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Marco di Mauro
Universitá di Napoli
Italia
Núm. 10 (2011): Arte e identidade, Colaboraciones
DOI: https://doi.org/10.15304/qui.10.666
Recibido: 21-12-2012 Aceptado: 21-12-2012
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Resumen

Cientos de pinturas napolitanas de los siglos XVII y XVIII han sido generalmente atribuidas a la escuela de Luca Giordano, quien tuvo un largo número de alumnos cuyos nombres han sido transmitidos por las principales fuentes de la historiografía artística. A algunos de ellos, como Franceschitto o Monsù Anselmo, no les podemos asociar ni siquiera con una obra. Por el contrario, hay casos de seguidores anónimos de Giordano con un estilo reconocible, como el autor de las dos versiones de Santiago el Mayor, una conservada en Casalnuovo de Nápoles y la otra en Lecce. Otras obras siguen fielmente el estilo de Giordano y llevan la firma de pintores que serían de otro modo desconocidos, caso de Lorenzo Ruggi, que firma una hermosa Inmaculada en la iglesia de S. Francisco
de Aversa. Otro notable artista seguidor de Giordano es el «G. Fatteruso» que firma el Milagro de San Biagio en la iglesia de San Biagio en Mugnano de Nápoles. Es sin duda plausible la identificación con Giuseppe Fattorusso, recordado como discípulo de Vaccaro y luego de Beinaschi, si bien la comparación con sus obras documentadas plantea algunas dudas. Por último, una revisión de obras de diversa calidad, atribuidas con reserva a Luca Giordano o a su taller, puede arrojar una nueva luz sobre la cuestión de las numerosas imitaciones de las obras del maestro. La calificación de copias sería la más adecuada, por ejemplo, para las dos versiones de la Bendición de Isaac aparecidas en el mercado anticuario de Nueva York y en una colección privada en Sant’Arpino.
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