1. Introducción
La crisis económica del 2008 y la lenta recuperación desde entonces, especialmente en términos de empleo, generaron un ambiente propicio para instaurar en la opinión pública española la idea de una generación perdida. En efecto, la tasa de desempleo de los menores de 25 años se instaló en niveles asfixiantes, siempre superiores al 30% durante el período 2009-2020, con un máximo del 55.5% en el 2013, muy por encima de los niveles de la Unión Europea (UE) y de la Eurozona, donde nunca llegó a superarse el umbral del 25%. Aquellos que tienen la suerte de contar con un empleo se enfrentan a una gran precariedad, que podemos ejemplificar en la elevada tasa de temporalidad o en el estancamiento salarial.
La emigración internacional aparece, entonces, como una salida lógica para afrontar esta situación. Si España se había convertido claramente en un país de inmigración neta en la década previa, el incremento de la emigración a partir del 2008 llevó a que el país presentara de nuevo saldos negativos. Este fenómeno atrajo el interés de los medios y del mundo académico y se instauró en el debate político (). El discurso más extendido subrayaba la juventud de los emigrantes y su mayor cualificación, en contraposición a las ondas migratorias previas, normalmente subrayando el término “la generación más preparada de nuestra historia”, que remitía directamente a la llamada fuga de cerebros, que se popularizó en nuestro país en estos años.
Un análisis más pormenorizado de los datos muestra una mayor complejidad. Aún reconociendo la debilidad de las fuentes estadísticas disponibles, se comprueba que esta emigración estuvo claramente dominada por los inmigrantes naturalizados que retornaron a sus países de origen o abandonaron el país para probar fortuna en otros menos afectados por la crisis económica. Más allá de eso, si bien el perfil tipo de los emigrantes españoles mostraba un alto nivel formativo, la emigración de baja cualificación no era en absoluto despreciable (). Aunque la emigración de los nacidos en España fue menor, indudablemente aumentó, lo que puede tener consecuencias en el futuro. Por ejemplo, si estos emigrantes se consolidan en sus países de asentamiento y sirven de plataforma para facilitar la emigración sucesiva en los próximos años, lo que sería consecuente con el papel que acostumbran a jugar las redes migratorias ().
En cualquier caso, la fuga de cerebros no parece (aún) un problema de calado significativo para España. Los datos sitúan al país como uno de los menos afectados a nivel mundial (; ). En los últimos años, el interés se desplazó a un problema mucho más evidente: las migraciones internas y sus consecuencias en términos de desequilibrio territorial. La idea de un gran centro, Madrid, que aglomera el conjunto de empleos de alta cualificación gracias a ser la localización predilecta de las sedes de las multinacionales y de los organismos públicos, drenando el talento de las áreas circundantes, está detrás de buena parte de la narrativa sobre la España vacía (). Si bien no deja de ser cierto, especialmente para Castilla y León y Castilla-la Mancha, el panorama es más complejo, con una clara predominancia del eje Mediterráneo y de las zonas costeras sobre las interiores.
¿Dónde se sitúa Galicia dentro de este esquema general de las cosas? A las notas introductorias ya presentadas habría que añadir el pasado emigratorio de la comunidad, que sin duda hace que este debate asiente y se intensifique en el territorio. Ahora bien, podemos contrastar la difusión de este discurso con la ausencia de estudios rigurosos sobre la temática. Dentro de nuestro conocimiento, sólo podemos citar tres: uno de ellos analiza la movilidad interna a partir de datos de contratación derivados del Servicio Público de Empleo para el período 2003–2010, llegando a la conclusión de que el colectivo emigrante es marcadamente joven y altamente formado. El elevado volumen de esta emigración podría constituir un problema de fuga de cerebros, motivado por las deficiencias del mercado laboral gallego y sus elevados niveles de precariedad (). Otro más reciente, emplea multitud de fuentes entre las que destacan una macroencuesta realizada entre los diplomados de la Universidad de Vigo desde su creación, lo que permite estudiar la emigración de este colectivo para el período 1990-2015. Su conclusión básica es que Galicia es una exportadora de talento a otras CC.AA., al tiempo que presenta un saldo positivo en la migración internacional, sin que sea posible determinar el nivel educativo en este caso (). Por su parte, el tercer trabajo emplea diversas fuentes para estudiar la emigración contemporánea, centrándose en buena medida en la estructura por edades de la diáspora gallega en los distintos destinos y mostrando que buena parte de su crecimiento se debe a las segundas generaciones, descendientes de los emigrantes gallegos del siglo XX que, pese a haber nacido fuera del país, mantienen la vinculación con Galicia ().
Nuestro estudio viene, pues, a cubrir este significativo vacío, ofreciendo una panorámica general de la situación de la emigración contemporánea en Galicia que nos permita, además, hacer un primer balance sobre la existencia, o no, de una problemática de fuga de cerebros. Nuestra aportación principal, con respecto a los estudios anteriores, viene dada por la elaboración de una metodología propia que permite estimar stocks de emigrantes internacionales por región de origen en lugar de por país, como es tradicional. Complementamos esta aportación metodológica con el estudio de dos fuentes de datos propias, proporcionadas respectivamente por el Instituto Nacional de Estadística (INE) y por el SEPE. Nuestros resultados muestran que Galicia es, con diferencia, la comunidad más afectada por la fuga de cerebros, aunque existen importantes matices. Precisamente, la otra aportación principal de nuestro trabajo consiste en ofrecer una comparativa de la situación gallega con la de las otras CC.AA., hecho que consideramos básico para entender realmente la posición relativa de la comunidad.
A continuación, la estructura del artículo es la siguiente: después de esta introducción, realizamos una breve revisión de la literatura de la temática. Posteriormente, presentamos los materiales y métodos disponibles para el estudio de las migraciones en Galicia, incluyendo la metodología desarrollada por nosotros para estimar los stocks de emigrantes internacionales por nivel educativo y CC.AA. de origen. En el apartado de resultados, presentamos la panorámica general de la emigración externa y de la emigración interna en dos epígrafes diferenciados. En los epígrafes siguientes analizamos la fuga de cerebros, también a nivel externo e interno. Posteriormente, reflexionamos sobre el papel de la inmigración como fuerza compensatoria de la emigración. Para finalizar, cerramos el trabajo con nuestras conclusiones.
2. Revisión de la literatura
Contrariamente a algunas suposiciones, la “fuga de cerebros” es ya un viejo debate para los economistas (). Resumiendo, esta fuga de cerebros puede definirse como la preocupación tanto por la elevada emigración de individuos altamente formados como por las potenciales repercusiones negativas que esta emigración puede tener para sus territorios de origen. Se entiende de forma implícita que las personas altamente cualificadas tienen una contribución superior a la hora de conseguir y sostener el desarrollo económico. Por una parte, se considera que el nivel de estudios de la población es un proxy válido para captar el esquivo concepto de capital humano, que se supone clave del desarrollo económico en los modelos de crecimiento endógeno. A nivel teórico, una mayor cualificación media de los trabajadores debería reflejarse en una mayor productividad e incluso en un avance tecnológico más rápido o intenso.
Existen, por lo tanto, dos cuestiones cruciales para determinar si podemos hablar de un problema de fuga de cerebros: determinar si la emigración de personas altamente cualificadas es muy elevada (lo que debe ser entendido siempre a nivel relativo) y determinar si esta emigración tiene efectos negativos en Galicia. Debemos apuntar que la segunda cuestión ha dado lugar a un amplio debate teórico, en el que se propusieron diversos mecanismos que pueden mitigar, o incluso anular completamente, estos potenciales efectos negativos: el envío de remesas, la migración de retorno, la formación e impulso de vínculos comerciales con el país en el que se asientan importantes diásporas o el efecto incentivador en la inversión en educación. Si bien, probar la existencia de estos efectos a nivel empírico ha sido, hasta ahora, muy complejo.
Si las consecuencias de esta emigración han generado cierta polémica, existe más consenso al indicar que la causa (o determinante) de estos movimientos es mayoritariamente económica. El modelo neoclásico parte del concepto de capital humano como inversión que los individuos realizan en sí mismos (). Según esta lógica, las migraciones son una forma racional de maximizar la utilidad (retorno) de esta inversión, una vez descontados los posibles costes(). Esta visión fue mejorada con una aportación básica del campo de la sociología: el concepto de las “redes migratorias”. La existencia de una comunidad ya asentada de inmigrantes de un determinado territorio, comunidad, país o etnia reduce los costes de asentamiento de posteriores inmigrantes que comparten ese origen. Conjuntamente con los ya señalados, se consideran otros factores de atracción o expulsión, que actúan respectivamente en los países de destino u origen y que se incorporan en modelos econométricos derivados del “modelo de gravedad ” (; ).
Ya que la migración depende, por lo general, de las disparidades en los niveles de vida y de las oportunidades laborales, el territorio cobra especial importancia en el análisis. La concentración de las actividades intensivas en conocimiento, especialmente en las grandes ciudades, puede tener un impacto directo sobre los flujos migratorios de personas altamente cualificadas. Esta tendencia a la aglomeración se explica por factores económicos (; ; ) que no se tuvieron en demasiada consideración dentro de la literatura de la fuga de cerebros, con las notables excepciones de , que desarrolló un modelo teórico donde la existencia de rendimientos crecientes genera una fuga de cerebros auto-sostenida, o que más recientemente desarrolló un modelo similar.
En el campo de la economía urbana, ha dado lugar a un debate sobre si el atractivo a la hora de captar estos inmigrantes es la causa o la consecuencia del dinamismo económico (). En cualquier caso, causa o consecuencia, las personas altamente cualificadas tienden a aglomerarse en un reducido número de ciudades dinámicas, calificadas a veces de “ciudades globales” (). En el caso de España, recientes estudios de denuncia sobre la “España vacía” han subrayado cómo las ciudades de tamaño medio comienzan ya a perder población ante la incapacidad de competir con los grandes núcleos urbanos de Madrid y Barcelona, que se configuran como los polos de dinamismo del país ().
3. Materiales y métodos
El primer paso que tenemos que dar, consiste en establecer una definición operativa de lo que entendemos por emigrante cualificado. En la teoría, ese capital humano abstracto que atesoran estos individuos debería venir señalizado por un mayor nivel educativo, ser preciso para desempeñar tareas específicas o trasladarse, directamente, en una mayor productividad y, por tanto, en una mayor remuneración por su trabajo (). En la medida de lo posible, emplearemos la definición de individuo cualificado en base al nivel educativo, ya que es el más operativo con los datos de los que disponemos habitualmente. En adelante, clasificaremos como cualificados a aquellos individuos que tengan por lo menos un año de educación terciaria o superior completa, equivalente a un nivel 5 en el International Standard Classification of Education (ISCED)2011.
Nuestra siguiente puntualización señala que, al hablar del estudio de las migraciones con perspectiva regional, debemos referirnos tanto la migración externa como la interna. Dentro de ambas, existen dos formas fundamentales de presentar la información en lo referente a emigración, bien mostrando los stocks de emigrantes o bien refiriéndonos a los flujos migratorios. En cuanto a sus diferencias:
- a)
Los stocks muestran cuántas personas originarias de un determinado territorio se encuentran residiendo fuera de él en un determinado momento del tiempo. Actúan así, como fotos fijas que permiten contrastar cuáles son los territorios más afectados por la emigración (o más atractivos para los inmigrantes). Sin embargo, este tipo de información tiene varios defectos: los stocks de emigrantes no dejan de ser consecuencia de los flujos acumulados durante años. Que un territorio presente una elevada proporción de sus nativos residiendo en el exterior no quiere decir, necesariamente, que ese territorio tenga un problema de emigración en el momento actual (como veremos más adelante).
- b)
Los flujos, por su parte, determinan cuántas personas salen o entran de un determinado territorio durante una franja temporal determinada (generalmente un año). Son, pues, los idóneos para medir la intensidad de la emigración e inmigración actual, y además capturan las variaciones de tendencia provocadas por los cambios de coyuntura (como las crisis económicas, los conflictos bélicos, etc.).
3.1. Materiales y métodos para el estudio de la migración internacional
La práctica más extendida para la determinación de la fuga de cerebros en la emigración internacional emplea generalmente los stocks de emigrantes por nivel educativo. Ante la ausencia de datos de emigración de calidad y con información precisa sobre el nivel educativo en los países de origen, se desarrolla una metodología alternativa que consiste en recopilar todos los censos posibles para obtener información de los inmigrantes presentes en cada país de destino. En la medida en que el conjunto de destinos consigue niveles considerables, se puede considerar representativo de la emigración total. Inicialmente, el trabajo se realizó tomando los países de la OCDE como destino (), y más tarde fue ampliado al resto de países (; ). En la actualidad, es la propia OCDE la que publica una base de datos con esta información, conocida como DIOC o DIOC-E.
El principal problema de esta metodología es el relativo “desfase” para actualizar los datos. En efecto, los datos más recientes son del 2015/16 para el conjunto de países de la OCDE y del 2010/11 para el conjunto de los países del mundo con información disponible. Dado que la siguiente ronda de censos está programada para el 2020/21, y teniendo en cuenta los previsibles problemas derivados por la pandemia mundial de la COVID19, es probable que la versión de la DIOC-E no se actualice hasta bien entrado el 2025. En cualquier caso, esta metodología no nos permite estudiar la emigración regional, ya que identifica a los inmigrantes únicamente por país de origen.
Tenemos, pues, que encontrar fuentes primarias de emigración que incluyan una desagregación por región de origen de los emigrantes y, a poder ser, con información sobre el nivel educativo de los mismos. Afortunadamente, España es uno de los pocos países que dispone de esta información y la hace pública. Concretamente, los datos del padrón de españoles residentes en el extranjero (PERE) o del censo electoral de residentes ausentes de España (CERA), nos permiten calcular stocks de emigrantes por región de origen y país de destino. Desafortunadamente, debemos advertir que estos datos están sistemáticamente infravalorados debido al problema del subregistro consular (). Sin embargo, si suponemos que no existe una diferencia estadísticamente significativa en la propensión a registrarse según la comunidad autónoma de nacimiento, podemos calcular las proporciones regionales en la emigración a cada país de destino y aplicar luego esos coeficientes regionales al número de inmigrantes nacidos en España presentes en el censo de ese país, de acuerdo a la fórmula:
Donde es el stock de emigrantes con nivel educativo s originarios de la región i presentes en el país J en el año t. La región i es una más del conjunto de regiones que conforman el país I, de acuerdo con la expresión i ∊ {1, ..., n} ∊ I. En nuestro caso, cada una de las 19 CC.AA. de España. Para calcular esta cifra, multiplicamos el stock de emigrantes del país I, con nivel educativo s, presentes en el país de destino J en el año t, tomado directamente del DIOC-E, por la proporción que cada región i representa en el total de emigrantes del país I en el destino J en el año t. Estas proporciones se calculan con las estadísticas de emigración regional (CERA, en nuestro caso), dividiendo directamente el número de emigrantes de cada región por el total del país. Esta metodología permite dos cuestiones: estimar un número de emigrantes más aproximado a la realidad y, por otra parte, imputar su nivel educativo. Por el contrario, esta estimación “realista” sólo nos va a dar una imagen alrededor del 2000/01 y del 2010/11 y está sujeta a errores derivados de las suposiciones.
Para complementar esta imagen de la emigración internacional, vamos a emplear las fuentes primarias que permiten el estudio de los flujos emigratorios hacia el exterior. La única fuente posible viene dada por la Estadística de Variaciones Residenciales (EVR). Esta estadística recoge los cambios de domicilio en el Padrón Municipal, incluyendo por primera vez en el año 2002, aquellos cambios de domicilio con destino en el extranjero. Estos flujos tienen el gran problema de estar igualmente infravalorados. Existen algunos estudios que ponen en comparativa la magnitud de los flujos recogidos en los registros de entrada en los países de destino con los flujos recogidos en las estadísticas de emigración de los países de salida (). En nuestro caso, y empleando una metodología y ecuación similar a la 1, hemos estimado en otro trabajo una serie corregida de los flujos emigratorios para el caso de Galicia, agregando los 15 principales destinos de la emigración gallega de los que existen datos disponibles (). Por el contrario, no existen muchos precedentes a la hora de estimar flujos migratorios por nivel educativo. Uno de los pocos en este sentido es el elaborado por , que intentan armonizar la clasificación internacional uniforme de ocupaciones (ISCO) con los distintos tipos de visados de varios países para calcular una serie con la que estudiar el efecto de la crisis económica en los flujos migratorios. Lo complejo del método no lo hace recomendable para nuestro caso.
3.2. Materiales y métodos para el estudio de la migración interna
En el campo de la migración interna, tenemos tres alternativas para calcular los stocks de emigrantes por comunidad. El mejor de todos ellos por la cantidad y calidad de sus datos es, sin duda, el censo español del 2011. El principal problema, como es lógico, es que sólo nos puede proporcionar una imagen estática de la situación en aquel momento. Por el contrario, la estructura del cuestionario de la Encuesta de Población Activa (EPA) contiene buena parte de las variables necesarias para estudiar la migración, incluido el nivel de estudios. Otra opción sería emplear directamente los datos del Padrón Municipal, cosa que haremos para mostrar tasas de migración con stocks equivalentes a las derivadas del CERA.
A la hora de hablar de los flujos de migración interna, también podemos emplear la propia EPA que recoge aquellos individuos que cambiaron de domicilio en el último año. La EVR ofrece esos datos a nivel administrativo, pero no recoge el nivel educativo. Después de contactar con los responsables de estadística del Servicio Público de Empleo (SEPE), obtuvimos una estadística que contiene el número de contratos laborales firmados cada año, por nivel educativo, nacionalidad y lugar de residencia del trabajador. A su vez, contiene la información sobre el lugar del puesto de trabajo, lo que nos permite elaborar matrices de migración por provincia de origen y destino. Otras estadísticas alternativas, que identificamos pero descartamos por su menor relevancia o por sus mayores defectos para nuestro estudio, son la estadística de movilidad en las fuentes tributarias, publicada cada año por la Agencia Estatal de Administración Tributaria (AEAT), y que recoge las migraciones como la discrepancia entre el domicilio fiscal del trabajador y el de la empresa, y la muestra continua de vidas laborales de la Seguridad Social, que proporciona información longitudinal de una muestra de sus afiliados.
4. Resultados
Para una mejor comprensión de nuestros resultados, los vamos a dividir de forma esquemática en varios apartados que se centran en alguna temática concreta.
4.1. ¿La vuelta de la emigración internacional?
Galicia, al igual que en el pasado, presenta una singular prevalencia de la emigración externa cuando se compara con el resto de las regiones españolas, como podemos observar en la Figura 1 (a), que muestra tasas de emigración calculadas con los stocks de emigrantes registrados en el CERA. Podemos ver una notable tendencia ascendente que se frena progresivamente en los últimos años de la serie. Por el contrario, si nos centramos en las personas nacidas en Galicia, podemos observar una clara disminución progresiva en la Figura 1 (b).
La sobre-representación de los gallegos en la emigración española desde la última mitad del siglo XIX hasta la década de 1980 es la que explica esta aparente contradicción. En ausencia de flujos migratorios de alta intensidad en los 90 y en la primera mitad de la década de los 2000, la tendencia natural de la comunidad gallega en el exterior es decreciente: a medida que los emigrantes envejecen y mueren, y no son sustituidos por nuevos emigrantes procedentes de Galicia, se reduce automáticamente su stock. Para ejemplificar este envejecimiento, baste decir que a día 1 de enero de 2020 el 65.6% del total de los 150.127 nativos gallegos registrados en el PERE tenía 65 años o más. Otra historia es el número total de gallegos registrados como residentes en el exterior en el CERA. Una parte muy significativa de ellos no nació en Galicia: se trata de descendientes de los emigrantes de primera generación o de extranjeros nacionalizados españoles que residieron en Galicia y abandonaron el país posteriormente. Tomando las personas de 16 a 64 años, a día 1 de enero de 2020 había 311.764 españoles en el extranjero registrados en Galicia, pero solo 49.350 habían nacido en la comunidad (menos del 16%).
Con todo, esta figura no nos puede llevar a concluir que la emigración gallega esté descendiendo en los últimos años. Simplemente, su volumen no es suficiente para compensar el envejecimiento del stock de emigrantes. Esta es, en parte, una conclusión lógica por el menor tamaño de las cohortes actuales. Por lo tanto, debemos analizar los flujos migratorios al extranjero para responder la pregunta de si la emigración gallega está aumentando. Uno de los grandes dilemas al analizar esta cuestión es si debemos preocuparnos por la salida de personas desde la comunidad, o si tenemos que emplear un criterio más restrictivo y analizar únicamente la salida de los nacionales españoles o de los nacidos en Galicia.
A nivel práctico, sabemos que la mayor parte de la emigración posterior a la crisis económica del 2008 estuvo protagonizada por los extranjeros que abandonaron el país. En este sentido, analizar la salida bruta de personas de cada CA podría sobreestimar la emigración de aquellas comunidades donde estos extranjeros están más presentes. Esto es lo que podemos observar en la Figura 2 (a), donde Galicia aparece, sorprendentemente, como una de las regiones con menores tasas de migración hacia el exterior. Emplear el criterio de la nacionalidad podría mitigar este problema solo en parte, ya que existe un importante colectivo de inmigrantes que accedió a la nacionalidad en las décadas anteriores. Optamos, pues, por emplear un criterio más restrictivo y analizar la emigración de personas nacidas en cada CA, con independencia del lugar desde dónde se produzca la salida. Es decir, una persona nacida en Galicia, emigrando al extranjero desde Madrid, aparecerá reflejada en nuestros datos, y viceversa. Este enfoque tiene la ventaja de que las personas aquí recogidas son las que alimentan el stock de emigrantes mostrado en la Figura 1 (b) y, por lo tanto, es lo que nos permitirá decir si la emigración contemporánea está aumentando o no.
Podemos ver cómo el panorama cambia de forma notable. Galicia aparece ahora como una de las regiones con mayores tasas de emigración en la Figura 2 (b). Lo más importante, en nuestra opinión, es el notable incremento a partir del 2008 y el hecho de que las tasas de emigración se mantengan en niveles superiores a los anteriores a la crisis de forma constante, en línea con las preocupaciones expresadas por . En la medida en que esta situación persista se podrá agravar el problema de emigración externa en Galicia y en España. Además, debemos recordar que esta serie está en buena medida infravalorada y no capta el 100% de la emigración, por lo que las tasas reales deben ser más elevadas para todas las CC.AA.
4.2. ¿El problema de la emigración interna?
A la hora de estudiar la emigración interna, vamos a seguir una metodología equivalente. Comenzamos mostrando los stocks de población que viven fuera de su CA de nacimiento con los datos del Padrón Municipal. Podemos ver en la Figura 3 (a) como, por lo general, estos stocks tienen una tendencia decreciente, por los mismos motivos comentados en el apartado anterior. En la Figura 3 (b) mostramos las tasas de emigración calculadas con los flujos migratorios de la EVR, donde podemos ver que Galicia es la CA con la menor tasa, pero con un crecimiento constante. Muy probablemente, el incremento de la emigración interna recogido en la Figura 3 (b) aún no consiguió niveles similares a las migraciones de las décadas de los 60, por lo que la tendencia natural de los stocks de emigrantes es decreciente. Galicia comparte tendencia con las otras CC.AA., pero aparece como una de las menos afectadas por la emigración interna y muy lejos de las tres CC.AA. más afectadas por esta emigración, que son Castilla-la Mancha, Castilla y León y Extremadura.
En la medida en que la tendencia ascendente continúe, la magnitud de la emigración interna podría convertirse en un problema de mayor gravedad para Galicia. Otra importante puntualización es que a pesar de la reducida emigración de gallegos y gallegas hacia otras CC.AA., la inmigración hacia Galicia es aún menor. La comunidad presenta, por lo tanto, un saldo negativo de forma crónica, como vamos a ver más adelante.
4.3. ¿Una fuga de cerebros? Nivel educativo de los emigrantes
Una de las cuestiones básicas del debate sobre la emigración gallega de los últimos años es hasta qué punto podemos afirmar que se trate de una fuga de cerebros. En este apartado intentaremos abordar esta cuestión tanto a nivel externo como interno.
4.3.1. ¿Una fuga de cerebros externa?
En lo relativo a la emigración internacional desarrollamos una metodología propia que nos permite inferir el nivel educativo de los emigrantes a partir de los datos de la base DIOC-E de la OCDE. Los resultados de este ejercicio se muestran en la Figura 4. Podemos ver cómo Galicia aparecería, en este caso, como la CA con mayores tasas de emigración, tanto de personas de baja como de alta cualificación. Sin embargo, esta diferencia se acorta de forma acelerada en los diez años que van desde el 2000 hasta el 2010. Estos datos son coherentes con la evolución de la Figura 1 (b). La sobre-representación de Galicia en el exterior explica estas elevadas tasas de emigración, que se reducen en los últimos años. A nivel interpretativo, nuestros cálculos estiman que alrededor del año 2010 residían fuera de Galicia el 7.2% de todas las personas cualificadas y el 5.4% de las personas sin cualificar en edad laboral nacidas en la comunidad. Esta tasa queda lejos del promedio para España que se sitúa, respectivamente, en el 2.52% y en el 1.96%.
Aunque se produjo un descenso del 2001 al 2011, debemos señalar que la proporción de emigrantes gallegos altamente cualificados aumentó del 20.5% al 32.8% del total, en una tendencia general que incluye a todas las CC.AA., como podemos ver en la Figura 5 (a). Con los datos del censo del 2011, apenas el 28.6% de la población de esa franja de edad nacida en Galicia que residía en la comunidad tenía estudios terciarios en ese momento, por lo que la ratio entre los dos valores es superior a 1 (1.15). Podemos observar con estas tasas un fenómeno bien conocido: la selección positiva de los emigrantes. Es decir, las personas de mayor nivel educativo acostumbran a tener una mayor propensión a emigrar y, por lo tanto, están sobre-representadas en el colectivo de emigrantes. Existen varias explicaciones teóricas para este fenómeno: puede ser una consecuencia lógica de las políticas de inmigración, que cada vez con mayor énfasis buscan atraer personas cualificadas en detrimento de los trabajadores sin cualificar, también puede deberse a la mayor capacidad de las personas cualificadas para asumir los costes de la emigración (tanto económicos como de adaptación al nuevo ambiente), o simplemente puede reflejar el mayor retorno de su inversión en educación en el extranjero.
Si entramos a valorar los destinos de la emigración gallega, podemos comprobar cómo los más recientes presentan una mayor proporción de emigrantes altamente cualificados (ver Figura 5 (b)). Nuestras estimaciones muestran como casi el 65% de los emigrantes gallegos en el Reino Unido (uno de los destinos paradigmáticos de la corriente migratoria más reciente) contaría con estudios terciarios, por apenas un 13% de los que residen en Argentina y un 24% de los que residen en Suiza (paradigmas de la emigración transoceánica de finales del s. XIX e inicios del XX y de la emigración europea de los 60, respectivamente). Estas cifras son consecuentes con lo mostrado en el trabajo de , en el que también se observa cómo la diáspora gallega en el Reino Unido es más reciente que las diásporas presentes en Francia y Alemania, lo que explica el mayor nivel educativo medio de los emigrados en este país. En el cómputo general, la proporción de emigrantes cualificados se mantuvo o aumentó en los principales destinos.
En este sentido, la idea de que los gallegos y gallegas que emigran tienen mayor cualificación que en el pasado parece obvia, pero no podemos suponer que exista una selectividad mayor de los emigrantes. Es decir, el hecho de que los emigrantes del pasado tuvieran menor cualificación se explica por el menor nivel medio de estudios de sus generaciones, pero es posible que la selección positiva ya estuviera presente en aquellos momentos. Por ejemplo, los estudios de la emigración transoceánica del siglo XIX e inicios del XX han apuntado el alto nivel de alfabetización de los emigrantes en comparación a la población gallega (), lo que puede llevar a caracterizar el fenómeno como una primitiva “fuga de cerebros” ().
Debemos también reconocer las dificultades y defectos de esta metodología. Nuestra suposición fundamental es que no existe una diferencia significativa en la propensión a registrarse como residente en el exterior según la CA de nacimiento de los individuos. Por el contrario, las diferencias se producen por la distancia del país con respecto a España, por la disponibilidad de estructuras consulares accesibles o por la duración de la experiencia migratoria. Es decir, son en su mayoría condicionantes específicos del destino y del tiempo los que producen estas diferencias. En la medida en que nosotros calculamos una serie corregida por los pares CA de origen y país de destino, podemos tener cierta confianza en que sean representativos de la situación real. El otro posible problema es que las cifras del DIOC-E 2010 no recojan aún los efectos del incremento en la emigración externa posterior a la crisis del 2008, que podemos observar en la Figura 2 (b).
4.3.2. ¿Una fuga de cerebros interna?
A nivel interno, tenemos más opciones disponibles. Más allá del censo y de la EPA, que nos permiten mostrar stocks de emigrantes por nivel educativo, preferimos centrarnos en los datos administrativos de contratación del SEPE. Podemos ver cómo la situación de Galicia es semejante a los datos de migración interna de la Figura 3 (b): Galicia se encuentra en el grupo de CC.AA. con reducida emigración pero, al mismo tiempo, presenta un saldo crónicamente negativo debido a su escasa capacidad de atracción.
Por la propia naturaleza de los datos, la Figura 6 refleja migraciones de carácter laboral. Podemos decir pues, que subraya el escaso dinamismo del mercado de trabajo gallego como el principal problema que explica la posición migratoria de la comunidad en España. Debemos destacar cómo la movilidad de los trabajadores sin estudios superiores (a los que nos referimos como de baja cualificación) inicia el período por encima de la movilidad de los trabajadores cualificados, con una honda disminución a consecuencia de la crisis del 2008. En el período inicial tienen especial relevancia los flujos migratorios asociados al turismo y a la construcción, con las Islas Canarias como destino preponderante, incluso por encima de la Comunidad de Madrid. El fin de la fase expansiva y la disminución de oportunidades laborales en el resto de España explica el notorio descenso de la movilidad, que sólo se recupera en la siguiente fase expansiva. Por el contrario, la disminución en la movilidad de los trabajadores altamente cualificados es mucho más reducida y se recupera pronto con un incremento sostenido desde entonces. En la actualidad, los trabajadores cualificados ya tienen una tasa de movilidad mayor, aunque con una diferencia no demasiado significativa, que los trabajadores sin cualificar. En los dos casos, el saldo de Galicia es marcadamente negativo desde el 2003. La CA “pierde” alrededor de un 5% del total de contratos realizados a trabajadores cualificados. En la medida en que estas emigraciones sean temporales y se salden con el retorno de estos emigrantes a la CA, se puede argumentar que no son tan negativas. En la medida en que una parte de este 5% se convierta en emigraciones permanentes o de largo plazo, nuestra CA estará perdiendo una parte no despreciable de su población en edad laboral cada año, lo que va a agravar las ya precarias dinámicas demográficas.
Si entramos a valorar en más detalle los destinos de la emigración altamente cualificada, podemos comprobar cómo existe una clara tendencia a la concentración en Madrid, muy evidente en la Figura 7. En la actualidad, una cifra próxima al 35% de los contratos a trabajadores cualificados que se desplazan fuera de su CA tiene su centro de trabajo en la capital, por apenas un 15% en Cataluña (datos del SEPE para el año 2018). Ambas CC.AA. se sitúan a mucha distancia del resto en esta capacidad de atracción, siendo notoria la mejor evolución de Madrid a partir de cifras más próximas en el inicio de la serie. Se puede apreciar una mayor concentración de los trabajadores cualificados, ya que estos dos territorios acumulaban “sólo” el 29% y el 12% de los contratos con movilidad de trabajadores de baja cualificación en ese mismo año.
Más allá de la concentración, Madrid cerró el 2018 como la CA con mayor saldo positivo en los contratos a trabajadores, tanto altamente cualificados como de baja cualificación. Estos datos, en su conjunto, parecen confirmar los apuntados por otros estudios sobre la “España vacía”, y podrían tener importantes consecuencias en el desarrollo económico regional y en la convergencia a medio plazo.
4.4. Inmigración externa y balance general
Para acabar de matizar nuestra panorámica general, debemos tener en cuenta una cuestión fundamental: España se convirtió en las últimas décadas en un país de inmigración neta. En este sentido, los posibles problemas derivados de la emigración, y particularmente de la fuga de cerebros, pueden ser cuestionados. Este razonamiento es perfectamente defendible, pero aquí lo vamos a puntualizar con dos cuestiones fundamentales que no pueden ser obviadas:
-
La inmigración se distribuye de forma desigual. Los inmigrantes tienden a aglomerarse en aquellas CC.AA. que ya son receptoras netas de inmigración interna. Por lo tanto, la inmigración externa puede compensar en cierta medida la emigración pero, casi irremediablemente, va a empeorar los desequilibrios territoriales ya existentes. Usando un ejemplo muy gráfico, con datos del Padrón Municipal España pasó de 1.173.767 inmigrantes en 1998 a 6.753.098 en el 2019, (+5.579.331). En el mismo período, Galicia sólo aumentó su stock de inmigrantes extranjeros en 140.338 personas, apenas el 2.5% del incremento total en el Estado, de forma que el peso de Galicia en el total de la población española se redujo del 6.84% al 5.74%.
-
Los datos permiten pensar que el nivel educativo medio de los inmigrantes es menor que el de los nativos y los emigrantes en el caso español. Podemos verlo con los datos del DIOC-E y de los censos españoles: en el 2001, el 22.36% de los inmigrantes extranjeros presentes en España tenía estudios superiores, por un 21.79% de los nativos. Por el contrario, en el año 2011, sólo el 23.55% de los extranjeros tenía estudios superiores, por un 31.15% de los nativos. Además, calculamos con datos del DIOC-E que en el 2001 el 23.53% de los emigrantes españoles tenía estudios superiores, por un 37.89% en el 2011. Puede verse como la cualificación media de las nuevas generaciones españolas aumentó, mientras el nivel educativo de los inmigrantes se mantuvo.
En resumen, varias de las regiones más afectadas por la emigración son también (de forma no sorprendente) las que tienen menor capacidad para captar inmigrantes. A largo plazo la inmigración va a desequilibrar aún más las disparidades territoriales. De igual forma, los inmigrantes atraídos por España son, en término medio, de menor cualificación que los emigrantes que abandonan el país, por lo que no pueden compensar una eventual fuga de cerebros.
5. Conclusiones
El presente estudio tenía como objetivo ofrecer una visión panorámica de la emigración contemporánea gallega. En ese sentido, nuestro trabajo complementa y amplía los estudios previos de , y . Como novedad, en este trabajo presentamos por primera vez una estimación del stock de emigrantes gallegos en el exterior, considerando su nivel de estudios, lo que nos permite hacer una aproximación al problema de la fuga de cerebros.
Nuestros resultados indican, en primer lugar y refiriéndonos a emigración exterior, que los gallegos y gallegas siguen estando sobre-representados en la diáspora española, lo que se debe en gran medida al crecimiento de las segundas y sucesivas generaciones en los países de destino. La emigración actual hacia el extranjero aumentó de forma significativa tras la crisis económica del 2008 y sigue a ser de las más elevadas de España, pero perdió el diferencial característico de la historia migratoria gallega y no constituye ahora un fenómeno tan extraordinario. Aunque los datos disponibles no permiten hacer un análisis profundo del nivel educativo de los emigrantes que abandonan el país, sí podemos mostrar como varía la cualificación del stock de emigrantes en el exterior entre los años 2000/1 y 2010/11. Así, se observa que el nivel educativo de los emigrantes aumentó de forma significativa en ese período, siendo además los destinos más recientes de la emigración gallega (Reino Unido, Estados Unidos, Irlanda, etc.) aquellos donde la cualificación de los emigrantes es mayor. Así, tenemos un indicio de que los contingentes que actualmente emigran son de cualificación elevada, lo que es consistente con el fenómeno de la fuga de cerebros.
En segundo lugar, en lo relativo a la migración interna, Galicia presenta una nombrada posición periférica. Sus flujos de emigración son más reducidos que los de otras CC.AA. más próximas a los grandes polos de atracción de inmigrantes, como Castilla y León, Castilla-la Mancha o Extremadura, pero al mismo tiempo presenta un saldo crónicamente negativo, dado su escaso poder de atracción de inmigrantes. Los datos de contratación del SEPE muestran que el principal problema es la falta de dinamismo del mercado laboral gallego y presentan dos períodos diferenciados: durante la expansión económica previa a la crisis del 2008 la emigración de baja cualificación se mantenía en niveles elevados, por encima de la emigración de trabajadores cualificados. La situación se invierte con la crisis del 2008, posiblemente debido al hundimiento de oportunidades laborales en sectores de baja cualificación (turismo, construcción, servicios) en el resto de España. La emigración cualificada crece de forma constante en la última década, y en los últimos años comienza a recuperarse la emigración sin cualificar. La tendencia más destacada en el caso de la emigración interna, y muy especialmente en el caso de los individuos cualificados, es la aglomeración en unos pocos destinos, nombradamente la Comunidad de Madrid, que superó claramente a Cataluña en capacidad de atracción y se convirtió, con diferencia, en el gran centro receptor de estos flujos. En la medida en que esta tendencia continúe, el resto de regiones puede ver drenada una parte significativa de su capital humano, lo que puede tener repercusiones directas sobre el crecimiento económico y la convergencia.
Agradecimientos
Agradecemos al equipo de explotación de datos del SEPE por proporcionarnos los datos relativos a la movilidad en la contratación. Asimismo, agradecemos al Servicio General de Difusión Estadística del INE por proporcionarnos los datos del CERA. Los comentarios de María del Carmen Sánchez Carreira fueron de gran ayuda para mejorar el artículo, así como los dos revisores y editores de la RGE.
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Notas
[2] Véase, para una revisión de las precarias condiciones laborales de la juventud española, el reciente estudio de .
[3] Aunque sigue a niveles reducidos, sí que parece que la emigración está aumentando. Dado que los datos más recientes de este estudio se refieren al 2015-2016 y no incluyen la totalidad de los países, habrá que esperar a tener datos más actuales para poder hacer una nueva valoración.
[4] Tomando directamente los datos de las encuestas de inserción laboral de los diplomados del sistema universitario gallego elaboradas periódicamente por la Agencia para la Calidad del Sistema Universitario de Galicia (ACSUG), podemos comprobar que se ha producido un incremento en la proporción de los que acceden al mercado laboral fuera de Galicia. Desde un 12.8% en la primera encuesta en el 2004 hasta un 19.9% de la última encuesta del 2017 (, ).
[5] Para una introducción al estado de la cuestión de la fuga de cerebros, consultar . Hay que subrayar que mucha de la literatura sobre la fuga de cerebros se centró en el impacto para los países en desarrollo, por lo que algunos de sus aspectos (el papel de las remesas, por ejemplo) pueden no ser de aplicación directa para el caso de Galicia.
[6] Al coste económico del transporte se añaden otros costes de adaptación al nuevo entorno, adquisición de competencias en el nuevo idioma (si fuera el caso), etc.
[7] De forma resumida, se supone que la productividad y remuneración de cada individuo altamente cualificado dependen (positivamente) de trabajar en un entorno o territorio donde se aglomeran otras personas de la misma cualificación. Esta implicación, a priori simple, tiene consecuencias importantes a la hora de explicar a la dinámica de la fuga de cerebros.
[8] Una de las hipótesis más conocidas es la de , que defiende que en la economía actual el dinamismo económico de las ciudades viene determinado por su capacidad para atraer y mantener a la llamada “clase creativa”, un conjunto de individuos muy cualificados y altamente móviles que toman sus decisiones de asentamiento en base a la oferta cultural y el grado de tolerancia frente a la diversidad, entre otras.
[9] International Standard Classification of Education. Elaborada por la UNESCO para estandarizar las estadísticas de educación internacionales. En el caso de España, incluye tanto los estudios universitarios como los grados de formación profesional de nivel superior.
[10] A la hora de determinar el origen de los inmigrantes, existen dos criterios fundamentales: bien según su país de nacimiento, o según su nacionalidad. El primer método es el preferido, porque elimina distorsiones en aquellos casos en los que existe un gran número de inmigrantes naturalizados que adquieren la nacionalidad del país en el que residen (el caso de España, singularmente).
[11] En la práctica, el PERE (Padrón de Españoles Residentes en el Extranjero) es la serie de explotación estadística de los datos de matrícula consular. Adicionalmente al PERE, también se derivan de estos datos consulares el CERA (Censo de Electores Residentes Ausentes), en este caso con fines de publicidad electoral. La única diferencia es que el CERA sólo incluye los mayores de 18 años capacitados legalmente para votar. Los datos de la matrícula consular intentan replicar en la medida de lo posible los datos contenidos en el Padrón Municipal. Después de consultar a las autoridades estadísticas del INE, se nos confirmó que el nivel educativo originariamente registrado en el PERE y en el CERA no tiene demasiada utilidad a niveles prácticos por sus defectos (gran cantidad de datos ausentes y falta de actualización de los mismos).
[12] En caso de que el país de destino defina a los inmigrantes españoles de acuerdo a su nacionalidad, calculamos la proporción regional para las 19 comunidades autónomas y para los nacionales españoles nacidos en el extranjero (también presentes en el CERA).
[13] Aunque las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla se incluyen en estos cálculos, no aparecen en las figuras posteriores por no ser comparables a una CA.
[14] Idealmente, deberíamos calcular estas proporciones por nivel educativo s para obtener estimaciones más precisas. Como ya comentamos, el nivel educativo registrado en el CERA no nos permite este procedimiento.
[15] Para corregir varios defectos de esta estadística el propio INE elabora, desde el 2008, una “estadística de las migraciones”. En cualquier caso, esta serie no sirve para observar en su plenitud los efectos de la crisis económica, y no varía significativamente nuestro análisis con la EVR.
[16] El principal problema (o no) de la estadística, es que recoge el número de contratos. Como la temporalidad es endémica en el mercado laboral español, el número de contratos es superior el número de personas contratadas, es decir, cada persona firma de media varios contratos a lo largo de un año. Nuestros datos mostrarían, entonces, el número de veces que las personas de cada provincia se desplazan por motivos laborales, pero no necesariamente el número de personas que se desplazan, aunque debe existir una relación directa entre las dos variables.
[17] Las cifras para el año 2001 mostraban que el 18.4% de la población gallega de esa franja de edad tenía estudios terciarios, por un 20.5% de los emigrantes, lo que arroja una selectividad positiva pero ligeramente inferior (1.12).
[18] En un fenómeno denominado a veces de “ battle for brains” y que se practica en buena parte de los países desarrollados, que son los principales receptores de inmigrantes, como los Estados Unidos, Australia, Canadá o el Reino Unido.
[19] Precisamente, este último trabajo se enmarca en la literatura sobre el llamado brain gain o efecto incentivador de la fuga de cerebros en la inversión en educación. El autor encuentra que la emigración transoceánica gallega del siglo XIX e inicios del XX impactó de forma positiva y contribuyó a elevar el nivel educativo de las generaciones sucesivas. Esto pudo deberse a la fundación de escuelas sufragadas por los emigrantes y, a un nivel más sociológico, a una mayor valorización de la propia educación.
Apéndices
Anexo
La tasa de emigración en la Figura 1 (a) se calcula dividiendo el número de españoles inscritos en el CERA por CA de inscripción entre el número de habitantes de más de 18 años según el Padrón Municipal. La tasa de emigración en la Figura 1 (b) se calcula dividiendo el número de españoles inscritos en el CERA por CA de nacimiento (se trata de una serie proporcionada después de petición al INE y que incluye sólo las personas de 18 a 64 años) entre el número de habitantes de 18 a 64 nacidos en cada CA según el Padrón Municipal. Para obtener una tasa que varía de 0 a 100, en los dos casos, los propios términos del numerador se suman en el denominador y se multiplica la expresión por 100.
La tasa de emigración de la Figura 2 (a) se calcula dividiendo el número de movimientos registrados en la EVR que implican la salida de personas de 16 a 64 años desde cada CA al extranjero entre el número de habitantes de la misma franja de edad en cada CA según el Padrón Municipal. La tasa de emigración de la Figura 2 (b) se calcula dividiendo el número de movimientos hacia el extranjero de las personas de 16 a 64 años nacidas en cada CA por el número de habitantes de la misma franja de edad nacidos en cada CA. En ambos casos, se multiplica la expresión por 1.000 para mostrar una tasa de emigración por cada 1.000 habitantes.
La tasa de emigración de la Figura 3 (a) se calcula dividiendo el número de personas de 16 a 64 nacidas en una CA que viven fuera de esa misma CA (según datos del Padrón Municipal) entre el número total de personas nacidas en la CA (independientemente del lugar donde residan). Posteriormente, se multiplica la expresión por 100. La tasa de emigración de la Figura 3 (b) se calcula dividiendo el número de movimientos registrados en la EVR, que implican la salida de personas de 16 a 64 años desde cada CA a otra CA diferente, entre el número de habitantes de la misma franja de edad en cada CA según el Padrón Municipal. Posteriormente, se multiplica la expresión por 1000.
Las tasas de emigración de la Figura 4, se calculan dividiendo el stock de emigrantes de nivel educativo bajo/alto estimado para cada CA, según nuestra metodología a partir de la combinación de los datos del CERA y de la base DIOC-E de la OCDE, entre el número de nativos de esa CA del mismo nivel educativo según el censo español del 2001 y del 2011, respectivamente. Posteriormente, se multiplica esa expresión por 100 para obtener las tasas.
La Figura 5 muestra el porcentaje de emigrantes altamente cualificados sobre los emigrantes internacionales totales, por CA de origen de los emigrantes (a) o por país de destino cuando el origen es Galicia (b). En este último caso, representamos 13 de los 15 principales destinos de los flujos de emigración de los nativos gallegos desde el 2002 hasta el 2012 según la EVR (aquellos para los que el DIOC-E presenta datos en el 2000/01 y en el 2010/11).
Las tasas de emigración de la Figura 6 se calculan con datos del SEPE, dividiendo el número de contratos a trabajadores con/sin estudios superiores cuyo centro de trabajo es diferente a la CA de residencia, entre el número total de contratos firmados por trabajadores de ese mismo nivel educativo que residen en la CA (es decir, el número de residentes que firman contratos de trabajo fuera de la CA). Los saldos netos de la migración de la Figura 5 se calculan dividiendo la diferencia entre contratos entrantes y salientes entre el número de contratos que se firmaron por trabajadores de la CA dentro de la propia CA. En ambos casos multiplicamos estas cifras por 100 para obtener las tasas. En todos los casos, los cálculos incluyen únicamente a los trabajadores con nacionalidad española.
La Figura 7 muestra el porcentaje de contratos a trabajadores españoles con movilidad que tienen su destino en cada CA.