Resumo

La sociedad actual cuenta con los condicionantes ideales para que la manipulación informativa, en sus diferentes formas, se haya convertido en un problema de seguridad, sino en el más importante. Prueba de ello son las referencias que se hace a términos como desinformación, manipulación o posverdad en los documentos estratégicos y de seguridad más preeminentes tanto a nivel estatal como internacional y la utilización de este tipo de técnicas como cimiento de las denominadas guerras de cuarta generación o guerras híbridas.


Con todo, pese a los aparentes esfuerzos de los poderes públicos por atajar lo que se constituye como una verdadera lacra para el Estado de derecho, los resultados no han sido fructíferos, por lo que las soluciones pasan, a nuestro juicio, por horadar, aún más, en el trabajo conjunto, tanto de agentes nacionales e internacionales, como públicos y privados, sin olvidarnos de hacer parte de este proceso a la ciudadanía en general, fundamentalmente, con su educación y formación. Asimismo, defendemos la canalización de las soluciones a través del multilateralismo, pues los Estados deben trabajar de manera conjunta y amplia, colaborando a través de las organizaciones internacionales (como la OTAN o la UE), cuya labor (de la que se realiza un análisis crítico) será conditio sine qua non en la utópica erradicación de esta vieja amenaza.


Finalmente, ahondamos en la difusa línea que separa la lucha contra la manipulación informativa de la censura, porque la clave está en encontrar el punto medio entre la seguridad y la libertad de la forma más garantista y transparente posible, de modo que no se vulneren conquistas históricas como la libertad de información y de expresión.