVII y XVIII. Se tienen reportes de que la imagen visitó Guadalajara en 1693 y en 1721, pero no fue hasta 1734 que estas se formalizaron. En aquel año, el ayuntamiento tapatío se comprometió a costear los gastos de las procesiones y novenarios en la catedral, con motivo de la visita de la Virgen a Guadalajara (Vázquez Parada, 2020: 519-521). Desde ese año, y hasta la fecha, las visitas de dicha figura y la “llevada” a su Basílica, se han mantenido con regularidad, salvo algunas exepciones.
Un acontecimiento importante en la historia de la Romería de Zapopan fue su inscripción en la lista de patrimonio cultural inmaterial de la humanidad de la UNESCO en 2018. Esta organización argumentó que la fiesta involucra a muchas comunidades, que tienen en la procesión un símbolo de identidad y un factor de unidad. Esto no solo ocurre el día de la fiesta, sino que se mantiene también a lo largo del año. De igual forma, se observó que en la Romería se fusionan elementos del catolicismo oficial y popular, cuyo aspecto más relevante son los grupos de danzantes, y que la tradición es transmitida de generación en generación (UNESCO, s.f.: I). Por lo tanto, la UNESCO justificó la declaración de la Romería como patrimonio de la humanidad ya que:
El ritual de “La Llevada” y sus actividades conexas atraen a enormes muchedumbres y convierten las calles y espacios públicos en una gran fiesta comunitaria, acompañada de expresiones artísticas diferentes que son producto de una elaboración colectiva. A lo largo de todo el año el planeamiento de este evento descansa en una estrecha interacción de diversas comunidades, lo cual propicia la renovación y el fortalecimiento de los vínculos sociales anudados entre ellas». (UNESCO, s.f.: II).
La importancia de la Romería de Zapopan no se limita al aspecto cultural, ya que esta congrega a un gran número de asistentes y deja una importante derrama económica. Según datos recopilados de distintos periódicos (Tabla 3) se calcula que la asistencia a esta peregrinación es de entre 1,5 y 2 millones de personas. Sin embargo, es importante señalar que la mayoría de ellos provienen de la zona metropolitana de Guadalajara. Durante las celebraciones del 2019, las últimas realizadas antes de la pandemia de COVID-19, las autoridades municipales reportaron la asistencia de 1,8 millones de personas, así como la instalación de 561 comerciantes (Comunicación Social, Dependencias, Eventos, Fiestas y tradiciones, Gobierno, Noticias, Salud, Seguridad, 2019). Según reportes de estas, el municipio percibió una derrama económica de 105 millones de pesos y los negocios reportaron que cada visitante gastó, en promedio, 70 pesos (Ochoa, 2020).
Las medidas sanitarias, para evitar la propagación de la enfermedad de COVID-19, obligaron a modificar la Romería en el 2020. Aunque el traslado de la imagen, de la catedral de Guadalajara a la basílica de Zapopan, se llevó a cabo, este no contó con asistentes. Unos días antes, el arzobispo de Guadalajara, Francisco Robles Ortega, pidió a sus feligreses seguir la Romería por los medios digitales (Álvarez, 2020). Al igual que ocurrió en otros lugares, la Iglesia encontró en la virtualidad el medio para continuar celebrando sus ritos. Las cifras oficiales dadas por el gobierno tapatío aseguran que al evento asistieron 1.300 personas (Flores, 2020), mientras que, por lo menos, 22.000 personas vieron la Romería en las páginas del Arzobispado (El Informador, 2020).
Un punto importante a destacar es que no sería la primera ocasión que la Romería se ve afectada por medidas sanitarias. Esto se debe a que en años recientes ha tenido que hacer frente a la influenza, provocada por el virus A H1N1, y el dengue. Lo anterior puede brindar ciertas pistas de las acciones que se pueden tomar para volver a realizar la peregrinación de forma presencial. En 2009, la Dirección de servicios médicos de Guadalajara llamó a la población a abstenerse de participar en la Romería si presentaban síntomas de influenza (Romería, bajo alerta sanitaria, 2009: 1). De igual forma, se instalaron en diversos puntos del recorrido “caravanas de la salud”, que repartieron a los asistentes cubrebocas, gel y tripticos con información sobre dichas enfermedades. En estas también se atendió a personas que presentaron síntomas de influenza o dengue (Servicios para los romeros, 2009: 1). En relación con las acciones para la prevención del dengue, las autoridades zapopanas reportaton que, previo a la fiesta de 2019, se fumigó la ruta y se repartieron parches repelentes (Comunicación Social, Dependencias, Eventos, Fiestas y tradiciones, Gobierno, Noticias, Salud, Seguridad, 2019).
EL IMPACTO DE LA PANDEMIA DE COVID-19 EN EL TURISMO RELIGIOSO DE TALPA DE ALLENDE
Talpa de Allende es un municipio ubicado en el oeste del estado de Jalisco, aproximadamente a 190 kilómetros de Guadalajara. También conocida como “la perla escondida”, esta localidad se encuentra ubicada en la Sierra Madre Occidental y cuenta con 14,410 habitantes, 8.000 de los cuales viven en la cabecera municipal. En épocas pasadas destacó por la actividad minera y hoy en día tiene a la agricultura, la ganadería y la silvicultura como sus principales actividades económicas. Junto a estas se sitúa la industria del turismo religioso, relacionado con las peregrinaciones a la Basílica de la Virgen del Rosario (Fernandez Poncela, 2012: 33). Al igual que ocurrió en San Juan de los Lagos y Zapopan, la pandemia de COVID-19 detuvo las actividades del sector turístico.
Talpa es uno de los principales destinos del turismo religioso jalisciense. Según los datos oficiales (Tabla 4) llega a recibir casi 3 millones de visitantes al año. En este poblado se venera a la imagen de Nuestra señora del Rosario de Talpa. Esta fue elaborada en 1530 por indígenas tarascos, del estado de Michoacán, y llevada a Talpa en 1585. Sus devotos le atribuyen cualidades milagrosas y taumaturgas y acuden a ella en peregrinación siguiendo el conocido como Camino a Talpa (Millán Vázquez de la Torre, Pérez Naranjo, y Martínez Cárdenas, 2012: 252). La celebración principal de este lugar es la fiesta de San José, que tiene lugar ente el 11 y el 19 de marzo.
El visitante a Talpa puede ser caracterizado como un peregrino, más que como un turista, ya que en muchos casos su traslado está motivado por razones religiosas. Lo anterior se puede notar en los datos recopilados por Genoveva Millán Vázquez de la Torre, Leonor Pérez Naranjo y Rogelio Martínez Cárdenas (2012: 252-253). Estos autores resaltan que la mayoría de los visitantes provienen de los estados de Jalisco y Nayarit. También señalan que un porcetanje importante de los visitantes (45,64%) no se hospeda en el municipio y tan solo permanece en el poblado una media de 8,5 horas. La caracterízación del visitante como un peregrino, también la podemos encontrar en el estudio de José Luis Cornejo-Ortega, Edmundo Andrade Romo y Rosa María Chávez Dagostino (2016) quienes encontraron que el 65,4 % de las personas que entrevistaron declararon que el motivo de su viaje fue visitar la basílica.
Al igual que ocurrió en San Juan de los Lagos y Zapopan, las peregrinaciones a Talpa se suspendieron, tanto en el 2020 como en el 2021, por motivo de la pandemia de COVID-19. Ante la necesidad de establecer confinamientos en el año de 2020, para evitar un aumento de casos de la enfermedad de COVID-19, la Secretaría de Turismo de Jalisco, junto con las autoridades municipales y eclesiásticas, acordaron suspender las peregrinaciones con destino a Talpa (Mora, 2020). Durante dicho año, apenas llegaron 20 visitantes en la semana santa. Esto fue concecuencia de que las autoridades municipales instalaron filtros sanitarios en el ingreso al poblado y que a quienes llegaban se les invitaba a regresar a sus hogares. El establecimiento de dichas medidas impactó a los negocios locales pues, según cifras proporcionadas por el presidente municipal Martín Guzmán Peña, de los 430 giros que existen en el municipio, 365 permanecieron cerrados, el 84,88% (Flores, 2020). Justo como ocurrió en los casos de San Juan de los Lagos y Zapopan, las autoridades eclesiásticas pidieron a sus feligreses evitar acudir a los lugares de culto y seguir los ritos por medio de las redes sociales (Frías, 2021).
DISCUSIÓN Y CONCLUSIÓN
De manera global, el COVID-19 afectó a las principales peregrinaciones, por ejemplo, el corredor de Kartarpur fue cerrado, la Gran Mezquita de Makkah y la Mezquita del Profeta en Medina fueron cerradas para el Ramadán del 2020 y, de manera extraordinaria, se redujo la Hajj, de 2,5 millones de peregrinos en el 2019 a 1.000 peregrinos durante la pandemia (Yasin et al., 2020). En Europa, los santuarios católicos vieron su afluencia de peregrinos reducida en un 90-95% en los primeros seis meses de la pandemia, los espacios de culto en Santiago de Compostela y Lourdes se cerraron completamente (Mróz, 2021).
El objetivo principal de este estudio fue estimar la afectación que la pandemia de COVID-19 ha ocasionado en el turismo religioso del estado de Jalisco, México. Al comparar las cifras de los años 2008 con las de 2020 y 2021, se observó que la disminución del número de asistentes, así como la derrama económica, ha sido abismal. Sin embargo, las celebraciones religiosas, que son el motivo principal de los visitantes de San Juan de los Lagos, Zapopan y Talpa, han continuado por medio de redes sociales o telecomunicaciones, favoreciendo el desarrollo de nuevos lazos entre los rectores de los santuarios y los peregrinos.
Desde la perspectiva regional, en noviembre del 2020, en Coahuila se desarrolló una propuesta de ruta religiosa, celebrando la festividad de Cristo Rey en el cerro de las Noas, evento que se articuló en una estación turística con danzas tradicionales y que integró también la venta de artesanías y alimentos; esta estrategia ha permitido la supervivencia de varios negocios relacionados con el turismo religioso, ante el desplome económico del 50% en el estado (Mendoza, 2021).
El turismo religioso tendrá que adaptarse a la nueva normalidad, es posible que el agradecimiento por la salud propia y la de su familia tras superar el aislamiento y no haber sido contagiados, se convierta en una de las razones por las que los peregrinos reanuden la visita de los santuarios (FEMATUR, 2020). Ante esta oportunidad, el presidente de la Asociación Mexicana de Agencias de Viajes (AMAV) mencionó el programa de los Grandes Cristos de México, un producto turístico que considera estaturas y monumentos religiosos en Coahuila, Veracruz y Tijuana, y participa en un convenio con una aerolínea (Pasillo Turístico, 2020).
Las estrategias anteriores permiten suponer que las celebraciones religiosas pudieran ser retomadas, de forma presencial, en un futuro. Por lo tanto, se propone que no todo es pérdida para la industria, ya que con la cooperación de todos los involucrados en el turismo religioso —autoridades locales y religiosas, comerciantes, hoteleros y viajeros— se podrá rescatar la industria. Los destinos turísticos religiosos se enfrentan a diversos retos, pero con las adecuadas medidas de protección, la higienización de los espacios, el control de accesos y la reducción de la afluencia, se podrá garantizar su supervivencia, además de que se seguirán aplicando las estrategias aprendidas en la virtualidad.
Es importante que se sigan realizando investigaciones que analicen las consecuencias económicas del COVID-19 desde la perspectiva del turismo religioso, observar cómo se vive la nueva normalidad en los santuarios y rutas de peregrinación, enfatizando los procesos locales, con el objetivo de crear programas que impulsen la economía regional.
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Notas
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Rogelio Martínez Cárdenas es profesor-investigador del departamento de Estudios Organizacionales del Centro Universitario de los Altos de la Universidad de Guadalajara, es miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) nivel I. México, del Comité Científico de PRERICO (the ICOMOS International Scientific Committee on Places of Religion and Ritual), del Comité Científico ICTC (the ICOMOS International Scientific Committee on Cultural Tourism), de la Academia Mexicana de Investigaciones Turísticas. México, de la Red de Investigadores y Centros de Investigación en Turismo (RICIT), de la Red de Investigadores del Fenómeno Religioso en México.
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Zazil Stephanie Carvajal Camet es licenciada en historia, colaboradora en Cátedra UNESCO de Igualdad y No Discriminación, escritora freelance, asistente de investigación y profesora de metodología de la investigación en el Centro Universitario de Ciencias de la Salud, Universidad de Guadalajara.
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De acuerdo con los cánones o reglamentos de la Iglesia católica, la indulgencia plenaria es «la remisión ante Dios de la pena temporal por los pecados, ya perdonados, en cuanto a la culpa, que un fiel dispuesto y cumpliendo determinadas condiciones consigue por mediación de la Iglesia». Las indulgencias plenarias son concedidas por el Papa, en ocasiones especiales, a aquellos feligreses que cumplan con ritos del catolicismo como la confesión y la comunión. Véase Leste, V. (16 de septiembre de 2020) ¿Qué es la indulgencia plenaria y su significado? CARF. https://carfundacion.org/blog/indulgencia-plenaria-que-es/
Notas de autor
armartinez@cualtos.udg.mx bzazil.camet@administrativos.udg.mx
