El libro Imágenes y espacios en conflicto: Las Germanías de Valencia y otras revueltas en la Europa del Renacimiento, editado por los profesores de la Universidad de Valencia Luis Arciniega y Amadeo Serra, es fruto del debate científico e intelectual suscitado durante el Seminario Internacional «Germanías (1519-1522) y otras revueltas en Europa: arte del Renacimiento en tiempos convulsos» (Universidad de Valencia, 3-4/11/2020). Para la historiografía clásica, el título de este volumen -y también el de la reunión académica previa- contendría una contradicción en sí mismo: la palabra Renacimiento en convivencia con términos como conflicto, revuelta o convulsión. Y es que, desde la aparición de su Die Cultur der Renaissance in Italien en 1860, los planteamientos de Jacob Burkhardt han venido siendo hegemónicos, entendiéndose la etapa renacentista como una época de plenitud apolínea y certezas racionales; en el campo de las artes, y partiendo de los postulados de Giorgio Vasari, la producción artística contemporánea se definiría igualmente por valores como el clasicismo, el equilibrio y la belleza.
No obstante, durante los últimos años una creciente serie de estudios parecen poner en jaque a estos principios, durante largo tiempo inamovibles. De esta forma, el cambio entre la Edad Media y la Moderna es visto de forma creciente como un momento de profundas tensiones, en el que convergieron fenómenos como la quiebra espiritual del cristianismo derivado de la Reforma, la ampliación de los límites del mundo con las exploraciones geográficas y el descubrimiento de América, nuevas formas de organización socio-económica o la irrupción de los otomanos. Todo esto cristalizó en violentas tensiones sociales que recorrieron Europa ya desde el siglo XIV; podemos enumerar, en este sentido, desde la Jacquerie del campesinado francés (1348) o la revuelta florentina de los Ciompi (1378), hasta la oleada de las primeras décadas del XVI que engloba a las Germanías, las Comunidades de Castilla, las revueltas campesinas en el medio germano o los altercados urbanos en Flandes -Bruselas, Gante, Den Bosch-. En paralelo, la historiografía artística también ha ido realizando una aproximación desde nuevas ópticas a las manifestaciones plásticas y literarias contemporáneas, atendiendo a factores como las pervivencias góticas y las tensiones entre tradición y renovación, el arte popular, categorías como lo feo o lo grotesco, la iconoclasia, las relaciones centro-periferia, el planteamiento de cánones más allá del vasariano…
Dentro de este marco general, el presente libro se centra en el caso específico de las Germanías de Valencia, complejo movimiento social y político que entre 1519 y 1522 devendría en abierta guerra civil en dicho Reino, con ramificaciones también en zonas limítrofes de Aragón y Cataluña. La razón de este estallido violento se vincula con factores como la paralización por parte de Carlos V de la jura de los fueros tras su elección imperial, la irrupción de un brote de peste, la crisis del sistema gremial, la amenaza turca y el miedo a la condición de «quinta columna» que podía tener la numerosa comunidad morisca, la exaltación religiosa… La convergencia de todos estos factores llevó a una creciente radicalización social y, con ello, al choque abierto entre la nobleza y sus vasallos moriscos contra sectores menestrales urbanos y campesinado; finalmente, el bando señorial -convertido también en bando imperial-realista-, acabaría imponiéndose.
A nivel historiográfico, el movimiento agermanado ha llamado bastante menos la atención de los historiadores españoles que las contemporáneas Comunidades de Castilla; a pesar de ello, sí que han venido apareciendo sólidos estudios desde la óptica social, política o económica -Ricardo García Cárcel, Eulàlia Durán, Vicent J. Ballés, Pablo Pérez-. En cambio, y atendiendo a sus implicaciones artístico-culturales, el vacío es casi completo. Además de esta carencia de estudios previos, los investigadores interesados se encuentran con otro problema casi irresoluble: la práctica inexistencia de obras de arte conservadas.
Así pues, podríamos decir que los promotores y escritores de este libro han mostrado un gran atrevimiento al apostar por este tema, superando la prueba -eso sí- de forma ciertamente brillante. Para ello ha sido necesario apostar por nuevos planteamientos metodológicos que posibiliten, de alguna forma, acercarse a un fenómeno tan escurridizo a través del análisis de aspectos como el uso del espacio público -entendido como campo de acción y representación de los contendientes-; la aproximación a relatos literarios y arte efímero o alternativo; el interés no sólo por la creación, sino también por los fenómenos de destrucción e iconoclasia; el papel de los agentes sociales en relación con la re-presentación del fenómeno agermanado y su construcción ideológica; posibles vínculos con estallidos sociales contemporáneos de corte similar; etcétera.
En la práctica, estas cuestiones se han concretizado en trece capítulos distintos que, a su vez, podríamos dividir en dos grupos diferenciados. De esta forma, los cinco primeros acotan estrictamente su campo de estudio en los efectos artísticos y culturales de las Germanías. En el primero Mariana V. Parma, partiendo de la lectura que Mijail Bajtin hizo de la cultura popular medieval y renacentista, atiende a dicha dimensión del movimiento agermanado y en especial a su vertiente más popular, basada en la liberación cómico-festiva y burlesca. El siguiente texto se debe a la pluma de Eulàlia Miralles, quien se detiene en el análisis del corpus textual derivado del conflicto que se conserva, en gran medida debido a los vencedores -panfletos justificativos, versos, poesía epidíctica, dietarios y crónicas-. Por su parte, Amadeo Serra se centra en el papel detentado por los hitos arquitectónicos y el espacio urbano entendidos como escenarios de la confrontación; igualmente, estudia la pluralidad de usos otorgados a dichos lugares, que abarcarían desde su función como marco para actos celebrativos o subversivos al mismo valor de su propia destrucción. Como colofón de este primer bloque, Luis Arciniega intenta desentrañar el proceso de construcción de la «memoria» del conflicto, del que nos han llegado escasas representaciones específicas, pero si muchas sugeridas e indirectas: sería el caso concreto de la pintura en que se detiene, la Alegoría atribuida al Maestro de Alcira -hoy en el Museo de Bellas Artes de Budapest-.
La segunda parte del volumen se abre al estudio de otros procesos de conflicto y tensión contemporáneos, claves para entender las singularidades de las Germanías, pero también sus dependencias y similitudes con otros fenómenos similares en un contexto de crisis de alcance europeo. Es el caso del texto de Miguel Ángel Zalama -quizá el mayor conocedor de los aspectos artísticos de la Castilla de principios del XVI-, donde se describen los avatares del palacio real de Valladolid durante la revuelta de las Comunidades, espacio palatino de gran relevancia política al estar allí recluida la reina Juana I. Su compañero en la Universidad de Valladolid Jesús F. Pascual, por su parte, se centra en un tema en el que viene revelándose como un auténtico especialista: el papel de las armas en un contexto de revolución bélica, atendiendo no solo a su uso marcial sino también a sus capacidades como imagen del poder. Alicia Cámara fija su mirada en un conflicto de carácter internacional, el pulso entre la cristiandad y el Islam; así, y de forma específica, analiza el sistema de fortificaciones alzado en Berbería a partir de su valor simbólico como elemento reputacional. La atención a esta lucha se prolonga en la aportación de Borja Franco, quien estudia la imagen del «otro» -en este caso, turcos y moros- en diversos catafalcos alzados en honor de los soberanos Habsburgo. Frances C. Kneupper dedica su texto a las creencias milenaristas y las profecías escatológicas que aparecieron durante el siglo XV en el Imperio; a partir de su análisis concluye que, lejos de ser inocentes, tuvieron su papel en la forja de una incipiente identidad germánica, el apoyo a una visión providencialista del gobierno de los Habsburgo, o la llamada a la reforma de la Iglesia. Por su lado, Flavia Cantatore se centra en el mecenazgo de los Reyes Católicos en Roma. Jürgen Muller se aproxima, a través de la música, a composiciones pictóricas de Durero, el Bosco o Brueghel, al tiempo que reflexiona sobre el debate acerca de la imitación de los antiguos en el Renacimiento. Para cerrar el libro, Stephanie Porras estudia el papel del artista y su posicionamiento frente al devenir político y la crisis intelectual y religiosa del momento, utilizando para ello a la figura de Brueghel.
Más allá de la calidad de los textos, el presente volumen cuenta igualmente con una cuidada maquetación y un interesante aparato gráfico constituido por cerca de cien imágenes a color; así pues, Imágenes y espacios en conflicto: Las Germanías de Valencia y otras revueltas en la Europa del Renacimiento resulta un libro de referencia obligatoria para todo aquel que quiera acercarse a una etapa marcadamente convulsa como resultaron los primeros años del siglo XVI, y más concretamente en el territorio valenciano, a través de un fenómeno tan poco conocido desde la óptica cultural como el de las Germanías. Sin duda, el tema merecía ser atendido por los especialistas, y este volumen viene a cubrir sobradamente dicho vacío.