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Gerardo Boto Varela
Universitat de Girona
España
https://orcid.org/0000-0001-5904-5922
Núm. 22 (2023), Tema: Los viajes de Dédalo: artistas e intercambios culturales, Páginas 1-28
DOI: https://doi.org/10.15304/quintana.22.9269
Recibido: 20-06-2023 Aceptado: 20-06-2023 Publicado: 27-09-2023
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Resumen

En 2019, a raíz de la restauración del retablo renacentista de Antoni Coll instalado en la capilla del Corpus Christi, en su día advocada a San Martín y San Francisco, de la catedral de Santa María de Girona fue hallada una singular vidriera. La esmerada restauración llevada a cabo en los años 2020 y 2021 ha devuelto la luminosidad a unas piezas de valor extraordinario que habían quedado obliteradas por el enmascaramiento. La vidriera en cuestión es el resultado de una reutilización de piezas del gótico más temprano combinadas con otras de la primera generación del gótico internacional, conjugación llevada a cabo presuntamente en torno a 1400. Los vidrios más antiguos de esta ventana, fechables en el primer cuarto del siglo XIII, son por tanto coetáneos de las cuatro precoces vidrieras del monasterio de Las Huelgas (Burgos). Unas y otras cristaleras son resultado de la implantación y organización de sendos talleres de vidrieros de origen ultrapirenaico. La llegada de artífices aquitanos y picardos se superpone a la preexistencia de vidrieros en algún lugar de Cataluña, hacia 1200 o poco antes, si aceptamos la atribución a ese territorio de un vitral conservado en el Worcester Art Museum.