A comienzos de marzo de 1823 —hace 200 años— el ejército francés de los Cien Mil Hijos de San Luis, al mando del duque de Angulema, invadía España, con el doble objetivo, por una parte, de poner fin al régimen constitucional y, por la otra, de liberar a Fernando VII y restaurarlo en el trono como monarca absoluto. En efecto, casi al final de una campaña de seis meses, sin batallas a gran escala y sin apenas resistencia del ejército español, salvo en unas pocas ciudades (A Coruña, Pamplona, San Sebastián, Barcelona, Tarragona, Alicante, etc.), el rey era liberado finalmente el primero de octubre de ese año, estando de regreso en Madrid a mediados de noviembre, cuando las operaciones de guerra habían finalizado definitivamente. Con la derrota militar de los constitucionales y la subsiguiente restauración de la monarquía absoluta llegaba a su fin el Trienio Liberal y se iniciaba la última etapa del reinado de Fernando VII, la Década Ominosa (1823-1833) (; ; ; ; ; ; ).
En el reino de Portugal, a finales de mayo de 1823, la Vila Francada, liderada por el infante don Miguel y finalmente controlada por don Juan VI, también había puesto término al Trienio Vintista, finalizando su reinado (marzo de 1826) como rey absoluto. Pocos días antes de su muerte, en concreto el 6 de marzo, había nombrado un consejo de regencia, presidido por su hija doña Isabel María, que su hermano, don Pedro IV, ratificaba el 26 de abril de 1826. Tres días después otorgaba una Carta Constitucional y, a continuación, el día 2 de mayo anunciaba la abdicación del trono portugués en su hija María de la Gloria, si bien condicionada al juramento de la Carta Constitucional y al matrimonio con su tío, el infante don Miguel. Entre tanto, bajo la regencia de doña Isabel María se establecía en Portugal un régimen constitucional desde marzo de 1826 hasta finales de febrero de 1828, en que, de acuerdo con lo dispuesto por don Pedro, don Miguel ocupaba la regencia y, posteriormente, desde julio de 1828, el trono como rey absoluto hasta mayo de 1834 (; ; ; ;
Por tanto, en España y en Portugal, en la confrontación entre Revolución y Contrarrevolución,
que domina la historia política de la primera mitad del siglo XIX, se impuso, en el
periodo 1823-1833/1834, salvo en la corta etapa de la regencia de doña Isabel María,
el absolutismo (
Ahora bien, este reino, como también el de España, no sólo era receptor de emigrados políticos, sino también emisor. En este corto periodo (1826-1828), Portugal dio refugio a liberales españoles; a su vez, España, a realistas portugueses contrarios a la Carta Constitucional y, entre julio y setiembre de 1828, a liberales huidos tras la rebelión de Oporto, en tránsito por Galicia para embarcarse con destino a Inglaterra.
La estancia de emigrados «rebeldes» en uno y otro país condicionaron y tensionaron
las relaciones bilaterales. Las reclamaciones y las protestas de uno y otro gabinete
por diferentes cuestiones (internación lejos de la «raia», devolución de armas y de
caballos de los refugiados, constitución de sociedades secretas, actividades conspiratorias
o incursiones de guerrillas) se multiplicaron; pero la cuestión del reconocimiento
oficial de la regencia de doña Isabel María y, sobre todo, la amenaza de invasión,
finalmente ejecutada por los realistas portugueses hasta en tres ocasiones entre noviembre
de 1826 y febrero de 1827, constituyeron los episodios más conflictivos entre ambos
gobiernos, incluso con la intervención de potencias extranjeras, en particular de
Inglaterra (
En consecuencia, en el marco de la confrontación entre Revolución y Contrarrevolución, la historia de los exilios de la Década Ominosa requiere, por una parte, de un enfoque transnacional y, por otra, de la «perspectiva de uno y otro lado», del país de expulsión y del de acogida, sólo garantizada por la consulta combinada de fuentes documentales portuguesas (Arquivo Nacional da Torre do Tombo, Arquivo Histórico Militar, Arquivo Histórico da Marinha) y españolas (Archivo Histórico Nacional, Archivo General de la Administración, Archivo General de Simancas), además de una tipología variada y dispar (gubernamentales, diplomáticas, consulares, militares, judiciales, policiales, etc.).
La información estadística y nominativa de sus fondos documentales han permitido en el presente caso reconstruir la secuencia de llegada a Portugal, durante la regencia constitucional de doña Isabel María (1826-1828), de los liberales españoles emigrados y su procedencia; asimismo, establecer el número, la datación y la localización de los depósitos creados en este periodo y, finalmente, cuantificar el número y la condición socioprofesional de los refugiados españoles.
1. LIBERALES ESPAÑOLES REFUGIADOS EN PORTUGAL (1826-1828): SECUENCIA DE LLEGADAS
De igual modo que en 1814, con ocasión de la primera restauración y de la subsiguiente
reacción absolutista, en 1823, al término del Trienio constitucional, los liberales
volvieron a tomar el camino del exilio, ahora en mayor número y con una ausencia más
duradera. A lo largo de los meses finales de 1823 y de los iniciales de 1824 se multiplicaron
las salidas con destino a Inglaterra y, sobre todo, a Francia y, en mucha menor cuantía,
a Portugal (
Con cierta posterioridad al decreto de amnistía de mayo de 1824 que, contraproducentemente
incrementó el número de exiliados, se multiplican las noticias en los fondos documentales
ministeriales y diplomáticos portugueses y españoles sobre la activa presencia en
el reino portugués de un colectivo de emigrados españoles. El «Encargado de los Negocios
de Su Majestad Católica en Lisboa» remitía, en 23 de octubre de 1824, una lista de
liberales que, procedentes de Gibraltar entre el día uno y el veintiuno del mismo
mes, llegaron y se establecieron en Lisboa; en total sumaban diecisiete
Fuente: Archivo General de la Administración (en adelante AGA), Servicio Exterior. Portugal, caja 54/6497.
Según la secuencia cronológica de la tabla precedente, elaborada con los datos de una «relación nominal de los españoles emigrados a quienes el Consulado General ha dado pasaporte para regreso a España», de julio de 1829, la afluencia de emigrados españoles hasta el mes de junio de 1826 es muy reducida. A continuación, desde julio, el número de llegadas se incrementa progresivamente, alcanzando su máximo en los primeros seis meses de 1827, pero todavía en el tercer trimestre perdura una notable afluencia. Desde el último trimestre, las llegadas decrecen notablemente y todavía más en los años 1828 y 1829.
Si combinamos la relación anterior con otras cinco, remitidas desde Lisboa a la Secretaría de Estado entre diciembre de 1826 y noviembre de 1827, la muestra de emigrados llegados se eleva ya a 609, sin que se aprecien cambios sustantivos en la secuencia de entradas.
Fuente: AGA, Servicio Exterior. Portugal, caja 54/6497. AHN, Estado. Portugal. Embajada de Portugal, caja 5454.
El cambio de ritmo de las llegadas se sucede a partir del mes de julio de 1826, coincidiendo
con el juramento de la Carta Constitucional por la regente y por el pueblo portugués
y, por tanto, con el nuevo régimen, políticamente propicio a la causa liberal. El
subdelegado de la Policía de Tui, en un oficio del día 31 de julio al 1826, previene
al Superintendente General de Policía del Reino sobre la necesidad de adoptar «medidas
fuertes» en la costa y en las fronteras, ante la amenaza de invasión, por cuanto los
rebeldes liberales «aseguran que tan pronto se jure la Constitución vendrán a Portugal
todos los emigrados en Londres y en otras partes y que no tardarán en poner en España
la misma forma de govierno»
Fuentes: AGA, Portugal, Lisboa. Legación, Embajada, caja 54/06491, 54/06493 y 54/06494. AHN, Estado. Portugal, caja 5453, 5454 y 5455. Estado. Portugal. Correspondencia Diplomática, cajas 5389, 5290 y 5391. Ministerio de Exteriores. Política Exterior. Portugal. H-2608, H-2609, H-2610, H-2611, H-2612 y H-2613. Arquivo Nacional da Torre do Tombo (en adelante ANTT), Ministério dos Negócios Estrangeiros, cx. 344, 374, 443, 444 y 668; lv. 151, 276 y 584. Arquivo Histórico Militar (en adelante AHM), Livros de Registo Antigos, Depósito de Espanhóis Refugiados, lv. 3453, 3454 y 3455; Emigrados (col.). Emigrados Espanhóis, caixa 1/07, 1/10; 2/03, 2/20, 2/22; 4/38, 5/58 y 6/68.
Otras circunstancias contribuyen a la aceleración de las llegadas por estos meses.
En primer lugar, como consecuencia de una emigración «sobrevenida», forzada, de civiles
atemorizados por los vecinos ultrarrealistas y por los voluntarios realistas. El comisionado
en Almeida de la Comisión Administrativa para la inspección, examen y clasificación de los depósitos
de emigrados españoles en este Reino (en adelante, Comisión Administrativa), creada por una portaria del día 1 de febrero de 1827, señalaba, a este respecto, que el represivo comportamiento
del Gobernador militar de Ciudad Rodrigo causaba, a mediados de abril de 1827, la
fuga a Portugal de un número considerable de españoles, quienes procuraban en el reino
vecino un seguro asilo a las persecuciones y asesinatos
Por consiguiente, durante la regencia constitucional de doña Isabel María, Portugal es un país ante todo de destino y no de paso de emigrados españoles, que llegan desde diferentes lugares.
Fuente: AHN, Estado. Portugal. Embajada de Portugal. Prófugos y Refugiados, caja 5454 y 5456.
Del total de los 173 refugiados de los que se conoce su lugar de partida, 92 procedían
de Gibraltar (36,8%%) (
La entrada se realizó no sólo por vía marítima, desembarcando en Oporto y, sobre todo,
en Lisboa
Fuentes: AHM, Emigrados (col.). Emigrados Espanhóis, caixa 1/07, 1/10; 2/03, 2/20, 2/22; 4/38 y 6/68; Livros de Registo Antigos. Secretaria de Estados dos Negócios da Guerra / Ministério da Guerra. Registo de avisos expedidos para diversos, lv. 392; Livros de Registo Antigos, Depósito de Espanhóis Refugiados, lv. 3453, 3454 y 3455. ATT, Ministério dos Negócios Estrangeiros, lv. 276 y 151. AGA, Portugal, Lisboa. Legación, Embajada, caja 54/6491 y 54/6493.
Entre setiembre y diciembre de 1826, un total de 13 registros documentales informa de la llegada a Portugal de 391 emigrados, en su mayor parte militares; entre ellos 115 de la guarnición de Olivenza. Las localidades desde las que se trasladan se sitúan preferentemente en el este portugués, en las proximidades de la frontera: Bragança, Almeida, Estremoz, Tavira y Faro. Su destino inicialmente era el depósito de Montemor-o-Novo; a continuación, el de Salvaterra de Magos, y, desde octubre de 1826, los de Santarém y de Tomar (véase Mapa 1).
En el año 1827, los registros se incrementan hasta un total de 23. En el primer semestre
se contabiliza la llegada de 466 refugiados, de los cuales 266, al menos, se desplazaron
por tierra y 98 arribaron por mar, en este caso procedentes de Londres, Bayona (Francia),
Ribadeo, Gibraltar e isla de La Gomera. Los primeros son conducidos desde localidades
fronterizas, pero también desde Oporto —al menos 146—. De su recepción y de su inmediato
traslado a los depósitos se encargaba la Comisión Administrativa, que, a tal fin,
tenía nombrado, al menos desde el 6 de febrero de 1827, un total de 11 «delegados
en fronteras», todos ellos emigrados españoles residentes respectivamente en las localidades
de Oporto, Valença do Miño, Chaves, Bragança, Miranda do Douro, Almeida, Penamaior,
Castelo de Vide, Elvas, Moura y Alcoutim (véase Mapa 2), quienes, entre otras misiones, debían remitir «un estado circunstanciado de los
Sres. oficiales y tropa» y encaminarlos a los nuevos depósitos mandados establecer
en febrero de 1827 (
En el segundo semestre de 1827, la cifra se reduce notablemente, a 70 emigrados, desplazados desde Elvas en su mayoría. Desde mayo de 1827, los destinos son ya los nuevos depósitos establecidos en Santarém, Cascais y en el lisboeta convento de San Juan de Dios. Finalmente, en el transcurso de los primeros meses de 1828, los emigrados españoles desplazados decrecen todavía más en número; son 36, pero, al respecto, no podemos olvidar que a partir de finales de febrero de este año tiene su inicio la regencia de don Miguel, cuya política absolutista es hostil a los liberales españoles, hasta el punto de que, en el mes de junio, ordenaba su traslado y aislamiento en tres depósitos marítimos, en tres barcos anclados en el Tajo.
La llegada de emigrados españoles fue constante entre 1826 y los primeros meses de
1828. A finales del año 1827 sumarían en torno a 1.500
Residencia | % |
---|---|
Lisboa | 48,6 |
Campo Maior | 20,3 |
Ouguela | 2,7 |
Oporto | 12,2 |
Faro | 5,4 |
Alcoutim | 2,7 |
Braganza | 2,7 |
Mértola | 2,7 |
Moura | 1,4 |
Mafra | 1,4 |
Total casos | 74 |
Fuente: ATT, Ministério dos Negócios Estrangeiros, cx. 344. 19-04-1828.
Lisboa era la ciudad elegida para su residencia por el 50% de los emigrados civiles que sobrevivían con sus propios recursos, por tanto, fuera de los depósitos. A su vez, el 23% estaba censado en el municipio de Campo Maior (Campo Maior y Ouguela); el 12,2%, en Oporto y, finalmente, el 5,4%, en Faro.
En todo caso, esta cifra debe ser incrementada. Por una parte, un número indeterminado
vivían de forma oculta, en las principales ciudades portuguesas, sobre todo Lisboa
y Oporto, a los cuales los cónsules españoles trataban de identificar no siempre con
éxito, debido a que utilizaban nombres supuestos y a que cambiaban frecuentemente
de domicilio (
2. LOS DEPÓSITOS DE EMIGRADOS ESPAÑOLES
A partir de julio de 1826, la entrada de refugiados españoles se incrementó notablemente
y, en consecuencia, las autoridades portuguesas procedieron a la adopción de medidas
oficiales para proporcionarles unos recursos mínimos de subsistencia y para mantener
el orden y la disciplina. A tal fin, como en otros países, también en Portugal se
crearon depósitos para emigrados y se les prestó ayuda en forma de raciones diarias
y, con posterioridad, de subsidios
a) Depósitos de Montemor-o-Novo y Salvaterra de Magos
En setiembre de 1826 ya funcionaban algunos depósitos de acogida temporal —en concreto
se citan los de Oporto, Elvas, Tavira y Faro—, siendo el de reunión de los emigrados
el de Montemor-o-Novo (véase Mapa 1). Hacia su cuartel marchaban el día 22 de setiembre, en el presente caso desde Estremoz,
ocho militares españoles, que se incorporaron al Escuadrón de Caballería allí albergado,
que, a finales del mismo mes, sumaba 133 plazas y, a su vez, 53 las de infantería
En todo caso, poco tiempo permanecieron los emigrados españoles en esta localidad.
Por una portaria expedida por el Ministro dos Negócios da Guerra en 30 de setiembre se ordenaba marchar
para el depósito de Salvaterra de Magos, más alejado de la frontera y más próximo
a Lisboa (véase Mapa 1), a los inmigrados españoles que se hallaban en Montemor-o-Novo (Alentejo), quienes,
escoltados por oficiales portugueses, debían ser recibidos por el comandante del depósito
allí establecido
Dos problemas aquejaron, inmediatamente tras su llegada, a los emigrados; el primero,
el del acuartelamiento y del aprovisionamiento de los artículos de uso cotidiano;
el segundo, el de los medios de subsistencia, sin duda insuficientes. En el primer
caso, en el día de su llegada, no estaba previamente elegido ni, por supuesto, dispuesto
un cuartel; los edificios de alojamiento —caballerizas, oficinas, casas abandonadas—,
improvisados y en estado más bien ruinoso, carecían de los artículos indispensables
como luces, marmitas para el rancho, camas, mantas, vestuario y trastos de limpieza.
Tampoco disponían de un hospital. En consecuencia, el comandante del depósito elevó
en sucesivas ocasiones, desde el día diez hasta el 25 de octubre, varias representaciones,
entre otros, al Ministro dos Negócios da Guerra, solicitando el arreglo de los alojamientos
y la entrega de los diferentes artículos, advirtiendo que cualquier demora comprometería
la salud de los soldados y los inclinaría a la deserción
El segundo problema acuciante era la falta de recursos de subsistencia, viviendo,
según señalan diferentes informes, en estado de «mendiguez y de miseria». Disponían
diariamente de una ración de «pão e etape», por concesión de la infanta regente desde
el día 7 de octubre de 1826, pero se limitaba a pan y a bacalao. En consecuencia,
en una representación, el comandante del escuadrón español de caballería ligera, el
coronel don Cayetano de Gand, solicitaba el 10 de octubre, «que se atendiese con los
sueldos a oficiales y a la tropa, sin los cuales no era posible subsistir en orden
y policía», pero, al no haber recibido respuesta, reiteraba su petición de nuevo el
día 25 de octubre
10/10/1826 | 18/10/1826 | 25/10/1826 | |
---|---|---|---|
Infantería | 78 | 97 | 114 |
Caballería | 135 | 140 | 139 |
TOTAL | 213 | 237 | 253 |
Fuente: AHM, Divisões. Assuntos Militares. Emigrados (col.). Emigrados Espanhóis. Caixa 1/10. Doc. 147 y 148; 145 y 146; 143 y 144.
Los españoles existentes en el depósito sumaban inicialmente 213; a los quince días,
ya 253. Predominan las plazas de caballería, aunque más en la primera fecha (63,4%)
que en la última (54,9%). El primer mapa de fuerza, en adelante de periodicidad semanal,
confirma por supuesto que los soldados tanto del escuadrón de caballería como de la
fuerza de infantería eran los más numerosos (70,4% y 75,6% respectivamente); los sargentos
y los cabos suponían el 27,4% y el 12,9%; finalmente, los jefes, el 2,2% y el 11,5%
Con posterioridad a la comunicación de estos mapas de fuerza al Ministerio de la Guerra,
siguieron incorporándose más militares. El día 5 de noviembre llegaban once oficiales
y soldados más, procedentes de Almeida. El 15 de noviembre, salían del depósito de
Faro dos grupos de militares; el primero, compuesto por 38 oficiales y soldados; el
segundo, a su vez, por cinco oficiales y un capellán
b) Depósitos de Santarém y Tomar
El traslado a los nuevos depósitos se ordenó oficialmente por una portaria expedida por el Ministério dos Negócios da Guerra el 30 de octubre de 1826; las plazas
de infantería eran destinadas a Santarém, mientras que las de caballería, a Tomar
(véase Mapa 1)
El mismo día 30 de octubre la infanta regente ordenaba que los dos depósitos fueran
provistos convenientemente de camas y de los artículos indispensables de un cuartel,
así como de leña para el rancho y de atención médica a los emigrados en el hospital
civil de la tierra. Asimismo, mandaba al Comissário-em-Chefe do Exército proporcionar
la ración de «pão e etape», sin diferencia alguna a la que se abonaba a los cuerpos
del ejército portugués, si bien en el caso particular de los oficiales según su graduación
En todo caso, la marcha en dirección a los nuevos destinos fue retrasándose. El 2
de noviembre se remitía el itinerario que debían seguir los emigrados españoles; debían
salir el día 4 de noviembre, llegando las plazas de infantería a Santarém el día cinco
y las de caballería a Tomar, el día siete
Finalmente, las plazas de infantería llegan a Santarém el 19 de noviembre, pero en
número muy superior a los 135 previstos, surgiendo los primeros problemas de abastecimiento
y de alojamiento, de forma que los oficiales tuvieron que ser albergados en casas
particulares, al menos por los tres siguientes días. La tropa quedó acuartelada en
el convento de San Francisco, en la zona de la puerta del Carro
Depósito | 01/12/1826 | 15/12/1826 | 21/12/1826 | 31/12/1826 | 06/01/1827 | 15/01/1827 |
---|---|---|---|---|---|---|
Santarém | 219 | 241 | 256 | 282 | 281 | 287 |
Tomar | 137 | 139 | ||||
TOTAL | 356 | 380 |
Fuente: AHM, Divisões. Assuntos Militares. Emigrados (col.). Emigrados Espanhóis. Caixa 1/10. Doc. 141 y 142; 138 y 139; 137 y 136; Caixa 4/38. Doc. 1.177 y 1.176.
A comienzos del mes de diciembre los internos en ambos depósitos sumaban 356; quince
días después, 380. Con posterioridad a su llegada, se habían ido agregando más militares.
Era el caso de once oficiales y soldados que, llegando a Almeida el 5 de noviembre,
se incorporaban finalmente en sus respectivos depósitos en los primeros días de diciembre
Entre los emigrados, predominaban las plazas de infantería sobre las de caballería.
En el primer mapa de fuerza (01-12-1826), los oficiales de infantería (15,5%) quintuplicaban
proporcionalmente a los de caballería (2,9%); por el contrario, sargentos y cabos
(21%), como también los soldados (63,5%) no alcanzaban a los de la segunda fuerza
(27% y 70,1% respectivamente)
En los siguientes mapas de fuerza, firmados por primera vez ya por un comandante de
depósito español, el teniente coronel don José de Coba, se recontaban sólo los emigrados
en el depósito de Santarém, donde en el de fecha del 21 de diciembre se clasificaban
conjuntamente las plazas de infantería y de caballería, como si estas últimas hubiesen
sido trasladas durante la anterior semana y el depósito de Tomar hubiera sido abandonado.
Las primeras seguían siendo más numerosas (193) que las segundas (63). En total, sumaban
256. Los oficiales (23,4%) casi se equiparaban a los sargentos y cabos (23,8%), en
detrimento de los soldados, que ahora sobrepasaban ligeramente el 50%. El cuerpo de
caballería acusaba, por su parte, una fuerte reducción de efectivos, en particular
de soldados (31,7% del total) y un fuerte aumento de oficiales (42,9%)
En general, sus condiciones de vida eran miserables, según relata don José de Coba
en un informe elevado a la infanta regente el 21 de diciembre de 1826. Desnudos oficiales
y tropa, sin un sueldo en dinero, el socorro se limitaba a la ración de libra y media
de pan, media de carne y un cuartillo de vino, sin distinción de graduación
c) Depósitos de Santarém, Cascais, San Juan de Dios, San Francisco de Paula y Peniche
A causa de la constante y creciente afluencia de refugiados españoles en los primeros
meses del año 1827, el depósito de Santarém acabó siendo insuficiente; en consecuencia,
la infanta regente resolvió ampliar la red de depósitos. Por una portaria del día primero de febrero de 1827, se creaban los depósitos de Cascais y de San
Juan de Dios (Lisboa) y se mantenía el de Santarém, ahora reconvertido en alojamiento
de oficiales y de paisanos (
Fuentes: AHM, Livros de Registo Antigos. Secretaria de Estados dos Negócios da Guerra / Ministério da Guerra. Registo de avisos expedidos para diversos, liv. 392 y 393; Livros de Registo Antigos, Depósito de Espanhóis Refugiados, lv. 3453, 3454 y 3455.
En suma, en el transcurso del 1827 se crearon por portarias de distintas fechas, explicitadas en la tabla anterior, un total de cinco depósitos
(véase Mapa 3). En Oporto, al parecer, existía también uno permanente, instalado en el convento
de San Lorenzo dos Grilos, que a comienzos del mes de enero de 1828 reunía a veinte
internos, los primeros de los cuales habían ingresado en febrero de 1827 y los últimos
en diciembre
En Santarém estaba abierto un depósito desde el 19 de noviembre de 1826, fecha de
la llegada de las plazas de infantería desde Salvaterra de Magos; ahora bien, el nuevo
que se creaba por la portaria de 1 febrero de 1827 albergaría en el futuro a oficiales y paisanos, debiendo trasladarse
la tropa de infantería y de caballería, hasta este momento allí existente, a los nuevos
depósitos de Cascais y de San Juan de Dios, tal como recomendaba la Comisión Administrativa
en una de las «medidas generales», finalmente aprobada por una portaria de 23 de marzo. Ahora bien, la instalación de oficiales y paisanos debió esperar
hasta que las cuatro compañías de infantería, que estaban formándose en Santarém,
fueron trasladadas al depósito de Cascais, lo que finalmente ocurrió en el mes de
mayo de 1827. Asimismo, en las «medidas generales», se proponía que la tropa de caballería
que se hallaba también en Cascais se trasladase al depósito de San Juan de Dios, finalmente
abierto en Lisboa, agregándose al escuadrón alojado en el mismo
Con posterioridad a las medidas generales del 25 de febrero de 1827, la Comisión Administrativa,
por un oficio del día 7 de abril, justificaba la necesidad de abrir un nuevo depósito
provisional en el convento de San Francisco de Paula (Lisboa) para albergar a las
plazas de infantería a la espera para su marcha al de Cascais, cuya apertura se venía
retrasando, pero también para recibir a los refugiados que, procedentes de diferentes
puntos de la frontera, debían ser reenviados a los otros depósitos, evitando el peligro
de mezclarlos con las plazas de caballería y también de favorecer el desorden y la
indisciplina en el depósito de San Juan de Dios. Por una portaria de 19 de abril de 1827, la infanta regente aprobaba finalmente la propuesta de la
Comisión Administrativa para establecer tal depósito provisional para un total de
cien plazas. Al día siguiente, le recordaba al Ministro dos Negócios da Guerra la
urgencia de la apertura del mismo
El último depósito en establecerse durante la regencia de doña Isabel María fue el
de Peniche, en concreto por una portaria de 13 de noviembre de 1827. En cierto modo era un depósito de ocasión y de composición
heterogénea. En esta plaza, se reunían por esta época un gran número de emigrados
españoles «de diferentes condiciones y carácter», la mayoría revoltosos y malos; entre
ellos, se encontraban desertores, conspiradores, separados de los depósitos a petición
propia o por su pésima conducta, pero necesitados de socorro. Se disponía, en consecuencia,
el establecimiento de un depósito, que más bien era una cárcel. Con anterioridad a
su creación, era el destino de desertores capturados, de algunos presos en el castillo
de San Jorge y en otras cárceles, de «perturbadores» que protagonizaban desórdenes,
planes de fuga y de invasión, etc.
En definitiva, desde el año 1827 funcionaba en Portugal una red de depósitos —cinco,
en total— localizados en Lisboa y en localidades próximas, pero contemporáneamente
se imponía también una gestión, como en Francia, burocratizada y de control estatal
a través de la Comisión Administrativa, en colaboración con la Intendência Geral da
Policia (
Por otra parte, en aplicación de la política de buen gobierno y de disciplina en los
depósitos, se impuso, al igual que en los depósitos franceses, la separación de los
oficiales de la tropa para romper con la subordinación y la influencia de los que
supuestamente eran los liberales más exaltados (
Por fin, la Comisión Administrativa, como valedora de la generosidad y de la beneficencia de la infanta regente, era también la encargada de proponer a las autoridades superiores, para mantener el buen orden de los depósitos y asegurar medios de subsistencia suficientes, remedios y medidas de socorros para los refugiados españoles.
El abono de una ración de «pão e etape» a la entrada de los emigrados en Portugal
y en los días de viaje a Lisboa era una práctica habitual, a veces incluso proporcionada
con generosidad. Por tal razón, la infanta regente, en 29 de mayo de 1827, expedía
una circular a los Generales Governadores das Armas de las diferentes provincias para
prohibir el abono de más de una diaria en las jornadas de viaje hasta Lisboa
El pago de un sueldo, debido a los insuficientes medios de subsistencia de muchos
emigrados españoles, fue una demanda tempranamente realizada a la infanta regente.
El comandante del escuadrón de caballería español, el coronel don Cayetano de Gand,
lo solicitaba para los oficiales y la tropa sucesivamente en los días 10 y 18 de octubre
de 1826 por medio de dos representaciones
No obstante, el abono de un prêt en dinero sólo fue concedido meses más tarde, por
una portaria de 26 de diciembre, que lo tasaba en 40 réis diarios para todos los internos en depósitos
Fuentes: AHM, Livros de Registo Antigos. Secretaria de Estados dos Negócios da Guerra / Ministério da Guerra. Registo de avisos expedidos para diversos, liv. 393. 23-08-1827; AHM, Livros de Registo Antigos, Depósito de Espanhóis Refugiados, lv. 3454. 22-03-1827; 02-11-1827; liv. 3456. 02-02-1828; 27-09-1827.
En la tabla anterior se registran precisamente la cuantía en réis de los abonos correspondiente a cada categoría y la fecha de la portaria o del aviso de la concesión de los subsidios. El que benefició al mayor número de emigrados fue el aprobado por una portaria de 22 de marzo de 1827, si bien su pago se retrasó hasta el mes de mayo. Precisamente para el control del abono del subsidio, el comandante de cada uno de los depósitos debía elaborar semanalmente un mapa de fuerza, pero sólo se han hallado dos para el año 1827.
Fuentes: ATT, Ministério dos Negócios Estrangeiros, cx. 443. 19-12-1827; AHM, Divisões. Assuntos Militares. Emigrados (col.). Emigrados Espanhóis. Caixa 4/38, D. 1.174. 08-05-1827; Caixa 5/58, D. 573. 07-07-1828.
De acuerdo con la secuencia de llegadas de emigrados en el transcurso de 1827, el total de internos se incrementó en un 33,9% entre mayo y diciembre de 1827. El mapa de fuerza de mayo de 1828 contabiliza tan sólo dos plazas más, en concreto 974, que es la cifra más elevada de internos en los años 1826-1830; en los posteriores mapas, su número fue ya decreciendo sucesivamente.
El depósito de Cascais, donde estaban las plazas de infantería, albergaba al mayor número de refugiados (40,5%); le seguía el de San Juan de Dios, donde estaban reunidas las plazas de caballería, con el 25% y, a continuación, el de oficiales y paisanos de Santarém (23,7%); a gran distancia ya el de Peniche (6,8%) y todavía más el provisional de San Francisco de Paula (0,6%). Completaban el total, los hospitalizados (2,3%) y los encarcelados en prisión (1%).
Fecha | Militares profesionales | Tropa | Oficiales | Eclesiástico | Paisanos | Total |
---|---|---|---|---|---|---|
I/1827 | 40,8 | 59.1 | 23,3 | 287 | ||
V/1827 | 34,3 | 63,6 | 19,6 | 726 | ||
XII/1827 | 35,4 | 60,0 | 21,5 | 0,8 | 3,8 | 972 |
V/1828 | 30,1 | 62,7 | 19,3 | 1,0 | 6,2 | 974 |
Fuentes: Ídem Tabla 11.
La mayor parte de los internos eran de condición castrense. Los militares profesionales
(de sargento a general) oscilaban entre el 40,8% (I-1827) y el 30,1% (V-1828); entre
los liberales exiliados en Francia (1823-1833), la proporción ponderada era pareja,
del 33,2% (
En resumen, los emigrados internos en los depósitos alcanzaron el número más elevado
en mayo de 1828, por tanto, en una fase ya avanzada del proceso de usurpación de don
Miguel que concluirá en julio de 1828 con su proclamación como rey absoluto. En toda
lógica, la política de la regencia constitucional de su hermana la infanta doña Isabel
María se sustituyó por otra ya de persecución y de represión de los liberales portugueses,
pero también españoles, cuyas condiciones de vida se deterioran y su libertad de movimientos
desaparece. En primer lugar, en la segunda quincena de mayo de 1828, «luego que rompió
la insurrección de Oporto», se desmantelaba la Comisión Administrativa
En todo caso, don Miguel va a forzar la salida de los liberales españoles, de igual
modo que Fernando VII, la de los realistas portugueses. Eran una amenaza para la seguridad
y orden internos, pero también complicaban y alteraban las relaciones bilaterales;
por fin, ocasionaban elevados gastos a la Hacienda de uno y otro reino. A finales
del mes de abril, el representante diplomático español en Lisboa se entrevistaba con
don Miguel, quien le participaba su deseo de que regresasen los emigrados portugueses
y, en consecuencia, ya se aludía a la negociación de un posible convenio «sobre la
suerte de los refugiados» de uno y otro país
3. CONCLUSIONES
En 1823, el final del Trienio constitucional en España y del vintista en Portugal se saldó con el triunfo de la contrarrevolución, con la consiguiente restauración del absolutismo entre 1823-1833/1834. La cruel y generalizada represión durante la Década Ominosa (1823-1833) y, asimismo, durante el reinado de don Miguel (1828-1834) forzó a emigrar, sobre todo a Inglaterra y a Francia, a liberales españoles y portugueses en una cantidad sin precedentes y durante un plazo prolongado. Sólo en Portugal en este periodo se abrió un paréntesis constitucional, durante la regencia de la infanta doña Isabel María, confirmada por su hermano don Pedro al frente del consejo, desde abril de 1826 a febrero de 1828. Durante este periodo, se sucedió una emigración pendular: los realistas portugueses, opositores al juramento de la Carta Constitucional, huyeron a España a partir de agosto de 1826; los liberales españoles entraron en número creciente en el país vecino a partir del mes de julio; entre ellos, un grupo destacado de «conspiradores» enviados por el grupo de Espoz y Mina, de Torrijos y de los comuneros de Romero Alpuente y de Flórez Estrada. Con el nuevo régimen constitucional, pretendían utilizar el territorio portugués como base de la invasión de España.
Por tanto, España y Portugal, durante este periodo, fueron países de expulsión, pero también de recepción de emigrados. El exilio, convertido en un fenómeno ampliamente generalizado, adquiría así una dimensión transnacional, todavía más, internacional, ocasionada por la movilidad de los refugiados en el interior de los países de acogida, pero también por su circulación de unos a otros.
Los liberales españoles emigrados durante la Década Ominosa (1823-1833) buscaron refugio sobre todo en Francia e Inglaterra y, en menor proporción, en Portugal. En la fase inicial, hasta julio de 1826, la afluencia fue más bien escasa y con frecuencia la estancia, temporal, de paso para otros países, sobre todo Inglaterra. Pero a partir de mediados del mes de julio de 1826, coincidiendo con la regencia constitucional de la infanta doña Isabel María, la llegada de españoles, por mar y por tierra, fue a más hasta el último trimestre de 1827. Los más de ellos ya no venían de paso, sino para permanecer en Portugal. Sólo, a partir de febrero de 1828, la afluencia decrece notablemente, coincidiendo con la primera fase de la regencia de don Miguel, de reconocida trayectoria contrarrevolucionaria y antiliberal.
Los refugiados españoles llegaban por mar, principalmente a los puertos de Lisboa y de Oporto, y por tierra, cruzando la frontera con destino a diferentes localidades próximas, donde la Comisión Administrativa había establecido, desde los primeros días de febrero de 1827, diferentes comisionados para organizar, desde el mismo momento de su entrada, el flujo migratorio, en colaboración con el General Governador das Armas de cada una de las provincias.
A partir de setiembre de 1826, la infanta regente dispuso la creación sucesivamente de varios depósitos en diferentes localidades, cada vez más alejadas de la frontera y más cercanas a Lisboa. En años anteriores, en concreto en los meses finales del año 1823 y en el primer semestre del siguiente, un indeterminado número de refugiados ya eran asistidos en varios depósitos (Almeida, Borba, etc.). Desde septiembre de 1826, los liberales españoles fueron albergados en diferentes depósitos; en setiembre, en el de Montemor-o-Novo (Alentejo); a continuación, en el de Salvaterra de Magos (Ribatejo) y, finalmente, a comienzos de noviembre, en los de Santarém (arma de infantería) y de Tomar (plazas de caballería). Finalmente, entre los meses de febrero y de noviembre de 1827 se amplió el número de los depósitos a cinco: Cascais, Santarém, San Juan de Dios (Lisboa), el provisional de San Francisco de Paula (Lisboa) y Peniche.
Contemporáneamente, la gestión de los depósitos y de los emigrados se burocratiza, ocupándose de su dirección y de su supervisión la Comisión Administrativa, dependiente del Ministério dos Negócios da Guerra, en colaboración con la Intendência Geral da Policía. Desde la entrada en Portugal, los emigrados recibían una ración de «pão e etape», que se completa, desde diciembre de 1826, con el abono de un prêt de 40 réis diarios a todos los internos de los depósitos. En marzo de 1827, a propuesta de la Comisión Administrativa, una portaria aprobaba el alza del sueldo y, asimismo, la jerarquización de su cuantía en función de las clases y de la graduación militar.
En mayo de 1827, los depósitos alojaban un total de 726 internos, incrementados a 972 en diciembre de este año; cinco meses más tarde, la cifra, nunca superada con posterioridad, era de 974. Los militares —los profesionales en los mapas de fuerza del año 1827 sumaban en torno al 35%— eran los más numerosos; la mayor parte, desertores de las fuerzas del cuerpo de observación estacionado en la frontera en los primeros meses de 1827, a los que se sumaron 135 hombres de la guarnición de Olivenza y pocos más de 30 procedentes de la isla de La Gomera.
Sin duda, los internos en los depósitos predominaban cuantitativamente entre los refugiados. Fuera vivían en domicilios particulares un número indeterminado, en su mayor parte particulares que disponían de medios de subsistencia propios. Residían principalmente en las ciudades de Lisboa y de Oporto, en algunos casos clandestinamente, como también en localidades próximas a la frontera, ocupados en actividades de conspiración, cuando no delictivas como miembros de guerrillas y de partidas que se movían a un lado y al otro de la «raia». En total, su número en diciembre de 1827 no bajaría de 1.500.
La llegada de don Miguel a Portugal en los días finales del mes de febrero de 1828 puso fin a la regencia de la infanta doña Isabel María; la situación política, en consecuencia, experimentó un cambio radical, sobre todo a partir de la rebelión de Oporto en mayo de 1828, cuando se impulsó la campaña de persecución y de represión de los liberales portugueses, que se vieron forzados a refugiarse en países extranjeros (Inglaterra y Francia), pero también de los españoles. En la segunda quincena de mayo de 1828 se desmantelaba la Comisión Administrativa; al mes siguiente, se restructuraba la red depósitos, con la novedad principal del traslado a tres pontones o barcos, fondeados en el río Tajo, a los emigrados, cuya libertad de movimiento desaparecía y sus condiciones de vida empeoraban gravemente.
En todo caso, tanto don Miguel como Fernando VII, a mediados mayo de 1828, precisamente unos días antes de la publicación de un indulto general por el monarca español, tomaban iniciativas para el regreso de los liberales españoles y de los realistas portugueses, procediendo a negociar los representantes diplomáticos sendos proyectos de convenio, finalmente firmados. El fin de exilio en Portugal se ponía definitivamente en marcha cuando, avanzado el mes de agosto, los comandantes de los tres barcos, que funcionaban como depósitos, enviaban las listas de los emigrados, ahora presos, con expresión de los lugares de destino elegidos; ahora bien, sólo a partir de junio y julio de 1829 se empezó a acelerar el ritmo de salidas, que no concluyeron hasta los primeros meses de 1831.
Agradecimientos
El presente artículo ha sido realizado en el marco del Proyecto de Investigación «Españoles en Portugal (1715-1868): emigración laboral y exilios políticos» (Ministerio de Ciencia e Innovación. PID2021-123476NB-I00). Asimismo, en el marco del Proyecto «Rebellion and Resistance in the Iberian Empires, 16th-19th centuries» (RESISTANCE-H2020-MSCA-RISE-2017), Programa de Investigación e Innovación Horizonte 2020 de la Unión Europea a través de la acción Marie Sklodowska-Curie.
Bibliografía
1
Alfaro Pérez, Francisco Javier (2015), «Liberales españoles prisioneros en la Francia absolutista de los Cien Mil Hijos de San Luis. El cautiverio de Périgueux (1823-1824)», Espacio, Tiempo y Forma. Serie V Historia Contemporánea, 27, pp. 203-226. http://dx.doi.org/10.5944/tfv.27.2015.13415.
2
Arnabat, Ramón (2018), «El exilio cotidiano: sociedad, violencia y guerra civil en el siglo XIX español», Cahiers de civilisitation espagnole contemporaine. De 1808 au temps présent. [En ligne], 21. https://doi.org/10.4000/ccec.7678.
3
4
5
6
Aymes, Jean-René (2024), «III.ª Parte. Los emigrados liberales (1823 a 1833): comportamientos, opiniones, modalidades de existencia y miradas exteriores», en Aymes, Jean-René, Luchar, sobrevivir o disfrutar. Los liberales españoles en Francia (1814-1833): liberales, realistas y «agraviados», Navarra, Foro para el Estudio de la Historia Militar de España, vol. 3.
8
9
10
Castells, Irene (1988) «Constitucionalismo, estrategia insurreccional e internacionalismo liberal en la lucha contra el Antiguo Régimen español»,Revista de História das Ideias, 10, pp. 485-506. https://doi.org/10.14195/2183-8925_10_28.
11
12
13
14
15
Faria, Fábio Alexandre (2016), «O exílio liberal português de 1828-1832, um fenómeno multidimensionais; práticas sociais e culturais», Revista de História da Sociedade e da Cultura, 16, pp. 271-292. https://doi.org/10.14195/1645-2259.
16
17
18
Fernández Cortizo, Camilo (2023), «Liberales españoles refugiados en Portugal (1826-1828): planes y acciones de resistencia», en Imízcoz Beunza, José María, Ochoa de Eribe, Javier Esteban y Artola Renedo, Andoni (coords.), Los entramados políticos y sociales en la España Moderna: del orden corporativo-jurisdiccional al Estado liberal, Vitoria-Gasteiz/Madrid, FEHM, pp. 2923-2939.
19
Fernández Cortizo, Camilo (2024), «Liberales españoles refugiados en Portugal: resistencia y conspiraciones (1826-1828)», en Escobar Ohmstede, Antonio y Quinteros, Guillermo O. (eds.), Expresiones políticas, materiales y simbólicas de los procesos reformistas «liberales en Iberoamérica» durante el siglo XIX, La Plata, Universidad Nacional de La Plata; Santander, Universidad de Cantabria, pp. 43-83. https://doi.org/10.22429/Euc2024.004.
20
21
22
23
24
Fuentes, Juan Francisco (2010), «Geografía del liberalismo español en la década ominosa: emigración política y exilio interior», en Alberola, Armando y Larriba, Elisabeth (eds.), Las élites y la Revolución de España (1808-1814): estudios en homenaje al profesor Gérard Dufour, Alicante, Publicaciones de la Universidad de Alicante, pp. 309-331.
25
Fuentes, Juan Francisco (2012), «Cherchez la femme: Exiliadas y liberales en la Década Ominosa (1823-1833)», Revista Constitucional, 13, pp. 383-405. https://doi.org/10.17811/hc.v0i13.338.
26
27
28
30
31
32
33
34
35
36
37
38
39
Moreira, Vital y Domingues, José (2024), «No bicentenario da contrarrevolução antiliberal de 1823 em Portugal. A vindicta contra o sistema politico-constitucional vintista», Araucaria. Revista Iberoamericana de Filosofía, Política, Humanidades y Relaciones Internacionales, año 26, nº 55, pp. 37-60. https://doi.org/10.34628/KY3Z-PQ03.
40
París, Álvaro (2023), «La Década Ominosa ante el bicentenario: nuevas miradas sobre la segunda restauración absolutista en España (1823-1833)», Hispania Nova. Revista de Historia Contemporánea, 21, pp. 394-432. https://doi.org/10.20318/hn.2023.7305.
42
43
Ramírez Aledón, Germán (2011), «El clero español en el exilio londinense», en Muñoz Sempere, Daniel y Alonso García, Gregorio (eds.) Londres y el liberalismo hispánico, Madrid, Iberoamericana. https://doi.org/10.31819/9783954879137-003.
44
Rodríguez Miguel, Miguel Ángel (2000), «España ante la cuestión portuguesa (1825-1827): posibilidades, ambiciones y límites de una potencia secundaria», en Ramos Santana, Alberto y Butrón Prada, Gonzalo (coords.), Intervención exterior y crisis del Antiguo Régimen en España, El Puerto de Santa María, Universidad de Huelva, pp. 301-327.
45
46
47
48
50
51
52
53
Simal, Juan (2011), «El exilio: un fenómeno global entre la revolución y la contrarrevolución. 1814-1834», Avances del CESOR, Año VIII, 8, pp. 63-70. https://doi.org/10.35305/ac.v8i08.833.
54
55
56
58
59
Vauchelle, Aline (1998), «La emigración a Francia del clero liberal español», Brocar, pp. 269-309. https://doi.org/10.18172/brocar.1750.
60
Notas
[1] El exilio liberal durante la Década Ominosa (1823-1833) cuenta con una abundante
bibliografía, sobre todo en el caso de la emigración a Inglaterra y Francia. (Sin
pretensión de exhaustividad:
[10] ATT, Ministério dos Negócios Estrangeiros, cx. 443. 05-04-1827; liv. 276. 10-04-1827; 07-05-1827; 12-05-1827; etc.
[12] Las estimaciones sobre el total de exiliados liberales en este periodo son imprecisas;
algunas cifran su número en 7-8 mil, si bien la más repetida es la de 20.000. Inglaterra
y Francia son los principales países de destino; en el primero, se refugió el 11,5%
y en el segundo, el 77% (véase
[14] Ibidem, 03-09-1827. ATT, Ministério dos Negócios Estrangeiros, lv. 151. 15-05-1827 y 05-11-1827, etc.
[16] AHN, Mº Exteriores, H-2607. 01/02/1827; AGA, Portugal, Lisboa. Legación, Embajada, caja 54/6493. 01/02/1827.
[17] Los prisioneros de guerra y los emigrados civiles que entraron en Francia, tras la
derrota militar en 1823, fueron internados en al menos 32 depósitos, que finalmente
se disolvieron en mayo de 1824; años después, en 1830 y 1831, se reabrieron otros
nuevos hasta 1832, (veáse,
[31] AHM, Divisões. Assuntos Militares. Emigrados (col.). Emigrados Espanhóis. Caixa 1/10. Doc. 147 y 148. 10-10-1826.
[33] AHM, Divisões. Assuntos Militares. Emigrados (col.). Emigrados Espanhóis. Caixa 1/ 7. Doc. 43. 05-11-1826; Doc. 82 y Doc. 103. 15-11-1826.
[35] ATT, Ministério dos Negócios Estrangeiros, cx. 366. 29-09-1826. AHM, Livros de Registo Antigos, Depósito de Espanhóis Refugiados, lv. 3454. 08-07-1827; AHM, Divisões. Assuntos Militares. Emigrados (col.). Emigrados Espanhóis. Caixa 1/ 7. Doc. 56. 25-10-1826.
[44] AHM, Divisões. Assuntos Militares. Emigrados (col.). Emigrados Espanhóis. Caixa 1/10. Doc. 141 y 142. 01-12-1826.
[47] Ibidem, Doc. 137. 21-12-1826; Doc.136. 31-12-1826. Caixa 4/38. Doc. 1.177. 06-01-1827; Doc. 1.176. 15-01-1827.
[49] AHM, Divisões. Assuntos Militares. Emigrados (col.). Emigrados Espanhóis. Caixa 1/7. Doc. 87. 21-12-1826.
[51] AHM, Divisões. Assuntos Militares. Emigrados (col.). Emigrados Espanhóis. Caixa 5/58. Doc. 568. 02-01-1828.
[52] AHM, Livros de Registo Antigos, Depósito de Espanhóis Refugiados, lv. 3454. 25-02-1827 y 30-04-1827.
[53] AHM, Livros de Registo Antigos, Depósito de Espanhóis Refugiados, lv. 3454. 12-05-1827; lv. 3453. 20-04-1827.
[54] AHM, Livros de Registo Antigos, Depósito de Espanhóis Refugiados, lv. 3454. 05-08-1827; 19-09-1827; 10-11-1827; 12-11-1827. AHM, Divisões. Assuntos Militares. Emigrados (col.). Emigrados Espanhóis. Caixa 2/24. Doc. 597. 8-12-1827; Doc. 600. 10-11-1827. AHM, Livros de Registo Antigos. Secretaria de Estados dos Negócios da Guerra / Ministério da Guerra. Registo de avisos expedidos para diversos, liv. 393. 09-08-1827; 17-08-1827, etc.
[59] AHM, Divisões. Assuntos Militares. Emigrados (col.). Emigrados Espanhóis. Caixa 4/38. Doc. 1.199. 24-08-1827.
[60] AHM, Divisões. Assuntos Militares. Emigrados (col.). Emigrados Espanhóis. Caixa 1/7. Doc. 71. 18-10-1826.
[61] El sistema de ayudas y de subsidios a los emigrados liberales en la Década Ominosa
(1823-1833) ha sido tratado por diferentes autores, sea para Inglaterra (
[64] AHM, Divisões. Assuntos Militares. Emigrados (col.). Emigrados Espanhóis. Caixa 4/38. Doc. 1.203. 31-07-1827.