El libro que se reseña gira en torno a una parcela del léxico de especialidad, la relativa al ámbito del curtido y adobo de cueros. El corpus documental seleccionado se produce a lo largo de los siglos xviii y xix y el objetivo del estudio se centra en observar cómo el vocabulario de esta técnica —analizado desde los planos morfológico, semántico y lexicográfico— se transforma en su evolución de oficio artesanal a industria moderna.
La obra se presenta con un prólogo firmado por el doctor José Luis Ramírez Luengo (Universidad Complutense de Madrid - Academia Mexicana de la Lengua), titulado «Sobre un nuevo ―y oportuno― aporte a la historia de los léxicos de especialidad en español» (pp. 9 y 10). Le sigue una introducción, seis capítulos, un apartado de conclusiones y la bibliografía. El cierre lo hace un anexo donde se lista el corpus léxico analizado.
En la «Introducción» (pp. 11-17), M. S. Corveddu apunta la finalidad de su investigación: observar las tendencias lexicogenéticas y la penetración lexicográfica atendiendo a la evolución progresiva de la técnica del curtido.
En el capítulo 1, «El arte del curtido y adobo: una historia milenaria» (pp. 19-27), el autor nos aproxima al sector de especialidad de interés y describe cómo pasa de arte a industria. Es fundamental entender los factores extralingüísticos, a saber, la realidad que describe el léxico objeto de estudio ―las tres fases del curtido tradicional: trabajo de ribera, curtido y acabado (pp. 22-25)―, a fin de afrontar un análisis total y efectivo del corpus. Llama la atención cómo se diferencian los principales oficios del ámbito: «el curtidor, que transforma la piel en cuero, y el zurrador, que se ocupa de los procesos que trasforman los cueros en productos acabados, modificando el aspecto y las propiedades mecánicas según las diferentes exigencias del mercado» (p. 25). No obstante, repertorios dieciochescos como el Diccionario castellano (1786-93 [1767]) consideran ambas voces sinónimas, pues conforman el doble lema de la entrada: «curtidor ó zurrador, el oficial que adova, y curte los pellejos con zumaque, y tán, ó corteza de encina». En cambio, el primer repertorio publicado por la RAE, el Diccionario de autoridades (1726-39), sí diferencia curtidor («El que curte y adoba las pieles») de zurrador («El que tiene por oficio zurrar, y curtir los cueros»). Además, Corveddu nos presenta ítems léxicos adscritos al campo estudiado como, por ejemplo, pelambre («El conjunto de pelo en todo el cuerpo, o en algunas partes del: y especialmente se toma por el arrancado o quitado, y singularmente por el que quitan los curtidores a las pieles», Diccionario de autoridades, 1726-39: s. v.), carnaza («El revés de las pieles, y la parte que no está pulida, y es contrária a la flor», op. cit.: s. v.) o zumaque («Hierba, que tiene los tallos gruessos, y crecidos, y las hojas largas, y ásperas: Los granos de la simiente son negros, y tiene mui mal olor, parecido al de la sentina de la nave: con el zumo, y agua de ella (por ser mui fuerte) adoban las pieles, y usan de ella los Zurradores», op. cit.: s. v.), entre otras muchas. En definitiva, este primer capítulo permite al lector entrar en el mundo del curtido y el adobo, habituarse a nombres de instrumentos y acciones, a la evolución en las técnicas empleadas para, de este modo, entender la morfología, semántica y recepción en los diccionarios de los ítems léxicos manejados.
El objetivo del capítulo 2, «El discurso sobre el curtido y adobo de cueros: construcción del corpus de referencia» (pp. 29-41), es presentar el corpus objeto de la investigación, así como exponer los criterios metodológicos que han motivado la selección ―fuente original en lengua española, área peninsular, manejo de conceptos propios del ámbito de interés y representatividad del marco temporal elegido (siglos xviii y xix)―. Hallamos un corpus que se divide en obras de especialidad, de un lado, y repertorios lexicográficos, de otro lado. En cuanto a las obras sobre curtido y adobo, se seleccionan cinco: Las Tenerias y adovo de cueros de Esteban de Terreros y Pando (1754), Instrucción o reglas y método de fabricar curtidos, dispuestas por la Junta General de Comercio y Moneda (1797), Arte de Curtir o Instruccion General de Curtidos (1805) de Cayetano Miguélez, Manual del curtidor y del zurrador (1869) de Lorenzo Campano y Fabricación de Curtidos. Tratado de la preparación de las pieles y obtención de cueros, vaquetas, becerros, tafiletes, sapas, cordobán, pergamino, etc., con los sistemas de coloración y tinte de los mismos seguido del arte de la peletería y manguitería según los procedimientos más modernos (1892) de D. M. García López. En lo que respecta a la revisión en repertorios, Corveddu maneja el Nuevo Tesoro Lexicográfico de la Lengua Española (NTLLE), atendiendo especialmente a las obras publicadas desde la segunda mitad del siglo xvii hasta las primeras décadas del siglo xix. También tiene en consideración, de manera muy acertada, el primer repertorio monolingüe del español: el Tesoro de la lengua castellana o española (1611) de Sebastián de Covarrubias.
A continuación, en el capítulo 3 Corveddu se centra en «El léxico histórico del curtido y adobo de cueros» (pp. 43-56) y presenta el léxico estudiado a partir de una propuesta de organización conceptual del dominio, secuenciada en (i) acciones, (ii) materias primas, (iii) oficios, (iv) productos acabados, (v) instrumentos, (vi) tinas, (vii) procesos de elaboración, (viii) sustancias y fenómenos y (ix) otras unidades léxicas. El corpus consta de 706 unidades léxicas, 121 localizadas en el corpus dieciochesco y 585, en los manuales decimonónicos. Los ámbitos relativos a materias primas (curtientes como el oropino, canutillo o roña y pieles como corambre, gamuza o toisón), instrumentos (herramientas como paratusa o raspadera, mesas de trabajo como burro de caballete o mesa de corte y máquinas como molino de nuez o agitador volante), acciones (como macetear, boxar o recamar) y productos acabados (cuero como ante o vaqueta o semielaborados como cordobán, pergamino o tafilete) albergan los conceptos más habituales en el siglo xviii, mientras que los comprendidos bajo las categorías de instrumentos, productos acabados y procesos de elaboración (comunes como prensado, batido o recamado y específicos como alisado, flameado o rematado) destacan en su empleo a lo largo del siglo xix. Corveddu, además, realiza una detallada descripción de los grupos léxicos más representativos con el objetivo de destacar los cambios internos e interpretarlos a la luz de los datos lingüísticos y extralingüísticos (pp. 47-56).
En el capítulo 4, el «Análisis morfológico del léxico del curtido y adobo de cueros» (pp. 55-92), se analiza la morfología del léxico del curtido y adobo de cueros. Corveddu constata que, en cuanto a la categoría gramatical, en el corpus predominan los sustantivos ―88 en el siglo xviii y 536 en el xix― frente a los verbos ―38 y 53, respectivamente― y a los adjetivos (p. 57). Además, se observa el significativo aumento de unidades pluriverbales en el siglo xix, cuando se produce la industrialización del oficio. De manera detallada, el autor comprueba cómo el procedimiento de derivación nominal es limitado en ambos siglos, aunque destaca la sufijación como mecanismo más productivo (en ‑ero, ‑dor y ‑do en el xviii y en ‑do, ‑miento, ‑dura y ‑dero en el xix). En cuanto a las unidades pluriverbales ―consideradas «compuestos sintagmáticos»―, afirma que constituyen el 23 % del léxico dieciochesco y el 56 % del decimonónico (p. 66) y constata, en consecuencia, la relación entre estas estructuras y las necesidades comunicativas de las ciencias y de las técnicas modernas. En el siglo xviii los compuestos sintagmáticos se caracterizan por la tendencia a la tipicidad formal, la preferencia por la sustantividad y la transparencia semántica, mientras que en el siglo xix destaca la opacidad, basada en relaciones metafóricas (cuero de pollo, por ejemplo) o metonímicas (batán de cilindros, por ejemplo) o en relaciones epónimas (procedimiento de Kennedy o cuero de Rusia, por ejemplo). En lo que respecta a la derivación verbal, Corveddu comprueba que se trata de un recurso decreciente conforme se avanza en la cronología del corpus. Los esquemas más productivos son (i) la derivación deverbal por prefijación re- (repelar), (ii) la derivación deadjetival por sufijación ‑ar (limpiar), (iii) la derivación denominal por sufijación -ar (escodar), (iv) la derivación denominal por sufijación -ear (espartear), (v) la derivación denominal, parasíntesis des-base-ar (descaspar), (vi) la derivación denominal, parasíntesis en-base-ar (entablar), (vii) la derivación deadjetival, parasíntesis des-base-ir: (desblandir) y (viii) derivación denominal, parasíntesis a-base-ar (apelambrar) (p. 74). En relación con la composición sintagmática, en el ámbito verbal se observa cómo las estructuras más prolíficas son V+SN (abrevar los cueros) y V+SP (sacar de aceite). Este capítulo se cierra con dos apartados, uno dedicado a las máquinas y las denominaciones que reciben (pp. 80-83), habitualmente con una estructura composicional (N+de+epónimo, máquina de Guillot o triturador de Car; N+de+V, máquina de batir o máquina de cortar; N+de+N, máquina de percusión o molino de pilones; N+de+V+de+N, máquina de batir de presión; N+de+N+adj, molino de sierra circular; N+adj, molino quebrantador; N+de+V+y+V, máquina de chiflar y apomazar y N, batán o molineta), y otro en el que se observan las tendencias morfológicas halladas en el corpus (pp. 83-93) como, por ejemplo, la reducción de la derivación en los campos que suponen el avance tecnológico del sector (procesos de elaboración específicos, productos acabados o instrumentos) o el progresivo aumento, en todos los ámbitos, de la sintagmación, que se convertirá en el mecanismo neológico por excelencia. También se registra la recurrente lexicalización en el caso de los productos acabados semielaborados como suela colorada o becerros al aceite (p. 90), fenómeno vinculado a la introducción de nuevas técnicas de trabajo de la piel.
El capítulo 5, titulado «El léxico del curtido y adobo de cueros desde una perspectiva semántica» (pp. 93-113), según indica Corveddu (p. 94), se organiza en dos apartados dedicados al asentamiento epistemológico del sector y al análisis de los mecanismos semánticos de creación léxica, a fin de trazar las trayectorias desde una perspectiva diacrónica. De un lado, la falta de univocidad semántica es un rasgo propio del corpus dieciochesco, junto a los fenómenos de sinonimia (quitar el pelo o repelar, arco o bastidor) y polisemia (en el caso de adobar, flor o gamuza). De otro lado, el siglo xix supone una nueva etapa en el discurso sobre la curtición, tanto en lo que respecta a los contenidos como en el lenguaje empleado para su descripción. Corveddu observa un mayor asentamiento en el léxico (p. 98), junto a la introducción de voces neológicas que ya se caracterizan por la univocidad. En lo que respecta a los mecanismos semánticos de creación léxica, se aprecia una incidencia mayor de la neología semántica en el siglo xviii (p. 102), tanto en lo que respecta a la ampliación semántica de voces tradicional ―terminologización― (levantadura, orear, pellejo, etc.) como en relación a palabras ya habilitadas en otro dominio científico-técnico ―trasvase léxico― (caballete, cuchilla o luneta). En especial, Corveddu alude a los neologismos semánticos basados en asociaciones metafóricas y metonímicas (pp. 107 y 108). En cuanto a la situación en el siglo xix, el autor confirma el detrimento de la neología semántica (p. 109), que se documenta en las áreas más permeables a los cambios extralingüísticos, a saber, los procesos de elaboración y las herramientas (máquinas). También se reduce el uso de la metáfora (por ejemplo, abrir la piel) y la metonimia (en el caso de carnero y vaca, cuando designan la piel curtida del mismo animal), a favor de la analogía, que puede depender de la forma o de la función desempeñada por los distintos referentes (p. 110). Así, emparejar («es igualar en todo cuero ó piel con cuchillo cortante la parte de la carne», Miguélez 1805) no recibe un registro lexicográfico diatécnico y, en consecuencia, Corveddu observa una analogía con el uso común del verbo en la lengua general. También se registra la resemantización de unidades ya disponibles en otros sectores, sobre todo en los apartados relativos a los procesos de elaboración (aplantillado o apomazado, voces adscritas habitualmente a la carpintería y la pintura, respectivamente).
El último capítulo aborda la «Caracterización lexicográfica del curtido y adobo de cueros: una perspectiva histórica» (pp. 115-138). A pesar de la índole marginal que poseen las unidades subidiomáticas que configuran las lenguas de especialidad ―de hecho, en palabras de , tales unidades «se consideran fuera del conjunto estructurado del sistema lingüístico»―, se produce un continuo trasvase del léxico técnico al general, circunstancia que implica la necesaria presencia de tecnicismos en los diccionarios generales. Tras realizar un preciso estudio acerca del grado de penetración del léxico de interés en repertorios lexicográficos extraacadémicos y académicos de los siglos xviii y xix, el autor analiza las marcas diatécnicas registradas en la descripción de las voces (Artes o Artes y oficios, pero también Zap., Com., Anat. y Quim., muestra del trasvase léxico experimentado), aunque también se documentan paráfrasis o contornos definicionales que relacionan la entrada en cuestión con el ámbito de la curtiduría (por ejemplo, encalador, «en las tenerías la vasija en que meten las pieles, para que se les caiga con facilidad el pelo», Salvá 1846: s. v.). En efecto, como apuntan , aunque no se etiquetan explícitamente, algunas voces de especialidad quedan circunscritas a su ámbito de manera implícita, mediante la propia definición o mediante los textos que muestran su contexto de uso. En definitiva, Corveddu precisa que en el siglo xviii el léxico objeto de estudio ―sobre todo las unidades monoverbales, que reproducen un «discurso sobre el curtido y adobo de cuestos todavía inmaduro» (p. 138)― encuentra fácil acomodo en la tradición lexicográfica ―especialmente, en el Diccionario castellano (1786-93 [1767] de Terreros)―, frente al «aluvión neológico» detectado en los diccionarios del XIX, que recogen un léxico que «no solo se dotará de nuevas voces para designar los conceptos que ingresan gracias a los avances de la química y de la mecánica, sino que además remodelará su estructuración morfológica y semántica para alcanzar la especificidad diatécnica» (p. 138).
Del apartado de «Conclusión» (pp. 139-143), es preciso destacar la última afirmación de Corveddu: «el cambio lingüístico ha de observarse siendo conscientes de la heterogeneidad de los factores que lo determinan y, en consecuencia, de la exigencia de adoptar una metodología que considere el vínculo que une a la lengua con las dinámicas contextuales» (p. 143).
En cuanto a la «Bibliografía» (pp. 145-156), se han revisado recursos documentales, fuentes de especialidad y referencias lexicográficas y bibliográficas representativas, clásicas y actuales. Finalmente, el «Anexo» (pp. 157-176) contiene el corpus extraído con el detalle de los distintos ítems léxicos, su documentación en las obras de especialidad y la primera datación tanto en la lexicografía académica como en la extraacadémica.
Ya en el prólogo, el doctor Ramírez Luengo afirma que nos situamos ante «una obra de referencia para el análisis de la diacronía del vocabulario técnico del español» (p. 10). En efecto, el volumen reseñado se centra en el curtido y adobo de cueros, una disciplina tradicional ―no en vano, en el , por ejemplo, curtidor se registra por vez primera en una carta de venta, fechada en 1215 e incluida entre los documentos de los archivos catedralicio y diocesano de Salamanca; también en la primera gramática de nuestra lengua, emplea esta voz como ejemplo al explicar los nombres deverbales: «de tundir, tundidor; de tejer, tejedor; de curtir, curtidor»―, que experimenta, con el paso del tiempo, avances tecnológicos que, según pone de manifiesto Corveddu, determinan la índole formal y semántica del léxico empleado.
Hace casi veinte años, , afirmaba: «Conocemos todavía muy mal la historia del léxico español, tanto por lo que a investigaciones monográficas se refiere como, sobre todo, por carecer de un inventario exhaustivo, pancrónico y documental de la historia de todas las unidades léxicas de nuestra lengua». Desde luego, El léxico del curtido y adobo de cueros. Una aproximación diacrónica, de Mario Salvatore Corveddu, viene a completar, de manera solvente y comprometida, el conocimiento del léxico español de la ciencia y de la técnica.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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corde = Real Academia Española: Corpus diacrónico del español. corde ). http://corpus.rae.es/cordenet.html.
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Nebrija, E. A. (1492): Gramática castellana, Salamanca, Juan de Porras (ed.). En M. Alvar Ezquerra (2022), Biblioteca Virtual de la Filología Española (bvfe): directorio bibliográfico de gramáticas, diccionarios, obras de ortografía, ortología, prosodia, métrica, diálogos e historia de la lengua. http://www.bvfe.es/directorio-bibliografico-de-gramaticas-tratados-gramaticales-historia-de-la-lengua/13592-gramatica-castellana.html.