1. INTRODUCCIÓN
Los hablantes de una lengua hacen uso de ella de forma variable, es decir, pueden comunicar significados diferentes y emplear elementos lingüísticos distintos. Esa manifestación variable de la lengua permite igualmente comunicar en determinadas circunstancias el mismo concepto empleando unos elementos lingüísticos en lugar de otros sin que ello produzca un cambio de significado. En dichos casos nos encontraríamos ante fenómenos de variación lingüística o polimorfismo ().
La variación, que es consustancial al cambio lingüístico (), puede ser fonético-fonológica, léxica, morfosintáctica y/o discursiva. Es capaz de afectar a una parte o a la totalidad de una variedad lingüística, es decir, al conjunto de patrones lingüísticos homogéneo con un repertorio lo suficientemente extenso como para ser utilizado en todos los contextos de comunicación por los hablantes de una comunidad de habla. Dicha comunidad se define como el conjunto de hablantes que comparten al menos una lengua, pero también los usos y normas de carácter sociolingüístico, así como las creencias, las actitudes y el prestigio lingüísticos (, ).
El cambio lingüístico, que ha de situarse en la dimensión del habla para que su inicio y difusión sean comprensibles, posee una doble naturaleza, la cual ya fue señalada en 1916 por Menéndez Pidal, quien anunciaba sin proponérselo una de las principales hipótesis de la sociolingüística variacionista:
Claro es que toda creación en los productos sociales o colectivos (tales como la poesía tradicional, el lenguaje o la costumbre) es obra de un individuo que en un momento de iniciativa individual se eleva sobre el nivel común de las gentes ().
En primer lugar, el cambio es individual. La actuación verbal de un hablante y el uso innovador que este realiza de una unidad lingüística puede desencadenar el cambio en el seno de una comunidad lingüística (, , ). Ahora bien, pese a que el cambio es un fenómeno resultante de las acciones humanas, no por ello tiene un carácter teleológico, ya que el cambio no es una meta de las intenciones de los hablantes ().
En segundo lugar, es colectivo en el momento en el que dicha innovación experimenta una difusión en la comunidad lingüística a la que pertenece el hablante y esta adopta el nuevo uso, pues «sin comunidad lingüística no hay cambio lingüístico imaginable» (). En la difusión del cambio entran en juego aspectos sociales como el prestigio o la influencia del hablante (), por ello también puede considerarse colectivo en tanto en cuanto su inicio y no su difusión depende del uso concreto que haga un grupo social, una comunidad de habla, etc., y no un hablante particular ().
Si atendemos a las circunstancias en las que cambia la lengua, podemos determinar dos tipos de cambio lingüístico: cambio desde arriba y cambio desde abajo (). Un ejemplo de cambio desde arriba lo observamos en el sufijo ‑ísimo, el cual fue introducido por las clases letradas en la comunidad de habla. Las clases no letradas imitaron ese patrón lingüístico por el prestigio social que le otorgaron, hasta el punto de que hoy día el sufijo ‑ísimo pertenece a un registro menos formal que al que pertenecía originalmente (, , ). El cambio desde abajo sería aquel en el que un patrón lingüístico empleado por las clases menos letradas es aceptado y adoptado por las clases socioculturales más altas como consecuencia de la actitud positiva que experimentan hacia el nuevo fenómeno lingüístico. Por tanto, el reflejo textual de la lengua en los documentos va a estar ligado a la aceptación o rechazo que los hablantes le concedan a un fenómeno de variación concreto. Un ejemplo que ilustra un tipo de cambio de abajo a arriba es el que se observa en la difusión de las variantes de la 1.ªpersona de singular de presente de indicativo con partícula ‑y de los verbos ser, estar, dar e ir ().
En la evolución del perfecto latino al perfecto romance, se obtendrán dos grupos en los que podemos clasificar el pretérito indefinido desde una perspectiva morfológica: los perfectos fuertes o rizotónicos y los perfectos débiles o arrizotónicos (, ). El rasgo que diferencia unos perfectos de otros es la colocación del acento. Mientras que en los primeros este se traslada de la desinencia al lexema (i.e. tuve y no *tení), en los segundos se mantiene en la desinencia o en la vocal temática (cumplí, escriví, salí). Así mismo, pueden existir diferencias en el tema como muestra el doblete crovo/creyó.
En las siguientes páginas nuestro objetivo es realizar un acercamiento a la distribución variacionista de las formas rizotónicas y establecer el comienzo de su decadencia frente al auge generalizado de las arrizotónicas.
2. EL CORPUS
Para el estudio de las formas rizotónicas y arrizotónicas del pretérito indefinido nos hemos basado en los 1641 documentos del corpus comprendidos entre los siglos xiii y xvi (vid. tabla 1), lo que se traduce en un total de 8543 formas diferentes.
En lo que respecta al arco temporal, la selección de piezas documentales cuya scripta data de los siglos xiii al xvi, ambos inclusive, responde a factores externos e internos de la lengua. Al tratarse de un análisis de los morfos verbales, podríamos haber incluido el siglo XII, ya que en este siglo ya existen testimonios cuya morfosintaxis es muy parecida a la de los testimonios del xiii (, ). Sin embargo, a la luz de los datos aportados por los documentos que CODEA+ 2015 contiene de este siglo, son más numerosas las piezas documentales que presentan rasgos lingüísticos que los acercan más a un léxico y morfosintaxis latinos. Así mismo, existe otro grupo de documentos híbridos () ―inferior en número a los anteriores―, en los que resulta extremadamente complicado establecer qué parámetros nos pueden indicar que nos encontramos ante un texto latinizante o un texto romanizante (cfr. ).
El hecho de incluir los siglos xv y xvi en el estudio responde a la necesidad de aportar nuevos datos morfosintácticos para ese período, pues compartimos lo expresado por autores como , quien defiende que no está lo suficientemente estudiado, especialmente el siglo xv. Se considera que el castellano medieval finaliza hacia mediados de dicho siglo (). Desde una perspectiva que considera los cambios morfosintácticos experimentados por el castellano, es a mediados del siglo xv cuando comenzaría una etapa media del español que se prolongaría hasta 1650 (). Este español medio (también denominado clásico) se caracterizaría por ser resultado de una serie de cambios iniciados en el siglo xv, como el desplazamiento semántico y modal del imperfecto de subjuntivo en –ra, la pérdida de los imperfectos en –ié y/o la gramaticalización del verbo haber como auxiliar de los tiempos compuestos. Por tanto, el siglo xvi no solo resulta relevante por la posibilidad que ofrece de observar la variación ligada a los cambios mencionados, sino porque en la documentación de este siglo las diferencias diastráticas y diafásicas son más aprehensibles.
§IGLO / ÁMBITO | CANCIL | JUD | MUN | ECLES | PART | TOTAL |
---|---|---|---|---|---|---|
xiii | 117 | 11 | 9 | 236 | 117 | 490 |
xiv | 57 | 10 | 8 | 131 | 99 | 305 |
xv | 57 | 12 | 15 | 109 | 66 | 259 |
xvi | 78 | 93 | 52 | 45 | 319 | 587 |
TOTAL | 309 | 126 | 84 | 521 | 601 | 1641 |
La división por ámbitos de emisión que refleja la tabla responde a la necesidad de clasificar tipológicamente los documentos para poder establecer estratos sociolingüísticos, de modo que cada ámbito se corresponda con un nivel de mayor o menor formalidad en una escala registral (, ). Los usos que muestran los textos en función de la tipología textual a la que se adscriben estarían correlacionados con el nivel sociolingüístico al que pertenecen dichos textos (). Por consiguiente, existiría una correspondencia entre el ámbito de emisión de las piezas documentales y su estratificación diastrática y diafásica.
En la zona más estrecha de la pirámide, que se corresponde con el registro menos formal de la lengua, se encontrarían los documentos particulares (cartas privadas, notas), cuyas manifestaciones escritas son más cercanas a la lengua oral y cuya emisión no depende de un órgano oficial. A continuación, encontraríamos las piezas documentales adscritas a los ámbitos eclesiástico y municipal, en los que el registro de la lengua estaría más cercano a un nivel formal, pero aún muestra rasgos claramente identificables con la lengua oral. Seguidamente, se situarían las piezas jurídicas, las cuales presentan un nivel alto o culto de la lengua. Tras ellas y en lo más alto del continuum registral localizaríamos los documentos producidos por la cancillería, que mostrarían un registro culto y un sociolecto identificable con el de las clases más altas e instruidas (, ).
En la tabla que presentamos a continuación podemos observar que los cuatro siglos estudiados no cuentan con el mismo número de documentos. Aunque todo corpus aspira a ser equilibrado en sus distintos ejes, esto es, el eje diacrónico, el eje geográfico y el eje tipológico, esta es una tarea harto complicada, ya que el carácter histórico de y, por consiguiente, del corpus de esta investigación, dificulta el establecimiento de una correlación proporcional para cada siglo, territorio y tipología documental (). A pesar de ello, el corpus cumple dos premisas fundamentales para poder realizar análisis diacrónicos: es un cerrado y no es manipulable ().
3. PERFECTOS FUERTES
Se acentúan en la raíz en la 1.ª y 3.ª persona de singular (vino, vine). En estas formas, y a diferencia de lo que ocurre en las débiles, no está presente la vocal temática. A pesar de que una parte de los perfectos rizotónicos sucumbieron al modelo arrizotónico por analogía, la norma escrita, en concreto la de los siglos xv y xvi, toleraba la posibilidad de elegir entre las variantes rizotónica y arrizotónica de un mismo verbo debido a la variación existente (, ). A continuación, se ofrece una tabla con aquellos verbos que presentaban polimorfismo en el perfecto simple:
Otros verbos cuya forma de perfecto era rizotónica pero no contaban con una variante arrizotónica son haber (ove), caber (cope), saber (sope), tener (tove), traer (traxe, troxe, truxe), aducir (aduxe), poner (puse) y poder (pude).
3.1. Distribución cronológica y geográfica
De los verbos que poseen ambas variantes, hemos encontrado en el corpus las correspondientes a la 3.ª persona de singular de los verbos ver, placer, prender y decir.
VERBOS | VARIANTE RIZOTÓNICA | VARIANTE ARRIZOTÓNICA |
---|---|---|
placer | plogo ~ plugo | plació |
ver | vido | vio |
prender | priso | prendió |
La escasez de verbos que presentan polimorfismo en el corpus respondería a la tendencia ya señalada según la cual desde el período alfonsí comienza el declive en el uso de las formas rizotónicas del pretérito indefinido (). Dentro de las variantes rizotónicas encontradas, esto es, plogo (1a) ~ plugo (1b), vido (2a-2b), y priso (3), la más frecuente en la documentación es plogo. Esta forma perduró en el tiempo y actualmente es admitida por la RAE junto con la arrizotónica plació (RAE 2009).
- (1a)
e comoquier que a él plogo que oviesen comienço, quiso que non oviesen fin, mas que durasen para siempre (CODEA-0477, Toledo, Toledo, 1422).
- (1b)
E vendemos las tres partes e media de la dicha heredat (...) por precio nombrado que plugo al dicho prior e a nós (CODEA-0308, Cáceres, Trujillo, 1362).
- (2a)
E luego el dicho alcalde tomó la dicha carta del dicho señor rey oreginal en sus manos e dixo que por cuanto non la vido rota nin chancellada (CODEA-0016, Guadalajara, Guadalajara, 1464).
- (2b)
El dicho señor corregidor tomó la dicha ordenança en sus manos e la vido sana e non rota nin en parte sospechosa (CODEA-0922, Madrid, Alcalá de Henares, 1512).
- (3)
e fre Migael de Villa Sarrazino, qui tenía la casa de Cordovilla priso la clave e cerró la igleia (CODEA-0235, Palencia, Palencia, 1223).
En cuanto a la distribución geográfica de las variantes anteriormente nombradas, los alomorfos plogo y plugo se distribuyen de forma uniforme de norte a sur en el territorio peninsular. Por el contrario, vido se concentra en el centro, concretamente en Alcalá de Henares y Guadalajara. De la forma priso solo se ha localizado un ejemplo en un documento sin data tópica, pero que presumiblemente es de Palencia.
En cuanto a su distribución cronológica, hemos de tratar, por un lado, los morfos vido y priso y por otro, plogo/plugo. Los primeros tienen una frecuencia muy baja en los documentos. Solo encontramos un ejemplo de priso en un acta de 1223 y dos ejemplos de vido. El primero de ellos aparece en un documento de 1460, concretamente en un traslado de una real provisión de Enrique IV firmada en 1460. El segundo se registra en 1512 también en un traslado.
La escasez de ejemplos sumada al hecho de que las dos únicas ocurrencias de vido se dan en copias posteriores a la elaboración de los documentos originales ―pese a que la distancia en el tiempo entre unos y otros no sea especialmente significativa― puede indicar que las variantes rizotónicas del pretérito indefinido de los verbos ver y prender eran menos frecuentes en la lengua oral, por lo que los hablantes preferirían conjugar dichos verbos en este tiempo siguiendo el modelo de otros verbos con pretéritos débiles según el principio de analogía (). Esta tendencia igualmente apuntada por vendría avalada por los datos obtenidos del corpus, que se muestran en el gráfico 2.
Mientras que la profusión del uso de las variantes rizotónicas adquiere su grado máximo a lo largo de la segunda mitad del siglo xiii, siglo a partir del cual comienza a disminuir hasta desaparecer en la primera mitad del siglo xvi, las variantes arrizotónicas, esto es, vio (4) y prendió (5), experimentan el proceso inverso. De una frecuencia comparable al de sus homólogas fuertes en la primera mitad del siglo XIII, su aparición se mantiene de forma discreta en el tiempo hasta llegar a la segunda mitad del siglo xvi, cuando su uso alcanza los valores más altos. A lo largo de todo el siglo xv no se han registrado ejemplos en los documentos que forman el corpus, pero es de suponer que su uso es semejante al que se da en la primera mitad del siglo xvi.
En cuanto a plogo/plugo y plació, la tendencia es contraria. En todo el corpus solo hemos encontrado un ejemplo de la forma analógica débil plació (6) en una carta de compraventa. El significado del verbo puede haber influido en el hecho de que no se hayan encontrado más casos, pero resulta llamativo que la forma fuerte plogo/plugo sea más frecuente cuando en la actualidad el paradigma del verbo placer es mayoritariamente débil y solo cuenta con formas fuertes en el presente de subjuntivo y en la 1.ª y la 3.ª personas de singular del presente de indicativo y del pretérito indefinido (plazco, place, plugo).
- (4)
e nunca los vio contrariar nin montatgar ni lo oyera nunca dezir a viejos que lo demandara (CODEA-0257, ¿Palencia?, 1249).
- (5)
cuand prendió el concejo los bues e cuand el concejo nos encloíron en la casa con fre Juan de Caraveo (CODEA-0235, ¿Palencia?, 1223).
- (6)
e cadaúnas que a las ditas casas pertenexen o deven pertenir por cualquiere raçón o por cualquiere forma, por precio que a nós e a vós plació (CODEA-0875, ¿Huesca?, 1276).
En el gráfico 2 podíamos observar que las variantes rizotónicas plogo y plugo eran las más frecuentes. El alomorfo plogo se documenta por primera vez en 1244 en una carta de compraventa de León (7); plugo no aparece en los textos hasta 1362 en una carta de compraventa de Trujillo (Cáceres) (vid. ejemplo 1b). Los últimos registros de ambas variantes se documentan en el corpus en el año 1457 en el caso de plogo (8) y en 1500 en el caso de plugo (9).
- (7)
E en rovración de la cuanta, cuanto a nós e a vós plogo, diestes; así que desde oy día en delantre del nuestro juro sean removidas, al vuestro señorío sean traídas (CODEA-0335, León, León, 1244).
- (8)
e como quier que le plogo que oviesen comienço quiso que non oviesen fin (CODEA-0443, Burgos, Burgos, 1457).
- (9)
E a la dicha cibdad, plugo e fueron contentos d’ello e obligáronse por sí e en el dicho nombre de haber por firme todo lo susodicho (CODEA-0378, Toledo, Toledo, 1500).
En lo que respecta a la distribución diatópica de los dos alomorfos, cabe destacar que plugo, la variante con vocal radical alta, se localiza en la mitad sur peninsular. Por su parte, plogo se concentra más en la zona norte a excepción de un caso que se sitúa en Sevilla.
Si tenemos en cuenta que en el paradigma actual del verbo placer la forma normativa de la 3.ª persona de singular del pretérito indefinido es plugo y a partir del patrón del perfecto fuerte se han formado alomorfos de las terceras personas de singular del pretérito imperfecto de subjuntivo (pluguiera o pluguiese vs. placiera o placiese) y del futuro de subjuntivo (pluguiere vs. placiere), podemos aventurar lo siguiente. La variante plugo, de carácter más innovador que plogo, se fue difundiendo en el uso de la lengua desde el sur hacia el norte. Un cambio semejante en el que la variante con vocal radical alta va sustituyendo poco a poco en el uso a la variante con vocal radical media es el del verbo traer: truxo y truxieron se localizan en Madrid, mientras que el único caso encontrado de la variante con ‑o-, troxieron, se encuentra en Álava (CODEA-1127, Vitoria, 1288).
En cuanto al verbo prender, el único caso de alternancia que se da entre el pretérito fuerte priso y el débil prendió lo encontramos en el documento CODEA-0235 (Palencia, 1223):
- (10)
fre Migael de Villa Sarrazino, qui tenía la casa de Cordovilla priso la clave e cerró la igleia (h 1r, 2).
- (11)
e Gonzalvo Garcíez prendiónos la egua, e Roy Pascual crebantónos la casa, e fézola pechar III moravedís e tercia per fuerza (h 1r, 16).
- (12)
La primera fuerza fizo el prior en el orto, (...). La XII cuand prendió el concejo los bues e cuand el concejo nos encloíron en la casa con fre Juuan de Caraveo (h 1r, 27).
El uso de ambos alomorfos sería reflejo de una situación de variación entre la forma rizotónica y la arrizotónica, en la que esta última, es decir, prendió, sería más accesible al hablante por no requerir una reflexión previa. Todo lo contrario sucedería con priso, cuya forma morfológica provocaría más dudas por ser una variante poco utilizada y haría que el hablante se inclinara por el uso de la forma analógica ().
Por último, cabe señalar el hecho de que es posible deducir ―aunque sea de forma indirecta― qué morfo seleccionaban algunos verbos cuya 3.ª persona de singular no hemos encontrado en nuestro corpus. Así, a partir de fuxiere (3.ª persona de singular de futuro de subjuntivo del verbo foír), registrado en un documento sevillano de 1252 (CODEA-1732), es posible pensar en el pretérito rizotónico fuxo. Otra forma del futuro de subjuntivo, en este caso yoguieren (CODEA-0316, Valladolid, 1228), nos conduce al pretérito fuerte yogo. Del mismo modo, visquiéremos, 2.ª persona de plural del futuro de subjuntivo, nos remitiría a la forma visco . En cuanto a sovieron, forma analógica de la 3.ª persona de plural del pretérito indefinido del verbo ser, localizamos tres ejemplos: uno en Cuenca (13) y dos en La Rioja (14‑5).
- (13)
yo Pero Ferraz, arcidiano de Cuellar, por que non avía aun seello del arcianargo fiz ý poner el seello de la tesurería de que uso. Testigos que sovieron denante: Gonzalo Roíz Girón,... (CODEA-0617, Cuenca, ¿Cuenca?, 1267).
- (14)
e de sanar e de facer tenencia assí como es fuero de tierra a Yéñego Ortiz de Cereso, e a Lucas, (...), los cuales fiadores otorgaron que eran bien pagados. D’esto son testigos rogados de amas las partes que sovieron y que lo vieron e que lo oyeron (CODEA-0631, La Rioja, ¿La Rioja?, 1287).
- (15)
e de sanar e de fazer tenencia assí como es fuero de tiera a Diago Fernández de Fuencea, e Sancho Martínez (...), los cuales fiadores otorgaron que eran bien pagados. E d’esto son testigos rogados de amas las partes que sovieron, y que lo vieron e que lo oyeron (CODEA-0632, La Rioja, ¿La Rioja?, 1287).
Formado sobre el patrón del verbo haber ovo/ovieron, la forma sovieron nos da noticia de la existencia de un paradigma analógico alternativo para el perfecto simple y de la existencia del alomorfo sovo , formado a partir del patrón de otros pretéritos fuertes de los que se tiene constancia en el corpus como ovo (hubo), sopo (supo) o tovo (tuvo). Es más, si buscamos en CORDE las formas sovo y sovieron descubrimos que estas se documentan principalmente en la primera parte de la General Estoria () y en la obra de Gonzalo de Berceo. Este último dato sumado al hecho de que los ejemplos encontrados se localizan en La Rioja y en Cuenca, señalaría el carácter oriental de las formas analógicas encontradas del verbo ser.
3.2. Distribución diastrática y diafásica
señalaba el alto polimorfismo existente entre pretéritos fuertes y débiles en la norma escrita de los siglos xv y xvi, lo que supone un obstáculo para poder concretar la distribución variacionista de los alomorfos del pretérito indefinido. En lo que a la dimensión vertical se refiere, es decir, la diastratía y diafasía, estamos de acuerdo con Eberenz. Ello sumado al hecho de que no contamos con un gran número de ejemplos, ha dificultado la comparación entre el uso de las formas rizotónicas plogo/plugo, priso y vido y las formas arrizotónicas plació, prendió y vio. Sin embargo, es posible intuir la tendencia de los dos tipos de pretéritos al analizar los documentos en los que aparecen en función del ámbito de emisión al que pertenecen. Veamos en primer lugar las variantes rizotónicas:
Observamos que los valores más altos se alcanzan en la segunda mitad del siglo xiii y en la primera del xiv. En la primera mitad del siglo xiii las formas rizotónicas documentadas se localizan en los ámbitos eclesiástico y particular. Su frecuencia aumenta entre 1250 y 1299, especialmente en cartas de compraventa y contratos. En este mismo rango de años aparecen las primeras muestras de dichas variantes en un documento judicial y en uno cancilleresco. Entre 1300 y 1349 solo se registran estas formas en documentos particulares. A partir de 1350 disminuye su frecuencia, equiparándose a la de los documentos judiciales. El ámbito eclesiástico también reduce el número de casos, pero en menor medida que el particular.
En la segunda mitad del xv aumenta en un punto la presencia de estas formas en los documentos de ámbito cancilleresco, superando aquellos de carácter judicial. En la primera mitad del siglo xvi solo se registran ejemplos en el ámbito municipal. Entre 1550 y 1599 no contamos con datos registrados en el corpus.
A la luz de los datos, se podría aventurar que el uso de los pretéritos fuertes plogo/plugo, priso y vido se extendió desde aquellos documentos cuyo registro era menos elevado y empezó a utilizarse poco a poco en otros con un nivel de lengua más elevado como son los cancillerescos, judiciales y municipales. Sin embargo, ello no sería del todo concluyente por dos razones.
En primer lugar, la forma vido se registra en un documento judicial de 1464 y en uno municipal de 1512, es decir, ámbitos correlacionados con un registro culto. Esta forma fuerte del pretérito indefinido de ver aparece en la traducción que Juan de Mena realizó de La Ilíada de Homero. La presencia de cuatro ejemplos de vido por uno de vio no sería resultado de que la primera forma fuera más utilizada en la lengua hablada, sino que reflejaría el carácter latinizante del estilo del autor cordobés ().
En segundo lugar, a diferencia de plogo/plugo, variante formada según el principio de analogía sobre el modelo de ovo, por la información que desprenden los documentos las formas priso y vido no parecen lo suficientemente frecuentes en la lengua hablada como para que un hablante tuviera acceso a ellas de forma natural sin necesidad de reflexionar para conjugar el verbo siguiendo el modelo rizotónico (,). Por el contrario, las variantes arrizotónicas plació, prendió y vio resultarían más sencillas no solo por ser más constantes en la lengua, sino por seguir el modelo común de formación morfológica regular del pretérito indefinido. Ello nos permite afirmar con mayor seguridad que los datos que se muestran en el gráfico 4 reflejarían más fielmente el traspaso de estas formas desde los niveles de lengua con un registro menos elaborado y empleado por estamentos más bajos de la sociedad hasta los niveles lingüísticos más elevados, materializados en aquellas piezas documentales que por el tenor del texto y su ámbito de emisión requerían un registro culto.
La presencia única de las formas arrizotónicas de los verbos en documentos eclesiásticos a lo largo de todo el siglo XIII y su posterior uso en documentos particulares en la primera mitad del siglo XIV contrasta con la situación que observamos en la primera del XVI. En los ámbitos cancilleresco y judicial ya encontramos un ejemplo. El número de ocurrencias aumentará en la segunda mitad de este último siglo hasta el punto de tener ejemplos en los cinco ámbitos de emisión estudiados. Esto sería resultado de la preferencia de los hablantes por las formas arrizotónicas de los verbos placer, prender y ver en detrimento de las variantes rizotónicas.
4. CONCLUSIONES
Las conclusiones alcanzadas, que se exponen a continuación, solo hacen referencia a piezas documentales y no a textos literarios, por lo que no se pueden atribuir al comportamiento lingüístico global de los siglos estudiados.
Bajo la aparente uniformidad de la lengua de los documentos subyace un habla heterogénea susceptible a la variación (). El documento datado crónica y tópicamente se convierte así en una fuente empírica de datos en el que analizar de modo fiable la distribución variacionista de los verbos cuyo pretérito indefinido presentaba formas rizotónicas y arrizotónicas. El objetivo ha sido aproximarnos al comienzo de la decadencia de las primeras formas frente al auge generalizado de las segundas.
De los verbos cuyos paradigmas poseían los dos tipos de formas, documentamos en el corpus tres: placer, ver y prender. Estos tres verbos muestran la tendencia que habrían seguido el resto de los poseedores de formas rizotónicas y arrizotónicas. Pese a excepciones como placer, verbo que admite ambas formas en la actualidad (plació y plugo), las formas rizotónicas eran menos frecuentes en la lengua oral, por lo que los hablantes preferían conjugar los verbos siguiendo el modelo de otros pretéritos débiles según el principio de analogía (). El patrón de acentuación débil se trasplantó desde documentos particulares a documentos eclesiásticos, municipales, judiciales y cancillerescos, pero no podemos concluir que se tratara de un cambio de abajo a arriba. Lo que sí podemos asegurar es que la cantidad de verbos que formaban su perfecto sobre el patrón rizotónico era más escasa, pero se mantuvo más en el tiempo; de ahí su robustez léxica.
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Notas
[1] CANCIL (cancilleresco), JUD (judicial), MUN (municipal), ECLES (eclesiástico), PART (particular).
[2] Un ejemplo que corroboraría lo anterior sería la documentación de agüela en una real provisión de Felipe II (CODEA-0029, Valladolid, 1560). Este uso nos indicaría que en la época del documento la variante agüela pertenecería a un registro culto, por lo que no estaría marcada sociolingüísticamente como una voz vulgar y/o de un registro bajo tal y como sucede en la actualidad.
[3] A pesar de que en los siglos estudiados no existía una división política del territorio por provincias, fue necesario adoptar esta distribución para que las herramientas de búsqueda del corpus pudieran recuperar los datos de los documentos y proyectarlos en mapas, tablas y gráficos.
[4] En el documento CODEA-1732, emitido en Sevilla en 1252, se registra un ejemplo de fuxiere, 3.ª persona de singular del futuro de subjuntivo de fuir: «E el alfayat o el alfayata que lo fiziere que·l corten el polgar de la mano diestra, e si fuxiere que peche XXX maravedís, e quando·l pudieren aver que·l corten el polgar». Ello demostraría la existencia de la forma fuerte fuxo pese a no documentarse en el corpus.
[5] El morfo vide ‘vi’, cuyo uso aún se da en la actualidad en hablantes mayores en algunas zonas manchegas, no aparece documentado en el corpus.
[6] señala la existencia del pretérito mixto visquió en la Crónica del Rey Don Pedro, el cual se habría formado a partir del tema de perfecto rizotónico visco, pero asumiendo el patrón arrizotónico de los pretéritos débiles que más tarde daría lugar a la forma actual vivió.