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Adrian Vázquez Fernández
UNIVERSIDAD DE VIGO Y UNED
España
Vol. 13 Núm. 1 (2014), Artículos
Recibido: 15-07-2014 Aceptado: 15-07-2014
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Resumen

La Unión Europea se ha presentado a sí misma como impulsora y defensora de políticas ligadas al desarrollo de la democracia, la protección de los derechos humanos, y a la integración y solidaridad entre regiones y estados. Todo ello mediante políticas racionales de consenso y “cooperación” dentro de una lógica de “softpower”. Sin embargo la UE parece que no ha sido capaz de gestionar su credibilidad socio-política: a) deficiencias en la configuración de una identidad común y vinculación ciudadana; b) incapacidad de confeccionar una actitud y mensaje que la distanciase de la política hegemónica neoliberal; y c) ineficacia a la hora de plasmar y comunicar los principios que se establecieron mediante el Tratado de Lisboa, y que en el contexto actual parecen ser formulados de forma paradójica, mientras sus medidas son percibidas como deslegitimadas, tanto por el proceso como por el resultado. Partiendo de esta reflexión, nuestro estudio se aproximará a varios fenómenos que han emergido de forma conectada en el seno de la Unión: el auge de la crítica democrática, reflexión sobre el sentido normativo de la Unión, y populismo. ¿Qué suponen estas reflexiones para la UE?, ¿para la democracia?, ¿son fruto de un malestar coyuntural o este surge por un déficit político en la formulación de la Unión?

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