Resumo

La era de la información viene de la mano, paradójicamente, de unos niveles alarmantes de desinformación a nivel global. El fenómeno de la desinformación es incesante y de gran calado, y afecta no sólo a todos ámbitos de la vida social, sino también a la funcionalidad de los sistemas democráticos. Y ello porque las respuestas que hay para combatir la desinformación tienden a limitar unas libertades esenciales para nuestros sistemas democráticos – la libertad de expresión y de información – con lo que se plantean serios retos para su tratamiento. El objetivo de este artículo es situar el conflicto en el contexto actual, haciendo una revisión de algunas respuestas que se han ido planteando para combatir la enorme cantidad de información no veraz que circula por el mundo y destacar los riesgos que estas técnicas conllevan.