Resumen

Se defiende una política de lo común a partir de las aportaciones ontológicas y epistemológicas de Espinosa y de Deleuze. Una política capaz de articular las diferentes reivindicaciones de las minorías buscando escapar de la caída en los esencialismos identitarios excluyentes que definen de forma rígida quien es un verdadero proletario o una verdadera mujer, etc. Una política de lo común que partiendo de las diferencias se orienta hacia una política “de todo el mundo” y “para todo el mundo”, a través de devenires minoritarios que concluyen en un “devenir imperceptible”; es decir, es una política de las diferencias que desemboca en la indiferencia de cada cual, ya que se refiere a lo que tienen de común los individuos más que en aquello que los separa. Es una política basada en la razón, pero una razón que hace las cuentas con las pasiones, en la estela espinosiana, y con los factores inconscientes, en la estela deleuziana. Una razón, pues, situada y abierta a la sensibilidad, los afectos y los sentimientos, pero sin caer en retóricas irracionalistas o sensibleras