La influencia de Nietzsche, como se sabe, no solo alcanzó un interés notable años después en el campo de la filosofía, sino que llamó la atención en principio en otros espacios. En ese sentido, son de especial interés la literatura, la política y sobre todo el arte, una cuestión en la que se detiene el presente compendio editado por Ulrike Lorenz y Thorsten Valk.
Cuando Nietzsche murió en 1900 inmediatamente se pensó encargar la construcción de una máscara mortuoria [Totenmaske]. Para ello se buscó artistas destacados: entre ellos a Max Klinger, por ejemplo. Aunque en el presente se encuentran varias muestras de dichas máscaras en el Museum Neues Weimar, la creación artística de una obra que refleje fielmente particularidades del rostro de Nietzsche ha sido una preocupación no lejos de conflictos. Alrededor de inicios del siglo XX, Klinger se encargaría también de hacer un busto sobre el filósofo alemán; el resultado fue la elaboración de tres bustos. Estas cuestiones no son hechos aislados, por decirlo de algún modo, sino que reflejan la influencia de Nietzsche en el círculo de artistas en Weimar a principios del siglo XX.
A los trabajos de Klinger debe unirse una lista de autores y artistas que han tenido que ver con el filósofo tejiendo una variada historia. Gracias a la misma, por así decirlo, se puede tener una idea de la recepción artística en el marco de los Archivos en Weimar. También es importante el papel que jugó en medio de todo ello la hermana de Nietzsche, Elisabeth Föster-Nietzsche. El libro que nos ocupa intenta rescatar estas facetas, estudiadas fragmentariamente, a partir de una construcción histórica en la que se pueda señalar elementos diferenciados de esta tradición que gira alrededor del pensador alemán.
El compendio reúne un total de 14 investigaciones que trazan un cuadro variopinto sobre el ‘culto’ a Nietzsche después de su muerte. La gran variedad de temáticas y focos de atención dan al libro una riqueza realmente apreciable: por ejemplo, las arquitecturas de la nueva Weimar, aspectos sobre el nietzscheanismo erótico, la relación entre Hugo von Hofmannsthal con Elisabeth Förster-Nietzsche, Spengler y el Archivo Nietzsche, las portadas de Henry van de Velde para las ediciones de los textos de Nietzsche, entre otros. Un trabajo sintético no haría justicia a cada contribución. Por esa razón, nos centraremos en algunos puntos focales. Dada la extensa temática ya señalada me centraré en algunos aportes: el texto introductorio de Thorsten Valk, los trabajos de Helmut Heit, Ralf Eichberg y Gerda Wendermann.
En la introducción, Thorsten Valk se concentra en las estrategias de marketing del Nietzsche-Archiv. Tras la muerte de Nietzsche nació una especie de agitación en los ‘devotos’, quienes deseaban que la tumba refleje, además de un grato recuerdo, una fuerte impresión en los visitantes. Dicha labor y organización fue llevada a cabo por el arquitecto Henry van de Velde. La construcción de van de Velde tuvo mayor desarrollo en Weimar y no en el pueblo natal de Röcken. Valk describe así varios elementos de culto que fueron puestos a disposición del público, como, por ejemplo, los bustos y la refacción de las salas; en todo ello, dichos comienzos no reflejaron un culto irracional (cfr. p. 10). Por otro lado, el autor menciona la función que cumplió Elisabeth Förster-Nietzsche, pues tuvo que iniciar una rigurosa tarea de política de trabajo. Para señalar lo anterior, el autor recurre a información ya conocida: en 1893, Förster-Nietzsche, volviendo de Paraguay, se dedicó a la estricta administración de todo el legado del filósofo. La publicación y administración de la obra de Nietzsche, en aspectos filológicos y filosóficos, se debe sin duda a Heinrich Köselitz. Más adelante, esta tarea se dio gracias a Fritz Koegel, quien publicó algunos textos. La edición ‘completa’, hasta ese entonces, fue Die Großoktavausgabe publicada entre 1899 y 1913. Una cuestión que también se explica trata sobre las publicaciones de Wille zur Macht [Voluntad de poder], la cual pasó a considerarse, según su hermana, como la ‘obra magna’ del filósofo. Como se sabe, en los últimos años Nietzsche vivió en Naumburg y luego fue trasladado a Weimar, y esto gracias a la hermana: ella pretendía que se pensara que Nietzsche tenía una cercanía con Goethe, una cuestión discutida en la investigación. Tras la residencia en Weimar, Valk menciona los trabajos que encargó Förster-Nietzsche para presentar una pintura sobre Nietzsche, como por ejemplo el trabajo del pintor Curt Stoeving.
El texto de Helmut Heit titula “Vom Kult zum Kapital. Nietzsches Weg zum philosophischen Weltereignis” [Del culto al capital. El camino de Nietzsche hacia el acontecimiento filosófico mundial] y analiza, entre otras cosas, la recepción del filósofo. Hay varias cuestiones que Heit resalta: por un lado, los lectores que Nietzsche buscaba y, por otro, la comunicación que tuvo con los editores y la atención sobre la cantidad de ventas de sus libros. Por su parte, en la recepción de la obra de Nietzsche el nombre de Georg Brandes ha sido fundamental y la presencia, a la vez, de otros autores (como por ejemplo Lou Andreas-Salome). Otro foco de atención de este texto es la figura de la hermana de Nietzsche en la política del reconocimiento en el Nietzsche-Archiv. Al describir hechos que ya se mencionaron en la introducción, Heit ve un aspecto positivo en torno a Förster-Nietzsche, quizá a contravía de lo que se piensa en la investigación: ella, como mujer soltera y de origen modesto, llevó a cabo una empresa que forma parte inevitablemente de la historia del Archivo (cfr. p. 32). Heit, además de la política de publicidad, ahonda en la influencia determinante de Förster-Nietzsche para conocer una primera faceta de Nietzsche como pensador filosófico, la recepción de sus doctrinas [Lehren] y el respectivo impacto posterior. En todo lo anterior, no debe dejarse de lado la riqueza de su pensamiento que se refleja, entre otras cosas, en el estilo y la brillantez en la forma. Heit termina la sección señalando algunas primeras recepciones e interpretaciones de Zaratustra.
El siguiente escrito pertenece a Ralf Eichberg bajo el título “Zwischen Betulichkeit und Monumentalität. Die Anfänge des Nietzsche-Gedenkens in Naumburg und Röcken” [Entre ajetreo y monumentalidad. Los inicios de la conmemoración de Nietzsche en Naumburg y Röcken]. Este texto se concentra en los orígenes del Archivo Nietzsche en Naumburg. Allí vivió Nietzsche, luego de su derrumbe, con su madre. Los planes sobre la creación de un lugar de peregrinaje en la respectiva vivienda, en primer lugar, estuvieron a cargo específicamente de su hermana, y ella, organizando todo con rapidez, abrió las respectivas puertas del archivo el 2 de febrero de 1894. El autor menciona el ambiente de las primeras visitas en la casa de Naumburg. En sus inicios, a raíz de la cantidad de visitantes, no se pudo equilibrar un adecuado ambiente entre el bullicio de los curiosos y los cuidados que requería el enfermo. Años después se hizo el cambio de vivienda a Weimar. Föster-Nietzsche había sentido la inspiración de formar un recinto para su hermano junto a Goethe y Schiller. También se mencionan detalles sobre el entierro del filósofo y los monumentos que se encuentran en su tumba, un hecho en el que la conmemoración se caracterizó por lo “familiar e informal” (p. 54). Eichberg describe elementos en torno a la tumba del filósofo: en sus inicios se tuvo problemas con los cuidados básicos, como la limpieza, etc. Pues, curiosamente, gansos, gallinas y perros habrían visitado ininterrumpidamente su tumba; animales que están presentes en los escritos del filósofo. Se encuentra información, al final del texto, sobre aspectos de la iglesia del padre de Nietzsche.
El trabajo de Gerda Wendermann, “Der einsame Wanderer. Edvard Munch malt Friedrich Nietzsche und dessen Schwester” [El caminante solitario. Edvard Munch pinta a Friedrich Nietzsche y a su hermana], se refiere a uno de los cuadros conocidos del filósofo, que viene de la pluma de Edvard Munch. El pintor noruego visitó Weimar y pronto sintió la influencia política de la hermana de Nietzsche; años posteriores, recibió la invitación para visitar nuevamente Weimar, por segunda vez. La investigación, como se sabe, aún no determina si los primeros bocetos de los cuadros fueron elaborados antes de llegar al lugar o en el mismo sitio. Por su parte, el pintor no conocía la obra filosófica de Nietzsche y solo cuando vivió en los alrededores de Weimar donde pudo saber de ella, junto con la biografía escrita por Föster-Nietzsche. Al respecto son famosos dos cuadros de Nietzsche que salieron del pincel de Munch y, por otro lado, dos retratos de la hermana también realizados por él. La sección termina con las opiniones que recibieron dichos cuadros por parte de sus contemporáneos, que, en general, podrían decirse fueron de rechazo.
En general, el compendio posee una rica y variada gama de temas e investigaciones. Se trata de un libro muy valioso para los que deseen conocer los primeros impactos de Nietzsche en su contexto cercano. El escrito ofrece al lector perspectivas contextuales e inestimable información histórica que conecta con el filósofo. En su aspecto físico, hay que enfatizarlo, dicho compendio contiene bellas imágenes que van de la mano de fotografías y cuadros. Todo ello produce vivas impresiones en el lector, el cual se hará una idea cercana a partir de lo que se describe, por ejemplo, vale la pena mencionar: “Friedrich Nietzsche in der Pergola am Haus seiner Mutter in Naumburg” y “Neuer Vorbau des Nietzsche-Archivs”. Podría pensarse que todo lo mencionado antes camina en silencio en la recepción del filósofo, que pocas veces se conocen o que incluso se desconocen en absoluto. Pero este libro es una prueba de que se está lejos de ello. En suma, se trata de un valioso aporte que impulsará la investigación sobre Nietzsche y en la que todo intérprete debe adentrarse.