El Ministerio de Educación y Formación Profesional (MEFP) del Gobierno de España ha presentado en Enero de 2022 un
Importa destacar que en su introducción dice literalmente lo siguiente:
... las 24 propuestas de mejora que integran este documento se presentan ante la comunidad educativa con el objetivo de centrar y establecer el perímetro de la propuesta normativa que nuestro sistema educativo necesita en torno al nuevo modelo de profesión docente. Por tanto, dichas propuestas no pretenden ser excluyentes ni agotar las que pudieran resultar del proceso de diálogo que el Ministerio de Educación y Formación Profesional inicia con los agentes implicados a partir de la aportación de este documento.
Justamente por ello, este número 32 de la revista
Adviértase que hemos preferido la expresión
Importa destacar la relevancia del asunto que nos ocupa para subrayar que transciende, sin duda, al hecho de que emerja ahora por mor y efecto de una disposición de la LOMLOE. La formación del profesorado aquí y en todas partes no es tarea coyuntural que se agota en la adecuación a una normativa específica; bien al contrario, en esto resulta necesaria una mirada de gran angular, de luces largas, que reconozca y haga factible la imprescindible pluralidad de ideas que deben orientarla tanto sincrónica como diacrónicamente. No obstante, es cierto que el
Siendo así, me consta que hay voces que dudan de la sinceridad del MEFP y que sospechando de su afán reglamentista se aprestan a matar al mensajero; también voces que recelan de un cierto
Sea como fuere, lo cierto es que desde la Universidad de Santiago de Compostela, hay una revista humilde pero digna que, como la aldea gala de Asterix, “resiste todavía y siempre al invasor” (los
Este número no sería posible sin su generosa contribución. De hecho, cuando el Director de la revista, Eulogio Pernas, me propuso coordinarla, condicioné mi aceptación a conseguir contar con su ayuda. Diré que no me habilitaba otro mérito que el de disfrutar de su personal afecto, de modo que tras un leve chantaje emocional germinó la generosidad que les caracteriza y, así, hoy contamos con sus aportaciones. Obviamente, no lo han hecho
A continuación, siguiendo los cánones de lo que es habitualmente una presentación, correspondería anunciar lo que se va a poder leer (y aprender) en cada artículo. Reconozco que he pergeñado varios borradores, pero no me ha gustado ninguno. Fundamentalmente, porque no supe resumirlo sin desvelar en exceso y anticipadamente lo que aporta cada uno, con grave riesgo de hacer
En primer lugar, anuncio diversas reflexiones (no todas coincidentes) que expresan: su valoración sobre la conveniencia de proponer este debate (una vez más); la aceptable identificación de los tópicos que lo ordenan; la notable correspondencia con las recomendaciones emanadas de un riguroso proceso de evaluación del máster de formación del profesorado de secundaria en Cataluña; las dudas razonables respecto a si la selección debe ser a la entrada o a la salida de los estudios universitarios y cuáles serían los criterios que deben considerarse; y la prevención sobre el peligro de incurrir en modelos burocratizadores que esterilicen el proyecto antes de iniciarlo.
En segundo lugar, destaco otras reflexiones que advierten: que no sobra preguntarse acerca de quién debe liderar este proceso para asegurar la participación y la pluralidad; que es necesario profundizar más y mejor en el perfil del docente que se quiere formar, si como mero aplicador del currículo o como interprete crítico del mismo capaz de reconstruirlo para adaptarlo a las necesidades de su contexto de intervención; en este sentido, que es preciso redoblar el reconocimiento de la autonomía docente en línea con la idea de profesionalidad democrática; que en ese proceso de construcción de la identidad docente, hay que crear espacios y respetar tiempos para potenciar el principio de integrar teoría y práctica propio de los profesionales reflexivos; que eso exige un planteamiento de la formación que pivote sobre un trabajo institucional, cooperativo y colegiado, más que sobre la iniciativa individual con frecuencia aislada; en esa dirección, que se valore y aproveche la experiencia positiva de los programas de inducción docente; que se recupere también la rica experiencia de los centros de profesores y asesores de formación así como la perspectiva de las comunidades de aprendizaje; que se evite
Como se ve, hay análisis del
En fin, hay mucho para pensar en esta revista. Ni siquiera lo que he destacado en un abigarrado resumen hace honor a cuanto se puede encontrar en las siguientes páginas. Espero, pese a ello, haber suscitado la curiosidad, que de eso va una presentación: ¡pasen y vean!
Termino agradeciendo a los autores su trabajo; felicitando a la revista por el acierto de salir al paso sobre este tema en este momento; y deseando que cuanto sigue fructifique en una propuesta ampliamente compartida que contribuya de manera efectiva a la mejora de la profesión docente.