1. INTRODUCCIÓN
El 24 de febrero de 2022 se inició el ataque a Ucrania por parte de Rusia en una Europa que parecía haber olvidado lo que es un conflicto armado dentro del continente. Desde entonces, más de cuatro millones y medio de personas han salido del país y siete millones han huido para desplazarse a otros puntos de Ucrania. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) advierte que ya han muerto 1.932 personas, de los cuales 157 son niños y niñas, aunque se sospecha que la cifra es mucho más elevada. No solo está en riesgo la integridad física de las personas. La ciudadanía que sigue en Ucrania vive con serias limitaciones que ponen en riesgo su integridad física y mental, sin unas condiciones que aseguren una vida digna y padeciendo carencias graves en lo que se refiere a la seguridad, la alimentación o el abrigo. En todos los conflictos armados, la sociedad civil es, siempre, la principal víctima, y quien se lleva la peor parte son los niños, niñas y adolescentes. Sus vidas están en riesgo, están sufriendo carencias materiales graves y se están vulnerando sus derechos, incluido su derecho a la educación, elemento clave y vital para su desarrollo y bienestar. En el conflicto de Ucrania las organizaciones internacionales que trabajamos en respuesta humanitaria volvemos a desarrollar nuestra capacidad de actuación, con la responsabilidad de canalizar eficazmente la inquietud y solidaridad de la sociedad que nos apoya y salvar o mejorar las vidas de la población afectada.
2. NUESTRA FORMA DE ACTUAR. UCRANIA Y MOLDAVIA
Desde hace más de 25 años, Educo trabaja en la defensa y el reconocimiento de los derechos de la infancia. Con nuestro trabajo, queremos promover junto con los niños y niñas sociedades más justas y equitativas, que garanticen su bienestar y en las que puedan disfrutar plenamente de sus derechos, recogidos en la Convención sobre los Derechos del Niño.
Nuestra agenda humanitaria se sostiene en principios y enfoques simultáneos de derechos y necesidades. Ambas cosas son claves. Ante la clara vulneración de los derechos que está sufriendo la infancia ucraniana, Educo ha mostrado públicamente su firme compromiso y apoyo a todas las niñas y niños y a sus familias, afectadas por el conflicto armado. Conscientes de las consecuencias devastadoras que tendrá sobre sus vidas, desde la organización actuamos inmediatamente para paliar la influencia directa que el conflicto impone en su día a día, así como para reducir el impacto traumático que probablemente acarrearán en su futuro.
En estos contextos de confrontación, las alianzas cobran una especial importancia. Plantean modelos de trabajo en red que, respetando las singularidades y trayectorias previas de los socios, permiten un trabajo eficiente, eficaz y transformador. Educo forma parte de ChildFund Alliance, una alianza de organizaciones que lleva a cabo proyectos en más de 70 países en todo el mundo, también en Ucrania. Como miembros de la alianza, hemos trabajado en muchos de los conflictos importantes actuales o en situaciones de falta de seguridad - como Afganistán, Siria o el Sahel - y generamos un marco de aprendizaje que resulta clave en cada nueva intervención.
Otro aspecto destacado ha sido la conexión con el contexto. Las alianzas con organizaciones locales han permitido asegurar desde el inicio del conflicto el acompañamiento y la identificación de necesidades de la población civil. ChildFund Alliance, de la mano de su afiliado alemán, desarrolla proyectos en Ucrania desde 2004 y su trabajo se intensificó a partir de la crisis de Crimea en 2014. No ha sido empezar desde cero. Desde hace más de 20 años, se está dando apoyo psicosocial a niños y niñas que han vivido conflictos armados, educación y ayuda humanitaria a las familias desplazadas en el interior del país. El trabajo de Educo se organiza desde la proximidad a los entornos locales, buscando la integración y el compromiso de todos los actores comunitarios (sociales, públicos y privados). Esto permite establecer vínculos sólidos en las zonas geográficas de actuación, manteniendo relaciones que se adaptan a las situaciones de crisis. La crisis de Ucrania nos ha obligado como alianza a redoblar nuestros esfuerzos en la zona, especialmente en ciudades donde ya se está actuando y que son de las más afectadas, como Kíev, Leópolis o Mariúpol.
Nos hemos marcado el objetivo de llegar a atender a 26.000 niños, niñas y mujeres en el norte, el sur y el este del país. Se está trabajando para darles refugio en espacios seguros, que suele ser la primera necesidad en estos contextos, y para nosotros es clave que en ellos haya lugares especialmente habilitados para la infancia. No es algo obvio: los niños y niñas suelen ser los olvidados en estas situaciones. Asimismo, cubrir las necesidades básicas de la alimentación, distribuir productos de higiene, medicamentes, mantas y ropa de abrigo para soportar el frío invierno del país está también entre nuestras primeras líneas de actuación.
Desde Educo consideramos que la educación, especialmente en situaciones de emergencia, debe ser también una primera necesidad básica, ya que es un derecho que, sea cual sea el contexto, los niños y niñas deben tener garantizado. El conflicto ha implicado el cierre de muchas escuelas, por lo que se está trabajando con 200 profesores de todo el territorio para asegurar la educación de niños y niñas de entre 6 y 16 años a través de la enseñanza a distancia y, asimismo, darles apoyo psicosocial, tan importante para el desarrollo emocional de los mismos y su resiliencia.
Una de las principales consecuencias de lo que está acaeciendo en Ucrania es la huida de millones de personas que buscan refugio en los países vecinos, entre ellos, Moldavia. Es uno de los países más pobres de Europa, a donde se han desplazado más de 400.000 personas. Muchos llegan al país atravesando el cruce fronterizo de Palanca, uno de los ocho puntos de entrada a Moldavia. Este es uno de los lugares donde la Alianza Childfund está trabajando para atender a 21.000 niños, niñas y mujeres, reforzando los centros de apoyo a las personas refugiadas para que tengan alojamiento temporal y para que puedan acceder a productos básicos de alimentación e higiene.
En cualquier conflicto armado o crisis humanitaria, aumenta de manera exponencial el riesgo de la infancia de sufrir cualquier tipo de violencia o abuso, físico o mental, algo especialmente peligroso en el caso de los niños y niñas que, por los motivos que sean, han sido separados de sus familias o no cuentan con la protección de una persona adulta de confianza que les cuide. Es una de las realidades que se están viendo en las fronteras de los países colindantes a Ucrania. Niños y niñas que llegan solos, con un número de teléfono apuntado en la mano, a la espera de familiares que ya estaban en el país de acogida y que irán a recogerlos. Es en estos momentos cuando es más importante que tengan un espacio seguro, evitando así que caigan en manos de redes mafiosas o de individuos que aprovechan este tipo de situaciones para someterlos a trata o tráfico de personas. Por eso, en los centros de atención a las personas refugiadas se cuenta con espacios de protección especialmente habilitados para los niños y niñas. Esto permitirá tanto protegerlos como detectar si están siendo víctimas de algún tipo de abuso o violencia. Asimismo, se les brindará apoyo psicosocial para que puedan manejar las emociones y el sufrimiento que están viviendo. En esos espacios se les seguirá garantizando su derecho a la educación, entendido de manera amplia. A través de las actividades de ocio y del juego podrán seguir aprendiendo y relacionándose entre ellos, aportando de este modo un poco de la normalidad que han perdido en el último mes a causa del conflicto.
Para parte de estas familias, el camino continuará. Por ello, nuestra ayuda también consiste en apoyarles económicamente para cubrir gastos de desplazamiento. Sin embargo, se calcula que el 30% de la población refugiada se quedará en Moldavia, principalmente porque sus hogares y su modo de vida en Ucrania han sido destruidos. En este sentido, estamos trabajando para reubicar a estas familias en casas situadas en complejos agrícolas del país.
3. LA EDUCACIÓN, IMPRESCINDIBLE EN SITUACIONES DE EMERGENCIA
Una de las cosas que hemos aprendido desde nuestro sector es la importancia de la especialización de las ONG. Aunque podamos responder a necesidades genéricas vinculadas a una primera respuesta buscamos aprender y desarrollar un ámbito competencial donde podamos aportar un valor agregado. Desde Educo defendemos fervientemente la idea de que el acceso a una educación equitativa y de calidad es una de las mejores herramientas para acabar con las desigualdades. Educar cambia vidas, transforma sociedades y cura los males de este mundo global que compartimos, como el trabajo infantil, la pobreza o la violencia. Todos y todas formamos parte del proceso educativo de los niños, niñas y adolescentes, y como sociedad debemos tomar conciencia de ello. La infancia aprende desde el momento cero de su vida y se desarrolla influenciándose de todos los contextos en los que los vive. Dicho esto, reconocemos en la escuela uno de los lugares más importantes en la educación de la infancia, ya que además de aprender sobre las materias, los niños y niñas se desarrollan como personas y se relacionan entre ellos y ellas.
Que ir a la escuela y seguir aprendiendo es importante no lo decimos nosotros. Son ellos mismos quienes nos lo han dicho en más de una ocasión. Desde el inicio de la COVID-19, hemos realizado encuestas a nivel global que se han materializado en los informes La escuela está cerrada, ¡pero el aprendizaje, no! y La voz de 8.000 niños y niñas, que recogen la opinión de niños y niñas de todo el mundo y que nos muestran cómo les ha afectado y les afecta una emergencia mundial como ha sido la pandemia. Si algo ha quedado claro en sus respuestas es la importancia que tiene para ellos el centro educativo y las relaciones que allí establecen con sus compañeros y compañeras.
Desde Educo entendemos el bienestar de la infancia desde tres dimensiones, lo que llamamos el Enfoque 3D del bienestar. Por una parte, está la dimensión material, es decir, los recursos de los que disponen niños y niñas. La segunda dimensión es la relacional, referida a lo que los niños y niñas pueden hacer con lo que tienen y al papel que ejercen en la vida social. Y la tercera dimensión, la que llamamos subjetiva, analiza cómo piensan, sienten y valoran en relación con lo que pueden hacer con los recursos a su disposición. Buscamos que las tres formen parte de nuestra respuesta en una situación de emergencia.
Una pandemia no es un conflicto armado, pero ambas son una crisis humanitaria que pone en riesgo el derecho a la educación de la infancia. Lo que está ocurriendo en Ucrania, pero también en el Sahel o en los campos de refugiados rohingyas, es una vulneración de ese derecho. Interrumpir la educación de la infancia, cuando es algo clave y vital para su desarrollo y bienestar, tendrá consecuencias devastadoras en su futuro si no se ponen medidas adecuadas. Los niños y niñas que viven en Ucrania o aquellos que se han establecido en otro país no pueden volver a la escuela en la que estaban, pero sí que hay alternativas para que sigan aprendiendo y relacionándose con otros niños y niñas, que también es aprender. Ellos mismos nos dirían: la escuela está cerrada pero el aprendizaje no. Todo esfuerzo en este sentido es necesario. Regresar al pasado es imposible, pero recuperar algo del pasado anterior al conflicto de Ucrania, volver a reír con otros niños y niñas, jugar o participar en actividades deportivas les retorna algo de aquella normalidad que les ha arrebatado un conflicto que no acaban de entender ni del que quieren ser parte.
4. EL ADVOCACY HUMANITARIO. QUÉ PEDIMOS A LA COMUNIDAD INTERNACIONAL
Las acciones de incidencia política están en el corazón del trabajo de la organización. Avanzar en la defensa de los derechos de la infancia y en su derecho a la educación incluso en contextos de crisis solo es posible abordarlo junto a la incidencia política. La relación entre las acciones de incidencia y el trabajo de terreno es fundamental para tener coherencia y establecer sinergias.
La grave crisis de Derechos Humanos que se está viviendo en Ucrania tiene y va a tener un terrible impacto para toda la población, especialmente en la infancia. La comunidad internacional y las partes implicadas deberían tomar urgentemente más medidas para acabar con el conflicto y la clara vulneración de los derechos de niños y niñas que se está cometiendo. La Convención sobre los Derechos del Niño obliga a todas las partes a garantizar la protección de la infancia y velar por su supervivencia e interés superior, algo que no está sucediendo, como hemos podido ver en la reciente matanza de Bucha.
Estas semanas, parte de nuestro trabajo ha sido recordar algunos principios básicos del Derecho internacional humanitario. Somos testigos de cómo las fuerzas armadas atacan indiscriminadamente a los civiles y a infraestructuras sociales claves como escuelas y hospitales. Esto no se puede permitir. El derecho internacional humanitario, cuyo objetivo es preservar un poco de humanidad durante los conflictos armados, debe salvaguardarse. En una guerra es la única vía para poder salvar vidas y aliviar el sufrimiento, permitiendo además que sea posible volver a convivir cuando acabe el conflicto. Hemos exigido la protección de los civiles y también del personal humanitario. Las personas que ofrecen asistencia humanitaria son objetivo de ataques y amenazas, de la misma manera que los corredores humanitarios están siendo atacados. El Gobierno español, de manera bilateral y dentro del seno de la Unión Europea (UE), debe llamar a la protección del derecho internacional humanitario a todas las partes. Para ello es importante la diplomacia humanitaria y debería desplegar esta vía para exigir que se cumpla el derecho internacional humanitario.
A la espera del cese de las hostilidades, es más necesaria que nunca una respuesta coordinada entre la comunidad internacional y los actores humanitarios para establecer los mecanismos necesarios para proteger a las niñas, niños y mujeres. La rapidez con la que huyen, la falta de coordinación entre las Administraciones dentro y fuera del país y las iniciativas privadas ponen a la infancia en serio riesgo de caer en redes de trata y tráfico humano. Es indispensable que la acogida de refugiados, especialmente niñas y niños no acompañados, se haga bajo la tutela y mecanismos de la UE de forma ágil y rápida, garantizando las vías institucionales para la protección y seguridad de las personas refugiadas y que no queden desprotegidas. Es importante recalcar que debe haber una especial atención a aquellos niños y niñas no acompañados y, más aún, a los niños y las niñas institucionalizados. Unos 100.000 niños y niñas en Ucrania se encuentran bajo tutela institucional, el número más elevado de toda Europa. La mitad de ellos tienen necesidades especiales y discapacidades.
Además, en el caso de la infancia es indispensable tener en cuenta el interés superior del niño o la niña ante cualquier actuación que se vaya a llevar a cabo. También hay que implementar medidas y acciones de primera ayuda psicológica, salud mental y apoyo psicosocial para fortalecer sus capacidades de recuperación y su resiliencia, además de promover su acceso a espacios seguros y amigables donde puedan jugar, aprender y expresarse.
Y seguiremos haciendo especial énfasis en la importancia de recuperar su educación lo antes posible, a través del sistema educativo del país de acogida o, si no es posible, a través de alternativas educativas de emergencia que les ayuden a recuperar cierta normalidad cuanto antes. Hay que invertir en educación, que los niños y las niñas tengan un espacio seguro que les ofrezca protección y bienestar y asegurar los cimientos de la reconstrucción del país del mañana. El Clúster de Educación de Naciones Unidas advierte que se necesitarán 25,1 millones de dólares para dar asistencia a un sistema educativo con enormes necesidades de reconstrucción, profesorado, materiales e instalaciones. Desde Educo pensamos que la cooperación española debe priorizar invertir en este sector, crucial para proteger a la infancia.
Y vamos a tener que hablar durante tiempo de los fondos de cooperación, necesarios para dar respuesta a esta crisis. Los compromisos gubernamentales no han de canalizarse solo a través de la ayuda multilateral, sino con más determinación a través de las ONG. Estas organizaciones garantizan un tipo de respuesta que es importante tanto en la fase de emergencia como en las siguientes etapas de reconstrucción y rehabilitación. Es el momento de que el Gobierno español aumente el presupuesto de ayuda humanitaria, haciendo realidad el compromiso del 10% de ayuda oficial al desarrollo para estas actuaciones.
5. RENDIR CUENTAS
No quiero terminar sin hacer alusión a algo clave de nuestras respuestas: la rendición de cuentas hacia los donantes y, especialmente, hacia las comunidades beneficiarias y su participación en nuestras intervenciones. Hay que incorporar elementos que impulsen una participación real y efectiva de la infancia como principales destinatarios y protagonistas de nuestra acción. Somos conscientes que esto es un reto en contextos ya de por sí complejos. Trabajamos para asegurar procesos sencillos, adaptados a las poblaciones y a sus situaciones y que incorporen protocolos de respuesta claros y sistemáticos. Incorporar a la infancia en los procesos de la organización, generando los espacios de participación y escucha, es algo nuclear en la intervención de Educo y un primer paso para garantizar la protección que buscamos.