1. INTRODUCCIÓN
El redescubrimiento del Mundo Clásico que vino acompañado por el descubrimiento del Mundo Nuevo transformó el campo del estudio de las lenguas naturales (). Durante los siglos xvii y xviii los misioneros europeos produjeron una gran cantidad de textos lingüísticos, especialmente en las Américas y en el Extremo Oriente. Sus obras descriptivas con finalidad pedagógica no solo son parte de la historiografía lingüística, sino también de la lingüística misionera. De acuerdo con, estas obras se pueden investigar desde distintos ángulos. La historiografía lingüística se ha considerado parte de la gramática tradicional precientífica (cfr. ). Pero tales obras son muy valiosas para el conocimiento del desarrollo de las ideas lingüísticas de Occidente y, sin embargo, aún no han recibido la atención que merecen debido a su índole descriptiva, a su carácter teóricamente precientífico y al sesgo religioso de sus autores ().
En los textos hispano-japoneses y los luso-japoneses elaborados por los misioneros europeos, sin embargo, encontramos una categoría muy interesante de la gramática japonesa que debe ser objeto de investigación: las partículas japonesas (en japonés joshi o zyosi 助詞). Este asunto es de especial interés, en nuestra opinión, porque representa el vínculo historiográfico más importante que hemos podido localizar entre la tradición lingüística del Extremo Oriente, en particular, el Japón y la actividad lingüística de Europa durante los siglos xvii y xviii.
Al desarrollar este trabajo sostenemos la hipótesis siguiente: el estudio relativo a las diversas clasificaciones de las partículas japonesas a través de las descripciones de sus usos puede contribuir al conocimiento historiográfico respecto a la convergencia gramatical e intercultural tanto de la tradición de la gramática clásica como de la japonesa con los gramáticos europeos que los misioneros pretendieron describir. Por ello, presentamos tres cuestiones en este trabajo:
- 1)
¿Cuál es el origen de las partículas en japonés? ¿Qué motivos hay tras las diversas clasificaciones de la categoría de las «partículas» japonesas que describieron los misioneros europeos?
- 2)
¿Cómo pretenden sistematizar los misioneros, en particular, portugueses y españoles, las partículas japonesas?
- 3)
¿Por qué la descripción de las partículas japonesas parece no bien sistematizada, tanto en la tradición descriptiva japonesa como en la misionera occidental?
2. LA SITUACIÓN HISTÓRICO-LINGÜÍSTICA DEL EXTREMO ORIENTE Y LAS ESTRATEGIAS DE LOS MISIONEROS EUROPEOS
La circunstancia cultural, política y religiosa con la que se enfrentaron los misioneros europeos en el Extremo Oriente era completamente diferente a la situación que se había dado y se daba en América. Sobre todo, eran muy diferentes las condiciones sociolingüísticas de las lenguas, los modos de gobernanza y las creencias religiosas ―por ejemplo, en China y en Japón― a las que se enfrentaron los misioneros europeos con mucha dificultad.
Debido a la existencia de sólidas culturas locales en Asia, la primera estrategia de los misioneros fue adaptarse a la cultura y las costumbres locales mediante un método misional diferente del ensayado en las Américas. El objetivo principal de la labor de los misioneros europeos era la China, puesto que la mayoría de los países próximos, tales como Corea, Japón o Vietnam, adoptaban ciegamente la filosofía, literatura y religión popular del imperio chino. La situación cultural y religiosa de los pueblos de Asia impidió que la misión católica, en general, tuviera éxito. Religiones populares como el confucionismo, el budismo y el taoísmo influían directamente en la sociedad y penetraban en la norma moral y social y en la mentalidad de los pueblos de Extremo Oriente. Las órdenes religiosas misioneras y, sobre todo, la Compañía de Jesús, pensaban que funcionaría «la teoría del dominó» (), según la cual si caía una de las piezas (la más importante), el resto de las sociedades asiáticas seguirían sus pasos enseguida. Por tanto, China, un país de enorme importancia económica y cultural en el mundo hasta el siglo xix, se consideraba la clave del Extremo Oriente y llegó a ser una obsesión para los misioneros jesuitas. Así, jesuitas tales como Francisco Xavier (1506-1552), João Rodrigues (c. 1562-1633) y Mateo Ricci (1553-1610) empezaron a transmitir el mensaje cristiano a la clase alta o más influyente y se adaptaron a las tradiciones y a la manera de hablar y vivir de las élites. No obstante, muchos países cercanos a China recibieron a los europeos como «bárbaros extranjeros» () y los despreciaron de la misma manera en que los colonos europeos miraron, muy a menudo, a los amerindios del Nuevo Mundo. Los misioneros de las órdenes religiosas, en particular los de la Compañía de Jesús, se veían en la obligación de demostrar que la cultura europea no era inferior a la japonesa. Creemos que dichas razones llevaron a seguir otra estrategia misional en Extremo Oriente (en China y en Japón) bastante distinta a la empleada en las Filipinas y en la América hispánica y portuguesa.
Al predicar el mensaje cristiano a los pueblos del Extremo Oriente ―en particular, de China, Japón y Filipinas―, la segunda estrategia de los misioneros europeos ―en concreto, hispanos― consistió en aprender la lengua local, lo cual era una política general de los misioneros hispanos y lusos en todo el mundo. Los sacerdotes tuvieron que tener en cuenta la lengua vinculada con las religiones locales e incluso la dificultad extrema de implantar el cristianismo en el Extremo Oriente. Ello favoreció que los religiosos misioneros se dedicasen a estudiar las lenguas locales más importantes y cambiasen las estrategias de la misión encargada, que era transmitir el mensaje de la fe. Como siempre en estos casos, era esencial el aprendizaje y la enseñanza de la lengua a sus compañeros recién llegados a Asia. Por esta razón, inmediatamente se dedicaron a aprenderla y publicaban gramáticas, obras lexicográficas llamadas vocabularios, traducciones de catecismos o confesiones, entre otros textos de naturaleza religiosa. No obstante, las condiciones de aquellas lenguas eran muy diferentes a las de las lenguas amerindias de Nueva España. Por ejemplo, el japonés tenía un sistema escriturario complejo basado en una tradición muy sólida de cultura escrita y de descripción gramatical empleada por los japoneses, mientras que los misioneros europeos se encontraron con una ausencia total de metalenguaje gramatical en el caso de las lenguas amerindias, e incluso con sistemas escriturarios relativamente muy poco conocidos y menos extendidos en sus sociedades, como el de los petroglifos mayas, que aún se encuentran en fase de desciframiento (p. ej. , , ).
3. LA CATEGORÍA DE «PARTÍCULAS» JAPONESAS EN LOS TEXTOS ELABORADOS POR LOS MISIONEROS EUROPEOS
Los misioneros hispano-portugueses, como hablantes que eran de lenguas románicas flexivas, trataron de describir la lengua japonesa, una lengua aislada y aglutinante que es tipológicamente muy diferente de la española o la portuguesa. Los textos más relevantes de la lingüística misionera hispano-japonesa que conocemos hasta la fecha son generalmente artes, vocabularios o calepinos y traducciones directas e inversas. En los textos producidos por dichos misioneros encontramos una categoría gramatical que, desde el punto de vista de la historiografía lingüística tanto del Extremo Oriente como de Europa en los siglos xvii y xviii, es imprescindible analizar: la categoría de las «partículas». En sus descripciones hallamos tres huellas lingüísticas que son objeto de este trabajo: (1) la huella lingüística de la tradición del Extremo Oriente, en concreto, del Japón; (2) la de la tradición de Europa, específicamente, la gramática grecolatina con la convergencia gramatical e intercultural, y (3) la de la tradición específica de la lingüística misionera en época moderna.
3.1. La huella lingüística de la tradición japonesa en la categoría de las «partículas»
Los misioneros, en particular, los hispanos, tanto españoles como portugueses, propusieron diversas clasificaciones de las «partículas» japonesas. Cabe preguntarse a qué obedece esta diversidad de clasificaciones. El tratamiento de dicha categoría elaborado por tales misioneros no presenta un orden sistemático ni único, lo que podría llevar a cuestionar si desde la perspectiva de la historiografía lingüística las descripciones de tales misioneros son poco fiables.
3.1.1. ¿De dónde provienen las «partículas» japonesas descritas por los misioneros europeos?
Ante todo, es necesario tener en cuenta qué son las partículas en la lengua japonesa. Las partículas en esta lengua se llaman joshi o zyosi en silabario fonético del japonés (en hiragana) y se representan como じょし, mientras que en el sistema escriturario de origen chino (en kanji) se representan como 助詞, literalmente «palabra auxiliar» o «palabra de apoyo». Los términos joshi o zyosi se utilizan actualmente en las descripciones de la lengua japonesa para hacer referencia a las partículas o morfemas ligados (bounded morphemes) de diversos tipos. Según , por ejemplo, una de las características de la gramática japonesa es «the use of the postpositional particle, called zyosi “helping word” in the traditional grammar of Japanese».
A causa de la enorme superioridad cultural del imperio chino, así como de su alto nivel intelectual, la mayoría de los países cercanos adaptaron los textos de la filosofía, la literatura o la religión entre otros escritos en chino. También se consideraba que «since things Chinese were regarded as culturally superior to their native equivalents, the Chinese manner was a formal way of writing» ().
El procedimiento de la interpretación de textos chinos clásicos en la lengua local (Kanbun-kundoku, en japonés 漢文訓読) no solo tenía lugar en Japón ya durante los siglos vi-vii (y en adelante), sino también en los países que se hallaban bajo la intensa influencia de la cultura china, tal como la península coreana, donde existía un procedimiento de traducción de textos chinos clásicos al coreano denominado sistema Idu. Sin embargo, ignoramos la fecha exacta de la adopción y el desarrollo temprano de las primeras interpretaciones de textos clásicos chinos al japonés. Las palabras de Shibatani (2009: 742) nos ayudan a situar un periodo más concreto:
The earliest written records of the Japanese language date back to the eighth century. The oldest among them, the Kojikii (‘Record of Ancient Matters’) (AD 712) is written in Chinese characters. The preface to this work is written in Chinese syntax as well. What was done is that the characters whose meanings were equivalent to Japanese expressions were arranged according to Chinese syntax ().
En la tradición metalingüística del japonés hallamos una subcategoría que incluye no solo partículas ligadas como unidades léxicas, sino también mayor valor referencial o entidad semántica. Dicho término metalingüístico se denomina tenioha (てにをは), que es el origen de las partículas japonesas (助詞) y literalmente se ocupa de los sufijos de la gramática japonesa て (‑te), に (‑ni), を (o), は (‑ha). Según , el término gramatical tenioha es la denominación del japonés clásico para las partículas y un cierto número de desinencias verbales. Por ejemplo, el sufijo ‑te (て), que contiene valor semántico aditivo, causal, instrumental, locativo y temporal, entre otros; el sufijo ‑ni (に), que es partícula sintáctica de objeto indirecto y también locativo; el sufijo ‑o (お) o ‑wo (を), que se refiere a la partícula sintáctica de objeto directo (durante algún tiempo existió una confusión ortográfica entre ‑o y ‑wo), y los sufijos ‑fa, ‑ha o ‑wa (は), partícula que marca el argumento con función de sujeto (cfr. ).
Para ilustrar lo anterior, tomemos como ejemplo la siguiente oración con la estructura típica de un texto chino clásico y reproducida en muchas culturas asiáticas en su conjunto y en la japonesa en particular: 子曰 人不知而不慍 不亦君子乎. Dicho texto manifiesta cómo un caballero o una persona muy educada se debía comportar bien a pesar del resentimiento que pudiera sentir. Dicha oración podría traducirse literalmente así: «Confucio decir persona no conocer pero no resentirse, no también es caballero?» La cita procede de un primer capítulo denominado 學而 (xué ér, lit. aprender) de la obra Analectas de Confucio (en chino lúnyǔ, 論語).
La oración entera 子曰 人不知而不慍 不亦君子乎 podría traducirse al español actual del siguiente modo: «Confucio dijo, ¿No es un caballero quien se enfada o se resiente por no ser comprendido por los demás?». La oración se podría traducir al japonés moderno, por ejemplo, como sigue:
孔子は言った、他の人は 私を 知らない/理解していませんが、私は憤慨していません、それは 紳士のではありませんか?
Koushi wa itta Hokanohito wa (watashi o) shiranai/rikai shite imasenga, watashi wa fungai shite imasen, sorewa shinshi no shigotode wa arimasen ka?
Según la traducción al japonés y el análisis de la oración 子曰 人不知而不慍 不亦君子乎, entendemos que para leer e interpretar los textos chinos en lenguas no aislantes como la japonesa, de estructura tipológica aglutinante, era necesario añadir más elementos gramaticales de tal lengua. Nos referimos a los morfemas imprescindibles de la sintaxis oracional del japonés e incluso a elementos muy necesarios para la apropiada construcción sintáctica de la oración. En concreto, 孔- (‘Confucio’), それ (‘eso’), 仕事 (‘deber’ u ‘obligación’), así como las partículas de los casos (por ejemplo, -は (la del nominativo); ‑の (la del genitivo); ‑を (la partícula acusativa); las partículas que indican el tiempo pasado (った); 私 (yo) el objeto directo o el sujeto; la partícula sufijal verbalizadora negativa (‑らない, ‑していません) y la conjunción condicional negativa (-では).
3.1.2. Descripciones de tenioha (てにをは) por parte de los misioneros
También hallamos el término gramatical tenioha (てにをは) en los textos escritos por los misioneros europeos (, , ). Por ejemplo, dos artes escritas por João Rodrigues (c. 1562-1633): Arte da Lingoa de Iapam editada en Nagasaqui (ALI, 1604-1608) y Arte breve da lingoa iapoa publicada en Macao (ABLI, 1620), así como dos diccionarios anónimos: el Vocabvlario Iapam-portugues impreso en Nagasaqui (VIP, 1603-1604) y su traducción modificada, el Vocabulario japonés-español publicado en Manila (VJE, 1630).
Respecto al término metalingüístico tenioha (てにをは) del japonés, el misionero portugués Rodrigues lo trata del siguiente modo: introduce también los términos «tenifa», «tenivo», «tenivofa», «sutegana», «voquiji» (ALI: fol. 58r, 77r y 149r) y «vokiji» (ABLI: fol. 52v) como sinónimos de tenioha en sus obras lingüísticas. Según creemos, la confusión fonológica era muy corriente entre los extranjeros por entonces y también se daba entre los propios hablantes japoneses, según se ve en su transcripción: «te, ni fa, ou, te, ni vo, fa» (ABLI: fol. 52v y 59v) (cfr. ). No obstante, ninguno de los misioneros hispanos como Diego Collado, Juan de Jesús o Melchor Oyanguren de Santa Inés se refiere a nada mediante el término tenioha ni se ocupa de emplear ningún sinónimo de dicho término metalingüístico en la gramática del japonés. En definitiva, mediante el empleo del tenioha, Rodrigues pretende describir las partículas japonesas en sus artes (vid. § 3.2).
La segunda descripción del término gramatical tenioha (てにをは), la hallamos en los susodichos Vocabvlarios (VIP, 1603-1604, VJE, 1630). No existe una entrada para tenioha, por ejemplo, ni tenivo ni tenivofa, a las que João Rodrigues se refiere como sinónimas del tenioha, pero sí encontramos una para tenifa en el Vocabvlario Iapam-portugues (VIP: fol. 254v) como sigue: «modo de falar conforme, ou contra as leis da grammatica». Asimismo, en el Vocabulario japonés-español (VJE: fol. 470r), hallamos la misma entrada y descripción, de este modo: «Tenifa. Modo de hablar conforme, o contra las leyes de la gramatica».
3.2. La huella lingüística de la tradición grecolatina y su convergencia gramatical e intercultural
Al descodificar la gramática del japonés, los misioneros europeos intentaron destacar las partes más características o típicas de dicha gramática, por ejemplo, las partículas. En los textos gramaticales o lexicográficos, y traducciones, producidos por dichos misioneros, sus autores son muy conscientes de las partículas casi en todas las partes pese a que las subcategorizaban formalmente manteniendo las categorías basadas en la tradición grecolatina ―tratados de las declinaciones nominales, del pronombre, de la conjugación del verbo, del adverbio y de la preposición― (cfr. ). Esas partículas, muchas veces, son pequeñas partes de una palabra o de una oración. Resulta muy complicado y difícil para los misioneros europeos concretar su función gramatical. Aquellos autores religiosos hubieron de tomar la tradición lingüística grecolatina como molde. En las artes de la lengua japonesa elaboradas por los religiosos portugueses y españoles, encontramos dos fuentes principales de las huellas lingüísticas de la tradición grecolatina: las Introductiones latinae (1481 y 1488, entre otras datas posibles) de Elio Antonio de Nebrija (c. 1444-1522) y De Institutione grammaticae libri tres (1572) de Manuel Álvares (1526-1582) ―primera edición publicada en Lisboa en 1572―, en particular a partir de la edición de Amakusa (1594) (cfr. Bae , , ).
En aquellos textos editados por los autores hispano-portugueses, encontramos dos destacados modos relativos a las partículas japonesas: (a) un procedimiento combinado tanto de exogramatización como de endogramatización, (b) la convergencia gramatical e intercultural (p. ej., demostración en Bae , , , ). No obstante, entre los procedimientos de los misioneros portugueses y españoles hallamos ciertas diferencias significativas. En este epígrafe observamos dos análisis de las partículas japonesas por parte de dichos autores: (1) las expresiones corteses, (2) la descripción con la convergencia gramatical e intercultural.
3.2.1. João Rodrigues (c. 1562-1633)
Las artes de Rodrigues (ALI, 1604-1608; ABLI, 1620) han sido apreciadas por muchos investigadores japoneses. Las descripciones de este gramático portugués nos permiten hacernos una idea general de la manera en que los misioneros europeos describieron las «partículas» de esta lengua asiática.
Respecto a la huella lingüística de la tradición de la gramática clásica en las artes de Rodrigues, hallamos diversos ecos en forma de paradigmas gramaticales, sobre todo, de la gramática de Álvares De Institvtione grammatica libri tres (Amakusa, 1594), que fue una obra de referencia para el aprendizaje del latín por parte de los japoneses. Esta gramática fue el modelo principal para los religiosos jesuitas en el Extremo Oriente, en particular para los portugueses. Por ejemplo, una subsección titulada «Declinação pera a todos os nomes sustantiuos & pronomes primitiuos» del apartado «Libro primeiro da arte da lingoa iapoa» elaborado por el gramático portugués Rodrigues, donde encontramos la huella idéntica de su antecesor Álvares. Rodrigues sigue los términos dominus o aruji (主) (significa el señor o el dueño) y musa (武佐) (se refiere al caballero andante o al guerrero como samurái) que el segundo expone. Tomemos como ejemplo el epígrafe titulado «Nominativvs cvm particv.» de Álvares (IGLT: fol. 3v) y los de la obra de Rodrigues Arte da Lingoa de Iapam editada en Nagasaqui (ALI: fol. 1r), que presentan de la manera muy similar en las siguientes tablas:
Sing. | |
---|---|
Nominatiuo | Aruji,l, arujiua, ga, no, yori. (senhor ou dono) |
Genitiuo | Arujino, ga |
Datiuo | Arujini, ye. |
Accusatiuo | Arujiuo, uoba, ua, ga. |
Vocatiuo | Aruji, icani, aruji |
Ablatiuo | Arujiyori, cara, ni |
En cuanto al procedimiento de las partículas japonesas en dichas artes de Rodrigues, encontramos dos tratamientos distinguibles de los procedimientos de los españoles (vid. ). En primer lugar, el misionero portugués se dio cuenta de la existencia del origen de las partículas japonesas y trata de describirlas constantemente empleando el término metalingüístico tenioha (てにをは) o, con otros términos, «tenifa», «teniuo», «teniuofa», «sutegana» y «voquiji» como sinónimos, a la hora de referirse a lo siguiente: (a) a los «casos» o «artículos» de los nombres, (b) a las terminaciones que señalan el tiempo y el modo del verbo, (c) a las demás partículas de esta lengua. En segundo lugar, Rodrigues subcategoriza las partículas japonesas en sus artes (ALI, ABLI) como pertenecientes a tres partes de la oración descritas en tres apartados distintos, titulados «Da posposição», «Da particvla» y «Do artigo». Es decir, el gramático expone tres temas en las tres categorías siguientes (cfr. ):
- 1)
La categoría de las «posposiciones», con muy diversos valores semánticos (ALI: fol. 73r-73v, 140r-148v ABLI: fol. 58r-58v).
- 2)
La categoría de la «partícula» (ALI: fol. 77r- 78r, 149r-164v; ABLI: fol. 59r-59v, 65v).
- 3)
La categoría de los «artículos», donde expone las partículas de los casos que tienen las funciones sintácticas de la oración en japonés (ALI: fol. 78r, 137r-140r, ABLI: fol. 59v).
Por último, Rodrigues, como la mayor parte de los misioneros, se ve obligado a emplear un procedimiento combinado entre la exogramatización (según la tradición grecolatina) y la endogramatización (según la tradición de la gramática japonesa). A través de dicho procedimiento combinado o híbrido da a conocer el aspecto pragmático que ha de vincular al uso empírico según el «código social» de la época como los grados jerárquicos de la sociedad estamental del Japón, comparando con los de Europa. Resulta que su procedimiento de descripción y categorización se ocupa de describir el empleo pragmático intercultural e interlingüístico entre Japón y Europa, en concreto entre Japón y España, según describen, por ejemplo,y Bae (, , , ).
3.2.2. Diego Collado (c. 1587 - c. 1641)
Respecto a la huella lingüística de la tradición grecolatina en las artes del misionero Collado (AGIL, 1632; ALJapona, ms. BAV, s.d.), en primer lugar, este autor español también sigue la doctrina grecolatina, en particular nebrisense, y la cita en el apartado denominado «De nomine & eius declinatione, & genere» (del nombre y de sus declinaciones y géneros), como sigue: «In hac arte Grammaticae seruauimus ordinem, quem peritus Antonius Nebrissensis […]» (En esta gramática hemos observado el orden que Antonio de Nebrija […]) (AGIL: fol. 6r). Sigue fielmente el sistema nebrisense y expone las ocho partes consabidas de la oración: nombre, pronombre, verbo, participio, adverbio, preposición, conjunción e interjección. No obstante, constantemente emplea el término «partícula» para describir partes pequeñas de una palabra o de una oración y sigue describiendo las partes pequeñas como partículas. Por ejemplo, las partículas de los casos, las partículas verbales y otras de diverso tipo. Expone las tres categorías de partículas siguientes (cfr. ):
- 1)
En «De nomine & eius declinatione, & genere» (del nombre & sus declinaciones y géneros) (AGIL: fol. 6r) expone las partículas de los casos.
- 2)
En «De verbo adhuc, & de eius formatione & differentijs» (De los verbos mencionados anteriormente & de su formación & diferencias) (AGIL: fol. 37r), se ocupa de las partículas verbales señaladas a la cortesía.
- 3)
En «Aduertentiæ circa coniugationes verborum» (Advertencias acerca de las conjugaciones verbales) (AGIL: fol. 42r) y en «Advertencia acerca de las conjugac[iones] de los verbos y tiempos en comun» (ALJapona: fol. 28v, 228v), se refiere a las partículas posposicionales.
Pese a su estancia en Japón durante el periodo que va desde 1619 a 1622, Collado, como otros misioneros españoles, no menciona la existencia del origen de las partículas japonesas ni emplea el término metalingüístico tenioha (てにをは) o alguno de sus sinónimos. Ni en su Ars grammatica Iaponicӕ lingvӕ publicada en Roma (AGIL, 1632) ni en la versión española e inédita de esta arte, titulada Arte de lengua Japona (ALJapona, ms. BAV. s.d.) encontramos una categoría independiente que trate de las partículas como una parte de la oración.
En segundo lugar, tanto Collado como su antecesor, Rodrigues, e incluso otros autores religiosos utilizan la misma fusión entre los procesos descriptivos de exogramatización y de endogramatización. Mediante dichos procesos, pretenden describir las partículas japonesas. Aparte de las descripciones gramaticales de las partículas, Collado, también como Rodrigues, es muy consciente de las expresiones corteses del japonés e incluso de la necesidad de su aprendizaje en la lengua hablada, y pretende aplicar el uso pragmático de lo cortés con la convergencia gramatical e intercultural que su sucesor Juan de Jesús extrae, reetiqueta y reorganiza en su arte manuscrito, según veremos a continuación.
3.2.3. Juan de Jesús (s. xvii - c. 1706)
Respecto a la huella lingüística de la tradición grecolatina en el tratamiento de las partículas japonesas, en primer lugar, el misionero español Juan de Jesús (ALJapón ms. AFIO, c. 1682) no cita ni menciona nada de la doctrina latina de Álvares, que siguió João Rodrigues, ni de la doctrina latina nebrisense, que cita Diego Collado. Sin embargo, sigue fielmente la doctrina latina mucho más que su antecesor, Collado. Es decir, pretende seguir el molde grecolatino y categoriza los materiales lingüísticos conocidos por los misioneros de la lengua japonesa de acuerdo con la división clásica de las partes de la gramática.
En segundo lugar, Juan de Jesús, como sus antecesores, emplea el proceso de gramatización, combinado entre exogramatización y endogramatización, para describir las normas de las partículas japonesas y el sistema japonés de la cortesía. Al mismo tiempo, pretende mejorar la gramática de Collado. A lo largo de la suya, expone cuatro categorías de partículas conforme a los epígrafes siguientes:
- 1)
Las seis subcategorías de las partículas de los casos (como sus antecesores): «I. Particulas del caso de Nominativo», «II. Particulas del Genitivo», «III. De las partículas de Dativo», «IV Partículas del Acusativo», «V. Particulas del Vocativo» y «VI. Partículas del Ablativo».
- 2)
Las partículas verbales; es decir, las combinadas con verbos y que señalan la cortesía.
- 3)
Las partículas interrogativas -zo y -ca.
- 4)
Diversas partículas adverbiales con varias significaciones.
En la primera categoría, la de las partículas de los casos, Juan de Jesús procede de un modo distinto al de Collado. Expone los paradigmas de la declinación nominal de modo esquemático y los introduce como esbozos visualizados empleando la noción «palabra» o «voz» como un sinónimo de partícula. Extrae el epígrafe titulado «De nomine & eius declinatione, & genere» (de nombre & sus declinaciones y géneros) del ars de Collado (AGIL: fol. 6r), que es, sin duda, la fuente principal para su propia gramática (cfr. ). Luego subcategoriza como parte de la oración las «partículas» ligadas a los nombres japoneses en el epígrafe denominado «partículas de los casos». Presenta, como sus antecesores Rodrigues y Collado, estas partículas según los seis casos grecolatinos y subdivide como aquellos las partículas japonesas de la siguiente manera: (1) cinco de las partículas japonesas del caso nominativo, ‑va, ‑ga, ‑no, ‑cara y ‑yori; (2) dos de las partículas del genitivo, ‑no y ‑ga; (3) dos partículas, ‑ni y ‑ye, del dativo; (4) cinco partículas, ‑vo, ‑va, ‑voba, ‑ye y ‑ga, del acusativo; (5) una partícula para el caso vocativo, ‑icani, y (6) tres de las partículas, ‑yori, ‑cara y ‑ni, para el caso ablativo.
En cuanto a la segunda categoría, la de las partículas verbales, Juan de Jesús extrae el apartado de Collado denominado «De verbo adhuc, & de eius formatione & differentijs» (De los verbos mencionados anteriormente & de su formación & diferencias) (AGIL: fol. 37r) y subcategoriza como epígrafes independientes las partículas verbales señaladas como de honra en dos apartados siguientes: «Capitulo 20. De algunas particulas de mucha honrra» y en el otro «Capitulo 21. De otras particulas de mediana honrra». En ellos se ocupa no solo de los cambios morfosintácticos de dichas partículas verbales en la oración, sino también de sus cambios morfosemánticos según los grados distintos de honra y su función como un morfema o sufijo de indicación cortés en los verbos.
Con respecto a la tercera categoría, relativa a las partículas interrogativas ‑zo y ‑ca, el misionero español las extrae del apartado «De aduerbijs locorum» (De adverbios de lugar), del «Aduerbia temporis» (Adverbio de tiempo) y del «Aduerbia concludendim & aduertendi» (Adverbio que concluir & advertir) de la gramática de Collado. Después, las trata según el grado de honra y expone el empleo de ‑zo para un uso más cortés y el de ‑ca como cortesía humilde en los dos epígrafes que siguen: (a) «Adverbios de lugar», (b) «Adverbios interrogativos».
Por último, en la categoría de diversas partículas adverbiales, Juan de Jesús se ocupa del empleo cortés de otras partículas adverbiales según el diferente estatus social del interlocutor. Asimismo, en el epígrafe «Capitulo 3. De otras particulas de diuersas propiedades» expone otras diversas partículas extraídas del apartado de Collado titulado «Aduertentiæ circa coniugationes verborum» (Advertencia acerca de la conjugación verbal) (AGIL: fol. 42r), donde Collado trata muchas partículas o posposiciones y los adverbiales relacionados con los verbos.
3.2.4. Melchor Oyanguren de Santa Inés (1688-1747)
El tratamiento relativo a las partículas japonesas de Oyanguren de Santa Inés es muy significativo dado que en él encontramos no solo la huella lingüística de la tradición grecolatina, sino también la de las obras anteriores producidas, sobre todo, por los misioneros tanto en Japón durante el siglo xvii como fuera de dicho país, en particular en las Filipinas a lo largo de los siglos xvii y xviii. En primer lugar, el misionero vasco Oyanguren emplea claramente la gramática grecolatina, en particular de la doctrina latina nebrisense, y así lo indica a lo largo de su gramática japonesa (). Por ejemplo, «[…] arte de la lengua japona dividido en quatro libros segun el arte de Nebrixa» (AlJapona: portada) y «como se explica el Arte de Antonio de Nebrixa» (AlJapona: 48).
En segundo lugar, el misionero vasco, como sus antecesores descriptores de la gramática del japonés (Rodrigues, Collado, De Jesús), emplea el proceso de gramatización híbrido, compuesto tanto de exogramatización como de endogramatizacíon. A través de este proceso, expone tres subcategorías de las partículas japonesas con las nociones de «artículo», de «partículas de los casos», de «preposición», de «posposición» y de «voz», todas ellas como sinónimos de partículas:
- 1)
Las seis subcategorías de las partículas de los casos como sus antecesores en las subsecciones siguientes: «I. Particulas del caso de Nominativo», «II. Particulas del Genitivo», «III. De las partículas de Dativo», «IV Partículas del Acusativo», «V. Particulas del Vocativo» y «VI. Partículas del Ablativo».
- 2)
Las partículas verbales de honra en dos apartados denominados como sigue: «§. IIX. Particulas de mucha honra» y «§. IX. De otras particulas de mediana honra» (como su antecesor Juan de Jesús).
- 3)
Las partículas interrogativas -zo y -ca (como Juan de Jesús), pero exponiéndolas en las dos subcategorías diferentes de su antecesor: «§. IV. De algunos Adverbios de lugar» (ALJapona: 124) y «§. V. De algunos Adverbios de exageracion, y diminución» (AlJapona: 125‑6).
- 4)
Otras partículas diversas de la manera distinta de sus antecesores.
Las tres primeras categorías de partículas japonesas propuestas por el misionero vasco son casi idénticas a las de Juan de Jesús. No obstante, la última es distinta a la de su antecesor. A través de las nociones de «artículo», «partículas de los casos», «preposición», «posposición» y «voz» como sinónimos de partículas, se ocupa de dos tipos de subcategorías: (1) otra subcategoría de las partículas de los casos que se ocupa de tres empleos de estas en el epígrafe «VII. Notables de los usos distintos de estas particulas, ô preposiciones», que ni Collado ni De Jesús exponen, y (2) tres subcategorías de las partículas o preposiciones japonesas, que son «De las posposiciones del caso de genittivo», «De otras preposiciones» y «De las preposiciones de ablativo» en la remisión llamada «De la preposicion, o posposicion» (ALJapona: 126).
Según el análisis del proceder de Oyanguren relacionado con las partículas japonesas que hemos analizado, entendemos las características del arte del misionero vasco, así como el aspecto práctico relativo a la enseñanza y el aprendizaje de la gramática japonesa y su eclecticismo, dado que conoce las distintas tradiciones lingüístico-culturales de aquel periodo y las emplea sin empacho alguno.
3.3. La huella lingüística de la tradición de la lingüística misionera en la categoría de «partículas» japonesas
En relación con la huella lingüística de la tradición de la lingüística misionera en el tratamiento de «partículas» japonesas de Melchor Oyanguren de Santa Inés, este autor emplea el mismo concepto metalingüístico de ligatura que en su gramática japonesa (). Tal nomenclatura es una la huella de la tradición hispano-filipina de la lingüística misionera. Tanto muchos de los misioneros embarcados para el Nuevo Mundo como los llegados al Extremo Oriente eran políglotas como Oyanguren. En las islas Filipinas este autor se dedicó al estudio del tagalo, del chino, del japonés, del anamítico (actual vietnamita) y del malayo. En su citada gramática del japonés menciona diferentes lenguas, como la vasca o «vascongada», que era su lengua materna (AlJapona: 6, 29, 44, 52), la lengua china mandarina (AlJapona: 21, 52, 55, 73) o algunos dialectos chinos (AlJapona: 3, 10, 30, 45), la lengua hebrea (AlJapona: 29, 35) y la lengua tagala (AlJapona: 26, 29, 30, 33, 35, 44, 52, 87, 152). Las lenguas descriptoras (latina, griega, vasca, china, hebrea y tagala, entre otras) como apoyos metalingüísticos que expone, le sirven, en teoría, tanto para describir la lengua japonesa desde el punto de vista de los europeos, como también para facilitar la enseñanza y el aprendizaje por parte de los misioneros establecidos en las Filipinas. Por estas razones, en el arte de Oyanguren () también encontramos otras huellas lingüísticas de la tradición de distintas lenguas. (Vid. Bae , , , ).
El misionero vasco emplea las nomenclaturas gramaticales «ligazón» o «ligamen», que encuentra en las obras gramaticales, en particular hispano-filipinas, así como la de Padre Francisco Blancas de San José () y la de Sebastián de Totanés (). Aunque este fenómeno lingüístico es muy típico de las gramáticas misioneras de las islas Filipinas según ha investigado Ridruejo (, ), no encontramos dicha nomenclatura metalingüística en las gramáticas hispano-japonesas, pero sí en la ALJapona (p. 16) para describir distintas palabras con significaciones diversas en una subsección denominada «§. IV. Distintas voces de significación diversa» del capítulo sobre las «partículas» plurales. A través de las descripciones del concepto metalingüístico de la «ligatura», se muestra gran parte de la postura ideológica de los textos hispano-japoneses producidos fuera de Japón, en particular, en el archipiélago filipino durante los siglos xvii y xviii (vid. con más detalle en Bae , ).
4. CONCLUSIONES
Tras analizar las tres cuestiones que hemos propuesto al principio de este trabajo, hemos llegado las conclusiones siguientes:
Respecto a la primera cuestión, a través del procedimiento de la interpretación de textos chinos en la lengua japonesa (Kanbun-kundoku, en japonés 漢文訓読), procedieron distintas partículas ligadas como unidades léxicas con mayor valor referencial o entidad semántica, que es el origen de las partículas japonesas (助詞) («palabra auxiliar» o «palabra de apoyo»): el metalingüístico tenioha (てにをは). No obstante, existía y aún existe una gran diferencia entre una lengua aislante como la china y una aglutinante como la japonesa (es decir, al traducir o interpretar los textos de una lengua aislante ―con una morfología más restringida y un orden de palabras muy estricto como en la lengua china― a una lengua aglutinante ―con un orden de argumentos más libre y una sucesión de marcas sintácticas mediante morfemas sufijales obligatorios en la oración, como es el caso del japonés―, cfr. ). Debido a la gran cantidad de significaciones variadas de los morfemas sufijales del japonés, se produjeron las diversas clasificaciones de la categoría de las «partículas» japonesas descritas por los misioneros europeos.
En cuanto a la segunda cuestión, los misioneros de origen portugués y español pretendieron sistematizar las partículas japonesas mediante un proceso de gramatización combinado entre la exogramatización (la tradición lingüística de Europa, la grecolatina) y la endogramatización (la tradición lingüística japonesa) para describir el uso de las partículas japonesas y el sistema japonés de cortesía (actualmente denominado keigo). Además, dichos misioneros se basan, al menos, en tres huellas lingüísticas muy claras: (a) la huella lingüística de la tradición japonesa, (b) la de la tradición grecolatina, con la convergencia intergramatical e intercultural, y (c) la de la tradición específica de la lingüística misionera desarrollada en América y en el mismo Extremo Oriente. Es decir, encontramos un vínculo entre diversas tradiciones historiográficas entre la tradición lingüística del Extremo Oriente y la de Europa durante los siglos xvii y xviii.
En relación con la última cuestión, como hemos visto en el apartado 3.1.1, existía una gran cantidad de partículas (助詞) o tenioha con su dificultad clasificatoria para constituir un sistema, ya que para los japoneses era imprescindible añadir más elementos gramaticales, como partículas, para interpretar los textos chinos en su lengua, de estructura tipológica aglutinante. Asimismo, nos hallamos ante la ausencia de gramática japonesa elaborada por los propios japoneses que clasificara y sistematizara sus normas de uso, hasta que los autores europeos (Rodrigues, Collado, De Jesús y Oyanguren) comenzaron a publicar gramáticas japonesas. A pesar de esto, la clasificación y los términos para las partículas japonesas estaban mucho menos sistematizados que en los autores japoneses modernos que se ocupan de la gramática histórica de su lengua. Los misioneros, como hablantes de lenguas románicas flexivas (el portugués y el español), tenían sus propios métodos e incluso distintos parámetros para la clasificación, y cada uno lo expone a su modo.
Por las razones que hemos expuesto en este trabajo, hemos prestado atención al tratamiento de las partículas japonesas, desde la perspectiva de los misioneros europeos, en el contexto del estudio historiográfico, tanto de la lingüística española, incluida la lingüística misionera, como de la propia gramática japonesa. Según creemos, «la historiografía lingüística no debe ser una especialidad exclusivamente descriptiva, sino que ha de ser también una disciplina interpretativa sobre la evolución de las ideas lingüísticas y sus productos en la lingüística misionera» (cfr. ).
Para concluir este trabajo, resumimos sus conclusiones mediante la tabla siguiente con objeto de que se aprecie en un solo vistazo el modo de proceder misionero respecto a la descripción de la lengua japonesa:
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS. A. Fuentes primarias
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oyanguren de santa inés, Melchor (1747): Tagalysmo elucidado, y reducido (en lo possible) a la latinidad de Nebrija. Con su sintaxis, tropos, prosodia, pasiones, &c. y con la alusión, que en su uso, y composición tiene con el dialecto chíinco mandarín, con las lenguas hebrea, y griega. México: Francisco Xavier Sánchez.
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