1. INTRODUCCIÓN
En los últimos años, la variación morfosintáctica ha centrado su atención, entre otros fenómenos, en estudiar la variación presente en el empleo de las personas del discurso en general (, ). En particular, se han hecho avances en lo que respecta a las formas de primera persona, gracias a la incorporación de novedosas perspectivas que aúnan lo estrictamente gramatical con lo discursivo y cognitivo.
La finalidad de este trabajo es presentar nuevos resultados que complementen los que previamente se han llevado a cabo sobre las formas de la primera persona del plural en el marco de los estudios de variación morfosintáctica (cfr. , , , ), pero con la consideración del tipo de verbo como factor covariante. La elección de las variantes expresa (nosotros/-as) u omitida ( ) de primera persona del plural en función de sujeto no es arbitraria, sino que se trata de un recurso de estilo. Para poder describir el significado derivado de su proceso de elección, nos apoyaremos en dos propiedades analíticas de utilidad que explican el significado de las variantes: la prominencia cognitiva y la informatividad textual. Es preciso señalar que dicho significado tiene su origen en la libertad de la que dispone el emisor para elegir la forma que más se ajuste al momento (). Por ello, entendemos que cada elección es creadora de un significado único que se proyecta en distintos estilos comunicativos, es decir, en una manera diferente de significar cuyo origen está en la forma en que se manifiestan ciertas características intrínsecas que no son exclusivamente gramaticales y que también se suceden en la comunicación. Por eso, el estilo comunicativo puede describirse en conjunción con determinados factores que coaparecen con las variantes (), como por ejemplo el tipo de verbo. En su conjunto, es posible concretar la mayor o menor presencia de la figura del sujeto cognitivo, lo que se traducirá en una mayor o menor subjetivación del discurso.
Para el análisis, se partirá de un corpus de textos del ámbito escolar redactados en un foro virtual educativo por alumnado de segundo de Bachillerato. De todos los casos identificados se determinarán sus cualidades generales y definiremos las tendencias observadas, habida cuenta de que cada variante indexa sus referentes de distinto modo según el contexto en que se encuentren.
2. LA VARIACIÓN MORFOSINTÁCTICA Y LA LINGÜÍSTICA COGNITIVA
2.1. Antecedentes teóricos
La extensión del método de la variación fonológica a la sintaxis dio sus primeros pasos con G. Sankoff () y , con el objetivo de encontrar una explicación a la variación que se daba en ciertas estructuras gramaticales y que no respondía a reglas categóricas, sino variables. En concreto, se opuso a los preceptos labovianos: cuestionó el supuesto valor de verdad de las variantes bajo la premisa de que estas no podían ser elegidas indistintamente y dudó de que la variación se produjese exclusivamente en su significado social, ya que para ella las variantes tienen distinto significado y son recursos de estilo (). Precisamente, el interés por acotar el significado de cada variante marcaría los pasos que la variación sintáctica daría en las décadas siguientes, en especial con la puesta en duda de ciertos planteamientos de . La aportación de pondría en tela de juicio el concepto de sinonimia y abriría el camino para encontrar una explicación a la noción del significado en sintaxis. También se hacía necesario definir con cierta exactitud el concepto de variable sintáctica más allá de la postura laboviana, que defendía la existencia de distintas formas de decir lo mismo, pues, en palabras de , tenía «serias limitaciones». Por eso, esta autora () defiende que el uso de una forma u otra está basado en una relación existente entre los participantes y su contexto.
Bajo estas circunstancias, los estudios de variación sintáctica comenzaron a advertir que resultaba indispensable explicar el fenómeno en relación con otros factores, en especial por la creciente necesidad de determinar el carácter social de las variables sintácticas. Para ello, se sirvieron de dos corrientes que estudian el entorno en que tiene lugar la comunicación: la pragmática y el análisis del discurso. Adoptar sus preceptos implica aceptar que la interacción integra todos aquellos aspectos sociales que tienen lugar en una situación de comunicación real (), que está condicionada por multitud de factores, internos y externos, que inciden en la construcción del discurso. Con estas aportaciones, la variación sintáctica incorpora el contexto en que tiene lugar la enunciación como un nuevo factor condicionante de su significado (). Se trata, pues, de un análisis más amplio que entiende que cada estructura sintáctica posee unas funciones comunicativas específicas, lo que daría lugar a la creación de significados distintos.
El constructo social que cada hablante configura de la realidad es precisamente una de las bases que impulsa el desarrollo de las teorías incluidas dentro de la lingüística cognitiva. Lo cierto es que el lenguaje es una actividad mental propia del ser humano como lo son las demás y, por eso, numerosos autores (cfr. , , Langacker , , ) asumen que la producción lingüística viene unida al significado expresado. En su etapa más reciente, la variación sintáctica ha adoptado algunos de sus preceptos, fundamentados en el experiencialismo; si la cognición está basada en el conocimiento del mundo, entonces la lengua también representa el constructo que cada cual configura de esa experiencia al tratarse de otro mecanismo cognitivo más. En otras palabras, cada variante mostraría una forma de significar diferente que tendría que ver con una distinta manera de representar la realidad (, ), lo que quiere decir que son el reflejo de la percepción de lo que nos rodea (). Por consiguiente, en el acto de comunicación tienen lugar procesos de tipo pragmático, relacionados con la propia producción del discurso en su entorno y la creación del significado, y los cognitivos, inherentes a la gramática.
La aportación de la lingüística cognitiva al estudio de la variación sintáctica ayuda a centrar el estudio en el uso de la lengua basado en el experiencialismo. Los beneficios que aporta esta perspectiva han supuesto un avance con respecto a los postulados de la década de los noventa y, en la actualidad, continúa enriqueciendo el estudio de los fenómenos sintácticos sujetos a variación porque favorece su explicación (, ). Con este, se desecha definitivamente el concepto de sinonimia para pasar a defender la capacidad de elegir entre varias estructuras gramaticales y crear un significado único en su discurso. Dichas estructuras, al ser reflejo de la realidad percibida por cada hablante, pueden relacionarse con ciertos factores sociales como la edad, el sexo/género o la clase social. Esto significa que la realidad se (re)construye de manera deliberada y constante a través de la lengua.
2.2. Las nociones analíticas de prominencia e informatividad
Para explicar el comportamiento de las variantes y su distribución cuantitativa, la variación morfosintáctica se sirve de dos nociones cognitivas inherentes a la gramática que nos dan información de importancia para interpretar su comportamiento y la conceptualización del significado que crean (, ). Estas nociones son la prominencia cognitiva, cuyo origen se sitúa en los principios de la gramática cognitiva (, ) y la informatividad textual, que proviene de la lingüística textual y, en concreto, de las siete normas de la textualidad propuestas por .
La prominencia cognitiva es una operación de conceptualización de la gramática cognitiva, propuesta por y . Se manifiesta porque existen ciertos fenómenos que son más propensos a atraer la atención. Por lo general, son más prominentes los referentes de aquellas unidades que se mantienen activas en el centro de atención (), esto es, que se pueden recuperar a través de procedimientos discursivos. A diferencia de lo que suele pensarse, esta no se manifiesta a través de la incorporación de elementos imprevistos que tengan como finalidad captar la atención del receptor; más bien lo hace cuando aumenta el grado de accesibilidad del referente en relación con su nivel de activación en la mente de los receptores (). Por ejemplo, en 1 el referente del discurso se mantiene activo en la mente del receptor a lo largo de la cláusula; lo consigue gracias a la omisión del pronombre.
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Si consiguiéramos cambiar la mentalidad de toda una generación acerca de este tema, dentro de unos cuantos años obtendríamos el resultado que tanto necesitamos (CINTE <Mood05>).
En este ejemplo, es precisamente el grado de prominencia de dicho referente el que facilita que la unidad se mantenga activada de manera constante a lo largo del discurso, además de por las circunstancias gramaticales y contextuales derivadas de su uso, lo que permite que sean recuperables gracias a otros elementos (), como los morfemas verbales (, ).
En el caso concreto de las primeras personas, la del singular (yo) posee el referente con mayor prominencia por ser la que indexa de forma directa al hablante (). Sin embargo, hay que tener en cuenta que la primera persona del plural (nosotros/‑as) no define con la misma nitidez la referencia, por lo que su prominencia cognitiva será menor. Por ello, la menor capacidad para acceder al referente dificulta la identificación de las personas que forman parte de él, y todo dependerá casi en exclusiva del análisis cualitativo de cada uso en su contexto discursivo, que es único.
La informatividad textual tiene su origen en la lingüística textual y en las siete normas de la textualidad propuestas por Beaugrande & Dressler (1997), con las que sistematizaban los principios fundamentales lingüísticos y contextuales que definían el texto como unidad. Cualquier texto necesita de cierto nivel de atención por parte del receptor, en especial cuando los elementos que aparecen en él son inesperados. Pues bien, la informatividad es el instrumento que establece el grado de previsibilidad de una unidad en función de si la información transmitida es novedosa o conocida (). Así, un elemento menos previsible sería más informativo, dado que requiere de un mayor esfuerzo cognitivo por parte del receptor. En el ejemplo 2, el pronombre goza de un alto nivel de informatividad al ocupar la posición pospuesta al verbo y tratarse de un elemento inesperado, dado que la omisión es la opción habitual.
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Todo lo que acabo de decir me hace sentir que vivo en una sociedad desequilibrada y además me hace recapacitar acerca de como se han de sentir las personas que no han tenido tanta suerte como la hemos tenido nosotros (CINTE <Mood05>).
Los estudios de las formas concluyen que la expresión y la omisión conceptualizan el referente de distinto modo: mientras que la omisión lo mantiene activado, la expresión lo presenta como elemento central en la enunciación (). Por eso, su elección y la colocación en la cláusula implican una relación distinta con respecto a su referente () que puede ser descrita a partir de las nociones cognitivas de prominencia e informatividad, que operan en su producción y que explican el funcionamiento de la variación en sintaxis. La frecuencia entre la expresión y la omisión da lugar a la gradación de estos parámetros, que se pueden ubicar en un continuum como el de la figura 1 (cfr. , ).
En suma, son las nociones de prominencia e informatividad las que favorecen la expresión o la omisión del pronombre, así como el lugar donde este se ubique. Como puede observarse, los principios que defendemos están sustentados en una visión menos binarista y más fluida de las características que presentan las variantes. El empleo de una u otra forma en cualquier situación comunicativa estaría determinado por dichas propiedades eminentemente cognitivas, que conducen a la creación del significado distinto, de manera que no existirían dos formas de decir lo mismo.
2.3. El estilo comunicativo y la aplicación de las nociones analíticas
La variación morfosintáctica ha encontrado un mecanismo para explicar cómo las variantes construyen un significado fundamentado en todos los aspectos discursivos y cognitivos que vienen implícitos en cualquier realización formal. El enfoque cognitivo está estrechamente relacionado con la visión constructivista del lenguaje, que entiende que este no responde a normas preestablecidas, sino a elecciones creativas (). Por eso, cada ejemplo representa una forma distinta de significar elegida en función de las necesidades comunicativas () de la situación de enunciación. El significado de cada variante, en consonancia con las nociones de prominencia e informatividad descritas con anterioridad, nos conduce a la creación de estilos comunicativos (cfr. , , ). Inicialmente, el estilo se concibió como una especie de variación que se producía en el discurso (), pero la necesidad de incorporar el factor social hizo que algunos autores situasen el foco de atención en la interacción como creadora de identidades () o entendieran la construcción del significado como una consecuencia del propio estilo (). Asumimos que la elección que hace el participante de las variantes morfosintácticas propicia la concepción del estilo como un mecanismo para construir y comunicar un significado en situaciones de interacción (, , ). La finalidad de dicho hablante es conformar su propia identidad, que se fundamenta en criterios cognitivos y sociales, y variará dependiendo de los objetivos que persiga (). Así, diferentes hablantes pueden tener distintos estilos, ya que estos tienen razón de ser en función de la elección que hagan de las variantes para la construcción de un significado u otro (). Por eso, los estudios de variación morfosintáctica consideran que las elecciones variables () contribuyen a la creación de significados sociosituacionales (, ).
Los estilos comunicativos pueden proyectarse en un continuum de mayor o menor subjetividad discursiva, en el que se ubicarían las distintas manifestaciones de la variación. Debemos advertir que la noción de subjetividad en lingüística no ha sido concebida de igual manera en todos los estudios y no existe unanimidad en cuanto a la definición de este término. , por ejemplo, defendió que la subjetividad se manifiesta cuando el hablante se posiciona como dueño de la enunciación. Bajo esta premisa, variantes como la expresión de la primera persona del singular constituirían una alta representación de la subjetividad, lo que, en palabras de Traugott (2010: 32), serviría para indexar el punto de vista o actitud del hablante. No obstante, asume que la subjetividad puede hacerse visible no exclusivamente a través de las personas del discurso, sino también mediante otros elementos que son capaces de regular la enunciación en términos de subjetividad. Mientras tanto, a diferencia de los postulados de , Langacker (2000: 25, 2006: 18) presenta una visión opuesta con respecto a la manera en la que se conciben los términos de subjetividad y objetividad; este autor entiende que una entidad objetiva es aquella que se explicita (por ejemplo, mediante deícticos) y queda focalizada, mientras que una construida subjetivamente es aquella que permanece fuera de la escena. De hecho, defiende que el hablante está objetivado en su mayor grado a través de la primera persona del singular (en inglés) porque se trata del principal objetivo de la conceptualización ().
Como se puede apreciar, en líneas generales, la subjetivación se define en función de la distinta implicación de quien enuncia el discurso, por lo que las diferentes variantes de la persona estudiada son recursos pragmáticos para moldear dicha presencia. En este trabajo, el concepto de subjetividad tiene que ver con la conceptualización del referente y su disposición con respecto a los elementos gramaticales concurrentes. Cuando la deixis señala a los sujetos, en especial a los de primera y segunda persona, el grado de subjetividad aumenta, puesto que el discurso se encuentra más cerca de la esfera referencial de los sujetos humanos, lo que da lugar a la presentación de sus valores u opiniones, en consonancia con las visiones de o , entre otros. Por ello, aumenta la involucración del participante en lo enunciado en la cláusula, ya que el mayor procesamiento cognitivo se sitúa en el referente del sujeto y esto se debe, fundamentalmente, a la gran carga informativa que ofrece la variante expresa. Por ende, la expresión del sujeto yo es un caso habitual de orientación del discurso hacia la subjetividad, ya que la distancia entre el referente y el agente de la enunciación es más estrecha. Mientras, la omisión conlleva un proceso de desubjetivación discursiva, esto es, un desplazamiento gradual hacia el polo de la objetividad, pues se focaliza más en el valor de verdad del contenido que en la relación entre el referente y el participante (). Algo similar sucede cuando se emplea la primera del plural, dado que está operando un proceso de desfocalización con respecto a la primera del singular. La desubjetivación también ocurre cuando se altera la estructura canónica SVO y el peso referencial se desplaza hacia la posición prototípica de los objetos (). En el ejemplo 3 el pronombre nosotros está ocupando el lugar del objeto, una opción comunicativa que le proporciona mayor contenido nocional del verbo y convierte al pronombre en el foco de lo que se predica en la cláusula.
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Además nos intentan convencer de «refugiar» (valga la redundancia) a familias o niños abandonados a su suerte, haciéndonos creer que los malos somos nosotros (CINTE <Mood02>).
En la gradación de la subjetividad, propone el concepto intermedio de intersubjetividad para referirse a la construcción del discurso desde un punto de vista compartido, donde también se pone de manifiesto cierto proceso de desubjetivación, pero sin implicar un alto grado de objetivación. Así, la referencia inclusiva de la audiencia podría interpretarse como un recurso que favorece la intersubjetividad porque el hablante, sin dejar de formar parte de dicha referencia, está proyectando su agentividad en los destinatarios.
Por lo tanto, la desubjetivación es un mecanismo discursivo-cognitivo cuyo funcionamiento queda reflejado a través de elecciones lingüísticas que conceptualizan de distinto modo la realidad en función de cómo se manifiesta el sujeto de la acción verbal. Según nuestra hipótesis, los referentes de las formas estudiadas son más o menos accesibles según el grado de prominencia cognitiva, la cual determinaría el empleo de una u otra variante. La expresión favorecería la creación de un estilo más subjetivo, en tanto que ayuda a poner en escena la participación de la referencia pluralizada, mientras que la omisión responde a la creación de estilos más objetivos, esto es, más alejados de la figura del agente. De esta manera, las opciones variables de la persona estudiada pueden ubicarse en un continuum de subjetividad, que se muestra en la figura 2.
A pesar de lo que se muestra en la figura 2, las formas del plural no poseen un alto grado de subjetividad, a diferencia de lo que sucede, por ejemplo, con la del singular, en cuyo caso la deixis parece señalar, con mayor claridad, al sujeto. No obstante, la elección de las variantes del plural es un mecanismo discursivo para construir mensajes que transmitan un mayor o menor grado de subjetividad, aunque su ubicación en el continuum vendrá determinada, como hemos señalado con anterioridad, por el empleo de cada variante en su contexto ().
3. LA PRIMERA PERSONA DEL PLURAL
El español posee dos formas de primera persona en función de sujeto: la del singular y la del plural. Esta última (nosotros, nosotras) engloba al hablante y una serie de referentes diversos (Aijón Oliva , , , , ; , , , , , entre otros). De manera tradicional, ha sido considerada el plural de yo, pero lo cierto es que este calificativo resulta vago e impreciso y, desde hace tiempo, son muchos los autores que no están de acuerdo con esta postura (, , , , , Serrano , , , entre otros). La poca transparencia de esta persona ha obligado a ahondar en la gestión de sus referentes, que parece girar en torno al grado de inclusión de los oyentes y de terceras personas en relación con determinados factores (, ).
En la pluralidad del referente suele autoincluirse el propio hablante (), aunque no ocurre así en todos los casos, dado que ciertas referencias, como el plural vocativo () o el sociativo () no incorporan, por razones eminentemente pragmáticas, al hablante, sino a los interlocutores. En cualquier caso, la inclusión de otras personas del discurso distintas al hablante «dependerá del significado que se quiera construir» (). A su vez, como las variantes expresa y omitida conceptualizan de diferente manera el significado, que puede explicarse a través de los distintos grados de prominencia e informatividad que adquieren dichas variantes (), cada forma estaría mostrando una distinta manera de referirse a los integrantes de dicha referencia, la cual ya es por naturaleza amplia e inespecífica.
Los estudios de variación realizados sobre la variante omitida del sujeto han demostrado que parece ser la opción más frecuente (Aijón Oliva , , , , ) por estar favorecida por el alto grado de accesibilidad que le otorga la prominencia del referente (), que la mantiene activada a lo largo del discurso, como se aprecia en 4.
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Desde pequeños, tenemos el derecho de amar y de elegir a la persona con la que queremos estar y no debemos tener miedo (CINTE <Mood07>).
Sea como fuere, los valores de pluralidad parecen diferir cualitativamente en función del significado que se quiera construir. En un primer grupo de casos están integrados el hablante y un grupo de personas del que este forma parte, sin estar incluida la audiencia (, ); por eso, recibe el nombre de plural exclusivo, una referencia de utilidad para diluir la presencia del participante o mitigar su implicación con respecto a lo que se dice, «aun cuando el hablante es singular» (), en especial en aquellos casos en los que su imagen pueda verse amenazada (). En el ejemplo 5 la elección de la forma del plural frente a un hipotético singular está promovida por la necesidad del participante de reducir su responsabilidad frente al contenido emitido, como ya observó , para lo que incluye en la referencia a otras personas que no estaban presentes en la situación de enunciación.
No obstante, cabe la posibilidad de que lo que se predica en la cláusula concierna por igual al hablante y a una pluralidad más amplia e indeterminada. Se trata de un segundo grupo de casos en los que la variante omitida no solo incluye al sujeto singular y a otras personas, sino a la audiencia. Por lo general, el hablante entiende que dicha audiencia es corresponsable de lo emitido (, ); por eso, se alude a este uso como inclusivo. Su finalidad es apelar al resto de personas que no son el interlocutor para que se sientan parte de lo que expresa. En los ejemplos 6 y 7 el contenido implica una audiencia amplia e inespecífica de la que el participante forma parte; en estos casos, la expresión no es necesaria porque los referentes tienden a ser cognitivamente prominentes debido al tipo de discurso en que se inserta la variante.
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En conclusión, creo que la sociedad en general no es consciente de donde estamos hoy, y donde podemos estar mañana, debemos aprender a valorar lo que tenemos, porque nadie regala nada en esta vida (CINTE <Mood05>)
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La sociedad está avanzando, aunque a pequeños pasos, cierto es que necesitamos más educación (CINTE <Mood06>).
La variante omitida es habitual por la necesidad del hablante de eludir su responsabilidad y desdibujar la propia referencialidad (); por eso, se presenta como un recurso que favorece la modalidad epistémica (), esto es, aquella apropiada para señalar el grado de certeza que se asocia con determinada afirmación. En el ejemplo 8, el participante recurre a este recurso como mecanismo para incluir al resto de personas en una afirmación que asume como compartida o consabida.
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Podríamos intuir que es en África ya que es uno de los sitios más pobres del mundo. Ya sabemos que es un lugar con bastante pobreza (CINTE <Mood05>).
A diferencia de la variante omitida, la expresión resulta útil para indexar al propio hablante y hacer partícipes a otras personas a las que el interlocutor involucra en el contenido de lo enunciado. Los casos de expresión suelen darse en aquellos contextos en los que el referente no incluye a una gran audiencia indeterminada, sino al participante y a un grupo más acotado de terceras personas (, ). Son casos prototípicos, por tanto, de una referencia exclusiva. En 9, la informatividad del referente sitúa en la escena comunicativa a un conjunto de personas que puede delimitarse (los estudiantes españoles) a través de la expresión del sujeto, frente a una pluralidad mucho más amplia.
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Esta imagen refleja que hay personas que con mucho menos valoran las cosas, en este caso la educación, nosotros afortunadamente tenemos los recursos y las condiciones ideales para nuestro aprendizaje (CINTE <Mood05>).
Para , este pronombre invoca «una responsabilidad moral más indefinida respecto a cierta comunidad de pertenencia». Su rentabilidad discursiva garantiza hablar en nombre de otras personas que son miembros de una colectividad en la cual el hablante es también parte implicada, pero en particular en aquellos casos en los que el participante desea alejarse del contenido de lo que transmite para reducir su grado de implicación. observó que, en el caso del discurso político, el empleo de la primera persona del plural tiene como objetivo, precisamente, «distribuir la responsabilidad entre varios sujetos» para evitar que esta recaiga en exclusiva sobre una única persona. Este tipo de contextos favorece la expresión, promovida, como ya hemos señalado, por el alto grado de informatividad del referente. En 10, la variante expresa no solo hace presentes a los referentes, sino que acota la pluralidad inespecífica de una hipotética forma omitida; de este modo, lo expresado se encuentra más cerca de la esfera comunicativa del sujeto (, ) y el contenido de lo enunciado se muestra como una experiencia exclusiva del interlocutor y del resto de personas incluidas en el referente.
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Para que luego muchos de estos chicos y chicas, no atiendan ni se acuerden de nada y estén destinados a trabajar y casarse jóvenes, mientras que nosotros estamos quejándonos de la mala vida que tenemos los estudiantes (CINTE <Mood05>).
En suma, la primera persona del plural presenta rasgos variados que responden a las distintas formas en las que se puede gestionar su referencia, según estén más o menos presentes en la misma el conjunto de terceras personas o la audiencia. Ahora bien, el análisis cualitativo y cuantitativo de cada variante determinará el grado de exclusión o inclusión de la audiencia y el significado creado en la enunciación. La conceptualización de la prominencia y de la informatividad describe la distancia existente entre dichos referentes y el contenido proposicional del discurso, la cual va en aumento a medida que el hablante busca no estar presente en la escena comunicativa.
4. METODOLOGÍA
Para el análisis de las formas estudiadas, se ha partido del Corpus de Interacciones Escritas (CINTE), hasta ahora inédito, compuesto por discursos escritos redactados por 43 estudiantes de segundo curso de Bachillerato de un centro educativo de Gran Canaria (España). Dicho corpus lo conforman un total de 63 624 palabras y fue elaborado a partir de diez estímulos propuestos al alumnado, como vídeos musicales, campañas de concienciación, anuncios publicitarios o textos periodísticos, con el objetivo de que redactasen una pequeña disertación sobre lo que les sugería cada uno. Los temas que abordaban dichos estímulos tenían que ver con la contaminación, la pobreza o la discriminación, entre otros. Los textos debían ser publicados en un foro de un aula virtual de Moodle, de modo que se diera la posibilidad al alumnado de establecer un debate en el que intercambiara puntos de vista sobre el estímulo sugerido; no obstante, cada foro se convirtió más bien en un tablón en el que cada cual compartía su texto a modo de reflexión, por lo que la interacción se redujo al mínimo.
Los textos no se han acotado dentro de ningún género discursivo porque no se considera determinante la clasificación, sino más bien la forma en que el participante se muestra en su discurso a través del texto que escribe libremente, el modo en que gestiona su presencia a través de las variantes y el impacto que todo ello tiene en la comunicación; de esta manera, pueden identificarse tendencias generales en el uso sin restricciones que desdibujen la repercusión del fenómeno de variación estudiado.
El análisis de los textos se centró en encontrar todos los ejemplos de primera persona del plural en función de sujeto. Una vez identificadas las variantes, se cuantificaron midiendo la frecuencia relativa mediante el cálculo de porcentajes gracias al programa Rbrul (). Además, se aplica la metodología de la variable absoluta (Aijón Oliva & Serrano 2012), la cual ayuda a describir cada fenómeno y las tendencias observadas no en relación con otros fenómenos similares, sino con el contexto discursivo en general. Para ello, se cuantifica la frecuencia de un fenómeno con respecto al número de palabras que compone el corpus tras haber multiplicado los casos por diez mil, como muestra la figura 3.
De la misma manera, para determinar la configuración del significado en relación con las formas verbales que coaparecen con las variantes, partiremos de una reelaboración propia de la clasificación propuesta por , basada en el análisis sintáctico y semántico de los verbos en español, a la que hemos añadido las formas perifrásticas. En la tabla 1 se recogen los diferentes tipos de procesos considerados junto a una serie de ejemplos que ilustran cada subtipo verbal.
Determinados factores sociodiscursivos y contextuales ayudan a entender la distribución de las elecciones comunicativas y, por consiguiente, a explicar el estilo comunicativo. Precisamente, entre ellos debe figurar el tipo de verbo que coaparece con las variantes. El análisis cualitativo a propósito del contexto verbal en el que se indexa el referente es relevante para entender el comportamiento de cada variante y poder concretar los motivos discursivos, cognitivos y pragmáticos de cada elección lingüística.
5. RESULTADOS
Una vez extraídos los casos de primera persona del plural y sus respectivas variantes, de un primer análisis se evidencia la clara preferencia por las formas omitidas, como se muestra en la tabla 2, lo que las convierte en la variante prototípica.
Se trata de un resultado similar al mostrado en estudios previos (, , , , ), en los cuales también se evidencia una alta tendencia a prescindir del sujeto expreso. El escenario en que tiene lugar la situación de comunicación podría servir de explicación a la rentabilidad comunicativa de las formas de primera persona del plural. Los canales de comunicación en línea donde existe interacción son cada vez más frecuentes () y el concepto de red del que forman parte todos los participantes podría estar empujándolos a construir un discurso más cooperativo o empático, en tanto que las acciones presentadas se sobreentienden como compartidas. Además, cada participante es consciente de que está publicando su mensaje en un espacio de colaboración donde hay más personas que pueden leer su aportación, por lo que las formas del plural podrían servir para minimizar su presencia agentiva y, a su vez, establecer interconexiones con el resto de su clase.
Por su parte, la variación entre las formas expresa y omitida parece estar cumpliendo lo que denominó función interpersonal, es decir, aquella que es apta para mostrar la relación que existe entre los participantes del discurso, la cual favorece una mayor prominencia de los referentes y, por consiguiente, un mayor predominio de la variante omitida. Dicha función cumple con el objetivo de, por ejemplo, apelar o incluir a los destinatarios del discurso y, por consiguiente, presentar el contenido como más cercano o compartido. Por ejemplo, en 11, la presencia de dicha variante permite conformar una idea de colectividad asumida por el agente de la enunciación, y que podría ser validada por los destinatarios que se sientan incluidos en la referencia, máxime si se tiene en cuenta la situación de comunicación concreta y la necesidad de querer mostrarse como miembro de un grupo.
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Si de aquí a unos años no mejoramos esta situación vamos a acabar con el planeta en el que hoy en día vivimos (CINTE <Mood10>).
Ejemplos como el anterior se incluyen en un gran grupo de casos de variante omitida que parecen señalar, además de al participante que escribe, a un amplio colectivo de personas cuya referencia no es identificable con facilidad, ya que exclusivamente el morfema verbal no nos permite conocer con certeza qué personas forman parte de la pluralidad de esta persona. En 12, la descripción de un comportamiento generalizado se lleva a cabo a través de la primera persona del plural porque el participante presupone que se trata de un hecho habitual y compartido, por lo que resulta más adecuado recurrir a la omisión, favorecida por la prominencia del referente.
- (12)
Los regalos, esa forma de demostrar a un ser querido lo mucho que la queremos y que normalmente demostramos con algún objeto material como puede ser un móvil, un coche, un videojuego… (CINTE <Mood03>).
Aunque el contexto discursivo podría hacernos pensar que la referencia engloba al participante que escribe, al resto de su clase y, además, al docente, no es posible hacer esta afirmación porque la variante omitida, por sí sola, propicia la desfocalización.
Desde el punto de vista pragmático, la omisión podría estar sirviendo para establecer una relación de cercanía e identificación con los demás, ya que las vivencias son compartidas, una referencia que interpretó como un recurso para crear una conexión social o emocional con el interlocutor. A su vez, el participante podría estar desempeñando una función persuasiva a través de la variante omitida. Este valor pragmático fue observado por en el análisis del discurso político y, precisamente, a través de un «nosotros incluyente» observa la finalidad de convencer al destinatario de la enunciación. No obstante, la amplitud referencial de esta forma y la dificultad para identificar con precisión la referencia, en especial cuando se trata de la variante omitida, no deja de ser también una estrategia discursiva de difuminación agentiva que permite al participante alejarse del contenido enunciado (). Véase el ejemplo 13, en el que la participación de una audiencia indefinida aporta al referente una escasa nitidez en un contexto enunciativo conflictivo.
- (13)
Estoy de acuerdo con el rapero porque para la corona no somos personas somos simples marionetas (CINTE <Mood09>).
El ejemplo anterior es una clara denuncia a la monarquía española, a quien se hace responsable de una situación determinada, a juicio del participante. Sin embargo, la conceptualización del referente se hace a través de la omisión de la primera persona del plural, que incluye a todas las personas, estén de acuerdo o no con su afirmación, por lo que se trata de la manifestación velada de una opinión, que además asume como compartida por la colectividad. Se trata de un uso desplazado de la primera persona del singular como recurso de atenuación de la presencia del agente, que puede ser útil bien en los casos en que la realidad descrita resulte ser menos reprochable o aceptada por la colectividad, bien en circunstancias que puedan perjudicar la imagen del participante o señalarlo con mayor claridad. Es lo que ocurre también en 14, un ejemplo en el que el participante reflexiona sobre cómo las personas experimentan la dependencia de los móviles; lo hace a través de la variante omitida del plural, pero probablemente como proyección colectiva de sus propias vivencias.
- (14)
De esto habla el video, de que no parecemos idiotas ante un móvil, sino que lo somos, estamos tan dependiente a un aparato electrónico que si a ese aparato le pasa algo no sabemos que hacer, nos perdemos e incluso nos deprimimos (CINTE <Mood08>).
La identificación de la referencia de la variante omitida es un trabajo arduo a menos que se preste atención a otras piezas léxicas del contexto discursivo que le den cierta visibilidad, siempre y cuando sean indexadas, como «los jóvenes» o «los seres humanos». Obsérvense los ejemplos 15 y 16, en los que dichos elementos ayudan a centrar la atención en un colectivo específico, a pesar de que sigue transmitiendo un sentido de vaguedad o amplitud referencial.
- (15)
Estudiar es un derecho que tenemos todos los seres humanos pero no lo hacemos a la misma calidad (CINTE <Mood05>).
- (16)
Como ya habremos oído, los jóvenes estamos empezando a tener un pico positivo en esta conducta machista, inexplicablemente (CINTE <Mood04>).
asume que, al igual que en los casos anteriores, la primera persona del plural se percibe como la opción más adecuada para tratar problemas generales de tipo social que afectan a todo el mundo y donde el participante de la enunciación no está directamente involucrado. Ello vendría a confirmar la gran utilidad de esta variante para minimizar la presencia del agente en favor de la colectividad, como también sucede en 17, donde un hipotético empleo de la primera persona del singular podría afectar la imagen del participante.
- (17)
Los humanos somos crueles, si crueles, sin saber podemos hacer sufrir a una persona con nuestras palabras (CINTE <Mood01>).
En casos como este, los participantes recurren a la omisión cuando, a pesar de querer mostrarse como parte implicada en lo referido en el contenido, prefieren quedarse en un segundo plano para propiciar que el peso de lo enunciado recaiga en menor medida sobre sí mismos y más sobre otros referentes que, además, se indexan a través de un sujeto léxico (los humanos) diferente a la persona del discurso (nosotros), por lo que la carga de responsabilidad se diluiría.
Es muy habitual que los participantes recurran al plural para describir los estímulos que los han llevado a la redacción del discurso. Hay que considerar nuevamente que el contexto en que tiene lugar la situación de comunicación es un foro habilitado para el acceso del alumnado de un mismo grupo y las producciones escritas tienen como destinatarios en potencia a dichos estudiantes, además de al docente. Por eso, la referencia podría estar incluyendo a un grupo de personas más acotado, como sucede en los ejemplos 18, 19 y 20, aunque la finalidad sigue siendo la de integrar en su enunciado a quienes considera partícipes en el contenido sin que estos puedan ser acotados.
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Como podemos observar se trata de un lugar con pocos recursos y unas condiciones muy pésimas (CINTE <Mood05>)
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¿De verdad es tan magnífico como lo plantea mucha gente? Vemos que tristemente, el plástico llega a ser deparado hacia una pequeña Isla de ahí llamada Thilafushi, un gigantesco vertedero flotante (CINTE <Mood10>)
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En el video podemos observar en un primer plano dos bandos de diferentes colores, azul para los chicos y rosa para las chicas (CINTE <Mood06>).
Parece probable que la elección del plural venga motivada por la necesaria inclusión de la audiencia en el referente (cfr. Aijón Oliva , , , , ). En casos como este, el participante sale de su «esfera individual» () para posicionarse a la misma altura que otro grupo de personas con las que parece compartir la información. Por ejemplo, en 21 recurre al plural para describir las características de un vídeo musical de un rapero español; lo hace empleando la forma podemos + infinitivo para acotar la deixis en torno a quienes se están enfrentando al mismo estímulo, mientras que el lexema tenemos posee una referencia mucho más amplia que no establece el límite en el mismo conjunto de personas que el verbo anterior.
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En este video podemos ver que se le hace una crítica a la monarquía que tenemos hoy en día (CINTE <Mood09>).
La opción de significado que aportan verbos como podemos ver, vemos u observamos, en lugar de puedo ver, veo u observo hace partícipe al receptor de lo enunciado (), lo que refuerza la mayor carga objetiva de la variante plural. La frecuencia de aparición de construcciones verbales como las descritas es alta. De hecho, tienden a coaparecer, además de con las perífrasis, con los verbos de proceso relacional, y cualquiera de esas u otras formas verbales utilizadas podría estar escondiendo una referencia distinta en cada caso (). En la tabla 3 se recoge la frecuencia de aparición de los procesos verbales y las formas del plural en su variante omitida en términos relativos y absolutos.
La atención que se ha prestado a los verbos que coaparecen con las formas del plural no establece, en palabras de , una tendencia clara en relación con la omisión y la expresión. La escasa recurrencia de uso de la expresión ha limitado el objeto del análisis a identificar los tipos de verbo que acompañan a esta forma. Este autor, en un análisis de las frecuencias de uso de cada forma verbal con el pronombre omitido, señala como las tres más habituales tenemos, vamos a y estamos. En nuestro trabajo hemos observado que la coaparición de verbos de proceso relacional o perífrasis modales con las formas de primera persona del plural, más concretamente con su variante omitida, da lugar a la creación de un significado sociosituacional basado en la modalidad epistémica y, por tanto, orientado hacia la objetividad. En concreto, como recoge la tabla 4, son frecuentes aquellos verbos cuyo significado está más restringido a la descripción de situaciones que, en mayor o menor medida, el participante entiende como compartidas por la pluralidad incluida en el referente. En todos los casos, la omisión es la opción elegida.
Son habituales las estructuras perifrásticas de tipo modal, como la que se presenta en el ejemplo 22, puesto que refuerzan el sentido de complicidad y responsabilidad compartida frente a realidades poco cuestionables, conocidas o asumidas socialmente; por eso, la coaparición de este tipo de procesos con la variante omitida del plural resulta apropiada para reflejar la modalidad epistémica.
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Tenemos que guiarnos por nuestro corazón más que en nuestro propio cerebro, por el contrario, nunca podremos ser felices (CINTE <Mood07>).
También están presentes los verbos de cualidad o estado ser y estar, como el que se observa en el ejemplo 23, que implican un significado que se presupone (), lo que refuerza la veracidad de lo dicho y da lugar a ideas que se acercan más a lo epistémico, esto es, a la expresión de conjeturas fundamentadas en evidencias que se consideran ampliamente aceptadas, lo que vendría a confirmar la rentabilidad de esta variante cuando el contenido del discurso es compartido o presupuesto.
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¿Por qué elegimos a personas tan egoístas para que lideren nuestro país? Estamos ante una situación horrible (CINTE <Mood05>).
El significado de las formas omitidas conduce a la creación de un estilo más tendente a la objetivación (), es decir, a la menor implicación del sujeto en la situación comunicativa como estrategia disuasoria. La variante omitida proporciona un significado que resta responsabilidad al participante sobre lo transmitido en el contenido de la cláusula, pues conlleva menos compromiso desde el punto de vista discursivo () con respecto a la expresión. Por el contrario, favorece un discurso en el que prima el sentido de compromiso social de los referentes integrados en dicha variante; con lo cual, se pone de manifiesto la intersubjetividad como mecanismo para establecer una vinculación entre participante y audiencia en situaciones que expresen solidaridad o empatía. La referencia señala a un conjunto de personas en el que están incluidos el emisor y los receptores potenciales, con lo que la inclusión de la audiencia promueve que la enunciación avance hacia la objetivación del discurso. En 24, por ejemplo, se evidencian valores de intersubjetividad a través de la variante omitida y su coaparición con la perífrasis deber + infinitivo, que por sí misma ya implica recomendación, necesidad u obligación.
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No todas las personas encontraremos la felicidad del mismo modo, pero si una cosa esta clara, es que para encontrarla primero debemos querernos a nosotros mismos tal y como somos (CINTE <Mood04>).
En lo que concierne a la expresión, como ya mencionamos, las recurrencias en este corpus son escasas. En principio, todos los casos analizados se reducen a contextos en los que el valor de lo transmitido nos lleva a la referencia yo + otras personas, sin incluir a la audiencia. Cuando el participante quiere distinguir a un grupo de personas de otro que no comparte la realidad representada a través de la acción verbal, la variante expresa parece más conveniente. De esta manera, el participante y las restantes personas integradas en la referencia permiten presentar una identidad común, lo que ayuda a diferenciarlos, a su vez, de otro grupo de iguales que no estarían implicados. Es lo que ocurre en 25, un ejemplo en el que el participante reflexiona sobre la realidad de la que forma parte; este se indexa a través de la presentación de los protagonistas de la acción (quien escribe y los demás estudiantes de, probablemente, su clase, instituto, región o país).
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Niños que no tienen los recursos que nosotros tenemos y que son obligados a trabajar desde muy temprana edad en trabajos de condiciones infrahumanas (CINTE <Mood05>).
Desde el punto de vista cognitivo, la expresión acota la referencialidad y sitúa al interlocutor más cerca de la responsabilidad de lo expresado, aunque sin dejar de compartirla con el resto de los participantes. A diferencia de lo que sucede con la omisión, cuando la variante expresa se indexa en la cláusula, participante y resto de personas se muestran con mayor nitidez como experimentantes o responsables de la acción verbal, aunque puede que no sea posible acotar quiénes son esas «otras personas». En la variante expresa se percibe, por ende, una mayor implicación o compromiso colectivo con respecto a lo enunciado en la cláusula; es lo que se ha denominado peso pragmático () o realce pragmático (), que podría estar directamente vinculado con la visibilidad que le otorga a la referencia el empleo de una u otra variante. La referencia exclusiva o plural exclusivo parece ser más común cuando el pronombre aparece expreso (, , ). En el ejemplo anterior, pero también en 26, los participantes analizan las diferencias que existen entre la educación que reciben en España y la de los países subdesarrollados; por eso, recurren a la variante expresa para delimitar la pluralidad (el agente y el resto de los estudiantes).
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Y mientras nosotros nos quejamos de que son demasiadas horas de clase, de que marcan muchos deberes para casa (CINTE <Mood05>).
Al tratarse de textos elaborados por estudiantes, cabe esperar que la referencia incluya al resto de personas de su clase, su instituto o, en general, todos aquellos que se encuentren estudiando y sean jóvenes, pero no al resto de la audiencia. Ello favorece una más clara indexación de quien enuncia el mensaje, de modo que el referente del pronombre expreso queda más restringido debido a la carga informativa que le otorga la expresión, aunque esto no siempre significa que los participantes puedan ser identificados con facilidad. En cualquier caso, la expresión ayuda a presentar una identidad compartida entre el participante y el resto de las personas que conforman la referencia. La reacción ante un vídeo sobre las consecuencias del vertido de plásticos al mar se formula a través de la variante expresa y nos conduce nuevamente a la referencia yo + otros, como sucede en 27, e incluso se indexa en la cláusula cuando su referente ya estaba activado con anterioridad, como ocurre en 28, pues la expresión aumenta el nivel de concreción referencial.
- (27)
Este mundo, antes de que nosotros lo hayamos corrompido, era precioso en su simpleza. Los que lo habitaban no destruían ni hacían daño a lo que les estaba dando la vida (CINTE <Mood10> )
- (28)
Debemos de hacer conciencia y evitar seguir destruyendo el planeta, vivir en armonía con la naturaleza, ya que nosotros somos los únicos culpables de este gran problema (CINTE <Mood10>).
En 28, la variante expresa no ayuda a delimitar una pluralidad concreta, pero sí se quiere hacer énfasis en la participación o el compromiso grupal sobre lo expresado; además, llama la atención que se indexe cuando su referente ya había sido activado en la cláusula con anterioridad; esto ocurre porque en el primer caso se está presentando un contenido más general, mientras que en el segundo hay un mayor nivel de precisión con respecto a lo que se afirma, con la finalidad de resaltar la implicación de las personas que conforman la referencia de la variante expresa.
Parece que la expresión suele ser más recurrente en contextos que apelan a la responsabilidad social o el compromiso que señala a la colectividad de situaciones que afectan a quienes componen la referencia pluralizada, como en 29; la expresión, en este caso, sirve para evidenciar un sentido de pertenencia al grupo, inclusive si se trata de eventos que pueden afectar a la señalada colectividad o generar confrontación.
- (29)
Habría que concienciarse más sobre estos temas y cambiar nuestro comportamiento, aportando nuestra ayuda para cambiar el curso de nuestro planeta, liberándolo así de todos los perjuicios que nosotros mismos hemos creado (CINTE <Mood10>).
A pesar de lo anterior, la delimitación de la referencia no resulta tan clara aun tratándose de la variante expresa; ni siquiera parece que en todos los casos se esté excluyendo al destinatario o a la audiencia, pues se evidencia cierto grado de empatía que permite que este recurso pueda también indicar una referencia inclusiva. En el ejemplo 30, a pesar de la indexación de la variante expresa, no es posible determinar con nitidez quiénes componen la referencia ni parece del todo claro que pretenda excluir a una audiencia que pueda sentirse aludida.
- (30)
Que quiero decir con esto, nosotros mismos somos nuestro peor jurado. Nos imponemos cánones y roles de belleza con los que supuestamente nos veríamos cómodos (CINTE <Mood04>).
La referencia exclusiva de la audiencia se pone de manifiesto, por tanto, a través de la variante expresa, aunque es posible encontrar casos dudosos en los que la expresión parece también incluir a los destinatarios del discurso, lo cual parece rentable en contextos donde se llevan a cabo afirmaciones que pretenden señalar la casi irrefutable implicación de la colectividad.
Aunque resulta difícil encontrar un patrón de covariación al tratarse de una variante muy poco empleada, se observa que el mayor porcentaje de casos de expresión se da con procesos de tipo material y relacional, así como las perífrasis tempoaspectuales, como queda recogido en la tabla 5.
Los verbos de proceso relacional, como el del ejemplo 31, son aquellos que indican atribución o posesión, mientras que los de proceso material, ejemplificados en 32, todo aquello que no tiene que ver con lo mental.
- (31)
Nosotros tenemos el poder de cambiar nuestro mundo sólo es necesario un compromiso y estar conscientes de ello (CINTE <Mood10>)
- (32)
Cuando seamos capaces de darnos cuenta de que nosotros somos el cáncer para este planeta, sólo entonces, seremos capaces de avanzar y cambiar (CINTE <Mood10>).
La necesidad de poner énfasis en el involucramiento de la pluralidad en las acciones que se insertan en el discurso propicia que este tipo de procesos verbales tiendan a favorecer la variante expresa, pero lo cierto es que su uso se circunscribe a contextos muy específicos que guardan relación con la voluntad del participante de señalar con mayor o menor claridad a las personas implicadas. Según , la variante expresa del sujeto podría relacionarse con la participación de un agente en acciones evaluadas positivamente, pero los contextos analizados en este corpus parecen emplearse, más bien, para poner énfasis en procesos en los que el sujeto queda marcado de forma negativa por ser corresponsable de acciones de diverso tipo que afectan a quienes integran la referencia, como puede observarse en 33 y 34.
- (33)
La culpa de la belleza tan radical es de los cánones de belleza que la sociedad y nosotros mismo nos exponemos (CINTE<Mood04>)
- (34)
Existen niños y adolescentes que en discordancia con nosotros no le hes brindada esa magnífica posibilidad de estudiar, eso que nosotros aborrecemos para ellos es un lejano anhelo (CINTE<Mood05>).
La elección de la variante expresa parece apropiada para distribuir la responsabilidad entre quienes se incluyen dentro de dicha referencia y poner el foco en su participación, usualmente sin que la audiencia se vea implicada. Por lo general, la expresión se asocia con un discurso que aumenta la subjetividad () y tiene un objetivo cohesionador relacionado con la implicación comunicativa de una pluralidad de la que no suele formar parte la audiencia. Se corresponde con una disminución del grado de prominencia y, por consiguiente, con un aumento de la informatividad, que tiene su origen en la necesidad del participante de hacer palpable su participación en la enunciación. En este contexto, es posible encontrar referencias exclusivas de la audiencia que aluden casi con total nitidez a quien escribe y a un conjunto de personas del que el participante forma parte (en general, los estudiantes); sin embargo, no es posible generalizar, pues se han hallado casos en los que la expresión del sujeto se presta a ambigüedad referencial.
La tendencia a la objetivación del discurso se consigue gracias a la variante omitida como mecanismo para diluir la presencia del yo en la escena comunicativa, por lo que se trata de un recurso discursivo de utilidad cuando quieren construirse discursos más cercanos a valores epistémicos, pues la reducción de la agentividad que se logra a través de la variante omitida juega en favor de la presentación de contenidos consabidos o presupuestos. Cuando se quiere evitar un señalamiento directo como responsable de una opinión o valoración, los participantes recurren a la variante omitida como mecanismo para construir un discurso que se sustenta en verdades aceptadas o conocidas por los demás para que, así, se pueda conseguir la aprobación de la audiencia a través de un discurso más conciliador, en particular cuando se trata de un espacio en línea donde se propicia la interacción a través de respuestas enlazadas.
Los valores de la primera persona del plural en función de sujeto fluctúan, pues, en un continuum que está determinado por la amplia referencialidad y su influencia en la omisión o expresión, como respuesta a las nociones analíticas de raíz discursivo-cognitiva. Dichas formas permiten crear estilos comunicativos que se proyectan en la noción gradual de la subjetividad del discurso, si bien las distintas variantes de la primera persona del plural son estrategias comunicativas que se emplean como mecanismos desubjetivadores, según cómo se evidencie la presencia del yo y de la colectividad en la referencia (figura 4).
La variante expresa de primera persona del plural, en su forma exclusiva de la audiencia, se ha definido como más habitual en el discurso escrito que en el oral y parece más adecuada para la redacción de noticias o entrevistas (). No obstante, en el corpus analizado los ejemplos de exclusión son poco frecuentes y todos parecen remitir a esa referencialidad compartida, bien sea a través de la expresión o la omisión, como muestra el ejemplo 35, probablemente por alejarse de dichos géneros sociodiscursivos.
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Sabemos que se presta mucha atención a la belleza física y que nosotros mismos, de una manera u otra, estamos influenciados por ello (CINTE <Mood04>).
Por el contrario, la forma inclusiva de la audiencia parece más habitual en textos de opinión (), más relacionados con la argumentación o persuasión. Se trata, sobre todo, de presentar el contenido como compartido y no tanto como si fuese la mera perspectiva del interlocutor. La alta recurrencia del plural inclusivo conduce a la creación de un estilo que fluctúa en los valores de objetividad baja, frente a lo que ocurre en el caso de la expresión. Por eso, el elevado número de casos de la variante omitida nos hace pensar que los discursos elaborados tienden a la desubjetivación. Nos encontramos, por tanto, ante una presentación desfocalizada del agente de la enunciación, que prefiere recurrir a la omsión como estrategia de difuminación ante afirmaciones de diverso tipo que, en este conjunto de textos, tienen que ver con la presentación de acciones compartidas, verdades universales o hechos evidentes o conocidos. Ello se evidencia no solo a través de los valores pragmáticos que adoptaría el discurso (solidaridad, persuasión o corresponsabilidad, entre otros), sino mediante la coaparición de formas verbales que propician la descripción del estado de las cosas o la adhesión de la audiencia a las afirmaciones enunciadas, como garantía para que el participante proteja su propia identidad y se sienta arropado por la colectividad.
6. CONCLUSIONES
El estudio de la variación morfosintáctica ha evolucionado gracias a la contribución de diversas corrientes que se han desarrollado con el paso de los años hasta llegar a lo que es hoy en día: una sólida teoría que acude a las propiedades cognitivas inherentes de la gramática para explicar el significado sociosituacional de las variantes y la creación de estilos comunicativos (, ). Este trabajo aborda, a partir de dichas propiedades, las implicaciones discursivo-cognitivas que están detrás de la elección de las variantes expresa y omitida de la primera persona del plural como recurso para indexar de distinto modo al hablante y al resto de las personas.
En primer lugar, podemos afirmar que la referencialidad inespecífica de la primera persona del plural contribuye a difuminar la presencia del participante, a diferencia de lo que ocurre con la del singular. Esto sucede tanto en las formas inclusivas como exclusivas de la audiencia, cuyas referencias mitigan el peso de lo expresado al incluir a otras personas que cargan también con la responsabilidad de lo enunciado.
En cuanto a la forma inclusiva, que parece ser la referencia más frecuente en este corpus, tiende a construir un significado basado en la mayor objetividad del discurso, en especial a través de la variante omitida. La prominencia de los referentes hace que estos sean accesibles y, por tanto, se hace menos necesaria su formulación al mantenerse activados durante el discurso. La omisión favorece que la información presentada se muestre como veraz y menos cuestionable; por ello, se sitúa en el extremo de la objetividad. La coaparición de esta variante con procesos vinculados a la descripción de realidades también contribuye a alejar su significado de la esfera comunicativa del sujeto, de ahí que la omisión se convierta en la variante prototípica.
Por otro lado, las formas exclusivas, al dejar al margen a la audiencia, tienden a construir un significado basado en la mayor subjetividad del discurso, presente especialmente en la variante expresa, promovida por el alto nivel de informatividad de su referente. La expresión parece ser más habitual con verbos de proceso relacional, como ser, o perífrasis tempoaspectuales, como empezar a + infinitivo, pero lo cierto es que resulta necesario seguir analizando los patrones de covariación de esta variante que, por otro lado, es muy poco recurrente.
En definitiva, el análisis de las formas estudiadas demuestra su amplia versatilidad comunicativa, pues aglutinan una serie de características que las convierten en un potente recurso de estilo que permite una significación más ajustada a la situación y redunda en la distinta gestión de los referentes que participan en la enunciación.
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Notas
[*] Financial disclosure Este trabajo forma parte del proyecto de investigación Formalización e integración de dimensiones estilísticas en el análisis de la elección gramatical en español. Los continuos del punto de vista y la modalidad del discurso, con referencia PID2020-113474GB-I00, financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación / Agencia Estatal de Investigación (Gobierno de España) 10.13039/501100011033/.
[1] A pesar de que G. Sankoff señaló que «no era un salto conceptualmente difícil», nunca explicó cómo hacerlo.
[2] No obstante, la propia lo planteó como un problema al considerar que pueden existir variantes que se emplean en un grupo social y no en otro como forma de transmitir cierto significado.
[3] Ejemplos extraídos del Corpus de Interacciones Escritas (CINTE), del que se describen sus características en la sección de metodología. Todos los ejemplos se presentan exactamente en la forma en la que se encuentran en el corpus.
[4] Moodle es un entorno de aprendizaje virtual creado por Martin Dougimas, cuya primera versión apareció en agosto de 2002. Su diseño está basado en la premisa constructivista que afirma que el conocimiento se construye en la propia mente del estudiante y tiene como finalidad el desarrollo del aprendizaje colaborativo ().