1. Introducción.

David Hume nació en Edimburgo el 7 de mayo de 1711, lugar donde falleció el 25 de agosto de 1776. Se trata sin duda de una de las figuras más importantes de la filosofía occidental moderna, con aportaciones tan relevantes como el empirismo y el naturalismo. Adam Smith nació en Kirkcaldy, Escocia, el 16 de junio de 1723 y falleció en Edimburgo el 17 de julio de 1790. Fue también filósofo moral, pero es más reconocido por su aportación a la economía, con la publicación de La Riqueza de las Naciones. Muchos le consideran el “padre de la ciencia económica”.

No está claro cuándo ambos autores se conocieron, pero posiblemente fue durante los primeros años de estudio de Smith en la Universidad de Oxford en 1752. Mantuvieron una cálida amistad desde ese momento hasta la muerte de Hume, en 1776. La correspondencia mutua comienza con una carta que Hume escribió a Smith en septiembre de 1752, justo antes del comienzo del primer curso de Smith como catedrático de Filosofía Moral. Sin embargo, ésta parece no ser la primera comunicación entre ellos ya que Hume menciona que una carta anterior de Smith se retrasó debido a que la dirección del destinatario estaba equivocada (Smith aún no se había enterado del reciente traslado de Hume al Lawn market). Hume a menudo se quejaba de que Smith no lo visitaba lo suficiente, aunque éste último fuera periódicamente a Edimburgo para asistir a reuniones de clubes y sociedades ().

ofrece una espléndida crónica de la amistad entre Hume y Smith. Sin embargo, el autor parece afirmar que Smith era seguidor de la doctrina de Hume, sólo cuestionándole en pequeños detalles. Según Rasmussen, Smith podría considerar la teoría de Hume como la más precisa desarrollada hasta ahora, pero todavía un poco reduccionista o incompleta, por lo que buscó corregir y ampliar las opiniones de Hume para proporcionar una imagen más completa (ver también ). Sin embargo, como comenta , esa tesis es cuestionable. Rasmussen no ofrece una historia convincente de por qué Smith presentó de forma unilateral el pensamiento de Hume (por ejemplo, suprimiendo el papel de la “simpatía” como afabilidad -agreeableness- en su teoría). En realidad, Rasumssen confunde o fusiona una cita que Smith hace en la Riqueza de las Naciones respecto a la fisiocracia en que decía “Este sistema, con todas sus imperfecciones es, tal vez, la aproximación más cercana a la verdad que se ha publicado hasta ahora sobre el tema de la economía política” (RN, IV, IX), con dos citas de la Teoría de los Sentimientos Morales conciliadoras con la doctrina de Hume y en la que dice Smith que en su sistema el objeto de la medida original y natural de todos los afectos es la propiedad de la acción, diferenciándose en ello del sistema que basa esa medida en la utilidad (TMS VII ii.3.21,306, y VII.iii,3.17, 327).

Lo cierto es que la diferencia entre considerar la propiedad de la acción, y no la utilidad, la medida original y natural de los afectos es fundamental – posiblemente, incluso más de lo que Smith quiso escenificar. Smith quería construir una teoría social completa crítica de las anteriores filosofías y opuesta a la ética basada en la utilidad (, ). Aunque esto no ha quedado tan claro para la posteridad, Hume era perfectamente consciente de ello. Así, reprochó a Smith en una carta escrita en 1759, año de publicación de la Riqueza de las Naciones: “El libro de Robertson [History of Scotland, 1759] tiene gran mérito; pero es evidente que se beneficia de su animosidad contra mí. Aunque supongo que sucede lo mismo en tu caso” (Corr. 44).

La importancia de la utilidad para Adam Smith ha generado cierta confusión. Para la opinión popular, parece que un autor que revalorizara la riqueza y el crecimiento económico debería estar pensando en términos de utilidad (placer-dolor). Pero el crecimiento para Smith no es una suma de placeres, sino que, como veremos, es una sensación de tiempo basada en la mejora de la condición propia y en la confianza en el futuro. Algunos estudiosos todavía etiquetan a Smith como "utilitarista contemplativo" como dice . Otros, sin embargo, reconocen que Smith no era utilitarista, por ejemplo, Haakonssen y Vivenza, y recientemente Fleischacker, Montes y Griswold.

Muchos también afirman que Hume no era un utilitarista. La palabra utilitarismo ha tenido connotaciones negativas, especialmente, en la forma restrictiva del utilitarismo que surgió tras la muerte de Hume y Smith, en la secta de los Radicales Filosóficos (Jeremy Bentham, James Mill, etc., ver ). Ciertamente, Hume no era reduccionista y combatió las versiones francesas del utilitarismo, semejantes al cálculo felicífico de Bentham, como la de Hélvetius, 1759. Sin embargo, no cabe duda de que Hume adquirió fama por haber defendido la teoría de las impresiones que basaba la ética en la búsqueda de placer-huida del dolor. Smith fue consciente de ello y, aunque admiraba a Hume por su búsqueda de la verdad, criticó su filosofía desde el principio. Según Smith, la acción humana no se basa en el amor a un sistema mental, es decir, una estructura que conserva su memoria de placeres anhelados y dolores temidos. Pero las pasiones humianas si se fundan en el hábito de asociación de ideas, amenazadas por el deseo de supervivencia y, en definitiva, por la pulsión de muerte. El placer instintivo es “el bien” para los hombres; el dolor instintivo es “el mal” para los hombres. La razón es sólo una pasión apacible y reflexiva (Trincado , ).

En este artículo, pues, nos proponemos detallar de manera esquemática las diferencias entre las teorías de David Hume y Adam Smith en los diversos temas que ellos tratan para aclarar la confusión entre dos teorías distintas, siendo la de Hume para Adam Smith únicamente cuestión de “belleza”, no de realidad. Para ello, vamos a abrir cuadros de doble entrada para mostrar la contraposición de teorías, poniendo brevemente a la izquierda las ideas de David Hume que Adam Smith intenta rebatir en sus distintas obras, como brevemente vemos a la derecha, respecto a la filosofía del ser, la acción humana, la simpatía, la utilidad, las artes, la justicia y la economía. Finalmente, plantearemos unos comentarios aclaratorios.

FILOSOFÍA DEL SER 
DAVID HUME ADAM SMITH
Para Hume, no hay un yo permanente, pues la experiencia “Es un haz o colección de percepciones diferentes, que se suceden entre sí con rapidez inconcebible y están en un perpetuo flujo y movimiento” (Hume, Treatise: 1: IV: VI: 54). En la primera formación del lenguaje, Smith dice que la estructura “yo soy” deriva de la existencia misma y expresa un sentimiento interno que está relacionado con la sorpresa y la gratitud: “todo lo que causa placer excita naturalmente gratitud” (Smith, Astronomy III. 2. 48, EPS). Según Smith se basa en Samuel von Cocceji: el individuo debe entender la vida como un regalo.
Según Hume, las impresiones llegan a la mente a través de sensaciones físicas, de las que el hombre se forma ideas (imágenes en la mente) y de ellas surgen pasiones. Para Smith, el hombre “Cuando pone su mano en la mesa… siente que la mesa es algo externo, no solo a su mano, si no a sí mismo” (External Senses, EPS, 3-8, 135-6).
Todo conocimiento del futuro es una creencia que proviene del hábito, de la costumbre de haber observado en el pasado que siempre que una cosa sucede a otra (Hume, Treatise, 205). Smith habla de la percepción como un todo y de la percepción de lo profundo. La percepción es gestáltica e intuitiva: “El mundo tangible… tiene tres dimensiones, largo ancho y profundo. El mundo visible… sólo tiene dos, largo y ancho. Sólo nos muestra un plano o superficie (de la manera en que lo hace un dibujo)” (External Senses. EPS, 50-2, 150-2). “¿Alguno de nuestros sentidos, antes de la observación y experiencia, nos sugiere instintivamente la concepción de solidez y sustancia que excitan sus respectivas sensaciones?” (External Senses, EPS, 75, 164) Si hemos perdido la sensación de perspectiva, necesitamos tiempo para recuperarla. El ciego que empieza a ver tras una operación de cataratas. “cuando empieza lentamente a entender la fuerte y distintiva perspectiva de la naturaleza, la débil y deslucida perspectiva de la pintura no le impresiona en absoluto” (External Senses, EPS, 67).
Podemos concluir que, según Hume, el recuerdo y el futuro son una imagen (impresión que se hace hábito) Podemos concluir que para Smith el presente y el recuerdo no son imagen, son observables desde fuera de la secuencia temporal ().
SOBRE LA ACCIÓN HUMANA 
DAVID HUME ADAM SMITH
Para Hume, el primer movimiento se da por atracción hacia el placer-huida del dolor y el siguiente movimiento depende del hábito y el recuerdo de ese placer-dolor (Treatise : 1: 1 11: IX: 407-408). Para Smith, el primer movimiento no se basa en las experiencias pasadas, si no que se da por curiosidad, “El deseo de cambiar nuestra situación necesariamente supone alguna idea de externalidad; o de movimiento a un lugar diferente del que estamos...” (External Senses, EPS. 86, 167--8).
El placer-dolor se basa, en última instancia, en el instinto de muerte. Este instinto estimula una experiencia que nos permite adaptarnos y sobrevivir. Para Smith, el miedo a la muerte es “el gran veneno de la felicidad humana” (TMS I.i.1.13, 13) y aquellos que carecen de él son más sensibles, con un “carácter de alegría, levedad y vivaz libertad” (TMS V.2.6, 203).
La razón es esclava de las pasiones. El libre albedrío necesita del determinismo porque si no el agente y la acción no están conectados. Además, el autocontrol no tiene sentido en tanto que el yo son pasiones que se suceden y no hay un controlador externo. Hay pasiones “serenas” como los sentimientos estéticos y morales; y pasiones “violentas” como el amor y el odio, la alegría y la tristeza, el orgullo y la humildad. También, hay pasiones “directas”, que surgen inmediatamente del placer o dolor, e “indirectas”, que proceden de ellas, pero se dan junto a otras cualidades (Treatise y Disertación de las pasiones). Para Smith, el autocontrol es fundamental y lo enfatiza en las últimas ediciones de la Teoría de los Sentimientos Morales. Sin autocontrol, no hay libertad. El autocontrol no implica negarse a uno mismo. Las pasiones, en lugar de desaparecer, “yacen escondidas en el pecho del que las sufre” (TMS V. ii. 11, 208). El autocontrol es la autorrealización de ciertos principios de justicia y la expresión del “más alto desprecio por la muerte y el dolor” (TMS V.ii.9, 206) aumenta la admiración del espectador. Smith se muestra tanto contrario al estoicismo (que dice que es pasivo al sentimiento) como al epicureísmo (reactivo a sensaciones de placer-dolor).
SOBRE LA SIMPATÍA 
DAVID HUME ADAM SMITH
Para Hume, la simpatía es natural, y se contrapone a la antipatía (Treatise: 11: 11: V: 150). Nos ponemos en el lugar de los placeres-dolores de los demás para sentirlos con ellos. “La miseria de otro nos da una idea más viva de nuestra felicidad, y su felicidad de nuestra miseria. El primero, por tanto, produce deleite; y este último malestar” (Treatise: II: II: VIII: 160-161). Para Smith, la simpatía es natural, y es un sentir-con cualquier sentimiento, sólo por el hecho de sentir una hermandad con otros hombres. “El mayor rufián, el más despiadado criminal, tiene simpatía hacia los demás”. (TMS, I, I. i)
Simpatizamos con los motivos y con las consecuencias del acto en relación con el yo por asociación de ideas: “El castigo de un adversario, al satisfacer el deseo de venganza, resulta bueno, la enfermedad de un compañero, al afectar a la amistad, resulta mala” (Disertación de las pasiones). En este sentido, Hume es heredero de la visión de la simpatía de los clásicos: “El semblante humano toma prestadas las lágrimas y las sonrisas del semblante humano” (Horacio). Smith plantea una nueva visión de la simpatía. Distingue entre la propiedad y el mérito de las acciones. El sentido del mérito depende de la simpatía directa con los motivos del agente y la indirecta con la gratitud de aquellos que reciben el beneficio de sus acciones (TMS II.i.v.2, 74). La propiedad depende de la aprobación de un espectador imparcial, que nos permite tener un juicio moral contra toda la humanidad: “En esos casos, el semidios dentro del pecho parece, como los semidioses de los poetas, aunque parte de extracción inmortal, parte también de extracción mortal ' (TMS III.ii.32, 131). Es decir, se da desde un yo más allá de la sucesión.
Simpatizamos con el placer, pero huimos de simpatizar con el dolor (como Hutcheson, , ). Gracias a esto, simpatizamos con el placer y el dolor por igual, porque queremos compartir sentimientos, no sentirlos. Este sentimiento no se refiere a mi yo individual, si no a una realidad común.
LA UTILIDAD 
DAVID HUME ADAM SMITH
Frente a y , para Hume que el hombre se base en la utilidad no implica egoísmo. La benevolencia no es hipocresía y la amistad y espíritu cívico no es engaño. Sin embargo, el hombre no puede vivir en soledad. Para Smith, la “utilidad” es amor al sistema que nos da esperanza ficticia y temporal, pero no felicidad. Valoramos la ansiedad de que la belleza de la utilidad sea exacta, siendo los medios ajustados a los fines, más que el placer que nos produce (TMS IV.i.1-6, 179-80).
Hume distingue entre virtudes naturales y sociales, que implican que un carácter genera utilidad a la sociedad cuando crea riqueza (Investigación sobre los principios de la moral). La riqueza y boato son sinónimo de orgullo. El arrepentimiento no tiene sentido, dado que el hombre siempre actúa basado en su propio placer. Valoramos la mayor capacidad de percepción de los objetos, no porque sea útil, si no “porque es correcta, exacta, y de acuerdo con la verdad y realidad” (TMS I.i.4.4, 61). Por eso, finalmente el arribista que ha adulado a los que odia y despreciado a los que tiene cerca finalmente, en su última hora, se arrepiente de una vida absurda, y entiende que la riqueza y boato no están mejor adaptados a procurar más alivio del cuerpo o tranquilidad de la mente que “las cajas de tenazuelas del amante de pequeños chismes” (TMS IV.i.8, 181). Sólo entendiendo que el 'Tiempo es el gran confortador universal' (TMS III.iii.32, 151), puede el autocontrol dominar la pasión, disfrutando con antelación de la tranquilidad que anticipamos que el curso del tiempo restaurará ().
LAS ARTES 
DAVID HUME ADAM SMITH
Hume se basa en Hobbes y Locke para plantear que el lenguaje externaliza un mundo individual y las palabras sólo tienen sentido si la mente encuentra una idea correspondiente en ella. Hume alaba a Berkeley por decir que cualquier idea general es una idea particular asignada a una palabra determinada. Cuando observamos muchos objetos y encontramos semejanzas entre ellos, les aplicamos el mismo nombre, aunque encontremos diferencias entre ellos. Para Smith, primero construimos los nombres, luego los adjetivos. Por un “principio instintivo desconocido” podemos leer el lenguaje de la realidad antes del hablado.
La belleza del lenguaje viene del ornamento que produce sorpresa y apariencia de profundidad (como los juegos del lenguaje de ). El estándar del gusto es subjetivo pero, como para los clásicos, hay un estándar universal que el hombre alcanza a través de la experiencia y sabiduría (Of the Standard of Taste: XXIII). La belleza del lenguaje no depende de la ornamentación, sino de la simplicidad, así como de la veracidad. El significado es prelingüístico, inmanente al texto y el autor es origen del lenguaje (intención del autor). Pone como contraejemplo a .
En las artes imitativas, la belleza depende de la similitud con el objeto imitado porque admiramos la mano que lo ha creado. Admiramos una obra cuanto más se acerca a la naturaleza. Cuando la miramos, no solo admiramos el sentimiento de medios para un fin, sino la belleza de la mente que lo ha creado. En las artes imitativas, la belleza depende de la disparidad de la imitación con el objeto imitado dado que la sorpresa se produce porque no hemos observado nada parecido en la naturaleza. Lo que queremos es compartir un sentimiento original de la mente del autor, que sorprende (arte no naturalista). “Toda buena estatua y cuadro es una nueva maravilla, que al mismo tiempo lleva consigo, en cierta medida, su propia explicación” (LRBL p. 14).
Cuando observamos una obra de teatro, nos gusta que transmita sentimientos de indignación y lástima. La mente se siente incómoda en reposo y tranquilidad, y para distraer la atención y hacer que el tiempo pase más rápido, le gusta el movimiento y que se deshaga su estructura mental (De la tragedia: XXII). La admiración de una obra de teatro viene menos del placer que nos produce que del hecho de que los actores consiguen mantener el centro de atención (importancia del espectador) y de que nos transmita sentimientos sutiles, y sentimos que hemos podido comprender la mente del autor ().
LA JUSTICIA 
DAVID HUME ADAM SMITH
Para Hume, la justicia se basa en la utilidad. El castigo busca un fin imaginario del orden público. Se presupone la reincidencia del criminal por el carácter habitual, y se intenta evitar esa reincidencia con la prisión o la pena capital (Of justice: III: I: 179). La justicia surge de un sentimiento natural de indignación en presencia de la injusticia. Es un sentimiento no adaptativo, ni útil. “La venganza que lleva al dañado a tomar represalias contra el ofensor es la fuente general del castigo de los crímenes. Aquello que Grocio y otros consideran habitualmente la medida original del castigo, es decir, la consideración del bien público no explica suficientemente la constitución del castigo.” (LJ 104) La indignación presupone que el concepto de simpatía no es contagio emocional, lo que impediría el disenso.
El estado y la lealtad al mismo son fruto del hábito de sumisión impuesto a través de la educación. El estado se crea lentamente por delegación del sentido de indignación. La ley no se impone tanto para evitar el acto injusto, si no para evitar la indignación, la venganza o doble venganza ante una injusticia (los círculos viciosos de violencia). La justicia es anterior al estado.
Para que no decline la sociedad civil, es fundamental mantener la estabilidad de la propiedad, la libertad de transferencia voluntaria y el cumplimiento de contratos (Idea of a Perfect Commonwealth: XVI: 481). El sentimiento de propiedad es la indignación del espectador cuando arrebatamos algo al primer ocupante que lo posee pacíficamente. Sin embargo, el mantenimiento de los contratos no es tan indignante como el de la propiedad personal, ya que los primeros dependen de la confianza entre las partes ().
Hume defiende un darwinismo Institucional. Las instituciones y convenciones se crean lentamente por utilidad o supervivencia. Tienen una sabiduría implícita que el hombre no siempre es capaz de comprender. Dos remeros saben que tienen que seguir remando para no hundirse, pero no necesariamente saben por qué subieron a la barca. Las instituciones surgen de propensiones naturales: la religión de la gratitud, la ética de la simpatía, la justicia de la indignación, el mercado de la propensión a intercambiar una cosa por otra.
LA ECONOMÍA 
DAVID HUME ADAM SMITH
Hume tenía una visión mecanicista de la economía. El mecanismo de flujo de especies es un argumento entre liberal y mercantilista que implica que existe un mecanismo autorregulador. La balanza comercial favorable lleva a la entrada de oro y ésta a incremento de los precios que revierten la balanza comercial favorable (Of Balance of Trade). La “mano invisible” de Smith implica una confianza en el orden. Smith usa esa metáfora tres veces, dos de ellas en relación con la moral. “[Los ricos] consumen poco más que los pobres y, a pesar de su natural egoísmo y rapacidad… comparten con los pobres el producto de todas sus mejoras. Una mano invisible les lleva a hacer casi la misma distribución de las necesidades de la vida que se habría hecho si la tierra hubiera estado dividida en porciones iguales entre todos sus habitantes, y así, sin proponérselo, sin saberlo, avanzan en el interés de la sociedad y proporcionar medios para la multiplicación de las especies” (TMS, IV, I, 184-5, párr. 10). “Cada individuo... ni pretende promover el interés público, ni sabe cuánto lo está promoviendo... sólo pretende su propia seguridad; y al dirigir esa industria de tal manera que su producto pueda ser del mayor valor, sólo busca su propio beneficio, y en este, como en muchos otros casos, es conducido por una mano invisible a promover un fin que no era otro. parte de su intención” (RN, IV, II, 456, párr. 9). “Puede observarse que, en todas las religiones politeístas, entre los salvajes, así como en las primeras épocas de la antigüedad pagana, son sólo los acontecimientos irregulares de la naturaleza los que se atribuyen a la agencia y al poder de los dioses. El fuego quema y el agua refresca; los cuerpos pesados descienden y las sustancias más ligeras vuelan hacia arriba, por necesidad de su propia naturaleza; no se temía que la mano invisible de Júpiter estuviera detrás de esos asuntos. Pero los truenos y relámpagos, las tormentas y el sol, esos acontecimientos más irregulares se atribuían a su favor o a su ira” (EPS, II, 48, Historia de la astronomía)
El estado debe conservar la tradición. Por ello, Hume recela del crédito–papel (billetes y letras de cambio) y del atesoramiento. Defiende un coeficiente de caja del 100%. Smith quiere plantear en economía, como en otras áreas, que “El hombre del sistema […] está generalmente tan enamorado de la belleza de su propio plan de gobierno que considera que no puede sufrir ni la más mínima desviación de él… se imagina que puede arreglar las diferentes partes de la gran sociedad del mismo modo que se arreglan las diferentes piezas en un tablero de ajedrez. No considera para nada que las piezas de ajedrez puedan tener otro principio motor que la mano que las mueve, pero el gran tablero de ajedrez de la sociedad humana tiene su propio motor totalmente diferente de los que el legislativo ha elegido imponer” (TMS, II. ii, 124).
Hume defiende el incentivo fiscal; unos impuestos moderados pueden hacer a la gente más laboriosa, ya que intentan obtener niveles de vida similares a los previos a los impuestos. Para Smith, los impuestos son desestimulantes, pero “Lo que más rápidamente aprende un gobierno de otro es el de sacar dinero de los bolsillos de la gente” (RN, V, 3, 668, 862).
Según Hume, el intercambio busca una utilidad anticipada (como la teoría de la demanda actual). El intercambio y la división del trabajo se deben a la propensión natural a trocar, permutar e intercambiar una cosa por otra, que depende del lenguaje (la persuasión).
Para Hume existen distintos espíritus de industria y empresa en distintos periodos históricos. El empresario activo es como un cazador que busca la acción por la acción, y la imitación (). En este sentido, Hume es antecedente del neodarwinismo empresarial (). Hume teme las deudas del estado por miedo a la decadencia y caída de las civilizaciones. Smith crítica a los empresarios, porque estos, en ocasiones, se ponen de acuerdo para elevar el precio por encima de los precios de competencia, o son proyectistas y especuladores que sacrifican el capital social para realizar quimeras. No hay distintos espíritus de empresa si no que el empresario prudente tiene “una tendencia constante a la mejora de la condición propia” (RN, II, III, p. 345).
En la línea posterior de para Hume en las ciencias sociales, es fundamental la ley de los grandes números. Cualquier inferencia es sólo una probabilidad que depende del número de experimentos en los que "a" sigue a "b" y los que no siguen. En este sentido, supone que la ley de causalidad es objetiva y universal (Treatise: 1: 111: XII: 436, That Politics May Be Reduced to a Science). Smith no valora la Aritmética política que extraía conclusiones de los datos. Presenta una economía del “darse cuenta”: el valor es una institución que surge lentamente, primero por el esfuerzo del trabajo que se compensa con el salario, después por la renuncia del ahorro que proporciona el beneficio y por último por el cuidado de la tierra que proporciona la renta de la tierra (trabajo ordenado).
Para Hume, la riqueza es producción física o metales acumulados a través del hábito. Para él, China en su tiempo era un estado rico, aunque no era un estado creciente. Lo importante para Smith no es la riqueza acumulada, si no el crecimiento económico que permite el incremento de los salarios. El estado no debe fomentar, si no permitir la riqueza: “El estado creciente es alegre, el estacionario sombrío y el que está en declive, melancólico” (RN I.viii.43, 99). Los hábitos y prejuicios son obstáculos al crecimiento (RN IV.v.b.39-40, 539; TMS V.2.13, 209).

Comentarios finales.

En la época en que vivieron Hume y Smith, plantear nuevas teorías morales ante el gran público era cuestión difícil y espinosa. Por ejemplo, como es sabido, las ideas de Hume sobre moral y religión le impidieron tener un cargo académico y la Iglesia de Escocia intentó excomulgarle dos veces. Por ello, Adam Smith no se sentía cómodo defendiendo a su amigo en público. No hay que olvidar que la madre de Adam Smith, con la que convivió hasta su muerte, era muy devota. Además, Smith no se posicionaba en contra la religión - seguramente era deísta. En la carta a William Strachan, Esq. de 9 de noviembre de 1776, Smith dijo que Hume se acercaba a la idea de “un hombre perfectamente sabio y virtuoso, al menos en lo que permite la fragilidad humana”. Pero ello – haber defendido a Hume - le creó a Smith grandes disgustos, por lo que Smith habría de anotar después: “Una simple e inofensiva hoja de papel sobre la muerte de nuestro amigo común, Mr Hume, me causó diez veces más vituperios que el violento ataque que realicé en contra de todo el sistema comercial de Gran Bretaña” (citado en .)

A pesar de la admiración de Smith por David Hume, como hemos visto, las teorías de Hume y Smith difieren sustancialmente. La confusión entre ambas ha sido en ocasiones malintencionada, en otras se ha debido a una dificultad de hacer llegar la visión renovadora de la filosofía de Adam Smith. Por ejemplo, en el siglo XIX, Edwin Cannan, partiendo de una ética monástica y de auto-renuncia, decía que había contradicción entre la ética de la simpatía de la Teoría de los Sentimientos Morales y la economía del interés propio de La Riqueza de las Naciones (el Das Adam Smith problem). Este problema, al que apelaron muchos economistas en Alemania, se basaba sobre todo en el famoso párrafo

“No es de la benevolencia del carnicero, del cervecero o del panadero lo que nos proporciona la cena, sino de la preocupación por sus propios intereses. No apelamos a su humanidad sino a su amor propio y nunca les hablamos de nuestras propias necesidades sino de sus ventajas. Solamente un mendigo elige depender esencialmente de la benevolencia de sus conciudadanos” (RN, I, II, 26-7).

Sin embargo, en el párrafo Smith sólo dice que apelamos al interés ajeno para persuadir en el intercambio; buscamos celebrar nuestra capacidad de convencer, no que se compadezcan de nosotros. Pero la traducción al español se mantuvo durante muchos años intencionadamente equivocada, traduciéndose “amor propio” por “egoísmo” (). De hecho, el problema de Adam Smith ha sido revisado por muchos autores, y se podría decir que los estudios sobre la Ilustración Escocesa lo consideran superado, como ; ; ; y .

En este artículo, hemos visto que no sólo ha habido equivocación, malintencionada o no, en la obra de Smith en relación con la traducción de amor propio por egoísmo. También la ha habido a la hora de confundir la teoría de David Hume y la de Adam Smith. Esperamos haber iluminado algo las diferencias entre ambas. Creemos que entender estas diferencias es especialmente relevante para iluminar ciertos velos de confusión dado que la teoría de Adam Smith debe entenderse a la luz de toda su obra: ello hace coherente su propuesta filosófica, moral, jurídica y de las artes con su más conocida aportación a la economía.

Bibliografía

1 

Ashford, Elizabeth (2005) ‘Utilitarianism with a Humean Face’, Hume Studies, 31(1): 63–92.

2 

Berry, C. L. (1997). Social theory of the Scottish Enlightenment, Edinburgh, Edinburgh University Press.

3 

Botwinick, Aryeh (1977) ‘A Case for Hume’s Non-Utilitarianism’, Journal of the History of Philosophy, 15(4): 423–35.

4 

Bryson, Gladys, (1968), Man and Society. The Scottish Inquiry of the Eighteenth Century, New York, Augustus M. Kelley.

5 

Campbell Mossner, Ernest (1954), The Life of David Hume, Edinburgh: Thomas Nelson and Sons

6 

Campbell, T. D. (1971) Adam Smith's Science of Morals, London: George Allen and Unwin Ltd.

7 

-- and Ross, I. S. (1981) 'The Utilitarianism of Adam Smith's Policy Advice', Journal of the History of Ideas, xlii: 73-92.

8 

Campbell, R. H., y Skinner, A. S. (editors), (1982), The Origin and Nature of the Scottish Enlightenment, Edinburgh, Edinburgh University Press.

9 

Darwall, Stephen (1995) ‘Hume and the Invention of Utilitarianism’, in Alexander Stewart and John P. Wirght (eds.), Hume and Hume’s Connexions, Philadelphia, PA: Pennsylvania State University Press, pp. 283–314.

10 

Fleischacker, S. (2004) On Adam Smith's Wealth of Nations: A Philosophical Companion. Princeton: Princeton University Press.

11 

Green, T. H., Grose, T. H. [eds] (1964), «Introducción General al Treatise of Human Nature», David Hume: The Philosophical Works, Scientia Ver lag, Aalen, Carmstadt.

12 

Griswold, C.L. (1999) Adam Smith and the Virtues of Enlightenment, CUP, Cambridge.

13 

Haakonssen, Knud, 1981, The Science of a Legislator: The Natural Jurisprudence of David Hume and Adam Smith, Cambridge: Cambridge University Press.

14 

-- (1996), Natural Law and Moral Philosophy. From Grotius to the Scottish Enlightenment, Cambridge: CUP.

15 

Halévy, Elie (1928), The Growth of Philosophic Radicalism. New York: Macmillan Company.

16 

Hankey, Ryan (2016). “Hume and Smith on Moral Philosophy” in The Oxford Handbook of Hume, ed. Paul Russell, Oxford, Oxford University Press, 708-28.

17 

Helvétius, Claude Adrian (1759), De l'Esprit, or Essays on the Mind and Its Several Faculties, London, printed for the Translator.

18 

Hobbes, Thomas, (1989), Leviatán, La materia, forma y poder de un Estado eclesiástico y civil, Madrid, Alianza Universidad.

19 

Hont, l., Ignatieff, M. (1983), Wealth and Virtue. The Shaping of Political Economy in the Scottish Enlightenment, Cambridge University Press, Cambridge.

20 

Hume, David (1758) Essays and Treatises on Several Subjects, Edinburgh, Publisher Printed for A. Millar ; A. Kincaid and A . Donaldson.

21 

-- (1778), The History of England, 6 vols, London, T. Cadell.

22 

-- (1964 a), A Treatise of Human Nature being an attempt to introduce the experimental method of reasoning into moral subjects and Dialogues Concerning Natural Religion, (The Philosophical Works), Volume 1, London, Scientia Verlag.

23 

--, (1964 b), A Treatise of Human Nature being an attempt to introduce the experimental method of reasoning into moral subjects and Dialogues Concerning Natural Religion, ), (The Philosophical Works), Volume 2, London, Scientia Verlag.

24 

--, (1964 c), The Philosophical works. Essays Moral, Political and Literary, Vol I, London, Scientia Verlag Aalen.

25 

--, (1964 d), The Philosophical works. Essays Moral, Political and Literary, Vol II, London, Scientia Verlag Aalen.

26 

-- (1969a), The Letters of David Hume, ed. de J. Y. T. Greig, 2 vols., Clarendon Press, Oxford [1932].

27 

-- (1969b), New Letters of David Hume, ed. por Raymond Klibansky y Ernest C. Mossner, Clarendon Press, Oxford [1932].

28 

-- 1980, “My own life”, in The life of David Hume, 2nd edition by Ernest Mossner, Oxford, Clarendon Press, 611-15.

29 

--(1975), Enquiry concerning Human Understanding, in Enquiries concerning Human Understanding and concerning the Principles of Morals, L. A. Selby-Bigge (ed.), 3rd ed revised by P. H. Nidditch, Oxford: Clarendon Press.

30 

-- (1985), Essays Moral, Political, and Literary, Eugene Miller (ed.), Indianapolis: Liberty Fund.

31 

-- (1889), Essays: Moral, Political, and Literary, London: Longmans, Green, and Co., 1:80-84.

32 

--(1998), An Enquiry Concerning the Principles of Morals, Tom L. Beauchamp (ed.) (The Claredon Edition of the Works of David Hume), Oxford, Oxford University Press.

33 

Hutcheson, Francis, (1725), An Inquiry into the Original of our Ideas of Beauty and Virtue, ed by J. Darby in Bartholomew Close, London.

34 

-- (1742), Illustrations on the Moral Sense, Bernard Peach (ed.), Cambridge: Harvard University Press.

35 

Levy, David M. (1995) “The Partial Spectator in the Wealth of Nations: A Robust Utilitarianism.” European Journal of the History of Economic Thought 2: 299-326.

36 

Lucretius, 1990, On the nature of things, Madrid, Cátedra, Letras Universales.

37 

Mandeville, B. (1988), The fable of the bees, or, Private vices, publick benefits, with a commentary, critical, historical and explanatory by F. 8. Kaye, Liberty Fund, lndianapolis [first part, 1714; second part, 1729].

38 

Matson, Erik (2017), “A Review Essay of Dennis Rasmussen, 'The Infidel and the Professor: David Hume, Adam Smith, and the Friendship That Shaped Modern Thought', december 6.

39 

Montes, L. (2004) Adam Smith in context: a critical reassessment of some central components of his thought, New York: Palgrave Macmillan.

40 

Plamenatz, John (1966) The English Utilitarians, Oxford: Blackwell.

41 

Popper, Karl (1957) The Poverty of Historicism, Routledge, London and New York.

42 

Rasmussen, Denis C. (2017) The Infidel and the Professor: David Hume, Adam Smith, and the Friendship That Shaped Modern Thought Princeton: Princeton University Press.

43 

Raynor, David R. (1984) 'Hume’s Abstract of Adam Smith’s "Theory of Moral Sentiments”', Journal of History of Philosophy 22: 51-80.

44 

Reichlin, Massimo, (2016), “Hume and utilitarianism: another loot at an age-old question”, The Journal of Scottish Philosophy 14.1 1–20, DOI: 10.3366/jsp.2016.0111

45 

Rosen, Fred (2003) Classical Utilitarianism from Hume to Mill, London: Routledge.

46 

Ross, I. S. (1995) The Life of Adam Smith, Oxford: Clarendon Press.

47 

Ross, I. S., (2004), “‘Great works upon the anvil’ in 1785. Adam Smith’s Projected Corpus of Philosophy”, The Adam Smith Review 1, 40-59.

48 

Ross, Ian Simpson (2007), “The intellectual friendship of David Hume and Adam Smith”, Rivista di Storia della Filosofia, Vol. 62, No. 3, Supplemento, pp. 345-363.

49 

Scott, W. R. (1992) Francis Hutcheson. His life, Teaching and Position in the History of Philosophy, Bristol: Thoemmes Press (1900).

50 

Shaftesbury, Earl of (2001),Characteristicks of Men, Manners, Opinions, Indianapolis, Liberty Fund [1732].

51 

Skinner, Andrew (1979), A System of Social Science. Papers Relating to Adam Smith, Oxford, Clarendon Press.

52 

Smith, Adam (1937), An inquiry into the nature and causes of the wealth of nations; edited by Edwin Cannan, New York, The Modern library [1776].

53 

-- (1976 a) The Theory of Moral Sentiments (vol. I), Oxford: OUP (TMS] [1759].

54 

-- (1976 b) An Inquiry into the Nature and Causes of the Wealth of Nations (vol. II), Volume 1 and 2, Indianapolis, OUP Liberty Classics [1776] (RN)

55 

-- (1978) Lectures on Jurisprudence (vol. V), Oxford: Clarendon Press. [1896].

56 

-- (1980) Essays on Philosophical Subjects, with Dugald Stewart's Account of Adam Smith, (vol. III), Indianapolis: Clarendon Press, OUP [1795, with Dugald Stewart in 1797]: (EPS).

57 

-- (1983) Lectures on Rhetoric and belles lettres (with Consideration concerning the First Formation of Languages), (vol. IV), Oxford: Clarendon Press [1958] (LRBL).

58 

-- (1987) The Correspondence of Adam Smith (vol VI), Indianapolis: OUP.

59 

Smith, Norman Kemp, 1941, The Philosophy of David Hume, London: Macmillan.

60 

Trincado, E. (2000) 'El iusnaturalismo no utilitarista de Adam Smith', Información Comercial Española 789: 95--9.

61 

-- (2003 a) Crítica a la doctrina de la utilidad y revisión de las teorías de Hume, Smith y Bentham, Madrid: UCM.

62 

-- (2003 b). “Adam Smith: crítico del utilitarismo', Télos. Revista Iberoamericana de Estudios Utilitaristas XII: 1.

63 

-- (2004). “Equity, Utility and Transaction Costs: On the origin of judicial power in Adam Smith”, Storia del Pensiero Económico 1: 33-51, July.

64 

--(2006), “Adam Smith criticism of the doctrine of utility: a theory of the Creative Present”, in Montes, Leonidas y Schliesser, Eric, New Voices on Adam Smith, Routledge, New York and London, pp. 313 -327.

65 

-- (2008), “Estudio preliminar”, Ensayos Morales y Literarios de David Hume, Editorial Tecnos, Madrid.

66 

--. (2009). “Teorías del valor y la función empresarial”. Investigaciones De Historia Económica, 5(14), 11–38. https://doi.org/10.1016/S1698-6989(09)70101-8

67 

-- (2013), “Time as a milestone in economic thought” Filosofía de la Economía, 1, 2, pp. 247-273.

68 

-- (2014), “The translation into Spanish of the Theory of Moral Sentiments by Adam Smith”, Adam Smith Review, 8, pp. 37-52.

69 

-- (2015), "Conciencia del otro y retórica en Adam Smith", En García Ruiz, José Luis y Ortiz-Villajos, José María, ed., Ensayos de Historia y pensamiento económico en homenaje al Profesor Juan Hernández Andreu, Madrid, Ediciones Delta, pp. 361- 380

70 

--. (2019). The Birth of Economic Rhetoric: Communication, Arts and Economic Stimulus in David Hume and Adam Smith. Cham: Palgrave Macmillan.

71 

Vivenza, Gloria (2001) Adam Smith and Classics. The Classical Heritage in Adam Smith's Thought, Oxford: OUP.

72 

Wand, Bernard (1962) ‘Hume’s Non-Utilitarianism’, Ethics, 72(3): 193–6.

73 

Wittgenstein, Ludwig von (1988), Investigaciones Filosóficas, Barcelona, Grijalbo.

Notas

[1] Este texto recoge con modificaciones la ponencia del mismo título, presentada por su autora en el Workshop Internacional SIEU 2023, celebrado en formato híbrido en la Facultad de Humanidades y Documentación de la Universidade da Coruña entre los días 16 y 17 de marzo de 2023.

[2] Como dice Dugald Stewart en . Ver y .

[3] Afirmaba que era, sin embargo, reduccionista de la realidad.

[4] Ver también , .

[5] .. , ,. Para ver los principios utilitarios en Smith, Levy 1995.

[6] , , , , .

[7] Para la emergencia del utilitarismo, ver Trincado , , , , , .

[8] Estos ataques se discuten en , y T. H. Grose “History of the Editions”, Hume (1889), 1:80-84.