Hasta hace relativamente poco la historiografía no había realizado grandes aproximaciones a la movilización de los españoles favorables a la sublevación de 1936 en el extranjero (). La colonia más importante de españoles en el exterior durante el periodo de la Guerra Civil estaba ubicada en el continente americano. Las naciones iberoamericanas en la década de 1930 concentraban una gran cantidad de emigrantes españoles, muchos de ellos movilizados políticamente desde hacía tiempo o activos en el seno de las organizaciones de su colectividad (Duarte, 1998: 56). Estas comunidades ganaron importancia a la hora de recibir a los exiliados de la guerra y del régimen, especialmente desde el final del conflicto. No en vano, desde el principio de la guerra, las asociaciones de la colectividad española en el continente tomaron partido por alguno de los bandos en liza.
La derrota del Eje en la conflagración global y la cercanía de los países americanos a la política exterior estadounidense desde antes del ataque de Pearl Harbour supusieron que toda actividad pública de cercanía a los fascismos o a sus aliados fuera socialmente denunciada en Iberoamérica. Una cortina de olvido intencionado que tuvo como resultado el ocultamiento de todas las conveniencias con la sublevación española de 1936 que se habían desarrollado. Las tensiones provocadas durante la Guerra Civil española en el seno de la comunidad inmigrante española tendieron a superarse a partir del estallido del conflicto mundial. El riesgo de que estas tiranteces supusieran una ruptura definitiva en el seno de las comunidades españolas era inasumible, obligando a relajar el clima de tensión interna. Poco después, a partir del final de la Guerra Mundial, la importancia movilizadora de personas e instituciones vinculadas a la memoria de la legalidad republicana, de las organizaciones políticas antifranquistas, o de las aspiraciones políticas de los nacionalismos periféricos, crearon una suerte de consenso sobre una hegemonía política del antifranquismo entre los españoles emigrados en América de carácter total y sin fisuras más allá de lo anecdótico. El recuerdo de las actividades a favor de los sublevados, de la participación en mítines, cuestaciones, recolectas de enseres o de la movilización y envío de voluntarios al frente fue aparcado. Algo semejante ocurrió con la participación de jóvenes españoles o de ascendencia española en las organizaciones locales de Falange Española u otro tipo de grupos afines al fascismo o al nacionalsocialismo de las comunidades italiana y alemana. Desde entonces, la hegemonía del relato antifranquista en el seno de las comunidades españolas en América aparcó lo que ha denominado una realidad silenciada. Para las propias comunidades inmigrantes españolas en América, especialmente en el marco de Argentina y Uruguay, este silencio respecto a un pasado en el que el falangismo y el apoyo a la sublevación también fue capaz de movilizar grandes cantidades de personas y recursos era útil a varios niveles: servía para restaurar heridas internas dentro de la comunidad, normalizaba la presencia de exiliados y también servía para alejar el fantasma de un pasado colaboracionista con expresiones fascistas incómodas y peligrosas a partir de la entrada de EE.UU en el conflicto mundial.
Luis Velasco, que lleva trabajando este tema desde hace aproximadamente una década (), ha abordado una imagen preconcebida planteando dudas respecto a la supuesta falta de movilización a favor de la sublevación del 18 de julio en el seno de las colectividades españolas en América. Para ello ha elaborado una hipótesis original que ha sido capaz de defender a través del uso de fuentes novedosas. Si anteriormente había recurrido a fuentes hemerográficas producidas por la colectividad española (), pasando por órganos de grupos de carácter mesoterritorial (), una amplia bibliografía comparada (), o incluso fuentes audiovisuales de época () ahora aporta un interesante fondo epistolar procedente del archivo privado de Soledad Alonso de Drysdale, la rica viuda almeriense fundadora de los Legionarios Civiles de Franco, y persona cercana al círculo familiar del general Franco, además de un vaciado riguroso de los fondos del Ministerio de Exteriores y Culto de la República Argentina.
La obra merece ser destacada por ofrecer una revisión general de la idea hasta ahora indiscutible sobre la repercusión de la Guerra Civil española entre las comunidades de inmigrantes en el Cono Sur. El autor ha sido capaz de desentrañar una serie de procesos, acontecimientos e interconexiones que justifican su principal conclusión: la existencia de una importante movilización favorable a la sublevación entre los emigrantes españoles en la cuenca del Plata y buena parte de las élites conservadoras argentinas y uruguayas. Además, también ofrece una pormenorizada explicación del proceso de desmovilización de estos apoyos en el marco de los primeros compases de la Segunda Guerra Mundial. Con todo, el libro también deja abiertos algunos flecos que el autor introduce pero que no termina de desarrollar. Entre ellos está el papel de las embajadas británicas y estadounidenses en Buenos Aires y Montevideo en su labor de vigilar el ascenso de Falange y otras organizaciones como los Legionarios Civiles de Franco o la delegación oficiosa de los sublevados, el análisis de los fondos del Archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores uruguayo, los fondos policiales de ambas naciones, o la realidad de la movilización de falangistas y franquistas en las provincias interiores. La curiosidad del lector también echa de menos una mayor explicación sobre el papel rector de la organización falangista porteña con respecto a toda la organización de la Falange Exterior en Sudamérica. Sobre este particular el autor apenas aborda algunas referencias al exterior del Río de la Plata, remarcando la importancia de Argentina y Uruguay como cabezas de la red de falangistas en América, pero sin entrar en análisis que habrían aumentado la trascendencia del trabajo. A nuestro juicio las mayores carencias del trabajo no son achacables al autor, sino a la falta de comparación con más fuentes archivísticas a nivel internacional. A ese respecto estamos convencidos de que los archivos italianos, alemanes, británicos y estadounidenses podrían aportar más a la investigación de Velasco, dotándola de un carácter todavía más internacional, superando la importancia de la sublevación y las redes de colaboracionistas a nivel del Cono Sur hasta llegar a su auténtica trascendencia global durante la Segunda Guerra Mundial. Una idea, de hecho, que él mismo ya ha planteado en anteriores ocasiones ().
Entre las principales conclusiones de la lectura debemos poner en valor el riesgo asumido por el autor al defender una hipótesis contraria a un consenso historiográfico y político consolidado hasta la fecha. A nuestro juicio el autor pone sobre la mesa pruebas concluyentes sobre la existencia de una importante red de apoyos y movilización a favor de los sublevados entre una comunidad española que se creía había sido un bloque homogéneo de apoyo a la legalidad republicana. No obstante, además de asumir riesgos, el autor también toma inteligentes precauciones, así se cuida de no calificar como superior la organización de apoyos a los sublevados, a la vez que también huye de interpretaciones presentistas de la historia. Adelanta, también, alguna explicación plausible sobre la supervivencia de cierta ascendencia falangista en el seno de la extrema derecha argentina desde las décadas de 1960 hasta la actualidad y enlaza, en este punto, con algunas investigaciones de autoras como Valeria Galván. No obstante, más allá de la conclusión principal, la visibilización del entramado de intereses entre las redes falangistas, fascistas y nacionalsocialistas en América para nosotros resulta una aportación más que remarcable. Esperamos que el autor pronto pueda responder a muchas de las nuevas interrogantes que su libro ha aportado respecto a las relaciones internacionales de los fascismos antes y durante la Segunda Guerra Mundial y de la trascendencia que los falangistas tuvieron al servicio exterior del Eje.
Bibliografía
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L. Velasco Martínez (2014) «El asociacionismo español en el exterior y la Guerra Civil española: los apoyos de sublevación entre la inmigración española en Argentina». J.A. Blanco Rodríguez, A. F. Dacosta (Eds): El asociacionismo de la emigración española en el exterior: significación y vinculaciones. Madrid: Sílex. 523-533.
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L. Velasco Martínez (2021) «Reclutamiento y organización de la Falange en Argentina durante la guerra Civil y la Posguerra: la construcción de una red de información». L.Velasco Martínez, J. M. Azcona Pastor, M. Madueño Álvarez (Coords.): Camisas azules en Hispanoamérica (1936-1978). Organización política y prosopografía del falangismo en Ultramar. Madrid: Dykinson, 233-256.
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