Resumen

El duelo de una persona adulta por la muerte de un animal no humano suele ser percibido por quienes la rodean como ridículo, frívolo o patológico. A estas actitudes reprobatorias típicamente subyacen creencias relativas a las limitadas facultades de los animales no humanos y/o los supuestos requerimientos de una vida humana plena. Consideraré varios argumentos en contra de tales creencias y espero que eso desactive algunas de las objeciones que podrían plantearse a la siguiente tesis que quiero defender: El duelo por un animal no humano puede entenderse adecuadamente en términos de la frustración de los deseos categóricos que pierden sentido tras su muerte. Para sostener esta tesis argumentaré que las nociones de vida plena y de identidad práctica son constitutivas de las concepciones tanto de deseo categórico como de duelo.