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José Manuel B. López Vázquez
Universidade de Santiago de Compostela
España
Vol. 13 Núm. 13 (2014), Tema: Escenarios e imagenes
DOI: https://doi.org/10.15304/qui.13.2972
Recibido: 10-12-2015 Aceptado: 10-12-2015
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Resumen

El mismo neoestoicismo que a principios del siglo XVII sirvió ?como dice Domínguez Manzano? para “la construcción de un sistema moral autónomo, justificable por sí mismo e independiente de imposiciones doctrinarias externas, pero que no dejase de ser compatible con los principales dogmas del cristianismo”, volvió a ser útil a Goya como propuesta filosófica personal y colectiva, cuando nuevamente Europa y, particularmente España, ardía nuevamente en guerra. Era entonces el momento de afirmar una vez más el derecho natural, el individualismo y la razón, ?elementos consustanciales a la condición humana?, frente a la ignorante barbarie o los dogmas absolutistas imperantes. Al proponer esta solución estoica, Goya no está volviendo anacrónicamente a una moral del pasado,
sino a una que tenía plena actualidad y que se convertirá en una fuente esencial para el desarrollo de la ideología liberal, que adquirirá su apogeo, a partir de las fatales consecuencias de las guerras napoleónicas. En el artículo se analizan desde la estampa 26 No se puede mirar hasta la 39 Grande Hazaña con muertos.
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