Sumario
Summary
1. El análisis de la cultura en el desarrollo, sus orígenes
Para entender el protagonismo que la cultura gana al interior del tema del desarrollo, así como su importancia para comprender la relación desarrollo-subdesarrollo en el contexto del capitalismo global, es necesario recuperar el contexto en que ésta aparece.
Entrada la década del 60, la realidad de América Latina era poco estimuladora. En términos sociales, económicos y políticos se vivía un escenario generalizado de crisis, resultado de la ilusión gestada durante la segunda posguerra de encaminar los rumbos de los países latinoamericanos por las sendas del mito del desarrollo. Ideas como las de estancamiento y marginalidad, proliferaban en informes institucionales, artículos y libros. Así mismo, la revolución cubana del 59, contribuía a que los ánimos de movimientos sociales y políticos estuvieran en su límite, en pro de la generación de revoluciones que ofrecieran la construcción de un futuro alternativo, lejos de las dinámicas impositivas del capital. Por último, el inminente “agotamiento” de la apuesta nacional-desarrollista y los sendos golpes militares del 64 en Brasil y del 66 en Argentina, sumían a América Latina en un caos, provocando, por ejemplo, un importante proceso migratorio de académicos, intelectuales y líderes sociales y políticos (sindicales) principalmente hacia Chile.
En la parte académica y de desarrollo científico (transferencia de tecnología), esta década también estuvo marcada por la expansión internacional de intercambios académicos y la financiación de proyectos por parte de organizaciones asociadas al Sistema de Naciones Unidas y al Sistema Interamericano, así como fundaciones filantrópicas norteamericanas como Fullbright, Ford, Rockefeller o Carnegie Corp., las cuales permitirían que llegaran numerosos intelectuales y académicos norteamericanos y europeos que con sus experiencias personales, impactarían las estructuras universitarias y científicas de los países de América Latina.
Un último elemento clave para el entendimiento de este contexto es el momento político particular que vivía Chile. Era un ambiente reformista volcado a la izquierda, que buscaba una vía hacia el socialismo, dando centralidad al debate sobre la cultura y la comunicación en la transición. Se planteaba entonces la necesidad de una nueva cultura, proceso que entraría en tensión directa con un aparato cultural y comunicacional que estaba en manos de las clases tradicionales las cuales venían reproduciendo el proyecto modernizador norteamericano que, desde la segunda posguerra, promovían en la región, por ejemplo, programas de alfabetización, control de natalidad y salud en general ().
Así, Santiago de Chile se convirtió en el centro de producción y debate de un conjunto de ideas, tornándose lo que define como el laboratorio chileno. A los trabajos críticos iniciados en la década del 50 por parte de la CEPAL, la UNESCO y el Centro para el Desarrollo Social de América Latina (DESAL), se sumarían numerosos esfuerzos desde las más diversas corrientes intelectuales –desde el estructuralismo latinoamericano a las corrientes marxistas y neo-marxistas – para abordar el problema del fracaso del desarrollo, la persistencia del subdesarrollo en América Latina e intentar construir un nuevo paradigma científico crítico latinoamericano desde la perspectiva de la dependencia. En palabras de Fernanda Beigel:
[...] la categoría de dependencia asumió un enorme protagonismo y, cuando avanzaban los años sesenta, saltó el tapial de la discusión académica y se instaló en los partidos políticos, las revistas culturales, los movimientos sociales, las instituciones estatales, la literatura y el periodismo. Conviene, por ello, hablar en plural de enfoques y “teorías” de la dependencia, para expresar con más propiedad al conjunto complejo y heterogéneo que puede materializarse en los trabajos publicados, desde 1965, por autores como Osvaldo Sunkel, Enzo Faletto, Fernando Henrique Cardoso, Andre Gunder Frank, Fernando Velazco Abad, Aníbal Quijano, Ruy Mauro Marini, Celso Furtado, Theotôniodos Santos, Vania Bambirra, Franz Hinkelammert, entre tantos otros. ()
2. Cultura y desarrollo en la obra de Celso Furtado
Sería en este contexto de la dependencia, que Celso Furtado, fruto de su exilio de Brasil en 1964, daría punto de partida a lo que podría denominarse como una teoría de la dependencia cultural; los primeros meses durante su estancia en Chile y Estados Unidos, y posteriormente durante un par de décadas desde diversas partes del mundo, pero siempre con centro de operación en Francia.
Su estadía en Chile serviría para revisitar el pensamiento de CEPAL e identificar algunas de sus falencias. Su paso por Estados Unidos sería clave para junto a su colega y amigo Stephen Hymer, conocer de cerca la naturaleza de los conglomerados transnacionales o CONTRAS, la consolidación del capitalismo monopolista y, con ello, entender la naturaleza de su difusión al mundo subdesarrollado y el nuevo tipo de relaciones internacionales que configuraba. Todas estas ideas serían maduradas durante sus años en La Sorbonne. Este periodo estaría marcado por una amplia producción literaria. Libros como Subdesenvolvimento e estagnação na América Latina (1966) y Um projeto para o Brasil (1968), los cuales serán integrados y ampliados en A hegemonia dos Estados Unidos e o subdesenvolvimento da América Latina (1973). Posteriormente O mito do desenvolvimento (1974), Prefácio a nova economia política (1976), Criatividade e Dependência na Civilização Industrial (1978) y, finalmente, Pequena introdução ao desenvolvimento: um enfoque interdisciplinar (1980), son la base para entender la evolución del pensamiento de Furtado y la importancia que la relación cultura-desarrollo gana en su obra.
2.1. Dependencia y desarrollo dependiente
El punto de partida de la corriente estructuralista de la dependencia era común al de las demás vertientes:
- 1.
Partía de la necesaria redefinición del entendimiento de la relación desarrollo - subdesarrollo.
- 2.
Era necesario entender la fase monopolista de expansión del capital como el momento de redefinición de un nuevo tipo de relaciones internacionales centro-periferia, donde países del centro, basados en la superioridad científica y tecnológica, y el poder de los grandes conglomerados profundizan el subdesarrollo latinoamericano bajo la legitimación de relaciones de dependencia de tipo cultural y tecnológico.
- 3.
Había que comprender que el proceso de expansión de los conglomerados y su esfuerzo por reproducir el modelo general del sistema vía homogenización de mercados y de la cultura a nivel mundial implicaba, de un lado, un proceso contradictorio de integración internacional y desintegración nacional y, del otro, que dicho proceso de desintegración trascendía el ámbito productivo, para materializarse en términos de fragmentación social y con ello de dependencia cultural.
Así desde este enfoque, la emergencia de los grandes conglomerados trasnacionales, así como la evidente supremacía científica y tecnológica norteamericana, generaron un nuevo sistema de división internacional de trabajo polarizado. La industrialización por sustitución de importaciones, lejos de romper con la histórica dependencia que sumió a los países de América Latina en el ‘subdesarrollo’, la profundizó, lo cual es evidente en la persistencia de la monoexportación, la nueva deslocalización del centro de decisiones hacia el exterior, el incremento del endeudamiento y la desnacionalización de la economía, conjunto de características que definen los procesos de polarización externa, y la ampliación de las brechas principalmente sociales y económicas, la marginación, la dependencia y las desigualdades espaciales en el interior de los países, fruto de la concentración de los ingresos en unos pocos de ellos, fenómenos que definen la polarización interna. Es en el entendimiento de estas polarizaciones que la relación desarrollo/subdesarrollo, debe ser analizada como un proceso combinado de integración internacional y desintegración nacional.
En su análisis sobre los conglomerados transnacionales, tema que Furtado aborda ampliamente en A hegemonia dos Estados Unidos e o subdesenvolvimento da América Latina , la idea general transmitida, es que este proceso en los países latinoamericanos, mientras externamente favorece la integración internacional en la nueva división internacional de trabajo, internamente promueve un proceso de desintegración nacional en términos sociales, económicos y culturales. Tres elementos se definen como pilares para comprender el condicionamiento de la formación de las sociedades subdesarrolladas: la difusión tecnológica limitada y condicionada, la administración y planeación de los procesos productivos y el consumo dirigido. Siendo que los dos primeros condicionan los procesos productivos, mientras el último diversifica de manera condicionada los procesos de consumo.
Partiendo siempre de una concepción estrictamente económica de desarrollo es a partir de este análisis que Furtado advierte como la “elevación de la productividad del factor trabajo” (), -si bien la acumulación es un factor clave para alcanzar el desarrollo- este no es el único factor primario, pues existen otros dos factores relacionados responsables del aumento de la productividad: el progreso tecnológico que permite aumentar la productividad física de los factores utilizados y la modificación estructural fruto de la transformación en el perfil de la demanda.
Así, conforme el tipo de ordenación que se le dan a estos factores primarios, es posible caracterizar el tipo de desarrollo que asume una “sociedad industrial”. Como muestra la figura 1, el orden de los factores se transmuta entre países centrales (desarrollo autónomo) y países periféricos (desarrollo dependiente), siendo que en el primer caso el motor del desarrollo es el progreso tecnológico, en el segundo el motor está representado por las modificaciones en el perfil de la demanda y las respectivas modificaciones estructurales que genera.
Teniendo presente esta diferencia, Furtado definirá entonces las economías dependientes de la siguiente manera:
Em síntese, o que caracteriza uma economia dependente é que nela o progresso tecnológico é criado pelo desenvolvimento, ou melhor, por modificações estruturais, que surgem inicialmente do lado da demanda, enquanto nas economias desenvolvidas o progresso tecnológico é, ele mesmo, a fonte do desenvolvimento. De uma perspectiva mais ampla, cabe reconhecer que o desenvolvimento de uma economia dependente é reflexo do progresso tecnológico nos polos dinâmicos da economia mundial. Contudo, convém assinalar que o elemento dinâmico não é a irradiação do progresso tecnológico, e sim a deslocação da curva da demanda. ()
Y agrega:
Ora, a especialização em um setor de produção primaria não exige necessariamente modificações nas técnicas de produção (...) [o progresso tecnológico] tenderá a penetrar na economia através dos investimentos em infra-estrutura e como reflexo da diversificação das formas de consumo [itálicos nuestros]. ()
2.2. Excedente – Progreso Tecnológico – Relaciones de poder
Dado este paso -precisamente las limitaciones inherentes al análisis económico le llevarían a buscar la construcción de una teoría social general- la primera necesidad de Furtado fue encontrar un concepto de acumulación más amplio que le permitiera avanzar en su perspectiva de desarrollo dependiente. Para ello, recuperaría el concepto clásico de excedente, que remonta a la escuela fisiocrática, según la cual existe una estrecha relación entre la forma de apropiación del excedente y la estructura de clases de la sociedad.
Dado que, para los estructuralistas, el subdesarrollo implica la existencia de desigualdades sociales entre países y al interior de estos, Furtado asumirá como tema central de su teoría del excedente, el estudio de “las formas inigualitarias de apropiación del fruto del aumento de la productividad del trabajo” [traducción nuestra] (), asumiendo entonces que la composición del excedente en una sociedad es reflejo de su sistema de dominación social, por lo que sin el conocimiento de la estructura de poder asociado no será posible avanzar en el estudio del desarrollo de las fuerzas productivas.
Modifica de esta manera el estructuralismo del CEPAL, su eje central de estudio de las particularidades del desarrollo dependiente en América Latina, al pasar del análisis de la relación acumulación – progreso técnico al estudio de la triada excedente – progreso tecnológico – relaciones de poder.
Comienza este análisis, describiendo lo que él denomina como las dos formas históricas de apropiación del excedente: la forma autoritaria, asociada a la extracción del excedente por coacción, y la forma mercantil, basada en una apropiación del excedente vía intercambio. La clase mercantil, como mediadora del proceso de intercambio, es la primera que actúa según la lógica de la utilización del excedente para apropiarse de otro excedente, es decir, que convierte excedente en capital.
Nas formações sociais capitalistas, a estrutura de poder se funda no controle do excedente que permanece incorporado aos processos econômicos, de intercambio ou diretamente produtivos. Portanto, o controle do capital substitui a coação direta, base da apropriação nas outras formas sociais. Mas, se observamos mais de perto uma ou outra forma de organização social, comprovamos sem dificuldades que no capitalismo formas encobertas de coação desempenham papel fundamental, pois o uso do excedente para a extração de outro excedente, ou seja, sua transformação em capital pressupõe a imposição de determinadas relações sociais. Destarte, o capitalismo deve ser entendido como uma formação sócio-política, ou seja, como uma estrutura de poder que impõe as relações sociais nas quais o excedente mais facilmente se transforma em capital. ()
Así, con el modo de producción específicamente capitalista que surge con la Revolución Industrial, los criterios mercantiles se expanden como principios de la organización social, haciendo que todas las relaciones sociales estén subordinadas a la forma mercancía. O sea, con el capitalismo industrial la lógica del intercambio se generaliza y se impone sobre toda la sociedad, de forma inescapable, la concepción del excedente como acumulación.
Este último elemento será definitivo para el análisis del progreso tecnológico en la triada que venimos analizando, pues sustentándonos en procesos históricos de acumulación, son promovidos procesos de innovación que dinamizan de manera paralela tanto la modificación de técnicas productivas, como procesos de modificación de patrones de consumo, los cuales, a su vez, generan procesos de desarrollo. Sin embargo, cuando vamos al caso de América Latina, Furtado advierte que esta difusión se da por la vía indirecta, y su particularidad está en que, a diferencia de los países centrales, en las regiones periféricas históricamente se prioriza la diversificación de los patrones de consumo respecto de una incipiente y muy restringida difusión de nuevas y mejores técnicas de producción. Esta condición en gran medida es la responsable del condicionamiento creativo (del principio de innovación) y de la extensión de la condición de dependencia del plano cultural al tecnológico; en consecuencia, del carácter imitativo de la industrialización sustitutiva latinoamericana, principalmente a partir de la II posguerra.
El avance capitalista industrial conllevó, de un lado, a naturalizar la canalización del excedente hacia la acumulación de capital y, del otro, a que las diferentes formas de apropiar el progreso tecnológico dieran como resultado un proceso de especialización geográfica a la usanza de la ley de las ventajas comparativas de Ricardo. Como proceso, este avance capitalista se encargó de enmascarar “tanto la extrema disparidad en la difusión del progreso en las técnicas de producción [y las implicaciones de esta sobre la organización de la fuerza de trabajo], como el hecho de que el nuevo excedente creado en la periferia no se conectaba con el proceso de formación de capital” dado que este “era destinado principalmente para financiar la difusión en la periferia de los nuevos patrones de consumo que estaban surgiendo en el centro del sistema económico mundial en formación” ().
Según Furtado, mientras “os economistas observaram ese processo histórico pelo seu lado externo, como difusão da economia de mercado”, en realidad se trataba “de uma evolução ao nível das estruturas de poder que controlam a apropriação do excedente” (). Se hace evidente entonces, en el análisis histórico que realiza Furtado, que no estamos simplemente, como lo veían los economistas, ante la difusión de la economía de mercado, sino ante un proceso de reorganización de las estructuras de poder que, de un lado, priorizan la canalización del excedente a la acumulación de capital y, del otro, socialmente imponen un nuevo conjunto de principios y valores que rigen las relaciones sociales.
Em síntese: a formação de um sistema de divisão internacional do trabalho foi não apenas uma questão de abertura de novas linhas de comercio, mas também, e de maneira principal, a imposição de padrões de cultura, os quais condicionaram subsequentemente o processo de acumulação, pois a industrialização nessas regiões se realizaria para “substituir” importações. ()
Ahora bien, si la difusión del progreso tecnológico priorizó la diversificación de patrones de consumo, podría pensarse que, para el caso de los países periféricos, es posible redefinir la relación excedente-progreso técnico-relaciones de poder según la fórmula excedente-modernización-relaciones de poder, en la medida que Furtado entiende como modernización “al proceso de adopción de patrones de consumo sofisticados (privados y públicos) sin el correspondiente proceso de acumulación de capital y progreso en los métodos de producción” (), el foco de este proyecto de expansión de capital estará en el control social para la materialización de transformaciones sociales y culturales que faciliten la reproducción del modo de vida capitalista. Este sin duda es un avance de grandes proporciones para entender la relación desarrollo-subdesarrollo y con ello el papel de la cultura en la forma particular de apropiación/imposición del mito del desarrollo en América Latina.
2.3. Ruptura en el Plano de la Racionalidad y Transmutación de los Medios en Fines
La forma particular en que se materializa la triada que venimos analizando, en el caso latinoamericano, es función de dos procesos que se desencadenan de forma paralela durante la difusión de la civilización industrial a la periferia en su nueva etapa capitalista monopolista. De un lado, como ya vimos, la canalización del excedente hacia la acumulación del capital requiere de un tipo de racionalidad que es función de una serie de transformaciones sociales, proceso que Furtado denominará como Ruptura en el Plano de la Racionalidad (RPR) y, del otro, que estas transformaciones sean facilitadas por el proceso que él llama de Transmutación de Medios en Fines (TMF), definido por el paso que bajo esta civilización se da a la acumulación como fin, antes que como medio para lograr el desarrollo. En este orden serán presentados a continuación cada uno de estos puntos.
El concepto de Ruptura en el Plano de la Racionalidad es propuesto por el autor en el primer capítulo del libro Criatividade e Dependência (1978), titulado Poder y espacio en una economía que se globaliza, donde explora el papel de las relaciones de poder en la legitimación y expansión del modelo social, económico, cultural que representa la civilización en cuestión. Conforme al autor:
A ruptura no plano da racionalidade ocorre quando o agente está capacitado para modificar o meio em que atua, apresentando no seu comportamento um fator volitivo criador de novo contexto. O campo do possível amplia-se e a racionalidade passa a requerer uma visão mais abrangente da realidade. Assumindo a criatividade, o agente impõe a própria vontade, consciente ou inconscientemente, àqueles que são atingidos em seus interesses pelas decisões que ele toma. Implícito na criatividade existe, portanto, um elemento de poder. ()
Es claro que hay un elemento de poder inherente a la idea de creatividad (innovación), y es precisamente por allí por donde el proceso de difusión del progreso tecnológico es condicionado en el caso de la periferia. Es decir, si, como hemos visto, es vía la diversificación de patrones de consumo que se canaliza el excedente y con ello se define el papel generador de dependencia del progreso tecnológico en la periferia, es necesario advertir que paradójicamente es sobre la “imposición” de una serie de tecnologías ya desarrolladas (obsoletas en la mayoría de los casos) y que responden precisamente a las necesidades de esos patrones de consumo difundidas, que se da el proceso de RPR. En otras palabras, mientras en territorio europeo la difusión de los criterios mercantiles avanzaba a la par del proceso de transformación social, política, económica y cultural, en el caso de la periferia estos criterios fueron impuestos en un breve lapso de tiempo de manera violenta, generando transformaciones sociales y culturales igualmente violentas, que se reflejaron en la profundización de las desigualdades sociales y en general los problemas estructurales que definen el subdesarrollo. Y agrega Furtado:
Com efeito: a dinâmica de uma sociedade em que as atividades produtivas são crescentemente subordinadas à lógica de um processo acumulativo constituía uma ruptura com tudo o que havia existido até então. De uma ou outra forma, todas as relações sociais tenderiam a refletir, em graus diversos, a despersonalização inerente à preeminência da acumulação. Tenderiam a ser vistas como coisas, como prolongação do mundo físico [itálicos nuestros]. ()
Es allí donde se hace fundamental introducir el elemento cultural en el concepto de RPR, el cual no está explícitamente presente en la idea presentada por Furtado en la cita anterior, pero puede ser captado en el desarrollo de los demás capítulos del libro, principalmente los históricos (capítulos 2 y 3). Para Furtado, la ruptura en el plano de la racionalidad debe ser entendida como un “fenómeno social total, en que economía, política y cultura forman un conjunto al interior del cual, por cierto, la acumulación de riqueza y de poder es determinante, pero que no se estabiliza como sistema de dominación económica y política sin la consolidación de una cultura (material y espiritual) adecuada”. Ruptura que se corresponde con la imposición de un nuevo tipo de relaciones sociales correspondientes con el modo de vida capitalista, por lo cual, por obvias razones se hace necesario borrar, deslegitimar, subvalorar, las formas de relación social tradicionales inherentes a las culturas latinoamericanas.
Para entender la idea de TMF, la figura 2a reproduce la idea ya planteada de cómo se da el proceso de difusión del progreso tecnológico en los países desarrollados. Al incorporar las relaciones de poder y canalizando este proceso por la vía indirecta planteada por Furtado, esa articulación, fruto de la RPR, invierte este proceso, es decir, el medio que era la acumulación, se convierte en el fin y el desarrollo, que era el objetivo último, pasa a ser el motor que intensifica los procesos de acumulación en la periferia, valiéndose de su condición de mito (figura 2b).
Ahora bien, es necesario hacer énfasis en el hecho de que, camuflado en esta idea de la difusión y bajo el proceso de innovación condicionado culturalmente (característica clave de los países de la periferia), se ven fuertemente comprometidos los procesos creativos en la medida en que la incorporación de la ciencia y la tecnología se da por vía indirecta a través de procesos impositivos de conocimiento (figura 2c). Así, la civilización industrial canaliza la invención hacia la instrumentalización, hacia la técnica, hacia la creación de medios para un fin previamente definido como es la acumulación, de allí, que la racionalidad instrumental prime y sea cimiento de la civilización industrial.
Es por ello que Furtado ve en la historia de la civilización industrial, una crónica del avance de la técnica o, en otras palabras, “la progresiva subordinación de todas las formas de actividad creadora a la racionalidad instrumental” ():
Os impulsos mais fundamentais do homem, gerados pela necessidade de auto identificar-se e de situar-se no universo – impulsos que são a matriz da atividade criativa: a reflexão filosófica, a meditação mística, a invenção artística e a pesquisa científica básica – de uma ou outra forma foram subordinados ao processo de transformação do mundo físico requerido pela acumulação. Atrofiaram-se os vínculos da criatividade com a vida humana concebida como um fim em si mesma, e hipertrofiaram-se suas ligações com seus instrumentos que utiliza o homem para transformar o mundo. [...] Destarte, um conjunto de normas derivadas do processo de acumulação sobrepõe-se à atividade criadora em sua expressão mais universal, qual seja a invenção do estilo de vida da sociedade. ()
A partir de esta consideración, el autor deja claro el avance de aquella idea de homogenización de mercados en base a la extensión de la cultura norteamericana, inherente a la expansión del capital monopolista y sus conglomerados transnacionales, y como el reflejo de este proceso evidencia la “deshumanización” del desarrollo:
Desenvolvimento é, portanto, um processo de recriação das relações sociais que se apoia na acumulação. A partir deste ponto de observação não é difícil compreender que, se a acumulação se transforma em um fim em si mesmo (quando passa a constituir a base do sistema de dominação social), o processo de criação de novas relações sociais transforma-se em simples meios para alcançá-la. A inexorabilidade do progresso levando à desumanização do indivíduo na civilização industrial é um desdobramento desse processo histórico. ()
En otras palabras, RPR y TMF hacen de la racionalidad instrumental “[...] uno de esos moldes o estructuras implícitas que ordenan y someten a la creatividad” (). De esta manera, la innovación se convierte en un proceso totalmente condicionado por los principios de la civilización industrial, inviabilizando la posibilidad de que procesos autónomos y endógenos puedan romper los moldes y las relaciones de dependencia. Es en este sentido que el autor planteará que la penetración de los criterios mercantiles en la organización de la producción representa la ampliación del sometimiento del espacio social a la racionalidad instrumental.
De esta forma, vemos que el proceso definido por Furtado como difusión de la civilización industrial es un proyecto complejo que, consecuente con el modelo capitalista que reproduce, expropia de manera violenta las posesiones de aquellas sociedades donde llega, transcendiendo incluso el mundo de lo material para posarse sobre aquello que es más propio para el hombre como especie, su capacidad de razonar, su capacidad de pensar y con ello su capacidad de crear, de generar nuevo conocimiento. En este sentido, el concepto de acumulación primitiva de conocimiento asume una nueva transcendencia, en la medida en que del despojo original se deriva la imposición de un conocimiento que subordina las formas de creatividad de la periferia a las condiciones estructurales definidas en el centro. En el caso latinoamericano, la implantación de conglomerados transnacionales se sustenta en la difusión de patrones de consumo y la búsqueda de homogenización de mercados y de la cultura a nivel mundial. Como dice Furtado:
Quando se limita à difusão de técnicas já conhecidas e comprovadas, o desenvolvimento se confunde com a acumulação. Mas circunscrever o estudo do desenvolvimento à acumulação é perder de vista que as técnicas não são outra coisa que formas de comportamento cuja racionalidade não é independente de fins preestabelecidos. A substituição do cavalo pelo automóvel não é apenas uma evolução do sistema de transporte: é a transformação de um estilo de vida. Falar de difusão ou transmissão de tecnologia é, portanto, um eufemismo, pois o que se está difundindo nesse caso é uma forma de viver, o que implica na desarticulação do sistema de valores preexistente na sociedade receptora das novas técnicas. ()
Lo cual provoca, en los términos del estructuralismo latinoamericano, un proceso de desintegración nacional, no sólo en el ámbito productivo, sino que principalmente en términos de fragmentación social y posterior reconfiguración social, reforzando la dependencia cultural. En otras palabras, la idea de progreso tecnológico como sinónimo del anhelado desarrollo, tan sólo es la apariencia que devela el capital porque, en esencia, la base de este proceso es la destrucción de los modos de vida tradicionales (campesinos, indígenas, afroamericanos) y la construcción, en su lugar, de nuevos modos de vida mediados por el mercado.
3. Efecto de demostración: de las teorías del desarrollo a la economía política de la comunicación
En su segunda conferencia, de un conjunto de seis charlas tituladas Problemas da formação de capitais em países subdesenvolvidos -ofrecidas entre julio y agosto de 1951 en Brasil, por invitación de Eugênio Gudin, del Instituto Brasileño de Economía, en Rio de Janeiro-, el profesor Ragnar Nurkse se introduce en el estudio de la desigualdad en la distribución de la renta en el mundo como potencial problema en el proceso de formación de capitales. Para ello toma mano de la teoría del comportamiento del consumidor originalmente planteada por James Duesenberry en su libro e intenta extrapolarla a la desigualdad entre los países en el contexto internacional.
Conforme a esta teoría, las funciones de consumo individual son inter-relacionadas y no independientes, lo cual puede ser explicado por dos razones principales. Primero, por lo que Nurkse denomina “teoría de la disparidad”, que tiene como base el deseo de emulación o de consumo ostentoso, según observación realizada a finales del siglo XIX por el institucionalista norteamericano Thorsten Veblen y, en segundo lugar, por el “efecto de demostración”, ED, según el cual, “Quando indivíduos estabelecem contacto com bens superiores ou padrões superiores de consumo, com artigos novos, ou novos meios de satisfazer velhas necessidades, ficam, depois de algum tempo, sujeitos a uma certa inquietação e insatisfação; a sua imaginação é estimulada, seus desejos aumentados, suas propensões de consumo deslocam-se para um nível superior.” ().
Según Nurkse, este fenómeno de interdependencia puede influenciar de manera significativa la decisión entre consumir o ahorrar. En sus palabras:
O montante da poupança realizada por um indivíduo depende não somente, e talvez nem mesmo principalmente, do nível de sua renda real, mas também, e talvez predominantemente, da relação entre sua renda real e o nível superior de renda de outras pessoas com as quais possa vir a ter contacto. ()
Es a partir de estas ideas que Nurkse plantea el efecto demostración como hipótesis explicativa para el problema de la formación de capital, pues dicho efecto explicaría que si el 75% de la población norteamericana no ahorra nada, no es por ser pobres o porque no desean ahorrar, sino porque los patrones de consumo mantenidos por el restante 25% de la población estimulan sus deseos de gastar a tal nivel que nada les sobra para ahorrar.
Hecho este análisis, Nurkse busca extrapolar esta hipótesis para las relaciones económicas internacionales. Para él la dinámica del progreso tecnológico implica una secuencia lógica de generación de nuevos productos, modificación de modos de vida (patrón de vida) y por último generación de nuevas necesidades que en el caso de países subdesarrollados terminan siendo suplidas vía importaciones.
En este sentido, dice “É muito mais fácil adotar hábitos de consumo do que melhores métodos de produção” (), es decir, para las clases de rentas altas en los países subdesarrollados es más fácil acceder a la modernización vía patrones de consumo, que vía adopción de patrones tecnológicos que a la postre permitan el acceso a nuevos productos. Es importante tener claro que para Nurkse la intensidad del ED también depende de la extensión en que una comunidad tiene conciencia de tales disparidades, para lo cual el incremento progresivo de los medios de comunicación, facilita el acceso a información y con ello al conocimiento de estas discrepancias. Al referirse el autor a los nuevos medios de comunicación, está considerando no sólo los medios masivos, como la radio, la televisión, los periódicos, sino también otros canales como la educación.
3.1. Escuela crítica de comunicación: Efecto demostración, medios de comunicación y frustración
Fue precisamente este último elemento, el de la información y la comunicación, el que varios autores latinoamericanos analizarían años después al revisitar el concepto de ED como elemento explicativo de las problemáticas sociales desencadenadas por las desigualdades sociales inherentes al avance del capitalismo en América Latina. Por ejemplo, en texto publicado en la revista El Trimestre Económico en 1963, bajo el título El efecto “demostración” y las economías subdesarrolladas, Alberto Baltra, al analizar el tema en cuestión, hace referencia al papel que los medios como el cine, la televisión o la prensa pueden jugar en esta tarea en la medida que este ED puede tornarse motor de respuestas sociales, movimientos sociales que, contrarios a la lógica de la imitación, desde una perspectiva cultural, de arraigo a sus culturas y tradiciones, se resistan a adoptar dichos referentes socio-culturales. En palabras del autor:
Estos medios permiten al sujeto comparar, directa y objetivamente, su estándar de vida con el de otras personas. La comparación, por cierto, puede ser favorable o desfavorable. Es desfavorable cuando el sujeto se pone en contacto con bienes de calidad superior a los que él consume de ordinario. Cada uno de estos contactos amenaza la estabilidad y persistencia de los consumos habituales ya que el sujeto reconoce la superioridad de patrones de consumo distintos al suyo. El contacto estimula su imaginación, despierta deseos, provoca insatisfacción, genera desagrado. En suma, da origen a una necesidad: la necesidad de mejorar el estándar de vida, de elevar la propensión a consumir. ()
Y más adelante adiciona:
El consumo ostentoso produce, entonces, un efecto individual único: la insatisfacción con el actual estándar de vida. Pero, como el fenómeno afecta, por igual, a grandes masas, se traslada de lo individual a lo colectivo, se unifica en una aspiración común, y genera un proceso social. un descontento activo que representa, tal vez, el acontecimiento humano más trascendental del siglo XX. Basta pensar “sólo un instante en las ansias, los anhelos, las inquietudes, que los empleados, los obreros y los profesionales, de ingresos medios y bajos, deben experimentar necesariamente ante las ostentaciones de las clases con altas rentas y frente a las imágenes que les muestran el cine o la publicidad”. Todas estas son potentísimas fuerzas psicológicas y sociales que, de continuo, suscitan y vigorizan los anhelos de mejores condiciones de vida. Millones y millones de personas reclaman una existencia decente y digna. En todos los países con economías subdesarrolladas hay una fuerte demanda social de progreso y bienestar. La acción, unida y articulada, de esta demanda con el extraordinario crecimiento demográfico de las áreas subdesarrolladas es la fuente donde se nutren los estímulos motores de los movimientos sociales y políticos que están conmoviendo, removiendo y transformando el mundo. ()
En esta línea, Edmundo Flores, en su libro Tratado de Economía Agraria (1961), al referirse al tema de la estructura agraria en América Latina, plantea al ED como uno de los factores que generan “presiones violentas” en favor de procesos de reforma agraria. Para él, a diferencia de lo ocurrido en los países avanzados donde el ED “se limita a precipitar el cambio de patrones de consumo y a alterar la composición de la demanda, (…) en los países donde la demanda efectiva es reducida y tiende a disminuir o a permanecer constante, el efecto demostración es explosivo puesto que produce una especie de cortocircuito social al exacerbar la frustración de las masas.” ()
Luis Ramiro Beltrán, de su parte, en La Revolución Verde y el Desarrollo Rural Latinoamericano (1971), articula ED, medios de comunicación y frustración, al plantear que
Ese proceso imitativo no puede darse a menos que haya contacto suficiente entre los que tienen ingresos menores y los que disfrutan de ingresos harto mayores. Y es ahí que algunos ven los medios masivos de comunicación como culpables de facilitar desaprensivamente el “efecto demostración”. Forzados por el ansia mercantil de sus anunciadores a “ampliar el mercado”, diarios, radios y televisores estimulan a las clases de bajos ingresos a adoptar costumbres sociales y modos de compra equivalentes a los de las clases de altos ingresos. Incitan a los pobres a conducirse como si fueran ricos; [...] Ofrecen al pueblo, en suma, un mundo maravilloso que no está a su alcance. ()
Y a continuación agrega:
Quienes piensan de ese modo afirman que, en la medida que la disparidad entre pretensiones y realizaciones se acentúe, las personas experimentarán una lógica frustración. Y no faltan sicólogos que adviertan que esa frustración puede llevar en muchos casos a la agresión. ()
Desde esta perspectiva, es claro que Beltrán entiende el efecto de demostración como un problema estructural asociado a la búsqueda del desarrollo de las comunidades, dejando de lado aquella hipótesis funcionalista que atribuye a problemas cognitivos y/o culturales propios de las comunidades subdesarrolladas. Son entonces los medios de comunicación, grandes responsables de incentivar e intensificar el efecto de demostración, y en este sentido, es un problema que se enraíza en la estructura social de las comunidades y actúa como propulsor de potenciales transformaciones en los modos de producción, especialmente en los modos de vida.
La gran limitante o crítica que puede realizársele a esta propuesta de Beltrán es que en la medida que sus propuestas buscan dar soluciones al interior del esquema democrático burgués, sus alternativas entregan la solución a la institucionalidad imperante, a su voluntad política y con ello a procesos de planificación y generación de política pública que permitan revertir dicha problemática.
3.2. La solución furtadiana de la Economía Política de la Comunicación y la Cultura.
Las críticas de Furtado a la propuesta de efecto de demostración de Nurkse se dan a través de su artículo , en el cual el autor entiende que la dinámica del progreso tecnológico implica la invención (creación) de nuevos productos, los cuales promueven la transformación de los modos de vida, generando a su vez “nuevas necesidades”.
Como resultado de estos análisis, la perspectiva de Furtado transciende la problemática del efecto demostración al tratar el tema de la imitación, por las élites blancas de América Latina, de los patrones culturales europeos y, luego, norteamericanos, en los términos que venimos analizando, lo que configura su concepto de dependencia cultural. No se trata simplemente de impulsos (positivos) al desarrollo por la imitación de los patrones de consumo de las élites centrales, ni tampoco se pueden entender los bloqueos al desarrollo como consecuencias (negativas) de la frustración que el consumo ostentoso de las élites provoca en las masas nacionales empobrecidas.
Los autores del presente artículo han tratado de avanzar en la superación de las limitantes con las que carga este concepto, recuperando la idea de dependencia cultural de Furtado, diferenciándolo de aquel trabajado en la década de los 60 por la primera escuela crítica de Comunicación latinoamericana. Para ello, se basan en los avances teóricos realizados por la Economía Política de la Comunicación y la Cultural (EPC) brasileña y, de manera específica, de los trabajos de ; especialmente la propuesta teórico-metodológica de que al analizar las contradicciones del capital, es necesario adicionar a la tradicional contradicción capital-trabajo (subsunción del trabajo en el capital), el análisis de la contradicción economía-cultura (subsunción de la cultura popular en la economía), como punto de partida para superar las limitantes del efecto de demostración.
Es en estos términos que, para los autores, “la industria cultural emerge como la instancia de mediación característica del capitalismo monopolista, y es precisamente en esa perspectiva que se puede entender el significado real del concepto de efecto demostración, considerando además que, bajo la idea de cultura de masas, se encubre la existencia de una cultura de clase” ().
Un aspecto fundamental de la organización de los sistemas de comunicación y, más específicamente de los mercados de radiodifusión en América Latina derivado de las condiciones estructurales en que se han desarrollado, se traduce, como en el ejemplo del mercado brasileño de televisión, en la “existencia de un recorte fundamental entre la masa de los telespectadores y el grupo limitado que dispone de poder adquisitivo para participar del consumo diferenciado propuesto por la publicidad. Esto es fruto de la estructura distributiva extremadamente concentrada que caracteriza la economía brasileña” (), lo que transciende el enorme impacto económico sobre el sector de publicidad y toda la industria de comunicación en el país:
La radiodifusión se desarrolló por toda parte con un objetivo: conquistar la simpatía del público (...) Pretenden las empresas que la respuesta del público sea la compra de sus servicios y de sus mercancías; pretenden el gobierno y los grupos políticos que tienen acceso a los medios una base de opinión pública favorable a sus posiciones; pretenden las agencias de publicidad contentar a sus clientes. Las emisoras de televisión quedan en el centro de un dilema, teniendo que atentar, de un lado, para las empresas, las agencias y los anunciantes que tienen un interés específico en relación al público y, de otro lado, para el gobierno, cuyo interés es absoluto. En el confronto entre los objetivos comerciales e ideológicos de la propaganda, los anunciantes se esfuerzan por buscar formas adecuadas a una audiencia bastante delimitada y precisa, tomando esa audiencia como una diana imaginaria. ()
Esto es solo un ejemplo para indicar los impactos económicos y políticos de orden estructural que se interponen al funcionamiento de los sistemas de mediación en una economía subdesarrollada, lo que en el tiempo, se traducirá en mayor dependencia y en una radical contradicción de orden cultural que explica el efecto demostración, tanto en su aspecto, digamos, desarrollista, de integración del país a los patrones de consumo y a la cultura material del centro capitalista, como en el carácter supuestamente patológico de los bloqueos impuestos por la extremada concentración de ingresos que nos caracteriza.
Referencias bibliográficas
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Herrera, M. y Bolaño, C. (2019). Estructuralismo histórico, economía política y teorías de la comunicación. Notas sobre la trayectoria del pensamiento crítico latinoamericano. Palabra Clave, 22(2). https://doi.org/10.5294/pacla.2019.22.2.7
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Notas
[*] Mauricio Herrera Jaramillo es doctor en Historia Económica por la Universidade de São Paulo. Investigador del grupo de investigación Conflicto, Región y Sociedades Rurales de la Pontificia Universidad Javeriana y del GT Comunicación, Economía Política y Sociedad (OBSCOM-CEPOS) de la Universidade Federal de Sergipe. Pertenece también a los grupos de trabajo de CLACSO de Economía Política de la Información, de la Comunicación y de la Cultura (EPICC) y Estudios Críticos del Desarrollo Rural.
[**] César Siqueira Bolaño es profesor de la Universidade Federal de Sergipe. Fundador de los grupos de Economía Política de la Comunicación de INTERCOM y de ALAIC. Es coordinador del GT Comunicación, Economía Política y Sociedad (OBSCOM-CEPOS), del Consejo Nacional de Investigación de Brasil (CNPq) y del GT CLACSO de Economía Política de la Información, de la Comunicación y de la Cultura (EPICC). Entre sus libros se encuentran Mercado Brasileño de Televisión e Industria Cultural, Información y Capitalismo.
[1] Al respecto afirma: “Desde los años sesenta algunas fundaciones norteamericanas comenzaron a mostrar creciente interés en colaborar con nuestras instituciones. Esto no era un interés inocente. La guerra fría había despertado en aquel país la necesidad de asumir lo que consideraba su responsabilidad planetaria y entre sus numerosas deficiencias se identificó el insuficiente conocimiento de los países y pueblos de las distintas regiones del mundo. Con el objetivo de suplir estas deficiencias nacieron diversos centros y programas universitarios de estudios de áreas (areastudies centers) a los cuales el gobierno y varias fundaciones privadas norteamericanas asignaron importantes recursos. Nuestras instituciones latinoamericanas les cayeron como anillo al dedo por lo que pronto se vieron reflejados en donativos, programas conjuntos de investigación, becas de posgrado, publicaciones, etc. Los latinoamericanos supimos aprovechar la ocasión, y aunque podíamos no compartir con las fuentes norteamericanas su responsabilidad planetaria, los recursos no nos caían tan mal, y en nuestros consejos académicos se planteaba la necesidad de asumir profesionalmente el fondeo (fund-raising)
[2] Estas instituciones proveerían el sustento teórico de la política de Promoción Popular implementada por el gobierno de Eduardo Frei Montalva (1964-1970).
[3] En 1963, llegaría Franz Hinkelammert a la Universidad Católica de Chile, economista y teólogo que haría importantes aportes a la teología de la liberación. Posteriormente, en 1964, de la mano de Eduardo Humay, sería creado el Centro de Estudios Socioeconómicos (CESO), donde llegarían intelectuales como Andre Gunder Frank, Theotonio dos Santos, Ruy Mauro Marini, Vania Bambirra, entre muchos otros. En 1967 personajes como Claudio Véliz y Osvaldo Sunkel, crearían el Instituto de Estudios Internacionales (IEI), y en la Universidad Católica seria creado el Centro de Estudios de la Realidad Nacional (CEREN). En este mismo periodo serían creadas otras instituciones con vínculos más internacionales, como la Escuela Latinoamericana para Graduados (ESCOLATINA), adscrita al Instituto de Economía y Planeación de la Universidad de Chile, la cual fue dirigida entre 1965 y 1971 por Aníbal Pinto, así como el grupo de Pensamiento Latinoamericano en Ciencia, Tecnología y Sociedad (PLACTS), movilizado por un gran número de académicos que serían convocados por el ministro de Educación de la época, Juan Gómez Millas, para trabajar en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Chile (Lozoya, 2013), entre ellos figuras como Jorge Sábato, Amílcar Herrera, Óscar Varsavskyy, Miguel Wionczek, Javier Urquidi ().
[4] “No puede admitirse que el subdesarrollo sea un momento en la evolución de una sociedad económica, política y culturalmente aislada y autónoma. Se postula, por el contrario, que el subdesarrollo es parte del proceso histórico global del desarrollo, que el subdesarrollo y el desarrollo son dos caras de un mismo proceso universal, que ambos procesos son históricamente simultáneos, que están vinculados funcionalmente, es decir, que interactúan y se condicionan mutuamente, y que su expresión geográfica se concreta en dos grandes polarizaciones; por una parte, la polarización del mundo entre los países industriales, avanzados, desarrollados, centros, y los países subdesarrollados, atrasados, pobres, periféricos y dependientes; por otra, una polarización dentro de los países en espacios, grupos sociales y actividades avanzadas y modernas, y en espacios, grupos y actividades atrasadas, primitivas, marginadas y dependientes” ()
[5] A hegemonia dos Estados Unidos e o subdesenvolvimento da América Latina será el libro en que Furtado desarrollará a profundidad su análisis sobre el papel de los conglomerados transnacionales en el subdesarrollo de América Latina. Es importante resaltar que la primera edición de este libro fue publicada en 1970 en inglés y francés, siendo que la edición portuguesa sólo verá luz en 1973. Otro dato importante es colocado por el autor en el prefacio del libro: (...) es un libro que constituye la sustancia de la integración de dos libros de ensayos publicados en portugués y español previamente: S e El propósito de este libro, de un lado, es hacer énfasis en los “fatores externos que tendem a agravar e a perpetuar o subdesenvolvimento (...) [y, de otra parte, poner] em evidência as novas formas de dominação internacional apoiadas no progresso tecnológico” ().
[6] Condicionado a los intereses norteamericanos y a la evolución de las pautas de consumo de las élites locales.
[7] Este punto hace referencia a la necesaria transferencia de métodos más eficientes para la toma de decisiones ante la necesidad de manejar de manera efectiva las redes necesarias para la expansión funcional y geográfica de los conglomerados. En este sentido, el avance en las técnicas de manipulación de información, al permitir trabajar una mayor cantidad de información en una menor cantidad de tiempo, facilita la revolución en los métodos de dirección de control y con ello la salida al exterior del centro de toma de decisiones. Es decir, aunando los avances en las teorías de la información, la cibernética y la electrónica, el capitalismo generaba nuevas condiciones de operación que rompía con las barreras funcionales y geográficas existentes garantizándole a las empresas la eficiencia económica que requería su proyecto de expansión.
[8] Esta categoría debe ser entendida como una nueva evolución conceptual por parte del autor en su búsqueda por incorporar el tema cultural en el análisis del desarrollo. Si bien no supera las limitantes explicativas de otras como homogenización cultural o efecto demostración, veremos que fue un punto de partida para llegar al concepto de dependencia cultural.
[9] En cuanto al primer caso, un buen ejemplo es el aumento de la productividad en una industria a través de la sustitución de equipamientos por una tecnología más avanzada. El segundo caso puede parecer un poco más complejo dada su naturaleza indirecta. El ejemplo escogido por Furtado hace referencia a la expansión de las plantaciones de café, resultado de modificaciones en la demanda global de este producto, y que tras su análisis es posible identificar, adicional al aumento de la productividad, la generación indirecta de transformaciones sociales como procesos migratorios hacia las regiones favorecidas, o la concentración de recursos en estos territorios que, a la postre, alteran fuertemente las estructuras sociales y las dinámicas culturales propias de la regiones.
[10] El libro referencia para entender la apropiación del concepto de excedente en Furtado es Prefacio a nova economia política. Rio de Janeiro: Paz e Terra, 1976. Ya para entender la relación entre estructuras de poder y creatividad, así como de ambas con el progreso tecnológico y las particularidades de estas relaciones en la civilización industrial y su difusión para América Latina véase Criatividade e Dependencia na Civilização Industrial. Rio de Janeiro: Paz e Terra, 1978.
[11] Detrás del concepto de modernización periférica que adopta Furtado, como lo hemos visto, hay un extenso recorrido teórico. No podríamos hacerlo en este espacio. El punto sobre el que queremos llamar la atención aquí es la importancia que el autor da a la necesidad de que en el estudio del desarrollo sean realizados de manera conjunta el análisis al nivel de la producción y al nivel del consumo, no anteponiendo el primero sobre el segundo como tradicionalmente es realizado. Conforme al autor: “Para captar a natureza do subdesenvolvimento, a partir de suas origens históricas, é indispensável focalizar simultaneamente o processo de produção (realocação de recursos dando origem a um excedente adicional e forma de apropriação desse excedente) e o processo da circulação (utilização do excedente ligada à adopção de novos patrões de consumo copiados de países em que o nível de acumulação é muito mais alto), os quais, conjuntamente, engendram a dependência cultural que está na base do processo de reprodução das estruturas sociais correspondentes.” ()
[12] Para Nurkse, el patrón de vida tiene dos sentidos: el primero, de aspiración y el segundo, referente a aquello que un país o un pueblo puede costear. Por ejemplo, “cadillacs e televisão podem constituir parte do padrão de vida de um país no primeiro sentido, mas não no segundo” ()
[13] Que a su vez estaba fuertemente influenciada por las teorías de la dependencia de autores del campo de la sociología, especialmente, Fernando Henrique Cardoso y Enzo Falleto y en la idea de imperialismo cultural.
[14] En sus estudios sobre la Industria Cultural, Bolaño entiende que, durante el proceso de apropiación de la cultura por el capital, esta sólo pudo ser alcanzada porque hubo un momento inicial de “acumulación primitiva de conocimiento”: (…) la subsunción del trabajo cultural es lo que garantiza el diálogo permanente de la Industria Cultural con las culturas populares, dinamizándose el conjunto y garantizando, con eso, la reproducción de la hegemonía. Es a través del trabajo, por tanto, que lo popular determina lo masivo y es a través del trabajo que el capital cultural ejerce su hegemonía sobre lo popular. La tecnología sirve para subsumir aquel trabajo popular particular, que dispone de conocimiento tácito derivado en su origen, de su extracción popular, de modo que para que la hegemonía se ejerza, la subsunción siempre será de alguna forma limitada, siendo eso lo que explica las especificidades de la Economía Política de la Comunicación y la Cultura y no la herencia de la unicidad de la obra de arte como lo presenta la Economía Política de la Comunicación francesa.