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Iván Rega Castro
Universitat de Lleida
España
Núm. 10 (2011): Arte e identidade, Colaboracións
DOI: https://doi.org/10.15304/qui.10.668
Recibido: 02-01-2013 Aceptado: 02-01-2013
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Resumen

Está claro que toda crisis en el “sistema del arte”, si está bien controlada, es un signo de vitalidad, antes que de agotamiento; de este modo, crisis puede identificarse simplemente con “cambio”. ¿Cuáles son entonces las condiciones que generan una situación de este tipo? En Santiago de Compostela alrededor de 1700, especialmente en el campo de la talla dorada y la retablística, se produjo un punto de inflexión en el “campo de producción” y un cambio de repertorio, promovido por los más dinámicos círculos artísticos y religiosos, capitaneados por Domingo de Andrade; una situación que está relacionada con la llegada a Santiago de Compostela de entalladores y escultores —José y Ciprián Domínguez Bugarín, Francisco de Castro Canseco— del sur de Galicia. Tal vez estos desarrollos del arte de la talla y la retablística hayan sido la manifestación de un nuevo “gusto” o sensibilidad estética que conocemos como “barroco aportuguesado”.
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